jueves, 12 de mayo de 2016

Mi vida en Amsterdam

Mi vida en Amsterdam
Xareni Reyes Soto

                Llegué a Amsterdam en la primavera de 1999. Recuerdo la fecha exacta porque el día en que visité el que sería mi departamento ubicado en Van Baerlestraat, estaban inaugurando el Van Gogh Musseum a tan sólo unas cuadras de él. Hablé con la dueña del departamento y subí mi maleta al cuarto que me asignó, después de entregarle mis documentos de migración y pagarle por adelentado el primer mes de renta. Me sentía cansada luego de diecisiete horas de viaje y un poco confundida por el cambio de horario. Salí de México al 4 de abril y llegué a Holanda dos días después, tomando en cuenta la división del planeta en usos horarios y la espera en los aeropuertos para el cambio de avión.
Me recosté en la cama y me dormí una hora. Más tarde salí a recorrer las calles aledañas a mi departamento y aproveché las “entradas gratis por apertura” para visitar la obra de uno de mis pintores favoritos: Vincent Van Gohg. La sala principal estaba repleta de niños, jóvenes y adultos que admiraban los cuadros de uno de los impresionistas más reconocidos en el mundo. Mi estatura impidió que yo hiciera lo mismo, pues los holandeses son muy altos y me obstruyeron toda visión, Opté por caminar a alguna sala secundaria y ver otras obras no tan conocidas. Hubo una que llamó mi atención y desde ese día la visité cada viernes al salir del trabajo, para despejar mi mente de tantos cálculos estresantes que deterioraban, paulatinamente mi amor esa vida que busqué lejos de casa. Ese prado me recordaba la casa en la que viví de niña.
                Trabajaba en un despacho contable de lunes a sábado, haciéndome cargo de las cuentas de una empresa americana dedicada a la producción de joyas. Tenía un buen sueldo y no tenía preocupaciones de tipo económico. Podía comprar, ir a los restaurantes más exclusivos de la ciudad, gastar en caprichos, vivir la buena vida. Pero algo no funcionaba correctamente, la rutina aplastaba mi felicidad y amenazaba con desaparecerla. Me sentía vacía, sin ánimo, necesitaba algo distinto, que me hiciera sentir que estaba viva.
                Una tarde soleada visité un museo para no fallar a la costumbre. Me dirigí a la esquina donde estaba un prado y me quedé mirándolo por unos minutos. En ese instante la alarma sonó y cerraron las puertas del museo: los ladrones habían movido “la noche estrellada” de su sitio y amenazaban con privar al mundo de ella. Me di cuenta de que ese era el momento en que podía dar nuevo rumbo a mi existencia, tal vez todo cambiaría, pero había empezado a odiar esa vida lineal, plana, insípida.
                Descolgué el Field with flowers near Artes y corrí con él, con una sonrisa que consideraba perdida, sentía que la vida me llamaba, me invitaba a perseguirla.
                En unos minutos nos aprehendieron, a los otros dos ladrones y a mí, nos llevaron a juicio y nos encerraron por tres años por intento de robo y agravio a las posesiones de la Nación.
                Regresé a México y aún de vez en cuando, sigo sintiendo esa espinita, que me incita a probar lo desconocido, me dice, e intenta convencerme, de que allá afuera hay algo grande esperándome algo que tal vez me devuelva la emoción de abrir los ojos cada día.

Ojos que guían mi vida
Xareni Reyes Soto
Ojos de miel que me vigilan para no errar, manos traviesas que nunca consiguen estar quieta, siempre innovando y tratando de mejorar lo que ya está hecho. Su cabello negro como la noche sin estrellas me envuelve cuando  no consigo detener el llanto; él,  ahora se ha transformado, es más  claro y menos largo. Su sonrisa es el sol radiante que me alegra. Labios rosa que guardan en su interior dulces palabras, que me ayudan a salir adelante cuando he caído. Ella es así, mi farol que ilumina el sendero, ¡gracias Mamá!

Refugio
Lo llaman hogar
aunque en ocasiones me aprisiona,
las puertas de cedro
encierran el corazón,
permanecen los recuerdos
que me ahogan
cada mañana,pero
logra entrar un rayo de luz
y eso es lo único que me salva
de esta depresión.

Sueños
Tus ojos me roban la razón,
tan tristes, tan solos,
me encantaría cubrirlos de besos,
cuidarlos, tenerlos.
Ese cabello negro que el viento alborota,
Tu nariz, boca y cuerpo entero,
Perfecta combinación que me altera.
Te veo, tan cerca,
Despierto y sé
Que sólo serás mío en sueños.


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