Mario Jesús Hernández
Pérez
Realizar un trabajo de
investigación, no es una tarea fácil, pero esto no significa que sea una tarea
imposible, sencillamente, como expresan Booth Wayne C., y otros autores, Cómo convertirse en un hábil investigador,
Gedisa, Barcelona 2001; es un trabajo que necesita seguir ciertos pasos
metodológicos, que guíen a quién tome la decisión de llevar a cabo este tipo de
trabajo, con la certeza de que al final habrá llegado a desarrollar una
investigación seria y que pueda servir a otros cuando sea consultado el
resultado obtenido.
El primer momento se
refiere a: ¿para qué hacer una investigación?, porque podría pensarse que
únicamente se lleva a cabo un trabajo con estas características para satisfacer
un ego personal. Sin embargo, es importante entender, que las investigaciones
responden a las necesidades de las preguntas que nos hacemos o cuando
intentamos resolver un problema; y que una vez obtenidos los resultados, estos sean
de utilidad para las demás personas que se interesen en ese mismo tema.
Por ello, una de las
cualidades que se deben adquirir como investigador, es la de escribir bien, así
como se aprende a leer bien, también el arte de escribir denota ciertas
características que se deben poner en práctica. No sólo escribir para recordar,
sino también, escribir para comprender, escribir para ganar perspectiva, o para
presentar la investigación realizada.
Y es que de acuerdo a
los autores, cuando sabemos escribir correctamente, entramos en una conversación
unipersonal con cada actor que tiene la oportunidad de conocer lo publicado de
la investigación. No es algo sencillo que otras personas entiendan lo que pensamos,
lo que se quiere decir en cada escrito, en cada manuscrito, en un artículo, en
una revista.
Quizás muy pocas veces,
entendemos ese rol social de aquél que escribe y del otro que lee. Por lo
tanto, el resultado de escribir una investigación, se debe realizar, no sólo
buscando que quién lea encuentre un entretenimiento, sino que pueda alcanzar un
beneficio práctico, que le dé la posibilidad de comprender y que a la vez, le
genere un nuevo conocimiento con el resultado de lo que se ha escrito.
Así, una vez que se
adquiere ese arte de bien escribir, los autores consideran importante, la forma
como se debe de elaborar un proyecto, y considerar siempre la posibilidad del
trabajo grupal, puesto que, de esta forma se enriquece la investigación que se
realiza.
También es importante,
que una vez elegido el tema de investigación, de una manera general, se debe ir
acotando el tema para delimitarlo, lo que los autores llaman restringirlo, pues
así, no existirá la posibilidad de perderse en lo que se pretenda hacer.
Posteriormente, es necesario
que se elaboren preguntas, que nos lleven a identificar, particularidades y
contextos totales, así como, su historia y sus cambios, sus categorías,
características, sobre el valor que las preguntas pueden tener dentro de cada
uno de los contextos posibles. Asimismo, se considera que las preguntas puedan
guiarnos hacia el significado de lo que se desea investigar o simplemente nos
ubiquen en el nombre del tema, y sugiera o motive nuevas preguntas.
Y es que, después de
las preguntas, se deben estructurar los problemas de la investigación. Para
Booth, los problemas pueden ser “prácticos” y “problemas de investigación”, los
primeros surgen de una situación común, mientras que los segundos se definen
por un rango estrecho de conceptos; además que se deben considerar los costos
inmediatos que éstos dejan, y que van desde los económicos, sociales,
personales, etc. Del mismo modo, afirma, que se debe entender, que la
investigación realizada se debe contextualizar como “pura” o “aplicada”, y que
tiene que ver entre lo que se “quiere saber”, o lo que se “quiere hacer”.
Otro de los aspectos
relevantes que no se deben perder de vista, y que mencionan los autores, es que
las preguntas planteadas, nos deben de llevar a las fuentes que sustenten documentalmente
y teóricamente la investigación. En este sentido, la información es posible que
se obtenga en bibliotecas, en guías de investigación, en bibliografías
especializadas, o en su caso obtenerla de personas.
Asimismo, mencionan que
las fuentes de la investigación pueden ser primarias, secundarias y terciarias,
y que van de acuerdo al contexto en el cual se ubica cada una, siendo las más
importantes las primarias, sin dejar de considerar a las dos restantes, pues
las primarias son la investigación en si. Por ello, es relevante considerar, la
actitud crítica con la que se lean las fuentes, evaluarlas, tomar notas,
documentar correctamente la bibliografía, contextualizarlas.
La tarea del
investigador no es simple, pero debe tener la dedicación de quién realiza esta
actividad, y se sugiere que no se lleve a cabo de manera solitaria, sino de
manera grupal, para enriquecer las opiniones, comentarios y críticas, sin duda
un gran reto el que se adquiere desde el inicio hasta el final.
Comentarios y sugerencias:
mariojesushp@gmail.com
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