Wilfrido
Sánchez Márquez
Miembro
de número de la Sección Veracruz
de
la Academia Mexicana de la Educación A. C.
El crecimiento poblacional
acelerado, los cambios introducidos por
el neoliberalismo y la globalización en la estructura económica de nuestro
régimen social y por ende en sus superestructuras jurídica, política,
ideológica y educacional, y el sorprendente desarrollo científico y tecnológico
que está transformando radicalmente, hasta lo inimaginable, los alcances, las capacidades y las modalidades de los medios de comunicación y
divulgación, son factores causales de los cambios conceptuales, axiológicos,
teleológicos, administrativos y docentes
que se están operando actualmente en la educación nacional en todos sus
ámbitos, niveles y modalidades.
Hasta hace medio siglo se
podía decir que la educación que se impartía en las escuelas era mayormente
decisiva en la formación integral y armónica de la personalidad, así como en el
crecimiento y el desarrollo de los niños y jóvenes mexicanos. A partir de los
años 70 del siglo 20, la relación entre
la capacidad formativa de la educación
escolarizada y la no escarizada se inclinó progresiva y definitivamente hacia
el contexto extraescolar
Las influencias
extraescolares conllevan intencionada o inconscientemente elementos deformantes
de la personalidad de los individuos de sus agrupamientos, influjos que dan
lugar a la formación de juicios, actitudes y comportamientos indeseables.
En la actualidad, niños,
adolescentes, jóvenes y adultos de ambos sexos recibimos de manera
indiscriminada, sin control
reglamentario y a toda hora emisiones
radiales, televisivas, y de otros
géneros, cuyos contenidos son inmorales, agresivos, de mal gusto y pésima
intención.
El valor y la importancia de la educación
extraescolar ya era conocida y apreciada por los maestros que forjaron la
Doctrina de la Escuela Rural Revolucionaria Mexicana; prueba de ello es que en uno
de los principios que la definen se dice: “La auténtica agencia educativa es la
comunidad”.
En la actualidad, los
mexicanos estamos inmersos en una crisis total, estamos padeciendo de males
sociales crónicos y muy severos que tienen a nuestro país en estado de
postración. Por muchos motivos nacionales y extranjeros, en la sociedad
nacional han tomado carta de naturaleza
antivalores éticos, cívicos, políticos y culturales que se contraponen a los que debieran
configurar al tipo de mexicano que históricamente hemos deseado llegar a ser.
Esta situación tremendamente negativa nos hace prever un futuro incierto y
posiblemente trágico en el devenir de la Patria y también nos induce a
configurar una visión prospectiva altamente desfavorable de la educación veracruzana
y nacional.
Compañeros maestros en
activo y jubilados, entrañables amigos, compatriotas todos:
Ante las condiciones
adversas que enfrenta actualmente el país y particularmente la educación
nacional, luchemos denodadamente por mantener vivos y actuantes los ideales,
principios y postulados que dieron motivación y sustento a las luchas y
conquistas sociales, políticas y culturales de los grandes movimientos de la
Independencia, la Reforma y la Revolución.
No olvidemos que los
educadores veracruzanos somos herederos y depositarios de los legados que hicieron los grandes maestros forjadores de
los sistemas educativos nacional entre los que debemos recordar y aplicar el
que dice: “Para lograr el crecimiento cuantitativo y el desarrollo cualitativo
de los servicios educacionales, es necesario e indispensable la coexistencia de
educadores capaces entregados en cuerpo y alma al servicio de su profesión y
gobernantes honestos que, sin posturas demagógicas y populistas, patrocinen
políticas educativas auténticamente funcionales y eficientes”.
Xalapa, Ver., febrero
de 2014.
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