El amor que es ansia de paraíso
obliga a bajar a los infiernos.
María Zambrano
Lucio Gómez Pazos
Leí
el libro Pasiones, de Rosa Montero, y
por vez primera sentí una verdadera envidia, no sólo hacia la autora sino de
que alguien más pudiese leerlo. Sé que es un sinsentido, lo ideal es que un
buen libro todo mundo lo lea, no obstante, hubo momentos en que experimenté ese
perverso deseo de tenerlo sólo para mí, de poseerlo únicamente yo y nadie más.
Dice
Cortázar que se sale de la lectura de un buen cuento como se sale de un acto
amoroso, transformado. Creo que los dieciocho ensayos que conforman el libro
apuntan invariablemente en esa dirección: transformar en algo al lector, más aún cuando el tema central de los mismos
es el amor. El amor de pareja con todo lo que ello implica. Personajes que han
marcado un hito en la historia desfilan por las páginas del libro con la
solvencia que sólo una escritora como Montero es capaz de ofrecer. De esta
manera, encontramos las más apasionadas relaciones de pareja que en la historia
de la humanidad se puedan concebir, tales como: León y Sonia Tolstói, Juana la
Loca y Felipe el Hermoso, Óscar Wilde y Lord Alfred Douglas, Arthur Rimbaud y
Paul Verlaine, Marco Antonio y Cleopatra, Lewis Carroll y Alice Liddell; por
sólo mencionar algunas, teniendo presente que el caso de los Borgia es un hecho
por demás peculiar que raya en lo incestuoso y criminal como bien lo señala la
autora.
Hablar
del amor no es tarea fácil, sobre todo cuando se trata de no caer en lo banal y
lo cursi. Rosa Montero supera esto último con creces y el libro desde su
introducción magistral: Amar el amor,
seduce; es un aperitivo exquisito para llegar al platillo fuerte. Montero
comprende sabiamente los vericuetos y complejidades que el amor encierra, de
ahí el nombre del libro: Pasiones. De
esta manera el amor es visto de frente como un toro de Lidia, con los peligros
que conlleva, donde se ponen en evidencia otras pasiones que a partir de él se
desencadenan: odio, violencia, intriga, infidelidad, deseo; las cuales son sólo
algunos de los ingredientes en que se suele cocinar, muchas veces a fuego
lento. En este sentido, puede decirse que tiene razón Cervantes al haber
señalado: “Por eso juzgo y discierno/por cosa cierta y notoria/que tiene el
amor su gloria/en las puertas del infierno”. O García Márquez por sostener: “La
fuerza invencible que ha impulsado el mundo no son los amores felices sino los
contrariados”.
El
libro es un diapasón, en el que después de haber transitado por él a lo largo
de sus más de doscientas páginas, continúa vibrando en aullidos por tiempo
indefinido y a pesar de que esa otra pasión llamada envidia-envidia de otro
lector- me siga susurrando que no lo haga, recomiendo ampliamente leer Pasiones en virtud de que resulta por
demás sugerente.
Montero,
Rosa (2007). Pasiones. Amores y desamores
que han cambiado la Historia. México: Punto de lectura, (250 pp.).
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