Para hablar del
maestro Miguel Ángel López y Bernal, conocido como el poeta de la radio habría
que ondear desde sus primeros años de vida,
pero sería meternos en camisa de once varas. El maestro en su haber ha
consolidado varios libros sobre todo de sonetos, pero el qué nos atañe en esta
ocasión es su poemario antológico ‘Aunque Muera de Amor’, el cuál por ende es una biografía capitular
de su vida. Libro del cual hizo una dramaturgia del mismo
hace unos meses atrás en el Centro Cultural Enrique Alonso CACHIRULO, en
Mixcoac. Donde nos dice el poeta-
Tal vez sólo nos
sirvas de pretexto,
para contar la
historia de un amor
que pudo ser el tuyo
o ser el nuestro
y algo tuvo que ver
con el dolor…
Podría contextuar o en su defecto criticar su
estilo, pero el maestro trae raíces
neoclásicas hasta cierto punto barrocas, la mayoría de la formación de sus
poemas es consonante y un tanto romántico,
sin embargo algunas asonancias que él ha llamado Diacronías, título que
llevan cada uno de esos escritos, por ejemplo
el que a continuación detallaré, donde él
pinta esa soledad que lo acompaña, o que quizás duerme con él en noches
de ausencia,
Diacronía 35
Ayer,
cuando me abracé a la
soledad
que siempre va
conmigo
en mi viejo cacharro,
volví a pensar en ti…
México es un país que
ha acogido a poetas españoles tal es el caso de Miguel Ángel, quien presentó este poemario con gran éxito,
pero por desgracia con poca audiencia, esto me da a entender que la cultura ya
es obsoleta para muchos sobre todo para la juventud de hoy en día, este es un
llamado de atención para los profesores de diferentes escuelas ya sea privada o
pública, difundan la cultura entre sus discentes que ésta la vean como una
necesidad de aprendizaje, sobre todo recordemos que la Madre de todas las artes
es la poesía, no hay un buen teatro sin un drama, una buena pintura sin un
porqué y ni una excelente escultura sin una expresión viva de una imagen
poética. Todo es poesía hasta los detalles más insignificantes, por ello
concluye el maestro:
SONETO DIECIOCHO
Un día se me antojó
salir contigo
como se tiene todos
los antojos…
un pantalón, un
suéter, un amigo,
o mirarme en el fondo
de tus ojos.
Como todo, al
principio nos fingimos.
Luego un poco de luz,
‘que nos alumbre’
Te dije, me
dijiste, nos dijimos
y sin querer se nos
volvió costumbre.
Sin detenernos a
pensar lo hicimos
-como el antojo de
pasear en coche-
Como tú sin razón mi
pesadumbre…
Sólo se me antojó
salir contigo
igual que se me
antoja cada noche
para poder dormir,
que estés conmigo.
Sólo podría concluir
que dónde estuvo un poeta siempre queda una historia.
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