Día nacional del libro
A
propósito del Día nacional del libro, Olga Fernández Alejandre comparte con
nuestros lectores una visión sobre esta creación humana. Pues
él, refleja el vínculo indisoluble con nuestra existencia, está unido, por
diversas razones, al quehacer cotidiano, académico, laboral, a la creación e
imaginación. La autora rememora su trascendencia, más allá del autor. En su
ensayo, narra parte de su historia, el devenir y presentaciones hasta la
actualidad. Asimismo, reflexiona sobre los diferentes procesos y actividades
involucrados en su elaboración: desde
los sonidos que hubo de asignarse a cada signo plasmado en él, hasta la
impresión, no sin antes plantearse con qué materiales producirlo: papel,
tintas, diseño y métodos de impresión. El libro contribuye, y esa es una de las
aportaciones relevantes, a la comunicación y al engrandecimiento de los
individuos. Olga finaliza con una frase de Rubén Darío: El libro, ¡Bendito sea! … pues con afán inaudito, vuela por el infinito
con las alas de la idea.
En
este su día, cabe subrayar el binomio
indisoluble en su producción y difusión: la lectura y la escritura, elementos
connaturales al aprendizaje y la generación de conocimiento.
Lo
anterior nos abre la puerta para ver que la problemática social de este
incipiente siglo XXI reclama ciudadanos más participativos, con una cultura que
les permita afrontar las contingencias de la vida, donde los libros son la
fuente de la cual debemos deber si queremos estar un paso adelante de la inmediatez.
Y sí, la mejor forma de celebrar al libro es leyéndolo, escribiéndolo y
publicándolo.
Director
General
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