lunes, 9 de noviembre de 2015

Fomento a las tradiciones muestra de amor a la Patria

 Víctor Manuel Vázquez Reyes

Las tradiciones culturales integran y distinguen la identidad nacional, la identidad nacional fomenta el amor a la patria, en consecuencia las tradiciones culturales coadyuvan a fomentar el amor a la patria.
Los entornos familiar y amistoso por su propia naturaleza se han erigido tradicionalmente en recreadores y promotores de cultura y a través de festejo de la infinidad de fechas y acontecimientos, trasmitiéndose de generación en generación manteniendo su vigencia.
Olvido, pérdida, transformación de las raíces de nuestra cultura obedecen entre otras causas, además de la económica, a la fuerte influencia de la globalización transmitida por los medios de información y comunicación, también probablemente a la decidía o comodidad originada en la insensibilidad.
Ésta es una de las razones de la admirable labor  del profesor Wilfrido Sánchez Márquez, promotor cultural en ámbitos públicos y privados. Cada fecha festiva conmemora él, compartiendo, contagiando su alegría, viandas e interés, dando así continuidad a sus convicciones organizando actos y convivios, desbordando su generosidad: herencia invaluable.
El 31 de octubre, por ejemplo,  organizó una cena, a propósito del Día de muertos, invitando amigos y familiares. El tradicional Altar muestra de creencias, lleno de colorido y mesa para comensales testificarían el festín.
Acompañado Willy -orgullosamente de una etnia zapoteca - de su esposa la maestra Celia, su hija Mirna, su yerno Daniel, nietos, nietas, abrió las puerta de su casa -siempre dispuestas de par en par-, recibiendo con abrazos sinceros, sonrisa expresiva y atendiendo, dialogando previo a la cena.
Una de las anécdotas, experiencias compartida por el profesor, esa noche, fue la relacionada con su abuelo Juan de Dios. Él durante su niñez le enseñó la fabricación de velas, allá en Tehuantepec. Recordó y compartió cada uno de los pasos del proceso. Agradecido, emocionado charlaba: cera, pabilos, velas de metro y medio, pétalos de flores, fuego...
Con añoranza y hasta preocupación expresó en determinado momento de la velada, un tanto lluviosa, un tanto fría, contrastando con la calidez del ambiente: el día primero -dijo- estábamos en Las Choapas para estar en Tehuantepec el Día dos, visitando a mis padres, los padres de La Negra... Hace un año y hoy, ya no, por prescripción médica.
La plática fue interrumpida, por un buen motivo siendo los presentes invitados a ocupar lugares en la mesa: vino, ron, refrescos, botanas habían sido degustados previamente. Ahora llegaba el momento solemne de compartir alimentos tradicionales: chocolate, tamales, pan, calabaza, todo preparado con ingredientes y recetas oaxaqueñas.
Entre bocado y bocado se vertieron comentarios entre los pequeños grupos, deleitando el paladar. Sin duda los comensales quedaron satisfechos incitando el ambiente familiar, amistoso a expresar su sentir: Romeo Cuervo solicitó la anuencia y discurrir, felicitando al anfitrión y sus familiares por la invitación y realizar este tipo de eventos. Continuó el maestro Wilfrido también subrayando su satisfacción de recibir a cada uno, y cierta tristeza por no poder viajar. La maestra Gloria entrañable amiga de Will intervino recordando que los seres queridos están presentes sin importar lugar: al Altar llegan. concluyó el joven Víctor Manuel Vázquez Reyes felicitando al profesor, expresando su orgullo de estar ahí, y la necesidad de espacios, como este, y reuniones que hagan posible la unidad de la sociedad en pro del bienestar común, justicia y equidad.
La noche trascurrió hasta llegado el momento de despedirse dejando otra constancia más de liderazgo, generosidad, amistad, identidad nacional, amor a la patria de quien está viviendo su décima década de existencia: Wilfrido Sánchez Márquez



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