sábado, 9 de agosto de 2014

¿Te acuerdas que te dije mientras yo viva no te va a faltar nada?


Alberto Rafael León Ramos

Descripción: 3524cc_81890b8bb462460a86abb21aa7a1d350.jpg_srz_p_660_495_75_22_0.50_1.20_0 (1).jpeg¿Te acuerdas que te dije mientras yo viva no te va a faltar nada? Esas fueron mis palabras cuando estábamos en ese café, tú y yo, reíamos sin parar de cualquier cosa, la frase te pareció divertida y solo alcanzaste a mirarme fíjateme con un minuto de silencio y la sonrisa volvió a escucharse en el lugar. Mientras yo viva no te va a faltar nada, ¿entendiste realmente lo que quise decir? ¿Ahora lo entiendes?  Los enamorados se dicen muchas palabras de amor, demasiadas para  mi gusto, pero pocas verdades. Siendo tan humanos no podemos refrenar nuestras pasiones y eso ya no los enseñó la historia. Elena de Troya, Sansón y Dalila, Eloisa y Abelardo, Diego Rivera y Frida Kahlo, entre otros tantos. Las palabras como decía mi sabía abuela se las lleva el viento y el amor  a veces dura una eternidad y ésta a veces es un instante. Cuantas veces he visto llorar  a mujeres por su príncipe azul, verde o morado, el color es lo de menos, pero siempre lloran por el amor perdido. Los hombre se desahongan de manera diferente ya que siendo tan machos se van, vamos, a la cantina a tomar y buscar un nuevo amor¸ pagado  en la mayoría de los casos con el cual se busca olvidar, a la ingrata que nos abandonó. Cuando te dije aquellas palabras, mientras yo viva no te va faltar nada, quería decirte que en el amor hay cosas buenas como malas ¿acaso no lo entendiste? Por mi parte te puedo mencionar que eras esa persona a la que amé demasiado, no sé porque razón, regularmente cuando se ama a una persona de esa manera no se pueden dar razones de ello. Solamente se ama y punto. 
Es tan difícil escribir cuando a la persona que se le dirige es lo que más he amado en la vida, pero también es a quien más he lastimado. Trataré de ser “coherente” en ésta última carta y expondré los motivos, sentimientos, pensamientos  que me llevan a hacerlo. No tengo intención alguna de recriminarte, nada mucho menos de pedirte algo, no tengo derecho. Lo hago porque por un lado necesito expresarte lo que siento ya que no puedo hacerlo de forma personal y que tú no me dejas. Estas en toda la libertad de no contestarme pero por favor léela completa.
Cuando voy a dormir todas las noches  y cierro los ojos no puedo quitarme tu mirada de mi pensamiento, aquella mirada inocente, hermosa, brillante que tenias la primera vez que te vi en la facultad, apenas habías entrado a la universidad y pienso tenias metas, ilusiones, deseos  entre tantas cosas por hacer. Estabas reunida con los compañeros de aquellas épocas de los cuales no recuerdo sus nombres, pero ahí estabas tú fumando un cigarro con aquella despreocupación  que te hace tan única. El humo se disolvía junto con aquellas risas espontáneas de chistes sin sentido pero que se hacen sin pensar.
Lo que sí me acuerdo bien, llevabas una playera negra de los Ramones, pantalón de mezclilla y esos zapatitos rojos panam que tanto adoras. ¡Te veías tan linda!, te juro que me emocioné  al verte y saber que estabas en la carrera; ¡te tenía que conocer! La suerte estaba de mi lado, en esa época Fernando era mi inquilino en la casa y fue por él que empezamos a salir, la primera salida en grupo fue a un café en el centro, al finalizar la reunión amablemente me ofrecí para llevarlos a todos para conversar y conocernos mejor, así fue la primera vez que te vi. Aunque ese día conversamos poco al  final me ofrecí a llevarlos a su parada, así que  te dejamos en Los Sauces y fue ahí donde me atreví a pedirte tu  número telefónico, el cual muy amablemente me lo diste, después supe que te había caído bien y me lo diste porque pensante que era una buena persona. También después te sorprendió qué te hubiese enviado mensaje para preguntarte si habías llegado bien a tu casa, eso me lo confesaste mucho tiempo después, cuando éramos novios y teníamos esas platicas interminables.
Los días pasaron y me animé a invitarte a comer pizza en los lagos, jeje, yo estaba emocionado aunque tu parecías algo normal en cuanto tu actitud, nos veías como buenas personas hasta tal vez como posibles amigos. Esas salidas precedieron a muchas más, pero ya íbamos tú y yo solos, eso me gustaba, fue en ese café del centro  que te dije mientras yo viva no te va a faltar nada, me acuerdo que pusiste una cara de susto y risa, no lo tomaste en serio viniendo de mí, ya que era muy bromista. Aunque te lo dije tan enserio ese día que creo no funciono porque me reí y tú hiciste lo mismo. Fue después de una de esas salidas al mismo café de siempre que una noche de lluvia como esta te dije lo que sentía, tartamudee, me enrede en mis ideas pero te confesé que me gustabas y te hice la pregunta  más difícil para mí en ese momento: ¿quieres ser mi novia?, estábamos en la camioneta sentados  ahí solos, tú y yo, la lluvia, la noche, el silencio… me respondiste  sí, luego.. no, después, no sé, te juro que sentí tan extraño ese día y yo solo le hice caso al , tomando como que deberás habías aceptado. Te dejé en tu casa en Coatepec y ya era tarde por lo cual estabas preocupada porque tu mama te estaba localizando, cuando te ibas a bajar te pedí un beso y un abrazo, te negaste, a lo cual me sorprendí y me quedé pensando en ti, en el beso, en el abrazo, y me fui hasta mi casa con una emoción muy extraña, pero feliz. ¡Ya éramos novios!, aunque claro no me lo habías expresado con un beso.
Al otro día, la facultad parecía un día normal. Gente por aquí y por allá, salones, bulla, pero yo estaba feliz, te había comprado una paleta payaso para dártela como una forma de expresarte mi cariño, ese día estabas con la bolita de compañeros enfrente del salón donde regularmente tomabas clases, me acerque a ti, te extendí la mano y te di la paleta, tu pusiste una cara de extrañeza y felicidad tan rara, después me confesarías que me ibas a cortar porque no estabas segura de querer una relación sentimental seria con alguien, pero no pudiste porque la paletita me ayudó.  Y así fue como empezó la relación que tuvimos por esos dos hermosos años, tu vida, mi vida, la nuestra, sin saber lo que iba a pasar.
¿Te acuerdas que nos reíamos por todo? Que nos sentíamos tan felices, éramos tan felices, tan sonrientes, tan libres, tan inocentes. Me fui ganando tu confianza, después tu cariño y lo más importante tu amor. Yo sé que a nadie le has dicho que lo amas y no sabes cuánto atesoro aquellas palabras tuyas cuando me dijiste afuera de tu casa, “te amo”, yo sé que ahora puede parecer inútil esto o trivial, pero nunca me habían dicho eso (en una relación sentimental formal, porque bien sabes que nunca había tenido una relación formal y que tú fuiste la primer persona por la que me esforcé en serio, y ya no pienso esforzarme por nadie) y tampoco había sentido algo tan bonito, especial y hermoso como esas palabras dichas por tus labios, “te amo, te amo, te amo” ¡que feliz era yo y no  lo sabía! , sólo me queda decirte como la canción de Javier Sólis que se llama “Gracias”, eso precisamente:¡Gracias!
El primer año pasó rápido. La felicidad nos invadía, me sentía en los cuernos de la luna, nada podía acabar con eso y así les parecía a todos aunque uno que otro envidioso pudiera haber dicho u hecho algo para hacernos enojar, no veíamos más que a nosotros mismos, yo te veía a ti solamente, tu a mi solamente, compartíamos un mundo en donde los demás no estaban invitados ni importaba. Los primeros besos que me diste fueron magníficos, ahora cierro los ojos y solamente me queda el recuerdo de aquellos besos sinceros, tal vez los únicos en mi vida, ricos con sabor a dulce siempre, amaba  eso de ti, tu sabor a dulce, tu aroma a dulce, tu sonrisa a dulce, tus ojos brillantes  que radiaban felicidad, amaba todo eso de ti, me hacías feliz, tu alegría me contagiaba haciéndome querer más de ti, leí que cuando  te gusta alguien por su físico, es deseo, cuando te gusta por su dinero es interés, pero cuando te gusta y no sabes decir el porqué, es amor. Eso es lo que sentía  al verte todos los días, amor.
Ese amor se expresaba de una manera bonita, yo buscaba de sorprenderte todos los días deberás que me esforzaba por hacerte feliz sacándote una sonrisa todos los días. Detalles, dulces, idas a comer a lugares bonitos, arreglarme bien, decirte palabras bonitas, mensajes, correos, etc. Todo para ti, me esforzaba tanto por demostrarte todo eso que me nacía. ¿Te acuerdas que platicamos muchas veces sobre eso? Te dije muchas veces que en mi vida solo había tenido tres novias, una en la primaria, que no era propiamente novia porque sólo eran cartitas. La de secundaria, que duró muy poco pues yo salí de la secundaria y entre a la prepa, por lo cual no duramos más que dos meses. Y la de preparatoria, aquella chica de acento extraño.
Pero contigo era diferente, te tomaba muy en serio, me esforzaba por demostrarte el amor que sentía por ti, por hacerte saber que te quería, que lo supieras. Creo lo logré, fueron muchas cosas y un día me dijiste, “pachurro creo que te quiero”, ese día me puse tan feliz que en todo el día no pude pensar en otra cosa que sólo eso “creo que te quiero”. Un día, estábamos en la casa flojeando, ¿te acuerdas cuando lo hacíamos?, tirados en la cama en ropa interior y yo te dije “¿y si nos casamos?”, tu volteaste y contéstate “sí, vamos a casarnos”. Así fue que nos pusimos a ahorrar dinero para casarnos por el civil. Hicimos una comida pequeña  e invitamos a pocas personas, tú sabes bien quién. ¡Ya éramos maridos, casados! Ese día te lo puedo jurar por la memoria de mis ancestros que fue el más feliz de mi vida, ¡éramos esposos!  Y también me acuerdo que estabas nerviosa porque íbamos a pasar nuestra primera noche de esposos juntos y lo que conlleva eso, tener sexo. Ya  antes habíamos tenido encuentros eróticos, ¿te acuerdas de eso también? Aquella camioneta era nuestra nidito de amor esas noches de frio. No habíamos llegado más que a los besos y caricias apasionadas, yo antes ya me había dado cuenta de que no habías tenido relaciones sexuales. Un día cuando la pasión se desbordó y el paso siguiente era inevitable me dijiste “soy virgen”, esa vez regresábamos de la fiesta de disfraces de Violeta, te quedaste en la casa, esa noche no pasó nada íntimo entre los dos aunque la pasión estaba muy elevada, te respeté, nos dormimos juntos, abrazados y calientitos. Extraño tanto eso, abrazarte y sentirte entre mis brazos, ahora solo tengo una almohada para abrazar. Lo que me recuerda a la canción de José José llamada precisamente “almohada”. Ahora cobra más sentido esa canción.
Pasó el tiempo y llevábamos casados casi un año. Estábamos felices.  Por ese tiempo yo cometí un error para contigo, no sabes cuánto me arrepiento de haberlo hecho, sé que te sentiste traicionada, decepcionada de mí, frustrada y no sé que habrás pensado pero aun así me perdonaste lo que me prueba que me amabas demasiado y en verdad querías que funcionara esto, eras tan inocente y yo tan estúpido que no pude ver el gran amor que me tenías. Ahora lo sé, me arrepiento demasiado por ello pero no puedo cambiar nada del pasado aunque me queda de lección, jamás traiciones a una mujer, mas si es la que te ama sin medida, pero la experiencia se consigue cuando ya no se necesita, eso me pasa a mí, tengo experiencia pero ya no te tengo a ti.
Creo que a partir de eso ya no confiabas en mí tan ciegamente como al principio. Siento que paso como el jarrón que se cae y rompe, aunque las piezas se puedan unir ya no queda igual, lo mismo nos paso y todo por mi culpa. Lo siento y te pido perdón de la manera más sincera. PERDON, PERDON, PERDON. Después de eso seguimos nuestra relación de esposos, hacíamos cosas de maridos, ir al súper, a comer por ahí, a uno que otro congreso ¿te acuerdas de esos? Pero seguíamos sin tener sexo. Yo entendía eso de ti, tu miedo al sexo. Esperé por ello más de un año y medio, lo sabes bien. Y ahora pensándolo creo que mi manera de lidiar con eso fue tratar de buscarlo por otro lado, aunque la verdad sin fruto alguno, hasta para eso soy algo tonto. Fue por eso las discusiones que tuvimos, sexo, sexo, sexo, todo era eso para mí, no sabía que estaba mal, yo sólo quería sexo. Pero si que ese tiempo sufrí por ello, aunque no estaba preparado para  abstenerme tanto tiempo a no tener sexo. Ahora sé, y es una de las cosas que he aprendido con el budismo que el sexo es bueno pero no hay que abusar de ello, se tiene que tener una mente en blanco, vivir el presente dándote cuenta de lo que tienes y dar gracias a ello, lo que buscas es equilibrar tu mente y cuerpo, y obviamente en ese tiempo no estaba equilibrado. Lo siento porque te hice sufrir mucho con ello.
Después un día después de mucho practicar e intentar estar juntos sexualmente, lo hicimos. Recuerdo  muy bien ese día, estábamos en la cama besándonos, nos pusimos muy pasionales y empezamos a hacer lo de siempre, yo te acariciaba lentamente, sentía tu piel y tu aroma me volvía loco, tus ojos cambiaban, tu pelo se sentía tan suave, tu sexo desprendía ese olor tan singular que tienes que  hacia excitarme demasiado. Y de pronto estábamos unidos uno al otro, tu cuerpo se acoplaba muy bien con el mío y así nos movíamos a un compas muy suave, lento, sabroso, que fue tan hermosa esa primera vez, me dejaste entrar en ti, en tu ser. Sabes que no es porque haya sido el primero en tener sexo contigo, sino que haya sido al hombre que le hayas demostrado el amor de esa manera, me queda decirte ¡gracias!, con nada puedo pagarte ese momento tan lindo que tuvimos tu y yo, tan nuestro, tan magnífico que es otro de los grandes recuerdos que guardare en mi memoria y sé que tú también lo guardas. Te amo. Yo sé y conozco a  Adriana y sé lo orgullosa que es, especial, delicada, etc., pero sé también que me amaste mucho y no a cualquiera ni por nada del mundo, hubieses aceptado  hacer lo que ese día hicimos, el amor. Porque no fue sexo. Y eso cuenta mucho para mí, y me dice mucho porque sé que me amaste en demasía aunque por ese amor, estemos sufriendo los dos.
Después de aquella noche hacíamos el amor en todos lados, en la cama, en el baño con agua calientita, en la sala, en la cocina, en el coche,  en donde fuera, no había lugar en el que no podíamos hacerlo. ¿Te acuerdas? Que bonitos momentos y no sólo por el sexo sino por el amor que nos teníamos demostrándolo de esa manera. Y fue también una de esas razones, por mi culpa nuevamente que tuvimos problemas, yo quería mas y mas sexo, todo y siempre tenía ganas de sexo, lo siento me deje llevar por la lujuria. Eso te molestaba mucho a ti que después me rechazabas de una manera muy fea. Entiendo ahora todo eso. El camino a la liberación dice Buda esta en dejarse de las cosas mundanas logrando la armonía de la mente y el cuerpo, es lo que trato de hacer hoy día a día, no dejarme llevar por mi cuerpo para estar en un estado de armonía plena tanto conmigo como con la realidad que vivo día a día.
Después de eso, empezaron los problemas con nosotros. En serio que nunca pensé que fuera a pasarnos lo que nos pasó. Empezó el odio a nacer entre los dos, a hacernos cosas que le molestaban al otro, a dañarnos uno al otro ¿por qué nos paso eso? ¿Cuándo empezó todo? Realmente no me acuerdo y me duele mucho saber ahora que nos hicimos tanto daño. Peleábamos por lo más mínimo, si me hablabas mal o te hacia una cara yo, o si no me gustaba que llegaras tarde o si cambiábamos los planes, el pretexto era lo de menos. Creo, me empezaste a odiar y no sé  cuando pasamos de amor total al odio. ¿Tú lo sabes?
En eso llego  el embarazo de los dos. Íbamos a tener un hijo, ese día había empezado mis clases y tú me mandaste un mensaje diciéndome que te sentías mal, que te dolía el abdomen. Te llevaron al hospital y no sé lo que pasó y pasaste en esos días, nunca me lo contaste. Yo estaba preocupado por ti, ese día fui a mi clase en la escuela y por la tarde fui a la facultad a clases, no tuve noticias de ti todo el día, sólo el mensaje aquel donde me decías que estabas embarazada y tenias miedo.  Yo también estaba nervioso y tenía miedo, sabía bien que tú no querías un hijo y que tus papas iban a estar enojados por ello, aun así yo quería salir adelante contigo, quería tener el hijo contigo, pensaba en su nombre ¿te acuerdas también que muchas veces hablamos de cuál sería el nombre? De trabajar duro para ti, para nuestro hijo. Estaba tan ilusionado porque íbamos a tener un hijo, tal vez no de la manera que hubiésemos planeado pero ahí estábamos los dos metidos en el asunto de la natalidad.
Saliendo de las clases  te marqué a tu celular sin respuesta alguna, mandé mensajes y ya estaba desesperado. Así que fui a buscarte al hospital de Coatepec, yo pensé ahí estabas, entré y pregunté me dijeron que ahí no había nada y me fuera al hospital del centro,  eso hice. Ya era de noche, la diez tal vez, fui a buscarte por todo el hospital pues era la primera vez que entraba ahí, es muy grande. Entre a urgencias pregunté por ti, me dieron razón que habías ingresado pero que ya no estabas ahí sino que te habían llevado a operación, te juro que cuando oí la palabra “operación”, me sentí desvanecer, me puse mal  y nervioso, pensé ¿Qué le pasó? ¿Estará bien? ¿Qué tendrá nuestro hijo?, preocupado fui a preguntar a la policía que cuidaba el edificio para ingresar, le di tu nombre y me dijo que efectivamente estabas ahí, pero en recuperación. Me sentí un poco aliviado pero aun preocupado, pedí verte pero no me dejaron porque estabas en la sala de embarazadas, por lo que no podía verte. Me dijo que si quería podía hablar con el familiar, así fue que le hablaron a tu mamá. Ahí estaba yo esperando abajo, enfrente del elevador, cuando por fin se abrió y salió tu mama, me sentí muy espantado, no sabía que decirle y ella también se veía desconcertada pues no esperaba verme ahí, menos al desgraciado, pienso que ella pensó eso, que embarazo a su hija y por el cual casi se muere. Me acerqué a ella, le pregunte por ti, ella con un aire frio y serio me dijo “tuvo un embarazo ectópico, la operaron y le quitaron una trompa”, yo me quedé estupefacto no sabía qué era eso de  “embarazo ectópico”, le dije que venía a apoyar y que iba a hacer lo que dijera. Me dijo que me fuera, que no me quería ver ahí. Esa noche llegué a la casa llorando y me fui a dormir pensando en ti, en cómo estarías, en qué te ibas a morir, en que era mi culpa de cierta forma que eso pasara. No sabes cuánto sufrí esos días. Pasaron muchos días y no pude hablar contigo, hasta que me llego esos mensajes tuyos donde decías que estabas bien, pero yo sabía que no era así, sólo lo decías para hacerte la fuerte y no me preocupara. Después, fue que pudimos hablar por teléfono y me dijiste que estabas bien pero que ya no podíamos seguir juntos, que me olvidara de ti, que yo quería otra cosa, que quería hijos y tu no, que no éramos compatibles, que no podíamos estar juntos y no sé que más, yo lloré mucho por esas palabras que me dijiste, te rogué, suplique y tu seguías en tu plan de NO. ¿Puedes decirme la verdadera razón? Te lo pido de favor. Así pasaron largos meses hasta que te pude ver en la facultad. Yo estaba emocionado ese día, te iba a ver, te quería abrazar, besar, acariciarte, pero la reacción tuya fue otra, seriedad, indiferencia ante mi llanto, parecía que eras otra Adriana, nunca entendí por qué. Nunca me dijiste bien y exactamente qué paso en el hospital, ¿Qué te hizo pensar? ¿Por qué el cambio de actitud tuya hacia mí?
Me acuerdo que me regresaste las cosas que te había dado. Pero me diste un muñequito que tú hiciste, ¿te acuerdas? Fue un pandita. Me dijiste que eras tú, que era como una parte de ti la que siempre me acompañaría y que me iba a cuidar, yo lloré ese día en el pasillo que va a la biblioteca, me miraban los que pasaban pero no me importaba, sólo lloraba. Me dijiste “esa soy yo y es para que recuerdes que tienes una parte de mí” Y sabes, ahí está pandita (tú) en mi cuarto junto a Whisky ¿te acuerdas de él? El tigre que me regalaste un día, me regalaste un peluche y lo adoro como no tienes idea, siempre que me levanto están ahí juntos en la repisa de los libros, “Whisky y Pandita”, me recuerdan tanto a ti, a la persona que más amo en la vida, por la cual hice muchas estupideces, tantas locuras y por la cual fui tan feliz un tiempo que no volverá, ahí están viéndome  y haciendo cada día que recuerde lo que eres, la persona que más quiero y amo en la vida, tuve que perderte para siempre para saber que había encontrado a la persona con quien tenía que compartir mi vida, hacernos viejitos (¿te acuerdas que me decías eso en tus cartitas?, que me amabas demasiado y querías envejecer junto a mí, que tiempos aquellos y que cartas tan hermosas, aun las tengo y las leo de vez en cuando).
 No sabes cuánto me duele saber que ya no se podrá hacer eso de  envejecer juntos, compartir la vida, amarnos el uno al otro y tener hijos, eso me duele mucho y no puedo  hacer nada para cambiarlo, puesto que ahora ni si quiera puedo acercarme tantito a ti sin que te cause desprecio, rencor, odio y otras cosas más. Me duele tanto, me siento tan vacio, triste, derrotado, acabado, sin esperanzas ni  ganas de nada. Nada, nada... todo me da igual, al perder tu amor, tu vida, a ti, he perdido gran parte de mi vida, sólo me queda una foto  y ahora sólo me queda pandita, un peluche y tus fotos.
            Es tan difícil vivir cuando ya no tienes amor, ni ilusiones, ni nada por lo cual luchar. ¿Qué hacer me pregunto? No lo sé, ahora sólo vivo día a día, aunque me ayuda un poco el budismo, hacer meditación, se me pasa un rato. Siempre pienso en lo que pasó, lo estúpido que fui al hacerte lo que te hice, razón por la cual me odies tanto, y que ahora ni siquiera merezca un segundo de tu tiempo, ni de tu mirada. Y te cuento esto porque como te dije al principio es una forma de explicarte lo que siento, aunque sé que no tienes el porque responderme, ni porque hacerme caso, siento que te estoy hablando, aunque sé que no estás ahí para verte, para tocarte, para olerte, siento que al decirte estas palabras me ayuda un poco a sopesar mi miserable vida que  ahora tengo. Esto no tiene intención alguna de conmoverte, de sentir pena o lastima por mí, te lo digo porque eres la única persona en el mundo en quien puedo confiar, decírselo sin que me juzgue o me mire feo, puesto que lo que pasa y paso fue entre nosotros dos y nadie más lo sabe. A nadie le he dicho como me siento, lo que pienso, lo que eres en mi vida, sólo tú sabe más cosas de mí que nadie en mi vida. Así como yo también sé muchas cosas de ti, que no saben ni tus papas. Es por eso.
Y aunque espero de verdad que encuentres  a una persona que en verdad te valore, te digo que siento un poco de envidia por él. Aunque Buda dice que los sentimientos malos, arraigos y todo lo material no debe ser objeto de nuestra atención, ¡pero que difícil es hacer eso! De todo corazón, hoy sólo quería pedirte sincero y verdadero perdón por todas las acciones malas que hice para contigo,  aquellas que voluntaria e involuntariamente te causaron un daño.  Fíjate que era solamente eso lo que quería.
Con todo el amor que tengo en mi todavía hacia ti te digo (y sin pretensiones):espero realmente que concluyas tus metas satisfactoriamente, que seas muy feliz con tu familia, en tu casa, con tu perro Rufino, con tus amigos, en fin que todo te traiga alegría, felicidad, abundancia, plenitud y la mejor vida posible, aunque yo sé que tienes mucha pero mucha buena energía, no está de más desearte un poco. Y que si algún día otra persona tiene la dicha de que le des una oportunidad para entablar una relación seria, que te dé el amor que te mereces, que te dé cariño sin medida, que te respete mucho, que sea atento, que sepa tus gustos y aversiones por las frutas, que este atento a tu sonrisa, que vea que tienes una mirada bonita  que tristemente yo hice llorar, que pueda disfrutar del amor y el sexo como alguna vez lo pude hacer yo, que realmente sienta que lo amas como me hiciste sentir a mí un día, de esos que solamente me quedan en el recuerdo, que todo  sean cosas positivas para ti.
Es por eso que he decidido desaparecer de tu vida (más no sé si podré dejar de pensar en ti), no sabrás ya nada más de mí, me abstendré de llamarte, de enviarte mensajes al celular y correos. Y como  ya no sabrás nada más de mi me queda decirte, ¡feliz cumpleaños por adelantado! Siempre en tú día de cumpleaños habrá una persona, yo, que pensará que ese día es muy especial para mí como para ti, que te deseara todos los años ese día, UN FELIZ CUMPLEAÑOS y aunque no esté ahí físicamente, sabes que te enviaré mis mejores deseos siempre, a la distancia me imaginaré un abrazo calientito y un beso en la mejilla. También te deseo la mejor ¡FELIZ NAVIDAD!, que recibas muchos regalos siempre, que te vistas de rojo y te den chocolatito caliente con unas ricas choquis de colores, y así también ¡UN FELIZ AÑO NUEVO!, que todos los años que sean AÑOS NUEVOS, traigan lo mejor para ti y tu familia, piensa que cuando comas las uvas (claro que tu comes chetitos) estaré pensando en ti y deseándote lo mejor de lo mejor para tu año nuevo. Y aunque no me hables o felicites el día de mi cumpleaños, pensaré en todas las  veces que lo hiciste tu siempre y nadie más que tú siempre primero, y ahora que pasé mi primera navidad, cumpleaños, año nuevo sin ti, lo sentí mucho y en vez de ser el día más feliz del año, fue el más triste porque no estabas tú presente con un mensaje de felicitación. Te agradezco por los mensajes de amor que me hiciste y que no valoré. Pero ya ni llorar es bueno, merecido lo tengo todo. También todos los días 7 del mes estaré pensando en aquella época en que cumplíamos un mes más de aniversario de bodas, ese día siempre estará en mi mente por siempre, el día 7 de todos los meses.
¿Ahora entiendes cuando te dije “mientras yo viva no te va a faltar nada”?


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