lunes, 9 de noviembre de 2015

Retratos


José Vitelio García Maldonado, profesionista del México del Siglo XX

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Juan Fernando Romero Fuentes
El siglo XX mexicano pasará a la historia como el siglo de la predominancia del Estado, un Estado que se reconstruye a partir de la guerra civil y a partir de la conciencia nacional que genera la propia Revolución, de tal manera que frente a sí mismo y frente al extranjero, los mexicanos se reconocen como tales (por primera vez, escribió Octavio Paz). ¿Qué implicaciones tiene para sus habitantes el fortalecimiento creciente del Estado y de su aparato burocrático? El pensamiento social de la Revolución es recogido por el General Lázaro Cárdenas, quien se apoya también en la corriente marxista que recorre el mundo a partir de los logros  de la Unión Soviética. La consecuencia inmediata más impresionante es la Expropiación Petrolera, pero su régimen dejará una huella en el Estado que se prolongará hasta el advenimiento del neoliberalismo con Carlos Salinas de Gortari.
A partir de la tercera década de ese siglo, varias generaciones fueron favorecidas en México tanto por la aplicación de la ideología revolucionaria como por los efectos positivos del crecimiento económico sostenido que se inició durante la Segunda Guerra Mundial, cuando México se convierte en taller de los Estados Unidos y abastecedor de mano de obra barata -los famosos braceros-. Esta productiva economía desembocará en la posguerra con la industrialización preliminar de nuestro país y con la manufactura del “milagro mexicano”, la época de crecimiento denominada “desarrollo estabilizador” (1952-1970).
En el período posrevolucionario México cambia 1) políticamente, mediante la tersa transición sexenal de los altos cuadros del ya institucionalizado Partido Revolucionario,2) financieramente, mediante la administración de una economía boyante que mantiene un tipo de cambio fijo, control de la inflación y un déficit fiscal mínimo (0.03%anual) que fortalece al mercado interno al tiempo que favorece la exportación de productos agrícolas generados por la agricultura comercial del norte del país –región beneficiaria de los sistemas de irrigación modernos(tal parece que los ganadores de la Revolución dividen al país en dos)-, en contraste con la agricultura ejidataria, no competitiva y de autoconsumo que predomina en el sur. Veracruz se convierte en el estado con el mayor número de ejidos en el país; y 3) educativamente, al ir venciendo el analfabetismo (43% en 1953, 26% en 1970), pues las escuelas primarias y normales rurales se multiplican.
Ejidatario por herencia y por convencimiento, maestro rural, médico militar, licenciado en ciencias sociales, doctor en sociología, originario de Coatepec, José Vitelio nace el 21 de agosto de 1939, cuando todo el municipio contaba con aproximadamente 25 mil habitantes y en el país no se llegaba a los 20 millones de paisanos. Era todavía la suave patria, la provincia mexicana, el pueblo empedrado con cantos rodados, donde todos se conocían (y no eran ricos, aún): los García, los Lovillo, los Bonilla, los Alarcón, los Jácome …
De ascendencia indígena, la madre de José Vitelio, Encarnación Maldonado Olivares, se vio forzada a huir de su lugar de nacimiento, Xico, por las vendetas familiares que acabaron con la rama masculina de su familia;en Xalapa se gradúa como profesora de la escuela Normal Veracruzana Enrique C. Rebsamen y se da tiempo para criar a tres hijos, Emelina (personaje de la novela inglesa del XIX) y Cledia (personaje de la historia de Roma) y, por lo que se puede deducir, fue responsable de la proclividad clásica de Vitelio.
El muy joven Vitelio ingresa a la Escuela Normal Veracruzana y consigue una beca de $30.00, al ganar un examen de oposición entre los niños de Coatepec que terminaron la primaria, modelo que, por cierto, trascendió a Centroamérica, el Caribe y el sur de EEUU. Desde ahí José Vitelio accede a la cultura universal gracias sus maestros Don Manuel C. Tello y Don Fidencio Bermúdez (1952), entre otros. En los dos últimos años de la Normal estudia el bachillerato nocturno en Xalapa para ingresar a la Escuela Médico Militar (1958): de 300 aspirantes de toda la República entraron sólo 25. La excelente calidad de los maestros xalapeños, aunados al apoyo de la familia interesada en la educación formal y la posibilidad de seguir utilizando los apoyos escuetos pero seguros del Estado mexicano posrevolucionario, son el conjunto de factores que impulsan al que será un maestro de maestros, siempre orgulloso de su aculturación.
No se trata entonces sólo de las opciones educativas que el Estado mexicano ofrecía a cientos de jóvenes, sino de una determinación que hereda de su padre José García Vega (o Mijares, la revolución deshizo la identidad de muchas familias), quien a los 25 años logró, en su 2° intento, su certificado de primaria; él fue panadero, albañil, agricultor, velador, regidor de policía, “mil usos” -dice Vitelio con una sonrisa- José García no tuvo las opciones que ofreció el Estado posrevolucionario a sus “cachorros”.
La ideología cardenista se ha instalado en este período en la estructura de gobierno y se vierte en los planes sexenales de gobierno orientados al desarrollo social financiado desde el Estado Benefactor, Estado que a mediados de los cuarenta se fortalece profesionalmente mediante los egresados de la UNAM y el IPN que ocupan de forma creciente los puestos de primer nivel en la administración pública federal.
No solo la educación ha mejorado, sino la infraestructura carretera y eléctrica, Pemex ha llegado a ser una de las grandes empresas petroleras, como lo comprueba-por la vía equivocada- su sindicato quinista (sindicatos y corrupción crecen de la mano en estas décadas).Los servicios de salud se han extendido por todo el país: la población más que se duplicó en treinta años, y en 1970 alcanza 48.2 millones de habitantes. En 1960 egresaron 2419 profesionistas de la UNAM, y en 1970, aproximadamente 4,500.
A principios de los sesentas, José Vitelio ingresa de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y entre sus compañeros destaca Fernando Solana Morales. Vitelio lee a Montesquieu, Ralph Dahrendorf, Maquiavelo, Marx y Aristóteles. Escribe su tesis sobre sociología rural, ensayo que será  distribuido como texto gratuito en diversas poblaciones. Desde entonces la actitud que caracteriza a Vitelio es su extrema corrección, “no dejarse dominar por las emociones” es la conducta estoica que lo guía. Ortógrafo excelente, conversador lleno de propiedad, argumentador pertrechado en la lógica y en su alta moral, busca encontrarse siempre dentro de la política correcta.
Nuestro país se industrializa y urbaniza, se llena de conflictos; y la población joven y la clase media profesionista intentan resolver al país con el Movimiento del 68, exhibiendo mediante sus protestas el carácter autoritario y represivo del régimen priista y encabezando una corriente social de crítica que cubre las instituciones superiores y se extenderá al medio rural por vía del normalismo, con consecuencias políticas que tardarán en manifestarse, pero que entonces fueron sembradas. Javier Barros Sierra, Rector solidario del Movimiento, y Fernando Solana, entonces ya Secretario General de la UNAM, firman el título de licenciatura de su excompañero. Vitelio trabaja en el 68 como Director del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio en Zacatecas, y escribe para algunos periódicos locales juzgando como una medida de fuerza innecesaria la injerencia del ejército dentro de la UNAM: La bota militar resonó en las aulas universitarias, es el título de su artículo.
A principios de los 70 fue enviado a Comitán Chiapas junto con Arturo Montelongo por parte del Instituto Federal de Capacitación. Montelongo entonces le pide a Vitelio sea testigo de la boda que efectuará con una comiteca, alumna del tercero de secundaria: Elba Esther Gordillo. Ya en México, José Vitelio regala a la flamante y feliz pareja un cuadro de un autor puntillista y un aparato de música. Montelongo muere pronto, a pesar del trasplante del riñón de la generosa Elba Esther; ella buscará años más tarde al profesor Vitelio para pedirle consejo.

Xalapa, Ver. 20 de agosto del 2015,

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