Aurora Ruiz Vásquez
Paul Auster, escritor estadounidense, nacido
en Nueva Jersey en 1947, tiene entre sus obras El palacio de la luna,
con rasgos autobiográficos. En toda la rama austeriana: Leviatán, A
salto de mata, La invención de la soledad, La trilogía de Nueva York, Fantasmas
entre otras, se confirma
su inclinación por el azar, la casualidad, la identidad, reflexiones sobre el enigma de la paternidad,
así como el ambiente detectivesco y de misterio que envuelven las acciones de
los personajes, en intrincados laberintos que recuerdan Las ruinas circulares de J. Luis Borges.
Quien no conoce sus raíces, no sabe
quién es, ni hacia dónde va, es el caso del protagonista de la novela, Marco Stnley
Effing que crece desarraigado en Nueva York en los años sesenta, que coincide
con la llegada del hombre a la luna y la guerra de Vietnam. La obra fue
publicada por primera vez con el nombre de Moon Palace en 1989. La luna juega
un papel simbólico importante y de ahí, pienso, se deriva el nombre de la
novela que con lenguaje poético dice por ejemplo, al final: “Luego salió la
luna por detrás de las colinas. Era una luna llena tan redonda y amarilla como
una piedra incandescente.”
El palacio de la luna es
una novela bien narrada, que se desarrolla, como ya dijimos, en la magia del azar;
es intimista, enigmática y sorprendente. Los personajes son de los que dejan
huella y se recuerdan. Se reflexiona además sobre la muerte. Hay pocos diálogos
y muchas reflexiones.
Dentro del desarrollo de la obra
se presentan pasajes de tensión y dramatismo,
historias ingeniosas que hábilmente se entrelazan unas dentro de otras, hechos
fantásticos como el del paraguas roto y monólogos de juego de palabras
queriendo dar vida a cosas inexistentes y hechos ilógicos como regalar dinero a
manos llenas… donde me parece se
extiende demasiado en cuestiones increíbles.
El relato se pierde entre la
ficción y lo biográfico; nos lleva de una historia a otra que nunca terminan.
El argumento de la obra consiste
en que Marco Stanley Effing relata su vida con todo detalle. No conoce a su
padre, le dicen que murió antes de que él naciera. Más tarde muere su madre y
queda a cargo de un hermano de ella, el excéntrico tío Víctor que tocaba el acordeón en lugares
de mala muerte. Al cumplir 20 años muere su tío y queda en soledad. Marco quiso “vivir
peligrosamente” y se quedó en la indigencia, al gastarse toda su fortuna. Una
serie de peripecias pasa para sobrevivir, exponiéndose a los peligros de la
calle como persecuciones, insultos, inclemencias del tiempo, enfermedades
también toda clase de incidentes inesperados a su favor; casualmente encontraba
dinero, se lo regalaban o encontraba quien le ofreciera comida gratis, siempre
por buena suerte. La casualidad quiso encontrar a una joven china, bailarina
hermosa llamada Kitty Wu que fue la que lo salvó de morir de hambre, junto con
su amigo Zimner.
Después, trabaja con el viejo egocéntrico y
caprichoso Thomas Effing que fue pintor y hoy está ciego en silla de ruedas. Quiere que Marco lo ayude a
escribir su autobiografía para dejársela al hijo que no conocía. Con él
encuentra casa y comida pero soporta impertinencias, mal trato y órdenes
extravagantes haciéndole la vida insoportable. Asume el encargo del viejo, de
que a su muerte busque a Salomón, su hijo, para entregarle la autobiografía.
Por otra parte, Kitty Wu desea abortar y eso es motivo de rompimiento
de la relación entre ellos. Marco se dedica a cumplir su misión. Por fin,
encuentra a Salomón y por casualidad descubre que es su padre, por lo tanto, Effing
resulta ser su abuelo. EL padre muere pronto en situaciones grotescas, y él
viaja a las costas del Pacífico.
El éxito de Paul Auster es
aplicar la filosofía y el existencialismo, con relatos cercanos al realismo
mágico que permiten atrapar al lector hasta el final, satisfaciendo sus
expectativas.
En mi opinión, El palacio de la luna de Paul Auster, vale la pena leerse para reflexionar sobre la existencia humana.
Empezando la lectura, no se quiere abandonar.
El libro El palacio de la luna, de
Paul Auster Editorial Anagrama 1996
primera edición en “Compactos” consta de 310 páginas
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