Carlos Bernal Romero
Para Concepción Lombardo Gil de Portearroyo de Miramón
Porque
sin su testimonio no se podría entender el:
Siglo
XIX mexicano
Algún
día escribiré mis memorias
Alois Alzheimer
Las autobiografías también conocidas como “Memorias”, tienen la misma cantidad
de adeptos que detractores, los cuales no le ven ninguna utilidad.
Tanto así que indican, las personas que las escriben no dicen nada interesante,
o lo redactado en esas páginas tiene poco o nada de real o verdadero.
Aunque también para los seguidores de este género literario, las memorias de
alguien importante, son fundamentales para conocer una época de una ciudad o
país.
Genaro Manríquez Salinas, mejor conocido como el Abuelo Geno nació el 17 de
agosto de 1934 en Monterrey, Nuevo León, pero desde adolescente se vino con su
familia a vivir a la Ciudad de México.
Por tal motivo cada vez que le preguntaban:
-¿De dónde eres?
Geno siempre respondía:
-Soy puro chilango
Como era un hombre inteligente, que le gustaba leer, escribir y todo lo
relacionado con la Ciudad de México, a la cual había rebautizado como:
“La Ciudad de Dacne”
en honor a su nieta consentida
Dafne Manríquez Bonilla
su esposa, la Abuela Sara le preguntó:
-Geno ¿Por qué no escribes tus memorias?
No le sorprendió la pregunta de Sara, porque después de 50 años de vivir con
ella, lo conocía a la perfección y sabía que tenía el mismo síndrome de Agustín
de Iturbide:
No podía dejar de escribir.
Así, como una respuesta indicó:
-Creo que exageras, viejita
Pero a partir de ese momento le “empezó a dar vueltas” esa idea y se preguntó a
si mismo:
“¿Y por qué no?”
El sábado 3 de junio le puso el título:
“Cuando se acabe la fiesta” Genaro Manríquez Salinas Memorias
Una semana después, no había escrito nada más, porque:
El Abuelo Geno:
Tenía principios de Alzheimer.
Vips Montevideo
16:00 – 17:00 p.m.
3/VI/2017
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