miércoles, 16 de junio de 2021

Jalapa: la ciudad que me recibió.

 


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Javier Ortiz Aguilar

“Los viejos no tenemos que investigar,

simplemente recordar”

 

 

Renato Leduc.

 

Durante los años cincuenta del siglo pasado, el sistema de educación estatal, mantiene un índice de crecimiento muy lento. Tres ejemplos ponen en evidencia la afirmación: sólo existen tres  escuelas preparatorias en la entidad veracruzana. El Colegio Preparatorio de Jalapa cubre las necesidades de la región central del estado; no obstante su población estudiantil procede de todos los municipios veracruzanos y algunos estados de la república. Esa misma característica la tienen las facultades de la recién fundada Universidad Veracruzana, en sus asentamientos regionales, puerto de Veracruz, Orizaba y Poza Rica. Vale señalar que las instituciones educativas de enseñanza media básica y media superior pertenecientes a sistema educativo estatal dependen de la Universidad

Jalapa, la ciudad capital de la entidad veracruzana, ocupa hasta 1965, más o menos,  lo que ahora llaman el primer cuadro: el límite de la avenida Jalapa está dos cuadras después de la Facultad de Economía (antigua sede de la Escuela Normal Veracruzana); la avenida Veinte de Noviembre  Oriente en la Gasolinera la Piedad. Frente de la gasolinera, sobre la calle Jalapeños Ilustres, había una cantina llamada la Frontera, lo que queda de ella es el anuncio. La zona Universitaria y  la antigua estación de los ferrocarriles marcan también  los linderos de loa urbe. El fraccionamiento Veracruz, es otro extremo,  reservado a los sectores sociales privilegiados. Para los provincianos  la ciudad parecía inmensa, pero  aquellos que tenían la experiencia de viajar decían que la ciudad era un rancho grande.

La ciudad deja de ser la ciudad de las luchas obreras, en la medida que su organización va transformándola en una sociedad de servicios; quedando solo en la memoria física o virtual de los jalapeños. Incluso, el sector obrero del Partido Revolucionario Institucional pierde la capacidad para ocupar la presidencia municipal y las curules en la legislatura. Esas posiciones caen en la Confederación Nacional de Organizaciones Populares. Esos son los tiempos de la segunda modernización política.

Si bien la ciudad pone en evidencia su futuro, también muestra un deseo  por mantener una tradición aristocrática y una cultura clásica. Hay grandes trasformaciones educativas, desde la fundación del Colegio preparatorio, los Congresos Pedagógicos organizados por los positivistas en el siglo XIX, la fundación de la Escuela Normal Veracruzana. La incorporación a la cultura extranjera es evidente, desde la producción de poesía y narrativa modernista, la visita de Rubén Darío, la escuela mexicana inspirada en Dewey, la presencia de los estridentistas,  y la actividad docente de Ramón Alva de la Canal, promoviendo el muralismo.

A pesar de una tradición cultural inocultable, la que viene a conformar un núcleo de creación, recreación y difusión de la cultura es la Universidad Veracruzana. Esta institución, como lo anota María de Lourdes Becerra en su tesis profesional, es fundada en 1944, con “el propósito de organizar la enseñanza técnica, secundaria, profesional y de  altos estudios en la entidad veracruzana”.

Con esta guía integró a su proyecto la Escuela Superior de Música, la de enfermeras y parteras, colegios preparatorios, y bibliotecas públicas. Y a la vez, desde el inicio de la fundación de la Universidad, y acorde con un estudio de los polos de desarrollo  de la entidad, establece sus campus universitarios.

Desde su inicio, afirma María de Lourdes Becerra en su tesis de licenciatura en Antropología, la Universidad Veracruzana potencializa la creación, recreación

y la extensión y difusión cultural. Hay una conservación de la cultura que en esa época adquiere el nombre de La Atenas Veracruzana. Nombre que denomina al espíritu de la época.

          En la presentación titulada Poliantea del director,  del número 71, fechada M 15 de julio de 1958, de la revista Xalapa. Síntesis de evocaciones provinciales, Gerardo García H. presenta  un informe de las actividades culturales realizadas el primer semestre del citado año:

1.     La Escuela de Pintura y Escultura dependiente de la Universidad Veracruzana y bajo la dirección  de Ramón Alva de la Canal monta una exposición en la Librería de La Universidad Veracruzana ubicada  en la entrada del Pasaje Tanos. La muestra es titulada “Homenaje a la Madre”

2.     El 8 de mayo se funda solemnemente el Curso de la Escuela de Verano  de la Universidad Veracruzana, El acto es presidido por el Dr. Gonzalo Aguirre Beltrán, Rector de la Máxima Casa de Estudios. Las disertaciones corrieron a cargo de Roberto Bravo Garzón, estudiante, el Ingeniero Raymond Krotzer y de la máxima autoridad de la Universidad.

3.     La presidencia municipal de Jalapa, el periodista Rubén Pabello Acosta organiza una temporada de conciertos en el Parque Juárez.

En esa construcción de adaptar el pasado clásico en la modernización de nuestra entidad  veracruzana, suceden acontecimientos de gran trascendencia social: hay una apertura a la cultura occidental, la presencia de los exiliados españoles en la Universidad, especialmente en la entonces Facultad de Filosofía y Letras, en la Facultad de Derecho: pero también egresados de la Universidad Iberoamericana. La estancia del grupo  la Espiga Amotinada, unos interesados en estudiar, y otros para publicar, o hacer presentaciones de sus obras. La editorial de la Universidad Veracruzana ocupa un lugar privilegiado en el ámbito nacional, la Orquesta Sinfónica mantiene un auditorio significativo. Existe un personaje extraordinario, cargador que portaba con orgullo el número 13, un hombre muy fuerte, que cargaba los pianos de la Orquesta Sinfónica, conocido como El Juanote. Este personaje era un asistente permanente en el Auditorio del Teatro del Estado siempre que la Orquesta Sinfónica de Jalapa ofrecía sus habituales conciertos. En su casa, tenía una discoteca de música clásica. Entre las diversas manifestaciones musicales, destaca la obra completa de Beethoven.

Jalapa también era ámbito de los concursos de oratoria y declamación Las conferencias, mesas redondas, presentaciones de libros o de obras pictóricas eran frecuentes. Lo concursos de teatro estudiantil eran esperados por la comunidad universitaria. La Compañía de Teatro, además de sus actuaciones en el teatro del Estado, monta obras clásicas en espacios abiertos con la presencia de un pueblo heterogéneo. Recuerdo con mucha satisfacción estar presente en los lavaderos del Xalitic, cuando se presentó Hamlet, de Williams Shakespeare. Los efectos del paseo por el Puente de Xalitic, del fantasma del personaje asesinado.   

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Llego a Jalapa en el año de 1958 con la intención de estudiar en el Colegio preparatorio, en el área de humanidades. Encuentro este ambiente cultural que vincula armónicamente una tradición con la modernidad; ambiente que me deslumbra y me atrae.

La formalidad de maestros y alumnos me sorprende gratamente. La razón es simple: el criterio para seleccionar el personal docente es el dominio del curso que se necesitaba. Los magistrados de justicia ocupaban los cursos jurídicos políticos, el mejor especialista en medicina atendía los cursos de biología o medicina. Los escritores son llamados para investigar y enseñar metodología de la investigación. Los documentos que acreditan sus estudios no importa, lo decisivo es el conocimiento de una ciencia o arte, y el reconocimiento entre sus pares.  Este criterio está presente en el subsistema de educación básica hasta la universidad. Por tanto sus disertaciones no son solamente  teóricas sino producto de la teoría y la práctica. No hay recetas sino enseñanzas y aprendizaje. Su vestuario es formal.

Los alumnos aprenden con el ejemplo, el lenguaje verbal y no verbal de la alta cultura. Hay un uniforme para los estudiantes de la preparatoria: los alumnos pantalón y corbata, y las alumnas, falda y blusa. Los estudiantes de las facultades iban cotidianamente  a la escuela con traje formal, sacos o chamarras serias.

Las “novatadas”, que en la preparatoria consistían en rapar a los alumnos de nuevo ingreso, es un símbolo que identifica al pelón como universitario. El estudiante rapado, representa un joven que iniciaba el ascenso en la escala social. Es la expresión de la confianza en el sistema educativo.

Algunos estudiantes de la Facultad de Arquitectura alquilaban cuartos de servicio de los edificios, principalmente el de Enríquez, para instalar sus lugares de estudio, realizar sus planos y diseños arquitectónico. Otros en los cafés, principalmente en las terminales de los ADO, o en  los ferrocarriles  porque permanecían abiertos día y noche, algunos en el Parque Juárez, de lado donde está la estatua del Benemérito,  leyendo, reflexionando o discutiendo los textos de interés común; también alrededor de los edificios de la Rectoría y del Instituto Mexicano del Seguro Social

Los bailes de Gala del Colegio Preparatorio y la normal eran esperados por la sociedad. Al igual que los carnavales y las ferias. Otras diversiones cotidianas de los estudiantes era ver pasar a las jovencitas en la Avenida Enriques entre Carrillo puerto y Lucio,  o los bailes familiares conocidos como huesos o los cafés y las cantinas. Una expresión común era pedir al mesero un estudiante que significaba un agitador, utensilio  para remover sus bebidas alcohólicas.

 

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Ese ambiente cultural permeaba en todos los sectores y prácticas  sociales desde los primeros meses de mi estancia en Jalapa. Además del Colegio Preparatorio de Jalapa, son tres acontecimientos que potencializa mi integración a la modernización, con todas sus contradicciones:

Primero. Huelga en Jalapa. Un compañero de la Escuela Secundaria  me invitó generosamente a  vivir en casa de su madre, cuando supo mi intención de  estudiar la preparatoria en Jalapa. Acepte y así llegue a vivir en la Colonia Federal Ubicada en la avenida Miguel Alemán, enfrente del cine Tajín.

Una  noche del año se 1959,  regresábamos de la escuela preparatoria y decidimos ir a ver la huelga en la estación de ferrocarriles. Llegamos y estaba sin luz, bajamos a los rieles y ya había empezado la represión. Salimos inmediatamente, ya no había paso ni a taxis ni camiones. Ante esa situación caminamos a la casa de mi amigo. Pero a la altura del puente vimos el cerco militar, y luces intermitentes. Recuerdo muy bien, que me dijo: - No tengas miedo,  yo contesté: - - ¿Por qué? Si no tengo nada que ver en esto.

Un mayor nos hizo el siguiente interrogatorio

-        ¿quiénes son ustedes?,

-        Somos estudiantes.

-         ¿Sus credenciales?

-        Las dejamos en casa, traemos libros.

-        Yo también puedo traer libros y no soy estudiante.

Y así siguió e dialogo, e inmediatamente vio nuestra ingenuidad. Después de unas palabras, nos advirtió: “Cuando sean problemas estudiantiles métanse, pero este es un problema nacional”.

Las preguntas que no podía contestar cambiaron mi actitud de estudiante. Busco información de la huelga en periódicos y revistas disidentes, más tarde libros que me llevaron pronto a tomar una conciencia crítica en mi formación estudiantil y ciudadana.

Segundo: La Feria de Jalapa. Asistí a la feria de Jalapa del mismo año. Y asistí a un concierto ofrecido por el mejor chelista del mundo, Pablo Casals, uno de los Tres divinos Pablos, como solía decir Efraín Huerta (Los otros dos son Pablo Picaso  y Pablo Neruda.) La invitación al singular artista la hizo Rubén Montiel, alumno y otro orgullo de la música culta de Jalapa,

Un auditorio completamente popular lleno el estadio Heriberto Jara. Risas, susurros invaden el ambiente, pero al oírse las primeas notas, todo el auditorio quedo en un silencio de respeto auténtico, casi místico durante todo el concierto.                               Al terminar la interpretación, se oyó el aplauso respetuoso y sincero.

La audición de un virtuoso y la sensibilidad del auditorio me hicieron valorar los mensajes estéticos. Hasta ahora  no se a quien admiré más, al artista singular o al público jalapeño.

El chelista Jalapeño, en la revista citada, informa que el proyecto inmediato de su maestro consiste en impulsar y participar en todos los países del mundo, el mismo día y a la misma hora El día mundial de la paz. La celebración será ofrecer al mundo La Novena Sinfonía de Beethoven con los mejores músicos. Dicho evento será auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas. Este dato significa la preocupación por luchar por la paz, en el frente que sea, en tiempos de la guerra fría.

Tercero: Un carnaval y un libro. Con un accidente automovilístico en el Puente de Sedeño inicia el carnaval en Jalapa. La noticia que despierta morbo, pronto se convierte en preocupación intelectual gracias a la novela La comparsa de Sergio Galindo, entonces director de la Editorial de la Universidad Veracruzana.

Hay aquí tres espacios claves: el mundo de la tradición aristocrática, el espacio de la Facultad de filosofía y la comparsa de apoyo a la recién triunfante Revolución Cubana (Fidel Castro entra a la  Habana el 1 de enero de 1959)

En esta obra de creación literaria, Sergio Galindo afirma que el carnaval es una catarsis tanto para la sociedad tradicional como para el nuevo estrato que emerge: la intelectualidad progresista. En ese contexto inicia la ciudad capital al tiempo de agotamiento de un modelo  de desarrollo que su crecimiento ocultó sus contradicciones.

El recuerdo de esos años, volvió a mí, con la lectura de la obra de Carlo Ginzburg titulada El hilo y las huellas, publicada por el Fondo de Cultura Económica. Aquí el historiador italiano da una respuesta al positivismo y al escepticismo posmoderno. En ella dice que si bien es cierto hay narraciones ficticias y narraciones históricas, su diferencia no está en la verdad ni en la falsedad del relato, sino en la lucha de estas narraciones por legitimar la representación legítima de la realidad.

Así surge  la idea de publicar esta nota, que no pretende ser aporte a la microhistoria, sino comunicar  las vivencias provocadas por esos acontecimientos tan lejanos al presente, con los cuales me recibió y me adopto esta ciudad.

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