Alberto
Rafael León Ramos
¿Te acuerdas que te
dije mientras yo viva no te va a faltar
nada? Esas fueron mis palabras cuando estábamos en ese café, tú y yo,
reíamos sin parar de cualquier cosa, la frase te pareció divertida y solo
alcanzaste a mirarme fíjateme con un minuto de silencio y la sonrisa volvió a
escucharse en el lugar. Mientras yo viva
no te va a faltar nada, ¿entendiste realmente lo que quise decir? ¿Ahora lo
entiendes? Los enamorados se dicen
muchas palabras de amor, demasiadas para
mi gusto, pero pocas verdades. Siendo tan humanos no podemos refrenar
nuestras pasiones y eso ya no los enseñó la historia. Elena de Troya, Sansón y
Dalila, Eloisa y Abelardo, Diego Rivera y Frida Kahlo, entre otros tantos. Las
palabras como decía mi sabía abuela se
las lleva el viento y el amor a veces dura una eternidad y ésta a veces
es un instante. Cuantas veces he visto llorar
a mujeres por su príncipe azul, verde o morado, el color es lo de menos,
pero siempre lloran por el amor perdido. Los hombre se desahongan de manera
diferente ya que siendo tan machos se van, vamos,
a la cantina a tomar y buscar un nuevo
amor¸ pagado en la mayoría de los
casos con el cual se busca olvidar, a
la ingrata que nos abandonó. Cuando te dije aquellas palabras, mientras yo viva no te va faltar nada,
quería decirte que en el amor hay cosas buenas como malas ¿acaso no lo
entendiste? Por mi parte te puedo mencionar que eras esa persona a la que amé
demasiado, no sé porque razón, regularmente cuando se ama a una persona de esa
manera no se pueden dar razones de ello. Solamente se ama y punto.
Es tan difícil
escribir cuando a la persona que se le dirige es lo que más he amado en la
vida, pero también es a quien más he lastimado. Trataré de ser “coherente” en
ésta última carta y expondré los motivos, sentimientos, pensamientos que me llevan a hacerlo. No tengo
intención alguna de recriminarte, nada mucho menos de pedirte algo, no tengo
derecho. Lo hago porque por un lado necesito expresarte lo que siento ya que no
puedo hacerlo de forma personal y que tú no me dejas. Estas en toda la libertad de no contestarme pero por favor léela completa.
Cuando voy a
dormir todas las noches y
cierro los ojos no puedo quitarme tu mirada de mi pensamiento, aquella mirada
inocente, hermosa, brillante que tenias la primera vez que te vi en la
facultad, apenas habías entrado a la universidad y pienso tenias metas,
ilusiones, deseos entre
tantas cosas por hacer. Estabas reunida con los compañeros de aquellas épocas
de los cuales no recuerdo sus nombres, pero ahí estabas tú fumando un cigarro
con aquella despreocupación que
te hace tan única. El humo se disolvía junto con aquellas risas espontáneas de
chistes sin sentido pero que se hacen sin pensar.
Lo que sí me
acuerdo bien, llevabas una playera negra de los Ramones, pantalón de mezclilla y esos zapatitos rojos panam que tanto adoras. ¡Te veías tan
linda!, te juro que me emocioné al
verte y saber que estabas en la carrera; ¡te tenía que conocer! La suerte
estaba de mi lado, en esa época Fernando era mi inquilino en la casa y fue por
él que empezamos a salir, la primera salida en grupo fue a un café en el centro,
al finalizar la reunión amablemente me ofrecí para llevarlos a todos para
conversar y conocernos mejor, así fue la primera vez que te vi. Aunque ese día
conversamos poco al final
me ofrecí a llevarlos a su parada, así que te dejamos en Los Sauces y fue ahí donde me atreví a pedirte tu número telefónico, el cual muy
amablemente me lo diste, después supe que te había caído bien y me lo diste
porque pensante que era una buena persona. También después te sorprendió
qué te hubiese enviado mensaje para preguntarte si habías llegado bien a tu casa,
eso me lo confesaste mucho tiempo después, cuando éramos novios y teníamos esas
platicas interminables.
Los días pasaron y
me animé a invitarte a comer pizza en los lagos, jeje, yo estaba emocionado
aunque tu parecías algo normal en cuanto tu actitud, nos veías como buenas
personas hasta tal vez como posibles amigos. Esas salidas precedieron a muchas
más, pero ya íbamos tú y yo solos, eso me gustaba, fue en ese café del centro que te dije mientras yo viva no te va a faltar nada, me acuerdo que pusiste una
cara de susto y risa, no lo tomaste en serio viniendo de mí, ya que era muy
bromista. Aunque te lo dije tan enserio ese día que creo no funciono porque me
reí y tú hiciste lo mismo. Fue después de una de esas salidas al mismo café de
siempre que una noche de lluvia como esta te dije lo que sentía, tartamudee, me
enrede en mis ideas pero te confesé que me gustabas y te hice la pregunta más difícil para mí en ese momento: ¿quieres ser mi novia?, estábamos en la
camioneta sentados ahí
solos, tú y yo, la lluvia, la noche, el silencio… me respondiste sí,
luego.. no, después, no sé, te juro que sentí tan extraño ese día y yo solo
le hice caso al sí, tomando como que
deberás habías aceptado. Te dejé en tu casa en Coatepec y ya era tarde por lo
cual estabas preocupada porque tu mama te estaba localizando, cuando te ibas a
bajar te pedí un beso y un abrazo, te negaste, a lo cual me sorprendí y me
quedé pensando en ti, en el beso, en el abrazo, y me fui hasta mi casa con una
emoción muy extraña, pero feliz. ¡Ya éramos novios!, aunque claro no me lo
habías expresado con un beso.
Al otro día, la
facultad parecía un día normal. Gente por aquí y por allá, salones, bulla, pero
yo estaba feliz, te había comprado una paleta payaso para dártela como una
forma de expresarte mi cariño, ese día estabas con la bolita de compañeros
enfrente del salón donde regularmente tomabas clases, me acerque a ti, te
extendí la mano y te di la paleta, tu pusiste una cara de extrañeza y felicidad
tan rara, después me confesarías que me ibas a cortar porque no estabas segura de querer una relación sentimental
seria con alguien, pero no pudiste porque la paletita me ayudó. Y así fue como empezó la
relación que tuvimos por esos dos hermosos años, tu vida, mi vida, la nuestra,
sin saber lo que iba a pasar.
¿Te acuerdas que
nos reíamos por todo? Que nos sentíamos tan felices, éramos tan felices, tan
sonrientes, tan libres, tan inocentes. Me fui ganando tu confianza, después tu
cariño y lo más importante tu amor. Yo sé que a nadie le has dicho que
lo amas y no sabes cuánto atesoro aquellas palabras tuyas cuando me dijiste
afuera de tu casa, “te amo”, yo sé
que ahora puede parecer inútil esto o trivial, pero nunca me habían dicho eso
(en una relación sentimental formal, porque bien sabes que nunca había tenido
una relación formal y que tú fuiste la primer persona por la que me esforcé en
serio, y ya no pienso esforzarme por nadie) y tampoco había sentido algo tan
bonito, especial y hermoso como esas palabras dichas por tus labios, “te amo, te amo, te amo” ¡que feliz era
yo y no lo sabía! , sólo me
queda decirte como la canción de Javier Sólis que se llama “Gracias”, eso
precisamente:¡Gracias!
El primer año pasó
rápido. La felicidad nos invadía, me sentía en los cuernos de la luna, nada
podía acabar con eso y así les parecía a todos aunque uno que otro envidioso
pudiera haber dicho u hecho algo para hacernos enojar, no veíamos más que a
nosotros mismos, yo te veía a ti solamente, tu a mi solamente, compartíamos un
mundo en donde los demás no estaban invitados ni importaba. Los primeros besos
que me diste fueron magníficos, ahora cierro los ojos y solamente me queda el
recuerdo de aquellos besos sinceros, tal vez los únicos en mi vida, ricos con
sabor a dulce siempre, amaba eso
de ti, tu sabor a dulce, tu aroma a dulce, tu sonrisa a dulce, tus ojos
brillantes que radiaban
felicidad, amaba todo eso de ti, me hacías feliz, tu alegría me contagiaba
haciéndome querer más de ti, leí que cuando te gusta alguien por su físico, es
deseo, cuando te gusta por su dinero es interés, pero cuando te gusta y no
sabes decir el porqué, es amor. Eso es lo que sentía al verte todos los días, amor.
Ese amor se
expresaba de una manera bonita, yo buscaba de sorprenderte todos los días
deberás que me esforzaba por hacerte feliz sacándote una sonrisa todos los
días. Detalles, dulces, idas a comer a lugares bonitos, arreglarme bien,
decirte palabras bonitas, mensajes, correos, etc. Todo para ti, me esforzaba
tanto por demostrarte todo eso que me nacía. ¿Te acuerdas que platicamos muchas
veces sobre eso? Te dije muchas veces que en mi vida solo había tenido tres
novias, una en la primaria, que no era propiamente novia porque sólo eran
cartitas. La de secundaria, que duró muy poco pues yo salí de la secundaria y
entre a la prepa, por lo cual no duramos más que dos meses. Y la de
preparatoria, aquella chica de acento extraño.
Pero contigo era
diferente, te tomaba muy en serio, me esforzaba por demostrarte el amor que
sentía por ti, por hacerte saber que te quería, que lo supieras. Creo lo logré,
fueron muchas cosas y un día me dijiste, “pachurro
creo que te quiero”, ese día me puse tan feliz que en todo el día no pude
pensar en otra cosa que sólo eso “creo que te quiero”. Un día, estábamos en la
casa flojeando, ¿te acuerdas cuando lo hacíamos?, tirados en la cama en ropa
interior y yo te dije “¿y si nos casamos?”, tu volteaste y contéstate “sí,
vamos a casarnos”. Así fue que nos pusimos a ahorrar dinero para casarnos por
el civil. Hicimos una comida pequeña e
invitamos a pocas personas, tú sabes bien quién. ¡Ya éramos maridos, casados! Ese día te lo puedo jurar por la memoria de mis ancestros que fue el más
feliz de mi vida, ¡éramos esposos! Y también me acuerdo que estabas nerviosa porque íbamos a
pasar nuestra primera noche de esposos juntos y lo que conlleva eso, tener
sexo. Ya antes habíamos
tenido encuentros eróticos, ¿te acuerdas de eso también? Aquella camioneta era
nuestra nidito de amor esas noches de frio. No habíamos llegado más que a los
besos y caricias apasionadas, yo antes ya me había dado cuenta de que no habías
tenido relaciones sexuales. Un día cuando la pasión se desbordó y el paso
siguiente era inevitable me dijiste “soy virgen”, esa vez regresábamos de la
fiesta de disfraces de Violeta, te quedaste en la casa, esa noche no pasó nada
íntimo entre los dos aunque la pasión estaba muy elevada, te respeté, nos
dormimos juntos, abrazados y calientitos. Extraño tanto eso, abrazarte y
sentirte entre mis brazos, ahora solo tengo una almohada para abrazar. Lo que
me recuerda a la canción de José José llamada precisamente “almohada”. Ahora
cobra más sentido esa canción.
Pasó el tiempo y llevábamos
casados casi un año. Estábamos felices. Por
ese tiempo yo cometí un error para contigo, no sabes cuánto me arrepiento de
haberlo hecho, sé que te sentiste
traicionada, decepcionada de mí, frustrada y no sé que habrás pensado pero aun
así me perdonaste lo que me prueba que me amabas demasiado y en verdad querías
que funcionara esto, eras tan inocente y yo tan estúpido que no pude ver el
gran amor que me tenías. Ahora lo sé, me arrepiento demasiado por ello
pero no puedo cambiar nada del pasado aunque me queda de lección, jamás
traiciones a una mujer, mas si es la que te ama sin medida, pero la experiencia se consigue cuando ya no se necesita, eso me
pasa a mí, tengo experiencia pero ya no te tengo a ti.
Creo que a partir
de eso ya no confiabas en mí tan ciegamente como al principio. Siento que paso
como el jarrón que se cae y rompe, aunque las piezas se puedan unir ya no queda
igual, lo mismo nos paso y todo por mi culpa. Lo siento y te pido perdón de la
manera más sincera. PERDON, PERDON, PERDON. Después de eso seguimos nuestra
relación de esposos, hacíamos cosas de maridos, ir al súper, a comer por ahí, a
uno que otro congreso ¿te acuerdas de esos? Pero seguíamos sin tener sexo. Yo
entendía eso de ti, tu miedo al sexo. Esperé por ello más de un año y medio, lo
sabes bien. Y ahora pensándolo creo que mi manera de lidiar con eso fue tratar
de buscarlo por otro lado, aunque la verdad sin fruto alguno, hasta para eso
soy algo tonto. Fue por eso las discusiones que tuvimos, sexo, sexo, sexo, todo
era eso para mí, no sabía que estaba mal, yo sólo quería sexo. Pero si que ese
tiempo sufrí por ello, aunque no estaba preparado para abstenerme tanto tiempo a no tener
sexo. Ahora sé, y es una de las cosas que he aprendido con el budismo que el
sexo es bueno pero no hay que abusar de ello, se tiene que tener una mente en
blanco, vivir el presente dándote cuenta de lo que tienes y dar gracias a ello,
lo que buscas es equilibrar tu mente y cuerpo, y obviamente en ese tiempo no
estaba equilibrado. Lo siento porque te hice sufrir mucho con ello.
Después un día
después de mucho practicar e intentar estar juntos sexualmente, lo hicimos.
Recuerdo muy bien ese día,
estábamos en la cama besándonos, nos pusimos muy pasionales y empezamos a hacer
lo de siempre, yo te acariciaba lentamente, sentía tu piel y tu aroma me volvía
loco, tus ojos cambiaban, tu pelo se sentía tan suave, tu sexo desprendía ese
olor tan singular que tienes que hacia
excitarme demasiado. Y de pronto estábamos unidos uno al otro, tu cuerpo se
acoplaba muy bien con el mío y así nos movíamos a un compas muy suave, lento,
sabroso, que fue tan hermosa esa primera vez, me dejaste entrar en ti, en tu
ser. Sabes que no es porque haya sido el primero en tener sexo contigo, sino
que haya sido al hombre que le hayas demostrado el amor de esa manera,
me queda decirte ¡gracias!, con nada puedo pagarte ese momento tan lindo que
tuvimos tu y yo, tan nuestro, tan magnífico que es otro de los grandes
recuerdos que guardare en mi memoria y sé que tú también lo guardas. Te amo. Yo
sé y conozco a Adriana y sé
lo orgullosa que es, especial, delicada, etc., pero sé también que me amaste
mucho y no a cualquiera ni por nada del mundo, hubieses aceptado hacer lo que ese día hicimos, el amor.
Porque no fue sexo. Y eso cuenta mucho para mí, y me dice mucho porque sé que
me amaste en demasía aunque por ese amor, estemos sufriendo los dos.
Después de aquella
noche hacíamos el amor en todos lados, en la cama, en el baño con agua
calientita, en la sala, en la cocina, en el coche, en donde fuera, no había lugar en el que no
podíamos hacerlo. ¿Te acuerdas? Que bonitos momentos y no sólo por el sexo sino
por el amor que nos teníamos demostrándolo de esa manera. Y fue también una de
esas razones, por mi culpa nuevamente que tuvimos problemas, yo quería mas y
mas sexo, todo y siempre tenía ganas de sexo, lo siento me deje llevar por la
lujuria. Eso te molestaba mucho a ti que después me rechazabas de una manera
muy fea. Entiendo ahora todo eso. El camino a la liberación dice Buda esta en
dejarse de las cosas mundanas logrando la armonía de la mente y el cuerpo, es
lo que trato de hacer hoy día a día, no dejarme llevar por mi cuerpo para estar
en un estado de armonía plena tanto conmigo como con la realidad que vivo día a
día.
Después de eso,
empezaron los problemas con nosotros. En serio que nunca pensé que fuera a
pasarnos lo que nos pasó. Empezó el odio a nacer entre los dos, a hacernos
cosas que le molestaban al otro, a dañarnos uno al otro ¿por qué nos paso eso?
¿Cuándo empezó todo? Realmente no me acuerdo y me duele mucho saber ahora que
nos hicimos tanto daño. Peleábamos por lo más mínimo, si me hablabas mal o te
hacia una cara yo, o si no me gustaba que llegaras tarde o si cambiábamos los
planes, el pretexto era lo de menos. Creo, me empezaste a odiar y no sé cuando pasamos de amor total al odio.
¿Tú lo sabes?
En eso llego el embarazo de los dos. Íbamos a tener
un hijo, ese día había empezado mis clases y tú me mandaste un mensaje
diciéndome que te sentías mal, que te dolía el abdomen. Te llevaron al hospital
y no sé lo que pasó y pasaste en esos días, nunca me lo contaste. Yo estaba
preocupado por ti, ese día fui a mi clase en la escuela y por la tarde fui a la
facultad a clases, no tuve noticias de ti todo el día, sólo el mensaje aquel
donde me decías que estabas embarazada y tenias miedo. Yo también estaba nervioso y
tenía miedo, sabía bien que tú no querías un hijo y que tus papas iban a estar
enojados por ello, aun así yo quería salir adelante contigo, quería tener el
hijo contigo, pensaba en su nombre ¿te acuerdas también que muchas veces
hablamos de cuál sería el nombre? De trabajar duro para ti, para nuestro hijo.
Estaba tan ilusionado porque íbamos a tener un hijo, tal vez no de la manera
que hubiésemos planeado pero ahí estábamos los dos metidos en el asunto de la
natalidad.
Saliendo de las
clases te marqué a tu celular sin
respuesta alguna, mandé mensajes y ya estaba desesperado. Así que fui a
buscarte al hospital de Coatepec, yo pensé ahí estabas, entré y pregunté me
dijeron que ahí no había nada y me fuera al hospital del centro, eso hice. Ya era de noche, la diez tal
vez, fui a buscarte por todo el hospital pues era la primera vez que entraba
ahí, es muy grande. Entre a urgencias pregunté por ti, me dieron razón que
habías ingresado pero que ya no estabas ahí sino que te habían llevado a
operación, te juro que cuando oí la palabra “operación”, me sentí desvanecer,
me puse mal y nervioso, pensé
¿Qué le pasó? ¿Estará bien? ¿Qué tendrá nuestro hijo?, preocupado fui a
preguntar a la policía que cuidaba el edificio para ingresar, le di tu nombre y
me dijo que efectivamente estabas ahí, pero en recuperación. Me sentí un poco
aliviado pero aun preocupado, pedí verte pero no me dejaron porque estabas en
la sala de embarazadas, por lo que no podía verte. Me dijo que si quería podía
hablar con el familiar, así fue que le hablaron a tu mamá. Ahí estaba yo
esperando abajo, enfrente del elevador, cuando por fin se abrió y salió tu
mama, me sentí muy espantado, no sabía que decirle y ella también se veía
desconcertada pues no esperaba verme ahí, menos al desgraciado, pienso que ella
pensó eso, que embarazo a su hija y por el cual casi se muere. Me acerqué a
ella, le pregunte por ti, ella con un aire frio y serio me dijo “tuvo un
embarazo ectópico, la operaron y le quitaron una trompa”, yo me quedé
estupefacto no sabía qué era eso de “embarazo
ectópico”, le dije que venía a apoyar y que iba a hacer lo que dijera. Me dijo
que me fuera, que no me quería ver ahí. Esa noche llegué a la casa llorando y
me fui a dormir pensando en ti, en cómo estarías, en qué te ibas a morir, en
que era mi culpa de cierta forma que eso pasara. No sabes cuánto sufrí esos
días. Pasaron muchos días y no pude hablar contigo, hasta que me llego esos
mensajes tuyos donde decías que estabas bien, pero yo sabía que no era así,
sólo lo decías para hacerte la fuerte y no me preocupara. Después, fue que pudimos
hablar por teléfono y me dijiste que estabas bien pero que ya no podíamos
seguir juntos, que me olvidara de ti, que yo quería otra cosa, que quería hijos
y tu no, que no éramos compatibles, que no podíamos estar juntos y no sé que
más, yo lloré mucho por esas palabras que me dijiste, te rogué, suplique y tu
seguías en tu plan de NO. ¿Puedes decirme la verdadera razón? Te lo pido de
favor. Así pasaron largos meses hasta que te pude ver en la facultad. Yo estaba
emocionado ese día, te iba a ver, te quería abrazar, besar, acariciarte, pero
la reacción tuya fue otra, seriedad, indiferencia ante mi llanto, parecía que
eras otra Adriana, nunca entendí por qué. Nunca me dijiste bien y exactamente
qué paso en el hospital, ¿Qué te hizo pensar? ¿Por qué el cambio de actitud
tuya hacia mí?
Me acuerdo que me
regresaste las cosas que te había dado. Pero me diste un muñequito que tú
hiciste, ¿te acuerdas? Fue un pandita. Me
dijiste que eras tú, que era como una parte de ti la que siempre me acompañaría
y que me iba a cuidar, yo
lloré ese día en el pasillo que va a la biblioteca, me miraban los que pasaban
pero no me importaba, sólo lloraba. Me dijiste “esa soy yo y es para que
recuerdes que tienes una parte de mí” Y sabes, ahí está pandita (tú)
en mi cuarto junto a Whisky ¿te acuerdas de él? El tigre que me regalaste un
día, me regalaste un peluche y lo adoro como no tienes idea, siempre que me
levanto están ahí juntos en la repisa de los libros, “Whisky y Pandita”, me
recuerdan tanto a ti, a la persona que más amo en la vida, por la cual hice
muchas estupideces, tantas locuras y por la cual fui tan feliz un tiempo que no
volverá, ahí están viéndome y
haciendo cada día que recuerde lo que eres, la persona que más quiero y amo en
la vida, tuve que perderte para siempre para
saber que había encontrado a la persona con quien tenía que compartir mi vida,
hacernos viejitos (¿te acuerdas que me decías eso en tus cartitas?, que me
amabas demasiado y querías envejecer junto a mí, que tiempos aquellos y que
cartas tan hermosas, aun las tengo y las leo de vez en cuando).
No sabes
cuánto me duele saber que ya no se podrá hacer eso de envejecer
juntos, compartir la vida, amarnos el uno al otro y tener hijos, eso me
duele mucho y no puedo hacer
nada para cambiarlo, puesto que ahora ni si quiera puedo acercarme tantito a ti
sin que te cause desprecio, rencor, odio y otras cosas más. Me duele tanto, me
siento tan vacio, triste, derrotado, acabado, sin esperanzas ni ganas de nada. Nada, nada... todo me
da igual, al perder tu amor, tu vida, a ti, he perdido gran parte de mi vida, sólo
me queda una foto y ahora sólo me queda pandita, un peluche y tus fotos.
Es tan difícil vivir cuando ya no tienes amor, ni
ilusiones, ni nada por lo cual luchar. ¿Qué hacer me pregunto? No lo sé, ahora
sólo vivo día a día, aunque me ayuda un poco el budismo, hacer meditación, se
me pasa un rato. Siempre pienso en lo que pasó, lo estúpido que fui al hacerte
lo que te hice, razón por la cual me odies tanto, y que ahora ni siquiera
merezca un segundo de tu tiempo, ni de tu mirada. Y te cuento esto porque como
te dije al principio es una forma de explicarte lo que siento, aunque sé que no
tienes el porque responderme, ni porque hacerme caso, siento que te estoy
hablando, aunque sé que no estás ahí para verte, para tocarte, para olerte,
siento que al decirte estas palabras me ayuda un poco a sopesar mi miserable
vida que ahora tengo. Esto
no tiene intención alguna de conmoverte, de sentir pena o lastima por mí, te lo
digo porque eres la única persona en el mundo en quien puedo confiar, decírselo
sin que me juzgue o me mire feo, puesto que lo que pasa y paso fue entre
nosotros dos y nadie más lo sabe. A nadie le he dicho como me siento, lo que
pienso, lo que eres en mi vida, sólo tú sabe más cosas de mí que nadie en mi
vida. Así como yo también sé muchas cosas de ti, que no saben ni tus papas. Es
por eso.
Y aunque espero de
verdad que encuentres a una
persona que en verdad te valore, te digo que siento un poco de envidia por él.
Aunque Buda dice que los sentimientos malos, arraigos y todo lo material no
debe ser objeto de nuestra atención, ¡pero que difícil es hacer eso! De todo
corazón, hoy sólo quería pedirte sincero
y verdadero perdón por todas las acciones malas que hice para contigo, aquellas que voluntaria e involuntariamente te
causaron un daño. Fíjate
que era solamente eso lo que quería.
Con todo el amor que tengo en mi todavía hacia ti te digo (y sin
pretensiones):espero realmente que
concluyas tus metas satisfactoriamente, que seas muy feliz con tu familia, en
tu casa, con tu perro Rufino, con tus amigos, en fin que todo te traiga
alegría, felicidad, abundancia, plenitud y la mejor vida posible, aunque yo sé
que tienes mucha pero mucha buena energía, no está de más desearte un poco. Y
que si algún día otra persona tiene la dicha de que le des una oportunidad para
entablar una relación seria, que te dé el amor que te mereces, que te dé cariño
sin medida, que te respete mucho, que sea atento, que sepa tus gustos y
aversiones por las frutas, que este atento a tu sonrisa, que vea que tienes una
mirada bonita que
tristemente yo hice llorar, que pueda disfrutar del amor y el sexo como alguna
vez lo pude hacer yo, que realmente sienta que lo amas como me hiciste sentir a
mí un día, de esos que solamente me quedan en el recuerdo, que todo sean cosas positivas para ti.
Es por eso que he
decidido desaparecer de tu vida (más no sé si podré dejar de pensar en ti), no
sabrás ya nada más de mí, me abstendré de llamarte, de enviarte mensajes al
celular y correos. Y como ya
no sabrás nada más de mi me queda decirte, ¡feliz cumpleaños por adelantado!
Siempre en tú día de cumpleaños habrá una persona, yo, que pensará que ese día
es muy especial para mí como para ti, que te deseara todos los años ese día, UN
FELIZ CUMPLEAÑOS y aunque no esté ahí físicamente, sabes que te enviaré mis
mejores deseos siempre, a la distancia me imaginaré un abrazo calientito y un
beso en la mejilla. También te deseo la mejor ¡FELIZ NAVIDAD!, que recibas muchos regalos siempre,
que te vistas de rojo y te den chocolatito caliente con unas ricas choquis de
colores, y así también ¡UN FELIZ AÑO NUEVO!, que todos los años que sean AÑOS
NUEVOS, traigan lo mejor para ti y tu familia, piensa que cuando comas las uvas
(claro que tu comes chetitos) estaré pensando en ti y deseándote lo mejor de lo
mejor para tu año nuevo. Y aunque no me hables o felicites el día de mi
cumpleaños, pensaré en todas las veces
que lo hiciste tu siempre y nadie más que tú siempre primero, y ahora que pasé
mi primera navidad, cumpleaños, año nuevo sin ti, lo sentí mucho y en vez de
ser el día más feliz del año, fue el más triste porque no estabas tú presente
con un mensaje de felicitación. Te agradezco por los mensajes de amor que me
hiciste y que no valoré. Pero ya ni llorar es bueno, merecido lo tengo todo. También
todos los días 7 del mes estaré pensando en aquella época en que cumplíamos un
mes más de aniversario de bodas, ese día siempre estará en mi mente por
siempre, el día 7 de todos los meses.
¿Ahora entiendes cuando te dije
“mientras yo viva no te va a faltar nada”?
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