Manuel Gámez Fernández
Como una coincidencia hay
luna llena
Giran canciones rústicas en
el aire del pueblo.
La nueva carretera surte de
nuevas máquinas feroces al poblado
La gente con los cabellos
aún humedecidos por el baño
Se arremolina junto al cine
Para olvidar por unas horas
Su rutina terrestre.
Las bocinas del teatro
Anuncian su variedad de
bailarinas y cómicos de carpa.
Cada cosa en su sitio no expresa
su destino
Aún continúa la espera de lo
desconocido.
En la cantina hay voces que
detrás de la música
Y los murmullos roncos de
los ebrios
Hablan de la injusticia y de
pueblos masacrados.
Bandadas de mosquitos se
pegan a los cuerpos.
Las noticias del diario con
sus impresos negros
Como rosarios fúnebres
Dictan de nueva cuenta la
barbarie
Que en este siglo nuestro se
ha hecho cotidiana.
Los ojos de la noche ya
andan sueltos.
Uno quisiera estar como los
grillos mordiendo el aire
Con su enjambre de ruidos.
La realidad es más temible
que el poema.
La espera se prolonga y se
hace vida.
Todo sigue su curso en su
caudal extraño
Blanco
final
Vi la
página en blanco como el fondo de un pozo calcáreo
Vi las
paredes blancas encerrando un misterio
Y acaso no
te dije lo que significaba ser otro
Ser un ser diferente
Te dije que
no eras tú sino yo
Otro
distinto
Y que el
amanecer podía ser otra figura en tu mente
Te dije que
no llorarías mas
Que solo
esperarías morder un pedazo de luna
Que
estarías bajo la tutela de los loros y las abejas
Que serias
diferente
Acaso no te
dije que el alba te besaría cada mañana y te ofrecería sus senos turgentes
No te dije
que la tierra envuelve a los muertos para comérselos
No te dije
que la tierra está viva y pide sacrificios
No te dije
que este misterio tiene miles de años que se cumple
Y que ahora
nos llegó el momento de la destrucción humana
No te dije
todo eso
Porque tal
vez lo soñé
Pero sé que
todo,todo, quedará blanco como el caliche.
Deducciones
Fermenta la destrucción del
mundo
Por las calles el cadáver se
cubre de moscas verdes
Que transportan su olor de
pueblo en pueblo.
Se marchitan los campos
La lluvia es ácida
Y un terror sin límites nace
de la tierra
Surge del suelo y sube la
escalera del cielo.
Las aves tienen miedo
Cierran los picos y se
ahogan de silencio.
Por las nubes oscuras
Silba un cantor
Su triste lamento.
Los hombres se murmuran el
miedo del final
Y abren los ojos de
interrogaciones.
El rico se descubre mar
adentro ahogado
El sabio acepta
El líder justifica la
emoción violenta.
Los jóvenes aprenden el
final de su historia
Ratas voraces atestiguan el
último misterio.
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