Alberto
Rafael León Ramos
La
realidad cambia a cada momento. Todos
los días se conocen nuevas especies,
planetas, estrellas o se inventan
aparatos sofisticados que son capaces de indicarte la ubicación exacta de un
lugar en específico. La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso que es casi
imposible seguirle el paso. En esta realidad es donde vive el hombre que aquí llamaré: sustantividad tecnológica.
Autores
como Manuel Castells llaman a esa
realidad tecnologizada: sociedad red, la
cual se caracteriza por tener íntima relación con la tecnología, siendo la de
mayor importancia la internet. Es en
ella donde se desarrollan nuevas formas de
interacción entre las sustantividades tecnológicas. Los chats, e-mails,
redes sociales, foros para compartir ideas, fotos o hobbys son ejemplos palpables de las formas en que las interacciones sociales
se presentan. Para Castells, éste
tipo de realidad que se abre es importante, tanto porque es en la que
vivimos y además es necesario utilizarla
a favor del hombre.
Felix Duque,
habla por otro lado sobre este tipo de sociedades como aquella que entroniza la
internet. Pensando que es la panacea y
en donde se nota la indefinición de lo
que sea existencia. Por lo que es
necesario, más que alabarla de forma ciega, hacer uso de la duda metódica de René Descartes y no tomar por cierto las cosas que se nos presentan
como verdaderas sin reflexionarlas.
Las
posturas con respecto a la realidad y
las tecnologías que están ella, son un ejemplo de que hay un problema que nos
puede ayudar a pensar sobre nuestra propia situación en el mundo. La
cotidianidad es donde se gestan la mayoría de las preguntas filosóficas por
excelencia, aunque muchas de las veces no les hacemos el caso debido y echamos al olvido aquellos diamantes en bruto que la inteligencia nos
hace brotar. No es el caso aquí, por lo
que te invito amable lector a hacer filosofía en lo que resta del texto.
En
la internet hay sin fin de cosas por
conocer. Si se quiere obtener
información sobre el clima, los deportes, las noticias internacionales al
momento y casi en milisegundos se accesa a ello. Tan sólo hay que usar un buscador para dicha tarea. Si es el
caso que se necesita saber sobre una rama especifica del conocimiento, por
ejemplo, la botánica, se tiene la facilidad de encontrar sitios especializados
que a su vez cuentan con temas muy en especifico para hacer más rápida la
solicitud de búsqueda, ya que cada segundo que se gasta es valioso. Esta
inmediatez de la transmisión de información más no de conocimiento, porque el
conocer implica tener una experiencia directa de algo sea cosa, fenómeno,
teoría, y además comprenderla, es de admirarse puesto que es una de las formas
de accesar a la información más rápidas
de las que ha hecho uso la humanidad. Y
eso no se puede negar.
Aunque
el uso de la internet en nuestro días muchas de las veces tiene otros fines
como lo es el recreativo. La distracción cobra importancia en la vida de las
sustantividades tecnológicas, ya que es a través de ella con la que se gesta un
olvido de la realidad por algunos minutos y en algunos casos por horas. Ya que
algunas sustantividades humanas han encontrado mayor placer en la distracción
que proporciona aquella realidad novedosa enfocando casi toda su atención en
esa actividad. Por lo que se puede decir que si a las sustantividades tecnológicas le interesan las tecnologías
distractoras, entonces no le interesa la reflexión.
No
hay que ser un experto en computación, hacer un estudio científico de caso o
tener un doctorado en filosofía por la Universidad de Tubinga para corroborar
que en la realidad efectivamente física,
acontece esta situación. ¡No pienses amable lector que soy un
fundamentalista anti-tecnología, sólo quiero que reflexiones filosóficamente
sobre la realidad que nos tocó compartir! Es pues, que se ocupa un tiempo mayor
en la distracción por lo que se puede afirmar que es el caso que le interesan
las tecnologías que le distraigan.
Por
tanto, no le interesa la reflexión. Y la
pregunta surge ¿Por qué sucede esto? Es una inclinación natural del hombre,
diría Kant, que se tienda a forjar una metaphysica
naturalys (entendiendo metafísica en el sentido etimológico del término: más
allá de lo físico) puesto que la internet y las distracciones que están en
ella no tienen un referente físico, todo está en la <red>, <en
línea>, o en el <ciber espacio> aludiendo siempre a que no se tiene un
soporte físico más que la computadora, el celular o la tableta electrónica, que
es solamente un medio para el acceso a eso cautivador denominado: internet.
Internet es una irrealidad real.
Xavier Zubiri, dirá que el
hombre tiende a las irrealidades para poder configurar su realidad, lo que
le da seguridad ante la realidad física que
se le presenta como extraña e intimidante. Es por eso que las distracciones son
más significativas para algunas sustantividades tecnológicas porque hacen
olvidar, “neutralizan” la existencia humana y no causan las preguntas
existenciales que pocas respuestas generan. Es pues, el caso que en esta
realidad tan tecnologizada interesa más
la distracción, el olvido de la
realidad que la reflexión sobre ella. Pero la realidad no es tan aciaga puesto que
en este texto autor y lector han
gestado una reflexión filosófica.
Bibliografía:
·
Zubiri, Xavier, El
hombre lo real y lo irreal, Alianza, España.
·
Castells, Manuel, La
sociedad red, archivo pdf.
·
Duque, Felix, Filosofía
para el fin de los tiempos, Akal, España.
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