Gilberto Nieto Aguilar
“…porque
veo al final de mi rudo camino,
que yo fui el
arquitecto de mi propio destino…”
Amado Nervo
Muchas personas establecen metas cada Año
Nuevo. Algunas hasta llegan a preparar agendas con actividades y tiempos. Otras
más pregonan entre sus amistades y familiares que “ahora sí” están dispuestas a
sacrificarse para lograr tal o cual objetivo. Lo cierto es que, fuera del
encanto y el romanticismo propio de esa temporada posnavideña y del mes de enero,
muchas personas que sienten el aliento de la renovación y el cambio no vuelven
a recordar sus propósitos en lo que resta del año. Si no, pregunte usted a
quienes sepa que realizaron promesas a principio de año o que intentaron algo
parecido en algún momento posterior.
No tenemos nada contra quien ejerce estas
costumbres, que sólo son “llamaradas de petate”, pero para trazarse metas,
establecer propósitos, pensar en un plan de vida o simplemente estar dispuesto
a cambiar para mejorar, no importa el día del año: lo que importa es la
intención y la sinceridad de la persona para analizar algo viable y trazar una
posible estrategia para alcanzar lo que realmente desea.
Para lograr metas importantes y cambiar el
estilo de vida actual hay que estar abierto a las posibilidades. Contestar a
cuestiones importantes como ¿qué se hará con el resto de la vida?, ¿se podrá
ejercer alguna influencia en la vida o estará siempre sujeta a fuerzas externas
y al azar? Se debe considerar que si se sigue haciendo lo mismo se obtendrán los
mismos resultados, pues para lograr la realización de metas de superación se
requiere hacer cosas distintas o quizá las mismas pero de diferente forma. Además,
las metas deben ser claras para acompañarlas de la perseverancia, la constancia
y la consistencia.
Desear como un simple anhelo no sirve para nada
si no se realizan las acciones para hacer del anhelo una realidad. Hay que
estar dispuesto a hacer lo necesario para lograrlo, siempre y cuando se
consideren ciertos factores y aspectos que pueden ayudar a clarificar acciones,
vencer obstáculos y no extraviarse por los distintos senderos de la ilusión y
la fantasía.
Las acciones a lo largo de una existencia
definen a la persona y determinan su destino, tras resolver algunas circunstancias
que pueden escapar de control y donde lo valioso radica en la manera en que se
enfrentan. Lo importante es querer tomar las riendas de la propia vida, situación
que se puede asumir en cualquier momento, porque sólo pueden impedirlo la falta
de voluntad o la muerte.
Entre los factores a tomar en cuenta para
lograr metas y propósitos está el gran potencial que toda persona tiene y que
puede aprovechar en beneficio propio. Analizarse a sí mismo para entenderse
mejor y lograr un mayor conocimiento de sí, puede incluso mejorar su
autoestima. Definir lo valores que considera importantes, la visión que tiene
de la vida para establecer una misión y unas metas que no perjudiquen a
terceros (cónyuge, hijos, familiares o amigos) sino más bien los incluya.
Quizá los aspectos determinantes que deben
analizarse y considerarse son el emocional,
que se refiere al equilibrio de sentimientos y emociones, la conducta asertiva,
los afectos y la autoestima. El aspecto social
que abarca la forma de desenvolverse y relacionarse con los demás, pero también
puede incluir a la familia, el círculo de amigos y la manera que se acostumbra
la recreación. Lo ocupacional identificando
qué hace, cómo dispone del tiempo libre, que hay del trabajo, el estudio y cómo
se manejan las relaciones laborales. Lo económico,
que en estos tiempos difíciles es muy importante pero que con la definición de
los otros aspectos queda casi resuelto. La dimensión corporal referida al cuidado del cuerpo, al consumo adecuado de
alimentos, al ejercicio, la ingestión de medicamentos y tóxicos dañinos. Lo mental, haciendo una revisión de lo que
ingresa en la mente a través de la lectura, la televisión, los videojuegos, el
Internet, la pornografía y la manera de pensar sobre las cosas, sobre las demás
personas y sobre sí mismo. El cultivo del aspecto intelectual, a través de la selección de lecturas, el análisis de
textos, la actualización dentro del ámbito de la actividad profesional y el
amor por la cultura general como concientizadora del ser humano. Y el área espiritual, que no tiene por qué verse
bajo ningún criterio religioso, sino como la combinación de los valores y el
deseo de trascendencia de la esencia humana, como la aplicación de la Bondad,
el Amor y la Inteligencia para mejorar la calidad de vida de propios y
extraños, aceptando que la vida tiene un significado y que la ética vale la
pena.
Los propósitos pueden ser muchos y tan variados
como seres humanos existen. Desde bajar de peso, ser más amable, aplicarse en
alguna actividad, regresar con el cónyuge, separarse del cónyuge, perdonar
enemigos, casarse, construir una casa, volver a la universidad, independizarse
de la familia, abrir un negocio, dejar vicios y malos hábitos, atender asuntos
olvidados o pendientes, querer ser mejores seres humanos, etc.
Metas y propósitos que ayudan a crear mejores
expectativas de vida. Imagínese, amigo lector, qué genial sería que cada uno de
nosotros tuviésemos el propósito de combatir la corrupción y la falta de ética
en el quehacer humano. Los gobernantes se verían obligados a modificar algunas
prácticas porque, haciendo a un lado a los “políticos de carrera”, antes de
ascender a una posición de ese tipo, el nuevo funcionario ha sido un ciudadano
común. Si el nuevo servidor público es una persona honesta que se interesa por
los demás, tenemos buenas expectativas para la función pública a su cargo. Pero
si en su forma de interpretar la vida no aparece la palabra “ética” y la
corrupción le parece lo más normal, estamos fritos porque significa que
seguiremos igual: mucha demagogia, muchos hechos oscuros y poca atención real
para las necesidades ciudadanas. Y aunque este caso es más una cuestión de educación,
la voluntad humana es determinante.
Cambiar expectativas y transformar conductas es
una tarea multidisciplinaria que requiere la participación de todos: padres y
madres de familia, sacerdotes, pastores, filósofos, educadores, juristas, periodistas,
profesionistas libres, políticos, funcionarios, escritores, guionistas, artesanos,
amas de casa y cualquier ciudadanos que se interese por un México mejor en el
futuro, que estará tan lejos como tan grave sea nuestra miopía para asumir la
responsabilidad que a cada quien corresponde. Analizar, definir, planear y
poner la acción necesaria bien pueden ser el principio personal para realizar
propósitos. Cuidemos que no se queden en un simple deseo, una frase sin sentido
o una promesa sin cumplir.
gilnieto2012@gmail.com
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