viernes, 25 de junio de 2021

Los obispos muertos de Fernando Botero

 


 

Por Manuel Alexander Martínez Medina

 

Fernando Botero Angulo es un artista y escultor colombiano, nacido en Medellín el 19 de abril de 1932; gracias a su estilo propio, que también es conocido como «Boterismo», representa personas y figuras en un volumen grande y excesivo, su trabajo, puede personificar la crítica política, social o religiosa e inclusive hace referencia a grandesobras de épocas pasadas como lo son “ El matrimonio Arnolfini” de Jan van Eyck y “ La Gioconda” de Leonardo da Vinci, gracias a su forma tan peculiar, podemos identificar fácilmente sus trazos ya que sus obras destacan por la opulencia que tienen las figuras que representa, que rompen absolutamente con el canon impuesto por las escuelas griegas.

 

Entre sus obras más destacadas podemos encontrar:

 

• Bodegón con sandía

• La muerte de Pablo Escobar

• La cornada

• The dancers

• Mona Lisa a los 12 años

• Self-Portrait

 

En este texto, analizaremos una de sus obras con mayor impacto y repercusión que tuvo en su carrera artística las cual conocida como “Los obispos muertos”. Esta obra se caracteriza por presentar una montaña de cuerpos de sacerdotes que reposan plácidamente, como si hubieran cedido su poder; lo que Fernando pretende mostrar en este lienzo es que ironiza las jerarquías eclesiásticas que, tradicionalmente, han condicionado la idiosincrasia e identidad en su natal Colombia.

 

De esta obra, botero realiza dos versiones, la primera en 1958 y la segunda en 1965, plasma los obispos con sus trajes, mitras y báculos, dispuestos unos sobre otros a manera de un gran bodegón de frutas. La obra en general fue sumamente criticada por la iglesia siendo representada por sus trazos sumamente grotescos así como también, su crítica hacia la iglesia de aquella época llegando incluso a considerarse fea debido a estos aspectos; pero, a pesar de ser una obra polémica por la deformación de los cuerpos, la violencia de las pinceladas y la estridencia del color, se convirtió en el primer premio de pintura en el Salón de Artistas de ese año, consagrando a Botero como el máximo pintor colombiano con tan solo 26 años

de edad.

 

Cabe resaltar que lo anterior ocasionó que Botero generara un cambio de perspectiva para la estética porque él propuso abrir nuevos horizontes.  Un claro ejemplo de esto sería su percepción misma de sus obras, ya que Botero dijo que su pintura no se basaba en pintar a las personas “gordas”, a las frutas u objetos distintos, porque si de esto se tratara simplemente pintaría a las personas u objetos tal cual se presentan; Botero va más allá de lo que a primera vista parece. A él le gustó profundizar tanto en los seres y cosas de modo que incluso llegó a satirizar obras emblemáticas con el propósito de que estas tuvieran mayor repercusión e impacto en la sociedad.

 

Finalmente, considero a Botero como uno de los mayores exponentes artísticos de toda Latinoamérica en toda su historia, ya que rompe con los estigmas previamente planteados, con lo cual genera un mayor impacto en sus obras, y para mí lo más bello del arte es poder dejar huella y trascender. A partir de la obra de Botero, considero que podemos reconocer la importancia de visibilizar otras perspectivas, otras formas de creación frente al canon estético instituido. Esto es equivalente a abrir líneas de fuga donde parece que todo ya está dado y decidido. Y creo que seguir luchando por el reconocimiento del valor libertad en general y de la libertad de creación en particular, es muy necesaria en nuestros tiempos.

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