Víctor Manuel Vásquez Gándara
El 18 de julio del 2009 asistí a un desayuno organizado por
la Academia Mexicana de la Educación, Sección Veracruz, presidida ese trienio
por el profesor Mariano Ortiz Galván. En El Itacate nos dimos cita: Jesús
Jiménez Castillo, Javier Ortiz Aguilar, Gregorio Castañeda Orozco, Raúl Romero
Ramírez, Dinora Lucien Blásquez, Alfredo Villa Báez, Reynaldo Ceballos
Hernández, Carlos Jorge Aguilar Aguilar, Lisardo Enríquez Luna, Wilfrido
Sánchez Márquez, todos miembros de número de esa organización y como invitado
especial el periodista Juan Tosca encargado de la Sección Opinión de Diario de
Xalapa. Fue mi primera participación oficial en la AMEAC, con pretensiones de
ser aceptado.
A partir de esa ocasión fui cultivando la amistad de ellos y
de los demás integrantes de la asociación fundada en 1983 por el maestro
Marcelo Ramírez Ramírez y un grupo de intelectuales vinculados con la Educación.
La gestión de Mariano culminó, asumiendo la presidencia de
la nueva Mesa directiva el profesor Sánchez Márquez eligiéndome la Asamblea de
socios con la responsabilidad de Secretario de Comunicación Social. Así inició
un mayor acercamiento con el maestro Willy convirtiéndose en amistad por la
solidaridad frente a la problemática inherente a nuestra gestión. Las experiencias vividas juntos son tema a
tratar en otro espacio.
En septiembre de 2010 con el profesor Lisardo empezamos el
proyecto editorial Tlanestli. La entrega mensual del ejemplar, práctica que aún
continuo haciendo después de cuatro años, abrió
la posibilidad de conocer más al maestro Willy, afianzándose la amistad,
ahora por su apoyo incondicional hacia la edición literaria, educativa, cultural,
sobre todo por la sinceridad de su trato.
Durante cincuenta meses he visitado al maestro quien no
únicamente me abrió las puertas de su hogar y a miembros de mi familia, también
desbordó su sensibilidad compartiéndome en sus charlas parte de la historia de
su vida profesional y lucha social.
Su personalidad destaca en principio por el humanismo
demostrado en sus acciones sociales, políticas y literarias. Su participación
activa en la AMEAC ha dejado huella como lo hizo en su tiempo dentro del
Sistema Educativo Nacional. De la misma manera es respetado por múltiples
colaboraciones en la preservación de tradiciones de la cultura nacional a
través de la Fraternidad Istmeña. El Instituto de Relaciones Culturales
Mexicano-Cubanas “Flores Magón-Mella”, le reconoce su labor y esta publicación
ha recibido apoyo de él no sólo con sus textos sino apoyo financiero.
En dos recientes reuniones muy significativas tuve la
fortuna de ser uno de sus invitados: conmemoración del su nonagésimo cumpleaños
de existencia y el festejo de la festividad de Todos Santos. Sendas reuniones
celebradas en su domicilio particular en las que afloró generosidad, sinceridad
y el reconocimiento hacia él y su familia.
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