lunes, 11 de marzo de 2013

El metabolismo Elévalo y dirás adiós a la obesidad y otros padecimientos





Benito Carmona Grajales

            ¿Qué es el metabolismo? Es un conjunto de procesos químicos cuya finalidad es aprovechar los alimentos para generar la energía y los elementos estructurales o celulares del cuerpo, eliminando los productos de desecho.
            La glándula tiroides es una glándula que se encuentra en el área anterior del cuello, por delante de la tráquea. La secreción de sus hormonas se regula por la hormona hipofisaria tirotropina. Sus hormonas controlan el metabolismo y la temperatura. 
La hormona T4 tiene cuatro átomos de yodo; una enzima llamada deiodinase, la convierte en hormona T3 que es activa por lo que sube el metabolismo y la temperatura del cuerpo. La hormona T4,   es una hormona de almacenamiento, se produce gracias a que el cerebro envía una hormona mensajera llamada TSH (thiroid Stimulating Hormone) a la glándula tiroides y ésta realiza la producción.
            Cuando los niveles de estas hormonas bajan, es el mejor indicador de que una persona padece hipotiroidismo pudiendo experimentar  uno o varios de los síntomas siguientes: alto colesterol, caída del pelo, depresión, estreñimiento, frío en las extremidades, infecciones recurrentes, pérdida de interés en el sexo, dificultad para adelgazar, problemas digestivos, resequedad en la piel, retención de líquidos, cansancio continuo, pérdida de memoria e insomnio, entro otros posibles malestares.
            Las pruebas de laboratorio miden los niveles de estas hormonas en la sangre, pero arrojan datos no seguros, ya que la acción de estas hormonas está en las células, mas no en la sangre. Podríamos encontrar más validez de estas pruebas cuando coinciden con los síntomas. 
 La glándula tiroides es muy sensible al estrés y tiene necesidades específicas de algunos nutrientes como vitaminas y minerales como yodo, zinc, magnesio y selenio.  

 ¿Por qué debemos tener cuidado con el consumo de carbohidratos refinados? Si en México y Estados Unidos más del 60%de la población tiene sobrepeso y  un poco más del 24 % padece obesidad, no es sorprendente que sean los países que más padecen enfermedades como ataques al corazón y del cerebro,   diabetes, hipertensión, cáncer, entre otros padecimientos que deterioran la calidad de vida.
             La obesidad ha ido en aumento por los descuidos en nuestra forma de vida. El excesivo sedentarismo, el abuso en la ingesta de carbohidratos refinados, el bajo consumo de carbohidratos naturales, la exposición a situaciones de estrés, el no tomar suficiente agua natural y sustituirla, entre otros errores de la alimentación, por refrescos.
            Por otro lado, la industrialización y su bombardeo publicitario han ido transformando hábitos en prácticas encaminadas más hacia la enfermedad que hacia la salud. Por ejemplo, en México, hace algunas décadas, la población consumía tortilla elaborada con nixtamal, mientras que ahora, en su inmensa mayoría, se elaboran con harinas de semillas de las que fueron extraídos los gérmenes dejando para la comercialización sólo los almidones. Esto ha ocurrido con otras semillas como el trigo, por eso el pan ha dejado ser integral.
            Pero hemos ido más allá; no es fácil hacer comprender a las mamás de que lo que le dan a sus hijos a toda hora, como hojuelas de maíz, sólo sea un mínimo de alimento y una tremenda carga de carbohidrato refinado que ha desatado la obesidad infantil. Para colmo, el costo que pagan las familias por las hojuelas de maíz (cereal refinado) es más de 15 veces mayor que el del maíz no industrializado.
            La ingesta de carbohidratos refinados provoca acidez en el cuerpo reduciendo el metabolismo. Cuando un carbohidrato se convierte en glucosa, una buena parte se fermenta en el cuerpo   convirtiéndose en ácido láctico que reduce el oxígeno y, por ende, el metabolismo. Esto no ocurre cuando la persona consume vegetales y frutas; aunque  algunas de éstas tengamos que comerlas con moderación debido a la gran cantidad de carbohidratos, tales como mangos,    plátanos y papas.

El consumo excesivo de carbohidratos refinados hace que se  produzca un exceso de insulina que habrá de interferir con la función de la tiroides. Si esta hormona domina el ambiente, las hormonas de la tiroides dejan de hacer su trabajo y se baja el metabolismo.      
            Además, las dietas altas en carbohidratos refinados como pan, pasta, harina, arroz, chocolate, dulces y almidones como los de la papa, desatan   hipertensión,   triglicéridos y colesterol. El cáncer se produce aprovechando la inflamación; pero también se presenta un ambiente propicio para las migrañas, dolores artríticos, dolores de espalda, inflamación de arterias y del corazón; así como daño a los riñones y al hígado. Por eso debemos consumir pescado, vegetales y frutas. Los polifenoles de los vegetales y los ácidos omega 3 del aceite de pescado bloquean la inflamación.
              Los carbohidratos refinados derivados del maíz, de la soya y del trigo     producen alergias en algunos cuerpos, presentando picores, enrojecimiento, mucosidad, estornudos, dolores de cabeza, asma y otras manifestaciones.


Si tomamos mucha agua elevamos nuestro metabolismo desapareciendo los efectos de la deshidratación. El agua está compuesta de oxígeno y de hidrógeno. El oxígeno que viaja en la sangre desde los pulmones, es el elemento que permite la combustión de la grasa impulsando el metabolismo.
            El consumo de refrescos, ya sean producto de la industria o hechos en casa, endulzados con azúcar, es el factor principal  en la deshidratación del cuerpo y de la reducción del metabolismo. El consumo de refrescos industrializados no deja que el cuerpo humano mantenga su bajo nivel de acidez en la sangre. Ésta  es más alcalina que ácida, de no ser así  repelería el oxígeno que alimenta a las células ya que los ácidos repelen oxígeno.  Los refrescos carbonatados contienen ácido fosfórico que al cuerpo le cuesta reducir a través de la orina por lo que necesita recurrir a sus reservas de agua  para empujarlos hacia fuera, o expulsarlos.  
            Sin el abasto de oxígeno el cuerpo reduce la combustión, factor principal del metabolismo, si éste es lento las personas siempre están deshidratadas, con su piel   reseca y con acidez estomacal; no sudan y su orina es amarillenta, experimentan poca sed y rechazo el agua; cuando la beben tienen deseos de vomitarla. Por si fuera poco, un bajo metabolismo hace descender la  capacidad sexual.

La glándula tiroides es como si fuera el termostato del cuerpo humano. Cuando ésta falla, el cuerpo se enfría más de lo normal. La temperatura normal  es de 37.0º; cualquier temperatura por debajo de ésta, nos muestra que hay problemas de metabolismo. Puede haber oscilaciones durante el día; pero si el promedio está por debajo de los 36.5, debemos tener cuidado.
            Es recomendable medir la temperatura con un termómetro de cristal de los que se usan tradicionalmente. La temperatura que se utiliza para saber qué tan bien está funcionando la tiroides es la de la boca. El termómetro debe colocarse unos cuatro minutos debajo de la lengua.
            Cuando la temperatura es baja debemos vigilar el estrés y la deshidratación; o bien, la alimentación que pudiera carecer de vitaminas y minerales como el yodo, selenio, magnesio u otros ya mencionados. El aceite de coco es recomendado para quien sospeche que está en un caso de hipotiroidismo.

             El estrés se produce como una reacción ante circunstancias de riesgo o peligro;  la vida se ve amenazada y esto moviliza a cada célula. Hay una producción excesiva de la hormona adrenalina y de cortisol, lo que hace que la glucosa se convierta en grasa acumulable. El estrés es bueno cuando el cuerpo da estas respuestas en circunstancias normales de la vida, como cuando tenemos que correr porque a cierta distancia de nosotros se suscita un acontecimiento que pudiera ubicarnos en un área de riesgo o de peligro, como un accidente, un incendio o asalto; pero el que provocamos por temores infundados, por inseguridad o ansiedad, fruto de alguna autosugestión negativa, entonces provocamos que se dispare la adrenalina y luego el cortisol, sin alguna causa que lo justifique.
           
Otro problema es la mala digestión. Si queremos subir el metabolismo y bajar de peso debemos mejorar la digestión, con prácticas como: comer frutas cuando menos media hora antes de la comida, si las consumimos después, provocamos fermentos; debemos tomar agua suficiente para hidratar el organismo y bajar la acidez, como ya lo habíamos explicado; reducir o eliminar los carbohidratos refinados; combinar proteínas con vegetales y consumir carnes rojas con moderación, para no cansar al aparato digestivo.

            Cuidado con algunas sustancias enemigas. Algunos aceites como el de maíz, soya, y otras semillas, interfieren en el metabolismo; el más perjudicial es el de soya.  Los más saludables son el aceite de canola y el de oliva. Las grasas hidrogenadas están dañadas en su sistema molecular y al consumirlas aumentan el colesterol en la sangre y, consecuentemente, dañan al corazón; por lo que es mejor usar mantequilla y eliminar la margarina.
            Otras sustancias enemigas del metabolismo son los edulcorantes artificiales como el aspartame; es recomendable consumir azúcar mascabado, piloncillo o miel de abejas, pero con moderación. Pocas cosas reducen tanto el metabolismo como lo hacen los medicamentos; sobre todo, los  antidepresivos tales como el Zolof,Paxil, Prozac, entre otros.

También debemos tener cuidado con la distribución y calidad de las comidas en nuestra alimentación. La distribución de éstas durante el día es otra forma de mantener un metabolismo adecuado para nuestra salud, por eso, podemos desayunar con frutas, luego un almuerzo alto en proteínas y verduras, que puede consistir  en carnes, queso, requesón, aguacate, verduras cocidas o al vapor, según las preferencias. La comida podrá ser proteínas y carbohidratos, de preferencia, vegetales. Por la noche podemos cenar una ensalada con algunas proteínas y vegetales frescos y crudos. Entre la comida y la cena podríamos disfrutar de alguna fruta baja en carbohidratos como una manzana o una pera.
Para obtener una buena alimentación hay que hacer una valoración de lo que comemos. Como ya lo habíamos mencionado, debemos evitar los carbohidratos refinados como pan, azúcar, pastas, arroz, galletas, pasteles, dulces, hojuelas de maíz (el famoso cereal con los que los niños desayunan) y todos los  derivados de harina refinada.
            El problema de ingerir estos alimentos radica en que sus moléculas son muy pequeñas y son de absorción rápida en el organismo y se transforman inmediatamente en glucosa. Esto hace que obliguen al páncreas a elevar la producción de insulina, lo que genera más trabajo al hígado que transforma la glucosa en grasa acumulable en la que interviene el colesterol de baja densidad, al que le llaman colesterol malo.
Los excesos de insulina disparan los ácidos grasos omega 6, producto de la ingestión de carbohidratos refinados, de los aceites vegetales y de otras grasas saturadas o insaturadas, produciendo ácido araquidónico que es el que provoca la inflamación.  Baste recordar que casi la totalidad de las enfermedades crónicas y agudas tienen su origen en el descontrol de la inflamación. Además, en su elaboración, de los alimentos elaborados con carbohidratos refinados fueron eliminados los minerales y las vitaminas.
Los carbohidratos de las frutas y vegetales cumplen su misión de alimentar el cuerpo. El cuerpo necesita energía y esta se obtiene de los carbohidratos y de las grasas. Por eso es que debemos comerlos pero sin refinar, esto es, de manera natural. Cuando al cerebro le falta glucosa la pide; por eso es fácil caer en la trampa de comer, por ejemplo, papas fritas procesadas o tomarnos un refresco embotellado, cuando tenemos hambre.  
Las carnes que más coadyuvan en la buena alimentación son las blancas como las de pavo, pollo, pescados y mariscos. Las carnes rojas producen ácido araquidónico y, lo mismo que los aceites fritos, causan inflamación y reducen el metabolismo. Las grasas que elevan el metabolismo son las del aguacate, la del coco y el aceite de oliva. Las grasas que más nos dañan son la margarina y el aceite de soya cuando está frito.
Las frutas contienen vitaminas de alta potencia y nos ayudan a subir el metabolismo. Las del complejo B controlan la producción de energía. Hay que tener cuidado con el uso habitual de la aspirina ya que puede ocasionar deficiencias de la vitamina C y de las del complejo B.
En los alimentos no deben faltar las vitaminas y los minerales como cinc, cobre, magnesio, calcio, yodo, entre otros que se encuentran en frutas, raíces y vegetales. A manera de ejemplo, baste recordar que la insulina no se produciría sin la presencia del magnasio y la misma grlándula tiroides no podría producir sus hormonas sin el cinc y el cobre. La espinaca contiene vitamina B9 que evita las malformaciones de los niños cuando la mamá la consume durante el embarazo.   Además, tan pronto como se comienza a ingerirse un buen complejo de vitaminas y minerales, los diabéticos observan que sus niveles de glucosa en sangre empiezan a reducirse.
            La insulina solamente se produce en grandes cantidades y se convierte en dañina, cuando consumimos carbohidratos refinados. Sin los excesos de la insulina, la grasa que consumimos no podría acumularse en nuestro cuerpo. Es por eso que una carne de cerdo muy grasosa, solamente nos podría engordar si la combinamos con alguno de los carbohidratos que fuerzan al cuerpo a producir insulina. La carne de cerdo con grasa, por sí sola, no nos puede engordar.
            Tampoco recomendamos dietas que nos maten de hambre. No podemos negarnos o prohibirnos algo. Se puede disfrutar de todo, sin abusar de aquellos que ocasionan mucho daño a la salud como los carbohidratos refinados.
             El hambre produce estrés y desajustes hormonales. No juguemos con la adrenalina, el cortisol y  los eicosanoides porque nos pueden  derrumbar en un caos hormonal. Innecesariamente, el sistema inmunológico buscará toxinas producidas por el mismo cuerpo. El principal problema del hambre es que en ese caos, si basura le ofrecen a uno para comer, basura come. En eso se basa la ganancia de las grandes industrias de la papas y de las harinas.

            Entre los causantes de un bajo metabolismo, con todas las consecuencias para la salud, está el hongo cándida albicans que se aloja en el interior del cuerpo. Su existencia escesiva se anuncia con picazón  por las noches o después del baño, gases intestinales o estomacales después de comer, sinusitis o migrañas.
            Para atacarlo se recomiendan  fungicidas naturales, como un suplemento natural de orégano que contiene un agente activo, el aceite carvacol, que   viajando por la sangre ataca al hongo donde éste se aloje. Otra forma de eliminarlo es evitando los carbohidratos refinados que, con la insulina, se trasforman en glucosa. El hongo se alimenta de esos excesos que lo multiplican, lo mismo que con el alcohol.Hay que reducir el consumo de éste.
              Los medicamentos como Diflucan, Nystatin, Mycostatin, Nizerol y Sporanox, con los que la medicina alópata los combate, vienen rotulados con fuertes advertencias debido a sus efectos tóxicos que dañan al hígado y a la reproducción celular.
            Algunos antibióticos recomendados para combatir infecciones también eliminan las bacterias buenas que son enemigas de este hongo, por lo que se recomienda evitar el uso excesivo de antibióticos que no sean naturales.
            El control de la natalidad debe buscar métodos naturales y  evitar   pastillas anticonceptivas con estrógenos ya que, junto con los medicamentos  contra la menopausia, también alimentan al hongo. Los medicamentos con cortisona hacen que el hongo crezca de forma desmedida, como los nebulizadores para combatir el asma.   

La diabetes también es un problema metabólico. Los niveles de glucosa se miden en miligramos por decilitro (ml/dl). Los niveles normales son de 75 a 125 mg/dl. En los diabéticos, los niveles se mantienen por encima de 130 mg/dl y en algunos casos puede llegar a 500 mg/dl. Cuando esto ocurre, la persona puede llegar a quedar inconsciente por el exceso de glucosa en la sangre.
            Los Estados Unidos y México, compiten por los primeros lugares tanto en estadísticas de diabéticos como de obesidad. Así, se podría calcular alrededor de un 6% de la población con problemas de diabetes en ambos países.
            Aproximadamente el 85 % de la población diabética tienen sobrepeso o están obesos. Para colmo, en muchos casos se quedan impotentes sexualmente provocando esto desestabilidad emocional y familiar. Estos enfermos son las personas menos saludables de nuestra población. Su condición de salud se reduce a una inhabilidad del cuerpo para procesar los carbohidratos refinados; afortunadamente, si nos alimentamos con carbohidratos naturales, como los contenidos en los vegetales y ensaladas, se reduce el problema. Una dieta tipo mediterránea, como decir carnes, quesos, ensaladas, vino tinto y aceite de oliva, al diabético le viene de maravilla.   

Otra forma de contrarrestar el bajo metabolismo es con el ejercicio físico moderado, como caminar, nadar, bailar y andar en bicicleta; está comprobado que estos ejercicios suben el metabolismo. Es recomendable una secuencia correcta de acciones desde mejorar la nutrición para obtener más energía y luego utilizar esa nueva energía en una rutina de ejercicios que aumenten aún más el metabolismo.
            Cuando recuperamos el metabolismo, éste genera calor; luego, el calor provoca sudor. Así, cerramos un círculo metabólico que habrá de traernos salud. El momento de sudar comprueba que hemos logrado subir el metabolismo. Un ejercicio recomendado es el de caminar un mínimo de 20 minutos diariamente.

Para concluir, sólo nos resta recordar que los problemas de salud existen por dos grandes causas: La ignorancia y la actitud negativa. No podemos tomar un camino sin conocer el rumbo correcto. Caminar a ciegas nos puede llevar a un precipicio. Las verdades aquí expuestas son como una antorcha encendida de médicos, científicos e investigadores que han ofrecido gran parte de su vida para despejar incógnitas, esclarecer dudas y  poner sus conocimientos en bandeja de plata para los que tenemos hambre de su sabiduría. Gracias a ellos, como el Dr. Barry Sears, el Dr. Louis Ignarro, el Dr. David Servan, Claudia Rainville, Frank Suárez, el Dr. Atkins, y otros que tuvieron esa gran misión de abrir los senderos de la salud, podemos ahora iluminar nuestro intelecto en la fuente de sus obras.
            Esa es nuestra misión, difundir ese aporte cultural que, no lo dudamos, habrá de salvar alguna vida. Tenemos que abatir la ignorancia; pero se necesita convicción. Hace falta una actitud que grite dentro de nosotros que sí se puede.
            Amigo lector, te lo decimos con humildad, porque somos gente sencilla que te habla con el corazón; sin embargo, también te lo aseguramos con todo nuestro acopio de energía y seguridad, que si tú te dispones a ayudar tu cuerpo, si tomas una decisión, estas ideas que estás leyendo, si las conviertes en acción, habrán de transformar las lágrimas en sonrisas; la enfermedad en salud y, si esto lo acompañas con un puñado de fe, tus actos y tus convicciones habrán de regalarte hermosos días de felicidad. Buen provecho.

                                                      Benitocarmona52@hotmail.com  

             









  

  

7 comentarios:

Anónimo dijo...

EXCELENTE INFORMACION GRACIAS

Unknown dijo...

Muchas gracias!

Enrique C.C. dijo...

Hola, me gustó mucho, me gustaría saber un poco más de la enzima diodinase, tuve cáncer de tiroides y la extirparon, tomo levotiroxina, sin embargo sigo falta de energía. Y mis estudios dicen que estoy bien.gracias, saludos

Unknown dijo...

gracias como recibo más artículos

Unknown dijo...

Excelente información, muchas gracias!!

Unknown dijo...

Yo también tengo hipotiroidismo, te recomiendo veas el capítulo 1245 de metabolismotv del doctor Frank Suárez, aquí lo mencionan lo encuentras en YouTube.

Unknown dijo...

Excelente muchísimas gracias por sus conocimientos transmitirlos sin egoísmo