Por Luis Gerardo Martínez García
(Escritores por la Educación, A.C.)
Con relativa frecuencia se juzga la
calidad de la educación, únicamente a partir los resultados del aprendizaje de
los estudiantes. Sin embargo, en su momento el Instituto Nacional para la
Evaluación de la Educación (INEE) se dio a la tarea de cuestionar bajo una
estricta investigación esa premisa. El planteamiento que se hizo fue “Existen
otros factores que influyen en los niveles
de logro de los alumnos, como el gasto asignado a la educación, la gestión y
organización escolares, así como la existencia y condiciones de los recursos
materiales con que cuentan las escuelas, es decir su infraestructura.”
Esta postura puso en tela de juicio a
muchas secretarías de educación estatales –incluida la federal-. El INEE
evidencia el gran abandono en que se encuentra la infraestructura escolar en
primarias y secundarias; expone las carencias de espacios físicos y los
esfuerzos que particularmente los padres de familia hacen por cuidar y mantener
en buen estado las instalaciones. El Estado tiene en abandono, casi total, a
las escuelas públicas urbanas, rurales, indígenas, telesecundarias, técnicas,
generales y de cursos comunitarios. Las escuelas privadas tienen un nivel medio
de espacios físicos, de mantenimiento y
conservación de sus instalaciones; sin olvidar que son patrimonios personales o
familiares. En este caso, si bien los padres de familia intervienen para la
conservación de las instalaciones escolares, éstas son propiedad privada.
No es difícil encontrar en el territorio
nacional escuelas públicas en abandono, deterioradas o completamente amorfas
(chozas, casas de cartón, bancas bajo un árbol); ¿por qué tenemos tan
descuidados a los niños y jóvenes estudiantes, con espacios escolares poco
dignos? De cuatro a seis horas diarias ellos permanecen trabajando
intelectualmente en escuelas sin pintar, sin espacios recreativos, sin
laboratorios, sin baños propios, sin biblioteca o, aulas sin ventanas. ¿Por qué
la clase política no ve esa situación difícil para la sociedad? Los criterios
de creación de espacios escolares, mantenimiento y conservación de las
instalaciones escolares son tan arbitrarios y desiguales que han llevado a
fomentar el favoritismo, la tendencia partidista y el desorden. La ausencia de
políticas públicas al respecto tienen en profundo deterioro las escuelas de los
más marginados.
Los índices que miden espacios físicos de
apoyo a la enseñanza son los siguientes. En Primarias: sala de cómputo,
biblioteca, sala de maestros y aula de actividades artísticas; en Secundarias:
laboratorio de cómputo, laboratorio de física, química o biología, biblioteca y
salón de usos múltiples. El reporte de investigación que presentó el INEE da a
conocer el abandono y deterioro en que están las escuelas públicas, rurales e
indígenas.
En ese reporte (El estado que guardan
nuestras escuelas. Infraestructura escolar en primarias y secundarias de
México), el INEE afirma que “existe una notable carencia de espacios físicos de
apoyo a la enseñanza, con importantes diferencias entre las modalidades; (destaca) el esmero de las escuelas primarias
y secundarias por cuidar y mantener las instalaciones escolares, aun en
contextos socioeconómicos menos favorables.” Al respecto, el INEE enfatiza la
necesidad de: Crear escuelas concentradoras, Mejorar el modelo de
infraestructura educativa básica y Equipar las escuelas con criterios de
equidad. Es urgente que no sólo padres de familia sean los responsables de esta
tarea (que por cierto no es la única por la que trabajan todo el año); sino que
autoridades educativas, sociedad civil, representantes populares y sindicatos
magisteriales vean como suya la posibilidad de crear espacios dignos para niños
y jóvenes. ¿Es posible que continuemos con aulas sin ventanas?
ciudadmexico@hotmail.com
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