Lorena
Elizabeth Santiago Ochoa
Apetecible
sábana añeja
transpira
su aroma sin esposas.
En
almohada inquieta
se
alborota adrenalina
de
lozano capricho.
El
rayo agudo sonríe
al
fresco destello seductivo
insistente
de luz en brío.
Los
labios temblorosos
en
plenitud húmeda palpan,
la
experiencia del fuego
y
desplazan toda controversia.
Engreída
la halaga el roce terso,
despojando
la noche,
un
torrente de palpitaciones
que la
memoria aletargada escondía.
Sobresaltan
surcos por segundos
el carmín
rojo linaje se impone
a la
conjugación atrevida
de
altivez por rebrote.
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