Gilberto Nieto Aguilar
El
pasado 13 de abril cumplió 81 años el maestro Guillermo O. Alarcón Salazar.
Como una fortaleza de la educación, apenas hace un mes, el Ayuntamiento de su
amada Coatepec le ofreció un reconocimiento por sus 60 años al servicio de la
educación en el país, en el estado de Veracruz y en la región de la que es
originario y en la cual se desempeña como Inspector General de escuelas
secundarias.
En
el Auditorio Benito Juárez del Palacio Municipal de Coatepec, el 15 de marzo
pasado se dieron cita sus grandes amigos de toda la vida, a quienes se les veía
jubilosos cuando el maestro Alarcón recibió la Medalla al Mérito Coatepecano.
Desde luego que no podían faltar directivos y personal adscrito a la zona 26,
los inspectores de las zonas 9, 10 y 25, así como el Jefe del Sector 3, el
profesor Enrique Robles Pérez. Fueron muchos los que le acompañaron, guiados
por un sentimiento de aprecio y de reconocimiento a su larga trayectoria
educativa y de servicio público, pero también, y esto es muy importante, a su
calidad como persona, a su congruencia en el decir y el hacer, a su don de
gente.
Por
ahí vimos al Coordinador de Delegaciones Regionales, el licenciado Carlos
Rodríguez Velasco acompañando el acto, que después continuó con una emotiva
comida. No era para menos. En sólo un par de horas se recorrió la vida del
maestro Guillermo y se recordaron anécdotas trascendentes. En el Ayuntamiento
se dio a conocer su impresionante currículum, iniciado como profesor de
educación primaria en el Distrito Federal en 1952, antes de cumplir los 21
años.
Estudió
en la Benemérita Normal Veracruzana y después en la afamada Escuela Normal
Superior de México a la que después acudió en calidad de docente para impartir
matemáticas. Allá compartió experiencias con hombres de la talla de Arquímedes
Caballero, Carlos Sáenz, José Vizcaíno, Arqueles Vela y otros muchos que tenían
el pulso de la educación del país.
Dada
su inteligencia y su presencia, no es extraño que haya llegado a las oficinas
de la Secretaría de Educación Pública a desempeñar el cargo de Jefe del
Departamento de escuelas para Trabajadores en el país, desde donde impulsó la
creación de varias de estas instituciones en el estado de Veracruz, que tantos
beneficios dieron a la población en su época y que aún los siguen dando.
Ejemplo de ello es la Escuela para Trabajadores Joaquín Ramírez Cabañas de
Coatepec.
Con
la descentralización educativa tuvo la oportunidad de regresar a Veracruz, así
que en 1979 fue el primer Jefe de Departamento de escuelas secundarias
Generales del estado de Veracruz, desde donde creó su propia historia
desempeñando un magnífico trabajo para impulsar estas instituciones. En ese
entonces yo me estrenaba en las lides sindicales y siempre encontré en el
maestro Guillermo un apoyo franco y decido en los asuntos laborales de la
escuela que representaba.
El
maestro Alarcón representa una fuente informativa y crítica de los cambios en
las políticas educativas. Fue maestro de primaria bajo el Plan de Once Años, y
con Díaz Ordaz y Luis Echeverría vivió los cambios que se dieron en
secundarias, siendo testigo de su crecimiento y expansión en los momentos en
que las secundarias técnicas y las telesecundarias abrían sus puertas a la
adolescencia mexicana. Abrazó la más bella de las profesiones, sin menospreciar
para nada a las demás, y dedicó su vida a la niñez, la juventud y el servicio
público educativo.
Un
día le comenté que quienes fueron Jefes de Departamento de Secundarias
Generales debían escribir un libro con sus impresiones, experiencias y
opiniones sobre la historia de estas escuelas. Enseguida redactó un ensayo —que
todavía conservo— en espera de una oportunidad para ser publicado, pues la
falta de costumbre para sistematizar experiencias y redactar escritos largos
frustró el intento de los demás. Lo comento porque este sencillo hecho
demuestra el carácter, la determinación, la disposición y la solvencia moral y
académica del maestro Alarcón.
gilnieto2012@gmail.com
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