Raúl Hernández Viveros
Durante varias décadas tuve la
oportunidad de disfrutar muchos
instantes con mi amigo Carlo Antonio Castro Guevara. En la última etapa de su
vida, iba a visitarlo hasta el espacio de su biblioteca, y hacíamos muchos planes
sobre diversos proyectos editoriales de nuestras carreras literarias. Recuerdo que siempre asistía puntual y nos
acompañaba con sus recomendaciones en
las reuniones del Consejo Editorial de La Palabra y el Hombre revista de la Universidad Veracruzana. La
cual definimos como una parte de nuestro patrimonio cultural. Al mismo
tiempo, impulsó algunas tareas de
la Dirección Editorial para dejar una
herencia de información bibliográfica a
las nuevas generaciones de
universitarios e intelectuales de
Veracruz.
Años más tarde, participó
en la fundación de las ediciones y la revista Cultura de Veracruz. En sus páginas dedicamos un número a la Constancia, de Carlo Antonio
Castro, en julio de 1997. Por otra parte, se dieron a conocer sus libros: Lupe la de Altotonga, 1998, y Recuerdos de Calixta Guiteras Holmes
2000, en ediciones Cultura de Veracruz.
Se permitió obsequiarme un ejemplar de la Revista evocacão.
Panorámica Poética Luso Hispánica, que en 1964 dedicó sus páginas al poeta salvadoreño Armando López Muñoz,
desde Lisboa. En la portada se encuentra
un dibujo de Quilo Guevara, fechado en 1963, con letras manuscritas que
avizoran la creación literaria de Carlo Antonio Castro: “Sinceridad / Destierro
Poesía - lágrima / sonata Tiempo sobre mis venas Ausente / poema sin desenlace
/ Rojo nocturno / ciudad desde mi torre / confessio / vida del hombre”.
A partir de aquí, se ubica el
proyecto creativo de Carlo Antonio Castro Guevara, quien construyó el camino y
la búsqueda de la poesía. Posteriormente a través de la escritura describió los
sufrimientos y angustias del escritor.
Del trabajo incansable por organizar su trabajo literario, y la construcción de
sus versos, y al mismo rescatar la iluminación de la conciencia sobre el hemisferio izquierdo del pensamiento, donde
se esconden los recuerdos para saber encontrar y descubrir cada uno de los
sentimientos. Ser y estar poeta
significa hacer frente a la incertidumbre de la creatividad.
Vislumbrar los secretos de pasiones ocultas. Mirar hacia atrás, sin
remordimientos, los recuerdos que brotan de la lectura y representatividad que
traslada el libro Mago del idioma, Búsqueda Perenne. Hasta los pasajes de iniciación
en la vida infantil, el rescate de las imágenes familiares, los amores
perdidos, y la crítica política hacia la intervención de las fuerzas militares
de Estados Unidos de Norteamérica.
Todo está consignado mediante la
mirada del escritor, en este breviario
con la claridad que permite el poder de
reflexionar frente al miedo de que las cosas vividas ya no vuelvan otra
vez hasta el presente. Llega a mi pensamiento un poema de Constantino Cavafis,
cuyos versos recitábamos en algunas ocasiones: “Esta habitación, qué bien la
conozco. / La han alquilado ahora, ésta y la contigua, / como oficinas
comerciales. / Toda / la casa han convertido / en oficinas para agentes,
comerciantes, compañías. / Esta habitación, qué familiar me es. / Aquí cerca de
la puerta, había un sofá, / y, frente a él, una alfombra turca; / al lado, una
repisa con dos floreros amarillos/ A la derecha, no: enfrente, un armario de
espejo. / En el centro, la mesa donde él solía escribir, / y las tres grandes
sillas de mimbre. / Junto a la ventana estaba el lecho / donde nos amamos
tantas veces. / Estos pobres sujetos, todavía / estarán en alguna parte. /
Junto a la ventana estaba el lecho; / el
sol de la tarde lo cubría. / …una tarde, a las cuatro nos despedimos / pero
sólo una semana….Ay de mi, esa semana / duró para siempre.”
Estas lecturas en voz alta marcaron
el inicio de mi gusto por la creación literaria. Carlo Antonio Castro Guevara
colaboró en otra de mis revistas Cosmos,
con una sátira sobre el tirano Pinochet.
Resulta imprescindible la lectura del diálogo ante la muerte de otro
valioso escritor amigo nuestro: César Rodríguez Chicharro, quien en sus versos ofreció
su despedida: “Las cosas me parecen / hoy tan claras… No camino /
ya por las oscuras calles / de la vida…
No pregunto nada. Lo sé todo, Vivo en cada sombra fraterna”.
Tales fragmentos forman parte de una conferencia sobre la herencia literaria
de Carlo Antonio Castro Guevara, que se impartió durante la FILU 2013. Además,
en el Instituto de Antropología de la
U.V. llevé a cabo una investigación
sobre sus colaboraciones en La Palabra y el Hombre, y también en la
serie de Biblioteca dimos a conocer su libro Enero y febrero, ¡ahijadero!, cuando me desempeñé como Director de
la Dirección Editorial de la U.V.
Carlo Antonio Castro en Cultura de
VeracruZ
La lengua es
el vehículo sonoro de la cultura, la lengua describe al pueblo que lo habla.
Una lengua mal hablada evidencia una mala educación formal e informal.
Carlo
Antonio Castro
La revista Cultura de VeracruZ le dedicó a Carlo Antonio Castro un homenaje a
su constancia, en julio 1997, su número 15. Este reconocimiento fue sustentado
en la necesidad de reconocer a un maestro que dedicó más de 40 años a la
construcción de la Universidad
Veracruzana. También a la necesidad de recuperar el
testimonio justo y amistoso de distinguidos colegas que aportaron sus
reflexiones durante un acto celebrado en Punto
y Aparte. Por otra parte existía la necesidad de atraer la atención de las
autoridades universitarias para el reconocimiento de un docente que fue
director de 1959 a
1963, de la Facultad
de Antropología y fundó la carrera de Lingüística.
Por otra parte,
Carlo Antonio Castro participó en el impulso de la labor editorial y principalmente en las entregas de la revista La
Palabra y el Hombre,
donde colaboró con poemas originales y otros traducidos de varios idiomas. En Texto Crítico No. 34-35, 1987, ofreció
el ensayo “Cultura, Lenguaje y tradición” donde analizó su versión del himno
nacional en el idioma Tzeltal de los altos de Chiapas. Sus habilidades de
traductor lo llevaron a presentar las versiones de los libros de Calixta
Guiteras Holmes, Los peligros del alma,
y en particular su excelente versión a Cultura
y conquista: la herencia española de América, de George M. Foster.
La lucidez de
Carlo Antonio Castro fue extraordinaria, porque volvió a narrar aquella época
brillante del impulso a la labor
editorial de nuestra Máxima Casa de Estudios, y en particular el respaldo a la
fundación de la Facultad
de Antropología, como parte del empeño hacia la promoción de Instituto de
Antropología. Sus más importantes discípulos fueron, por ejemplo Jesús Morales
Fernández, Crescencio García Ramos y
Román Güemes, estos últimos dos amantes de las lenguas indígenas.
Conmigo siempre
mantuvo una profunda amistad desde los años en que fundé la revista Cosmos. Posteriormente en la década que
estuve al frente del Departamento Editorial
de la
Universidad Veracruzana , y a cargo de la dirección de la
revista La Palabra
y el Hombre, me tocó coordinar la edición de Enero y febrero, ahijadero!, en la Colección Biblioteca.
Con motivo del
cincuenta aniversario de la serie Ficción, se hizo la tercera edición de su
obra principal Los hombres verdaderos.
Entonces pude escribir la nota de presentación al lado de otros comentarios de
Sergio Galindo y Roberto Williams García. Me parece que la pasión de Carlo
Antonio Castro, fue en su entrega y defensa de la literatura. Aunque mantuvo
una relación demasiado estrecha con la docencia, durante cuatro décadas.
A partir del 1996,
lo invité a formar parte de nuestra revista Cultura
de VeracruZ; estuvo cercano a nuestra labor editorial. Al grado que se
publicó un número de homenaje a su larga carreta docente y de investigación.
Luego se editó la otra versión de Lupe,
la de Altotonga, y su valiosa correspondencia sobre su amistad con Calixta Guiteras Holmes,
Ediciones Cultura de VeracruZ.
Como recordatorio
quiero mencionar la cita de Los hombres verdaderos:
“Por eso hay muerte eterna en el mundo, / ya no regresamos nunca, y jamás
resucitamos; / si nuestra Madre no hubiera llorado podríamos revivir”. Líneas
desprendidas de la sabiduría de nuestros pueblos indígenas. Desde mi trabajo
académico en el Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana ,
integré como parte de mis investigaciones sobre los fundadores de la Antropología en el
Golfo de México, las aportaciones de Carlo Antonio Castro.
Carlo Antonio
Castro obtuvo el premio de Chiapas en la Ciencia , 1988, y el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Veracruzana ,
y fue Decano de nuestra Casa de Estudios. Obtuvo el Pergamino de la Superación Ciudadana ,
Pergamino de Fundador de la
Facultad de Antropología y el Pergamino del Gobierno del
Estado de Veracruz y del Conaculta.
Entre sus traducciones destacan los
libros Narraciones tzeltales de Chiapas, 1965, Flor de antigua poesía japonesa, 1983. Como ya se comentó son valiosas sus traducciones de España 1937, Lini M. De Vries, Cultura y conquista, de George M.
Foster, Los peligros del alma. Visión del mundo de un Tzotzil de
Calixta Guiteras Holmes, (Carlo
Antonio Castro, Recuerdo de Calixta
Guiteras Holmes (1905-1988),
ediciones Cultura de Veracruz, México,
2000), entre
otros. Su obra literaria trascendental se encuentra en Íntima fauna, 1962, y en Los hombres verdaderos,
2007. Al mismo tiempo realizó estudios de crítica literaria en la obra: Agustí Bartra (1908-1982): Poeta
Esencial, recreador de mitos, y escribió diversos prólogos, por ejemplo al
libro Rabo de mestiza, del poeta
veracruzano Guillermo Landa.
El
recientemente desaparecido V. Antonio Tejeda-Moreno realizó profundas
investigaciones sobre la obra poética de
Carlo Antonio Castro, en sus libros Rememoración
de un instante, 1995, y La otra exactitud, 2010. Por mi parte en
la colección Ficción se hizo la tercera edición de Los hombres verdaderos, con los prólogos de Sergio Galindo, Roberto Williams García y mis notas
introductorias hacia la mencionada obra literaria de carácter indigenista.
En 2003, Carlo Antonio Castro dio a
conocer la hermosa edición ilustrada por Manuel Aguilar Flores, en donde se
reunieron los textos: Libro de nuestro
abuelo Tlacuatzin, y Semática del
Tlacuache. De su puño y letra escribió lo siguiente: “…y para Raúl/un
saludo cordial/y mis sinceros agradecimientos/por las atenciones/que has tenido
conmigo/cordialmente/primero de junio de 2004. Carlo A. Castro”.
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