jueves, 27 de julio de 2017

Poesías del Caos


Manuel Gámez Fernández

La espera

Como una coincidencia hay luna llena
Giran canciones rústicas en el aire del pueblo.

La nueva carretera surte de nuevas máquinas feroces al poblado
La gente con los cabellos aún humedecidos por el baño
Se arremolina junto al cine
Para olvidar por unas horas
Su rutina terrestre.

Las bocinas del teatro
Anuncian su variedad de bailarinas y cómicos de carpa.

Cada cosa en su sitio no expresa su destino
Aún continúa la espera de lo desconocido.

En la cantina hay voces que detrás de la música
Y los murmullos roncos de los ebrios
Hablan de la injusticia y de pueblos masacrados.

Bandadas de mosquitos se pegan a los cuerpos.

Las noticias del diario con sus impresos negros
Como rosarios fúnebres
Dictan de nueva cuenta la barbarie
Que en este siglo nuestro se ha hecho cotidiana.

Los ojos de la noche ya andan sueltos.

Uno quisiera estar como los grillos mordiendo el aire
Con su enjambre de ruidos.

La realidad es más temible que el poema.

La espera se prolonga y se hace vida.

Todo sigue su curso en su caudal extraño


Blanco final

Vi la página en blanco como el fondo de un pozo calcáreo
Vi las paredes blancas encerrando un misterio
Y acaso no te dije lo que significaba ser otro
Ser un ser diferente
Te dije que no eras tú sino yo
Otro distinto
Y que el amanecer podía ser otra figura en tu mente
Te dije que no llorarías mas
Que solo esperarías morder un pedazo de luna
Que estarías bajo la tutela de los loros y las abejas
Que serias diferente
Acaso no te dije que el alba te besaría cada mañana y te ofrecería sus senos turgentes
No te dije que la tierra envuelve a los muertos para comérselos
No te dije que la tierra está viva y pide sacrificios
No te dije que este misterio tiene miles de años que se cumple
Y que ahora nos llegó el momento de la destrucción humana
No te dije todo eso
Porque tal vez lo soñé
Pero sé que todo,todo, quedará blanco como el caliche.


Deducciones

Fermenta la destrucción del mundo
Por las calles el cadáver se cubre de moscas verdes
Que transportan su olor de pueblo en pueblo.

Se marchitan los campos
La lluvia es ácida
Y un terror sin límites nace de la tierra
Surge del suelo y sube la escalera del cielo.

Las aves tienen miedo
Cierran los picos y se ahogan de silencio.

Por las nubes oscuras
Silba un cantor
Su triste lamento.

Los hombres se murmuran el miedo del final
Y abren los ojos de interrogaciones.

El rico se descubre mar adentro ahogado
El sabio acepta
El líder justifica la emoción violenta.

Los jóvenes aprenden el final de su historia
Ratas voraces atestiguan el último misterio.





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