Aurora Ruiz Vásquez
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omo suele suceder, una persona
autorizada, me recomendó la novela La
hija del sepulturero de Joyce Carol Oates editorial Alfaguara. Ávida de
lectura, enseguida la conseguí. Al ver el voluminoso libro, dubitativa empecé a
ojearlo; leí las primeras páginas sin dificultad, y brotó el interés por
conocer la historia completa; me fui adentrando en el libro y con agrado
terminé de leer las 681 páginas. Es importante conocer los antecedentes de la
autora, para captar un panorama general y poder valorar y emitir una opinión de
la obra en cuestión.
La autora, Joyce Carol Oates, nacida
en Nueva York el 16 de junio de 1936, es una escritora de actualidad, reconocida por su
prolífica producción como novelista, cuentista, ensayista y editora, así como su participación en obras de
teatro. Ha sido propuesta para el Nobel de literatura en varias ocasiones. Es
autora de muchas novelas donde abarca temas como: pobreza rural, abusos
sexuales, tensiones de clase, afán de poder, la niñez y adolescencia de la
mujer, también el terror sobrenatural. La violencia es una constante en su obra. Dentro de sus
múltiples novelas, podemos citar: La hija
del sepulturero, publicada en Alfaguara en 2008 y en Punto de lectura en
2009.Mamá (2005), Ave del paraíso (2010), Ángel de luz (1981), entre
otras.
La trama de la novela La
hija del sepulturero, se refiere
a una familia, los Schwart, inmigrantes judíos que huyen de la Alemania nazi en
la segunda guerra mundial, con dos hijos varones y una niña que nace en el
trasatlántico del viaje de Europa a Nueva York. Rebeca, la protagonista, la no
deseada, su desolado destino El padre, habiendo sido profesor, sólo encuentra
trabajo de sepulturero con derecho a vivir en una casita de piedra adjunta. La
vida es dura, el padre déspota, la madre sumisa y los hijos desorientados. El
repudio a la raza judía es inminente, se les prohíbe a los hijos hablar en
alemán para no ser descubiertos. Son motivo de burlas y humillaciones. Al padre
lo llaman a sus espaldas “Schuwart el judío”. Rebeca se siente sola, ávida de afecto
a sus escasos cinco años. Crece odiando al padre después de soportar golpes,
humillaciones y desprecios. Cuando tiene trece años, culmina la tragedia
al perder a su madre, asesinada por su padre quien le dispara con una
escopeta, con la cual se suicidó después. Ella pudo haber muerto también.
Rebeca está desamparada, sus hermanos
han huido del hogar, uno de ellos, prófugo de la justicia.Ya mayor se siente
libre, y una serie de aventuras crueles le suceden. Tiene un hijo y huye horrorizada con él, en un continuo peregrinar. El hijo crece, le
gusta la música ; su madre lo apoya dándole estudios de piano y se imagina que será concertista
Rebeca conoció otros hombres que no amaba, para terminar abandonada y enferma.
En este tono conversacional y ameno
se desarrolla la historia, y al terminar de leerla, reflexiono y doy mi opinión
sobre la misma:
_El libro está bien estructurado,
consta de tres partes: En el valle de Chautauqua, El mundo y El más allá y
aunque carece de subtítulos, están separados los momentos narrados formando una
unidad, pero su extensión me parece demasiado larga.
_El lenguaje empleado es correcto, y sencillo. Se comprende fácilmente, siendo
su lectura fluida Me admira cómo en esta
forma, se pueden tratar temas espinosos como el odio, los celos, el sexo, la violencia, sobre todo,
las diferencias raciales y sus consecuencias, generando interés; tiene tensión,
intriga, suspenso e ironía.
_Es una narración en tercera persona,
lineal; la temporalidad está marcada con fechas (1936,1999). Los personajes se
presentan bien caracterizados con su sola presencia se adivinan sus acciones.
_Se centra en el mundo judío
desarrollando problemas humanos como la identidad y la lucha por la
supervivencia, la condición inferior de la mujer ante el patriarcado imperante.
_La historia narrada es cruel, pero
realista, donde de unos relatos se desencadenan otros indefinidamente, hasta
cerrar en forma sugerente, el fin de la protagonista.
Los daños psicológicos causados por la
guerra trascienden en generaciones futuras y la literatura las recoge en forma
de ficción para provocar reacciones un tanto subversivas que no pudieron tener
la “raza maldita” de los judíos asediados y exterminados.
La constante de la novela es la
crueldad y el infortunio, que provocan emociones,
sentimientos y reflexiones. Se viven, se sienten los hechos narrados los cuales
nos dejan desanimados y tristes, pero nos hacen apreciar los buenos momentos, a
la vez, surge la esperanza de una vida más digna y menos atormentada.
Disfruté con gusto la lectura de La hija del sepulturero, y me quedó la
inquietud de leer otras de las obras de Oates.
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