Javier
Ortiz Aguilar
Apreciados
miembros de la Sección Veracruz de la Academia Mexicana de la Educación.
Respetable
auditorio.
Agradezco
al Dr. Víctor Vázquez, Presidente de la Academia Mexicana de la Educación en
nuestra entidad veracruzana, por invitarme a moderar esta novela llena de
surrealismo y utopía como se afirma en su prólogo. Confieso que sentí el
impulso por negarme, pues no soy la persona adecuada, pero al saber que la
joven autora forma parte del personal de la Escuela de Bachilleres “Artículo
Tercero Constitucional”, institución que de alguna manera está ligada a mí,
como a toda una generación de jóvenes idealistas, no pude eludir el compromiso.
La lectura de un importante texto y el hecho de compartir la mesa con jóvenes
comprometidos con la cultura, al margen de todo, siento un gran honor de estar
aquí.
Sólo ubicaré la novela en el
contexto, según mi punto de vista.
Vivimos en la era de la
comunicación. No obstante experimentamos la vida por una parte llena de medios
que nos ponen en contacto prácticamente con la población mundial, y por otra,
estamos más solos que nunca: da la impresión que nuestro interlocutor es una
máquina que se le llama “inteligente”. De ahí surgen preguntas ¿Hay comunicación?
¿este tipo de fuentes está sustituyendo la lectura? ¿esta tendencia favorece la
reforma educativa?
En las discusiones entre docentes
están presentes tres ideas en conflicto:
· Los
niveles de la lectura han descendido significativamente en las nuevas
generaciones.
· Hay
un incremento de lectura, pero los jóvenes no leen en los medios tradicionales,
sino en los modernos medios virtuales.
· Algunas
investigaciones realizadas por los neurocientíficos demuestran que las lecturas
virtuales no son tan profundas como las tradicionales.
Independientemente
de la verdad de las proposiciones. Lo importante es elevar la calidad de la
lectura. Incluso la modernización de la educación muestra este objetivo como
prioridad educativa. No puede ser de
otra manera la lectura es el único medio para la consecución de los
conocimientos y saberes exigidos para la integración al mundo global. Este es
el objetivo institucional del docente.
Pero
¿qué es leer? Quevedo, poeta del Siglo de Oro, escribe leer es “oír con los
ojos a los muertos”, o como recomendaban los viejos docentes: retornar a los
clásicos, para descubrir las formas de pensar y de expresar aceptadas en todos
los tiempos. Eso está bien, pero no olvidar a los jóvenes, que por la fuerza
misma fuerza de la juventud, son los que aportan la simiente del cambio.
Por
eso creo importante invitar a la lectura de El Petirrojo y el Cristal Mágico,
pero, para ello, dejaré la tarea a los que saben, Me dedicaré en consecuencia a
moderar, aunque dirán los que me conocen que no tengo nada de moderado.
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