Rafael
Mario Islas Ojeda
“Si
me miras con ojos de que te cuente un cuento,
Te
contaré en voz baja la historia de un rosal:
No
importa si sonríes pensando que la invento,
Pero
ojalá que nunca te suceda algo igual.”
-¡Cuéntame
un cuento cariño!
-
Al escuchar esta petición, no pude menos que sonreír recordando con nostalgia
aquella voz que me hacía pedidos similares
en lejanas tardes. Esta vez decidí contar una vieja historia de amor. Porque las historias de amor encierran en sí
todos los secretos del mundo.
Pues
bien amada sabrás que hace tiempo en esta tierra del Anáhuac, hubo un hombre que vivía en la montaña de la estrella
cercana al mar, y quien después de muchos años de peregrinar por la vida y el
mundo, en la rueda de la experiencia humana, tratando de dejar atrás viejos
errores pasados, un día volvió a una
bella ciudad de la planicie alta a los
pies de la montaña que humea. Ciudad que habían construido seres alados que la
trazaron con hilos de oro y plata en los
viejos tiempos de la Colonia y en donde había dejado amigos de su lejana
juventud. Al regresar al lugar se sorprendió de rencontrar a una bella señora a
quien había conocido siendo ella una hermosa y pequeña niña. El reinicio de su
amistad los acercó más, pues los dos habían formado familia pero ahora estaban
solos y la confidencia de sus vidas los entretenía en largas conversaciones.
Por lo que comenzó a visitarla más a menudo. Convirtiéndose en un huésped
frecuente de su casa. Poco a poco él se dio cuenta de que la gran amistad que
sentía, se transformaba en otro sentimiento más profundo aún. Estaba
enamorándose de Xanath, la bella dama de ojos claros y mirada brillante y
serena.
Un
buen día ella viajó hasta la región donde él vivía, para pedirle que la acompañara
a la celebración de vida de una amiga. Pese a la alegría de recibir su visita.
Él no pudo corresponder y recibirla como huésped, pues no se atrevió a
invitarla al lugar donde vivía, una pequeña cueva con escasas comodidades donde
había buscado refugio de los males de su vida pasada, pues quería causar una
mejor impresión. Sin embargo y a pesar
del respeto que le tenía se atrevió el a
confesarle sus sentimientos, a los que ella correspondió y quedaron de
encontrarse nuevamente en la costa de la mar, cercana adonde él vivía. Gabriel
(que así se llama nuestro personaje) le había contado de los bellos lugares que
tenía en su verde región por lo que hicieron planes para llegar un día a la cuenca donde las mariposas se bañan en
el río, y este por las noches se ilumina con pequeños seres alados que prenden
y apagan sus luces en un romántico concierto. Llegado el día recorrieron la
costa y el poblado. Navegaron felices por las márgenes del río y mas tarde
antes de regresar a sus lares, ella lo visitó por primera vez en su refugio y
aunque quedó defraudada por la humildad del lugar. No se lo dijo pese al mal
presentimiento y así prosiguió la relación. Él por su parte pensó que si su
afecto era sincero no le importaría pasar la noche en la cueva. Pues como estaba
enamorado no creía que tales circunstancias afectaran su sentir que fue
creciendo al impulso de sus alegres paseos y de recuerdos que compartían por
lazos familiares y personales, además del afecto y el aliento que ella le
brindaba.
Así
se sucedieron los encuentros y las manifestaciones de amor, él amo entonces
todo lo que a Xanath rodeaba. La diosa Metztli, la Madre vieja, reina de la
noche y las palomas mensajeras llevaban los mensajes que día a día a todas
horas cruzaban los amorosos. Gabriel sintiéndose inspirado comenzó a hacer
planes para cerrar todos los círculos de su pasado, para fluir y dejar atrás
todo los nudos que le ataban en su vida, su cueva y su región; pidiendo a los
antepasados de ella y de él; el permiso para consagrar su vida al cuidado de su
amada hasta el fin de su existencia. Sin embargo un día por misteriosas razones
ella cambió súbitamente su estado de ánimo y le prohibió visitarla. Gabriel no
podía dar crédito ni comprender el cambio ocurrido, pues sus expresiones de
afecto mutuo eran promesas de amor, y había llenando su alma de ilusiones y
esperanzas, pensando haber encontrado al fin a la mujer a quien podría
consagrar sin reservas el resto de su vida. Ella le dijo que no buscara razones
que simplemente no lo amaba y aunque había hecho un esfuerzo no había podido
llegar a quererlo. Haciéndole prometer que no intentaría ponerse en contacto
directo con ella ni a través de sus familiares, Xanath cerró todas las vías de
comunicación arrojando al fuego todo vestigio de la relación sostenida con
Gabriel. El sintiendo su corazón partido comenzó a morir de amor pues había
cifrado con sinceridad su afecto. En su desesperación llegó a maldecir a la
diosa Metztli por reírse de su desventura.
Al
paso de los días y por la imposibilidad de comunicarse con su amada. El pequeño
mundo de Gabriel se tornó más y más sombrío, su mente desvarió y el dolor de la
perdida lo inmovilizó, hasta que un buen día una voz interna lo alentó a seguir
realizando sus planes originales de enderezar su ser y completar el cierre de
sus pasadas experiencias, para poder
salir de la negrura que le invadía. Los días transcurrían lentos y en total
alejamiento de los acontecimientos del mundo. Las fechas en que acostumbraba
viajar a visitarla significaban una crisis emocional al ya no poderlas
realizar, aun así conservó su fe y una débil esperanza en mejores días.
Las
crónicas nos dicen que tiempo después Xanath había emprendido un viaje al
centro del país para cuidar de una de
sus más amadas familias. En una ocasión debido a las desviaciones del camino
para hacer reparaciones, la viajera a su regreso fue interceptada por un grupo
de maleantes quienes la raptaron y llevaron a una amplia caverna subterránea
cerca de la montaña. Contactando a su familia para exigir un cuantioso rescate.
No obstante el peligro por la seguridad de Xanath mientras se negociaba con los
secuestradores el rescate, se inició la investigación y búsqueda de los
maleantes y de la propia Xanath. Sucedió entonces que el centro del País fue
sacudido por un terremoto muy fuerte como los
que de tiempo en tiempo se daban en esos lugares. El grave temblor cerró
el paso y la entrada a la cueva donde se encontraba Xanath y aunque para
entonces se había aprehendido fortuitamente a los secuestradores, la posibilidad
de encontrar y rescatar a Xanath disminuyó. Se esparció la noticia que llegó
hasta Gabriel quien (rompiendo su promesa) se puso en contacto con su familia.
Supo entonces además que la razón por la que ella había terminado su relación
era una grave dolencia y la inseguridad de poder corresponder a su afecto,
pues fantasmas, temores y el
presentimiento por el significado de la cueva en que él vivía podría
interpretarse como un mal augurio de su
verdadero carácter, causa de su pasado y una mala prospectiva en su relación,
si no se restauraba la rueda vital en la vida de Gabriel.
Al saber todo esto y ante la angustia por la
vida de Xanath, Gabriel sacó fuerzas de su espíritu negándose a aceptar la
derrota, la debilidad y el desanimo e imploró a los antiguos dioses que le
permitieran encontrar la forma de encontrarla y llegar hasta ella. Gabriel hizo
su ofrenda de purificación y petición
como Patliteotl ó Ijiyoteotl, su nombre indígena que significa medicina de
Dios. Pues aunque cristiano descendía de la estirpe de Xicohtécatl el Joven,
guerreros de tlaxcallan, hijo a su vez de
Huehue Xicohténcatl. Orador y poeta, hijo de Atzahua, señor de Tizatlán
del señorío o cabecera de Tepeticpac por otro nombre Texcalla, y después
Tlaxcala.
Los
dioses: la Huey Citlallin (Estrella grande, el lucero vespertino y
Tlahuizcalpanteutli, “Señor de la Aurora” se apiadaron de su alma y cuidando de
no provocar la ira de Metztli, lo invistieron del poder de adquirir otras
formas y así se convirtió primero en istakuautli (águila de cabeza blanca) que
voló para localizar el lugar del derrumbe; y luego en río cuyo cauce había de
infiltrarse por un sumidero en el cual encontró los resquicios para penetrar
entre rocas y tierra, hasta llegar a la caverna; donde pudo ver al fondo de la
misma entre bellas formas fractales, a Xanath extenuada por el cautiverio.
Pero todavía faltaba acercarse a ella y filtrándose gota a gota y tomando el, la forma de una estalactita excéntrica
construyo un puente que lo unió con ella quien figuraba como una estalagmita de
gran pureza e intenso color blanco. Cuando esto sucedió permitieron los dioses
que se abriera la caverna iluminando la formación que representaba un puente en
forma de corazón. Aún débil como se encontraba tras el cautiverio y deslumbrada
por la luz Xanath se incorporó para tratar de salir de la cueva. Al instante recobro él su forma humana y así
supo ella que era Gabriel quien la había salvado. Pronto salieron del lugar y
la buena nueva se esparció por toda la región. Este fue el desenlace de la
historia que alegró a propios y extraños, y si viajas al lugar aún puede verse
la gruta con la entrada en forma de
corazón.
Llegado
a este punto del cuento la voz me interrumpió: - ¿y eso es todo? - ¿Qué sucedió
después, ¿ella cambió su actitud? ¿Se casaron? ¿Fueron felices y comieron
perdices? ¿Pudo él lograr estar unido a ella para siempre?
-
¡Ah! Amada respondí, pues si hay un final que solo yo se, y tu tendrás que
averiguar por ti misma… pero bien puedo decirte la moraleja del cuento.
-
¿y cual es esa moraleja?
“Gota a gota se taladra la roca más dura. Día a día
se vencen los obstáculos y se ganan corazones.”
Xanath (pronunciado “sha-nat”) Flor
escondida, Lirio blanco, flor de la vainilla; palabra de rigen totonaco
Metztli La diosa Luna.
Huey Citlalin, Estrella grande, que no
es otra que Venus, el lucero vespertino.
Tlahuizcalpanteutli, “Señor de la
Aurora” o lucero de la mañana
Patliteotl de patli: medicina yl teotl:
Dios, energía cósmica.
Ijiyoteotl: esperanza de vida, aliento
divino, señal de dios.
istakuautli (águila de cabeza blanca) de
istak: blanco y cuautli: águila
Huehue: viejo, anciano.
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