Aurora
Hoy tengo la última
charla frente a Ti, las diferencias: diversas, tema, el mismo: literatura. Hoy
monólogo contrario a los diálogos entablados en mis visitas a tu casa, taller
literario, biblioteca, aula de aprendizaje. Invariablemente charlábamos sobre
autores leídos tú y yo, más tú. Llegaste a leer más de un libro semanal
ofreciendo un testimonio de la posibilidad de incrementar índices de lectura en
la población sólo con el propósito de hacerlo. Durante cinco años, mes a mes,
abriste las puertas de tu hogar recibiéndome y entregar la edición Tlanestli en
la que colaboraste asumiendo alto compromiso con tus lectores y cumpliéndoles:
cuentos, reseñas de libros haycus… Así nació nuestra amistad sumándote al
equipo de colaboradores. Apoyaste el proyecto, además de contribuir
literariamente económicamente pagabas tu suscripción y obsequiabas alguna sólo
por solidaridad. Mis visitas se hicieron más frecuentes, conociste a Irma,
Víctor y Emmanuel, miembros de mi familia, acogiéndolos igual que a mí, entablando amistad entre ustedes integrándonos
a tu selecto grupo de amistades. Tu generosidad y sensibilidad propició
convivir contigo con cualquier pretexto: tu cumpleaños, finalmente el semestre
de tu aniversario; navidad, día de reyes, todosantos… inclinado a la creación
literaria más de una ocasión realicé la reseña del convivio contagiado por tu
alegría de mirar unido al grupo de amigas y gente cercana: el médico, director
de Benemérita Escuela Normal Veracruzana y el profesor de literatura o
computación.
En cada plática me
reseñaste infinidad de ocasiones los contenidos de algún libro sugerido por
Hyperion. Tu biblioteca aumentaba el volumen resguardada por ti muy
celosamente.
El fin del año anterior
fue estresante. Asumí parte de la responsabilidad para publicar Sólo recuerdos.
Adán tu asesor de literatura y creación literaria, Martha, Blanca Isabel y
Luisa unieron esfuerzos en diseño de portada e interiores, corrección de estilo
e impresión y juntos compartieron el crédito que únicamente a ti correspondía
como autora de la novela. Tu estado de salud preocupaba a todos creyendo no la
verías publicada: por fortuna otro de tus sueños lo viste realizado y la novela
se presentó exitosamente. Algo de lo compartido lo conservo en mis reseñas
literarias, la mayoría forman parte de mis recuerdos que algún día también
partirán acompañándome como ahora te acompañan los tuyos, tus memorias.
En este monólogo quiero
decirte que las letras hoy con tu partida pierden por partida doble, como
decimos los contadores: pierden una “lectora experimentada” como define a
personas como tú el escritor Raúl Hernández Viveros, pero también pierde a una
escritora, escritora de oficio. Leías día y noche; tus insomnios largos fueron
sofocados por autores clásicos, premios nobel y otros desconocidos para las
grandes mayorías no lectoras: Carlos Fuentes, Giovani Papini, Rosa Montero: ¿sí
tu biblioteca hablara? Montones de libros sobre tu escritorio: pendientes de
leer, pendientes de comprar; pendiente de clonar o conseguir en librerías de
viejo: propios, prestados. Tu creación literaria obedecía al autocompromiso
voluntario con Tlanestli y una revista editada en Veracruz. También a
diferentes cursos vía electrónica a los que estabas inscrita.
Quizá si hubieses
tenido la oportunidad de elegir fecha de partida habrías expresado “Nada más
que pase la feria del libro por si hay algo que me interese”
Concluyo este monólogo
contigo asegurando lo escuchas atenta como siempre expresando: Consciente de tu
realidad, lúcida compartiste el aforismo que retrata parte de tu pensar:
“Cuando la muerte llega como final
de la vejez,
se acepta, hay conformidad, es
irremediable”.
Aurora Ruiz Vásquez.
Sólo recuerdos (2015)
Atenas veracruzana 25
de abril de 2016
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