Las frases que te hacen pensar
Gilberto Nieto
Aguilar
En una foto
subida al Facebook por la respetable maestra Pilar Pozner, tomada de “La
literatura es vida”, se observa una banca de algún lugar público con una
leyenda que dice: «El mundo cambia con tu ejemplo, no con tu opinión». Me hizo
pensar en la razón que encierra y preguntarme qué efectos puede causar este
tipo de frases bellas y aisladas, algunas contundentes, en el ánimo de un
lector.
¿Cómo la
interpreta el lector? ¿La analiza, la ubica en algún contexto, mueve alguna
fibra de su ser, ejerce algún impacto, modifica o estimula alguna conducta? La
era del conocimiento se caracteriza por un exceso de información que a su vez
da la impresión de una pérdida en la calidad de recepción e interpretación de
ese universo informativo. Es mucho lo que hay que procesar y poco lo que se
queda como conocimiento.
Esta frase en
lo particular me interesó porque puede dejar muchas posibilidades abiertas o
pendientes de incluir. Podría parecernos un sofisma elegante, aun cuando por
principio se le concede el valor de la intensión: revela el hastío de la
demagogia, de la palabrería sin sentido, del decir sin hacer. Pero deja
pendiente que los cambios se operan en el mundo de la mano de la reflexión para
darle un sentido, para tomar un cauce.
En el ámbito
social se ha dicho que si las palabras convencen, el ejemplo arrastra. Algo
cierto que el imaginario colectivo busca constatar confrontando las ideas. El
lenguaje es una maravilla que humaniza a la persona, la hace socializar,
comprenderse a sí misma y a los demás, crear, modificar su entorno, aumentar su
legado cultural y transmitirlo a las nuevas generaciones junto con la manera
lógica en que acostumbra pensar.
Otra
inferencia podría ser la aseveración implícita de que las buenas acciones son
dignas de ejemplo para atraer a las masas. Hitler las atrajo y no era un buen
ejemplo. Hoy se atrae a los grandes conglomerados que lo único que leen son los
mensajes del WhatsApp y del FB, cuya cultura se funda en los contenidos de las
redes sociales. Lo que comes condiciona tu salud, lo que ejercitas condiciona
tu habilidad y tu fuerza. En esa misma medida, todo aquello que entra en tu
cerebro condiciona tu manera de pensar.
El mundo
necesita hacedores que den ejemplo ¿De qué? Para saberlo hay que pensar y
opinar. Es cierto que la congruencia entre el decir y el hacer es el ejemplo
más sublime del ser humano; pero en un colectivo mudo no se generan condiciones
de cambio. Es precisamente el lenguaje lo que ha permitido el desarrollo del
mundo, las civilizaciones y la tecnología. Los saberes aplicados han tomado dos
rumbos con muchas tonalidades éticas que ocasionan conflictos en la humanidad
desde tiempos remotos. Y que lo obligan a pensar para tomar decisiones.
Un bisturí es
una excelente herramienta para preservar la vida en manos de un cirujano. El
mismo bisturí, en manos de un criminal, es un arma mortal. Esta dualidad,
inherente a la naturaleza humana, le permite al individuo construir su futuro
basado en el esfuerzo, en la definición y la determinación de su carácter, en
el qué hacer, para qué hacer. En el qué siento y en si lo volvería a hacer.
Al día
siguiente de leer la frase, escuché en la sala de urgencias del Issste el
diálogo de una señora a través del celular. Hablaba muy alto, como presumiendo
la conversación, y me llamó la atención cuando dijo: «usted nada más dígame y
nos levantamos en armas». Y le insistía «¡Vamos! ¡Dígame!», esperando la
opinión del otro para iniciar una acción de liderazgo.
Es, pues, una
frase bella que refleja una circunstancia social, muy ad hoc con la era de las
redes sociales. Lo que razonamos al leerla puede ampliar nuestro panorama y con
ello estaríamos recibiendo su legado. Por último, quiero resaltar que la
historia nos da un testimonio claro de los grandes pensadores que han movido al
mundo y lo han transformado.
¿Qué sería de
la humanidad sin las prédicas de Jesús? ¿Cómo veríamos al mundo sin el
pensamiento de Aristóteles, Kant, Marx, Freud, Einstein y muchos otros
esparcidos por la faz de la Tierra? Ante el lema de la acción ¿dónde queda el
fundamento? Sin él actuaríamos por instinto, irracionalmente. Y la razón es una
combinación de la reflexión y la ética que mueven la emoción y el sentimiento
para interpretar al mundo... y para actuar. La educación encuentra en esta
esencia un motivo de ser.
gilnieto2012@gmail.com
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