Por Vicente Espino-Jara / Cronista de Xalapa
En la gran variedad de
elementos estéticos que confluyen en la capital de Veracruz, las artes
plásticas ocupan un significativo lugar a través de los espléndidos murales que
decoran algunas plazas cívicas, edificios gubernamentales, incluso mercados, los
cuáles con líneas, colores y relieves expresan acontecimientos heroícos,
movimientos sociales o conceptos ideológicos que van desde 1936 con la dolorosa
representación nacionalista: “La lucha
antiimperialista en Veracruz”, planteada como critica a las politicas de
explotación del mercado capitalista y expresada con la violenta invasión norteamericana
de 1914, por el maestro guanajuatense José Chávez Morado, en el vestíbulo del
edificio universitario de las facultades de economía y estadística, donde otras
generaciones se forjaron y ahora se continúa compartiendo talento y coraje
intelectual, al amparo de los retratos murales de los excepcionales mexicanos
universales; Yanga, José María Morelos, Benito Juárez y Emiliano Zapata, realizados por el artista Francisco A. Gutiérrez. De ese mismo periodo data “La amenaza fascista” obra de Feliciano
Peña, en la que destaca particularmente la infausta bendición papal de Pío XII
a los ejércitos nazis en el contexto de la razón especulativa o dialéctica de Vladimir
Ilich - Lenin, Máximo Gorki, Romaind Rolland, Georgi Dimitrov, Henri Barbusse y
Francisco Largo Caballero, que constribuyeron a la formación de un nuevo modelo
económico y social, donde el ser transformó su propia realidad y floreció para el mundo de la razón y la
libertad, en el árbol de la vida nueva, específicamente humana.
Pero, la tradición muralista trasciende las instituciones
de la ciudad y se hace presente en emblemáticos espacios abiertos como la
plazuela dedicada al intrépido Jesús García “Héroe de Nacozari”, donde se admira la gran belleza y composición de
los mosaicos venecianos con los que se elaboró por Francisco Eppens en 1958, el
mural que describe tan heroíco acontecimiento histórico, o bien la plazuela de
Xallitic en cuyo muro el maestro Francisco Salmerón desplegó en 1964 a manera
de antiguo códice prehispánico las rutas y vías de comunicación novohispanas entre
la villa rica de la Vera Cruz, la región central montañosa de tierras muy
fertiles y la novísima población evangelizada de Xalapa. Así mismo, requieren
de una visita obligada los pequeños
murales que se localizan en el interior del Mercado “Jauregüi” y que nos
ofrecen la lectura de la cronología del comercio en la región desde su origen mesoamericano hasta los años 1959, que
en vitricotta fueron pintados y horneados por el artísta veracruzano Norberto
Martínez, y desde luego la riqueza estética de múltiples identidades coordinada
y realizada recientemente en los muros externos del mismo mercado, por el
talentoso joven xalapeño Emmanuel Cruz Muñoz, quien implementó otras pinturas del
mismo género en el mercado “Alcalde y García”.
También ocupan un destacado lugar en la apreciación
artística las obras hechas por el maestro de origen jalisciense y avecindado en
la ciudad de México, Mario Orozco Rivera, quien legó a la ciudad en 1958 la
obra mural “Defensa, continuidad y
destino de nuestra cultura” donde el eje central lo ocupa un hombre que
ofrece el fuego purificador con que representa la unidad cultural y la
integridad de México, localizado ahora
en el acceso principal del auditorio de la escuela Normal Veracruzana. Tres años después, en 1961 sobre la escalera
principal de la actual dirección de administración escolar universitaria, pintó
con síntesis estilística el “Veracruz
Revolucionario” destacando ahí los retratos de los protagonistas de la
histórica jornada, unidos entre ellos por ideas progresistas afianzadas en la
base de las libertades democráticas: Lucrecia Toríz, Hilario C. Salas, Gabriel
Gavira, Cándido Aguilar, Úrsulo Galván, Herón Proal y Heriberto Jara, este
último concebido en su contemporaneidad como luchador y promotor de la paz
mundial.
A Orozco Rivera, también debemos en 1962 la “Liberación” desarrollado con acrílico
sobre aplanado de cemento blanco, polvo de mármol y cuarzo en gran formato en
el vestíbulo del antiguo palacio de justicia ubicado en la calle de Leandro Valle,
donde la narrativa se desarrolla de lo pequeño a lo monumental y se fundamenta
en la justicia y la familia, como aquel otro dedicado a la “Juventud” que plasmó ese
mismo año en el corredor central de la Escuela de Bachilleres “Antonio María de
Rivera” y la “Lucha de Obreros”
conservado dentro de un comercio de la avenida Venustiano Carranza.
La visión educativa de la ciudad y la tradición muralista
posrevolucionaria, se actualiza y promueve como política cultural permanente,
de tal manera, que en el interior del Palacio de Gobierno, como su portal de
acceso y edificios anexos, fueron decorados en varias etapas por el maestro
Melchor Peredo, con los murales al fresco: “Resistencia
Heroica” 1980, “La Historia de la
Cultura en Veracruz” 1982, “Homenaje
a Ignacio de la Llave y la Reforma” 2004, y finalmente la “Revolución continua” en 2010.
El recuento es muy amplio y sólo bastará con tener acceso
a la biblioteca de la ciudad y las instalaciones universitarias en la calle de
Juárez, para localizar otras creaciones admirables de Teodoro Cano, Manuel
Gutiérrez García y Norberto Martínez, como el relieve “Las Bellas Artes” 1980, “El
hombre y el conocimiento” 1964 o “Quetzalcoatl”
1975 y el dedicado en el mismo año
sesenta y cuatro por la artísta Leticia Tarragó a “La Infancia” en el edificio municipal administrativo de la
comisión municipal de agua y saneamiento en la Av. Presidente Miguel Alemán, “La caja de pandora” de Jorge Martínez,
en las oficinas del seguro del magisterio en la calle José María Mata y desde luego la monumental
obra mural en relieve del mismo Cano, cuya lectura temática es afín a los
servicios que se ofrecen en los inmuebles que los lucen: Centro de
Especializades Médicas “Rafael Lucio”, auditorio de la Benemérita Escuela
Normal Veracruzana”, Facultad de Derecho de la UV, Palacio de Justicia,
Secretaría de Educación, donde la reforma educativa liberal, se combinó el
fresco, acrílico y relieve. No obstante, la fuerte representación simbólica del
muro “Quetzalcóatl y el hombre de hoy”
hecho en 1968 por Alberto Beltrán y que se localiza en el paseo del dique.
Finalmente y muy distante a la tradición muralista
impulsada por José Vasconcelos a principios del siglo XX en la capital del país,
en Xalapa sabemos gracias al testimonio
del viajero inglés William T. Penny, que estando de visita en está ciudad el 28
de mayo de 1824, para entrevistarse con el general Guadalupe Victoria, en su
domicilio, descubrió que la sala : “…estaba elegantemente decorada con temas históricos
pintados sobre las paredes y el techo”. Excepcional acontecimiento con que se refrenda
la insaciable vitalidad cultural y de vanguardia artística que la comunidad ha
experimentado históricamente en nuestra capital.
Bibliografía:
Beltrán Alberto. “Pintura y Escultura en Veracruz 1910-1980”.
Ediciones Punto y Aparte. Jalapa 1980
Cien viajeros en Veracruz. Crónicas y relatos. Tomo III / 1822-1830.
Gobierno del Estado de Veracruz. 1992. pp. 130-132.
Espino Jara, Vicente. “La lucha antiimperialista en Veracruz”.
Punto y Aparte. Año XXII No. 1050. Jalapa, Ver., 2 diciembre de 1999.
MacGregor Joaquín S. “Mario Orozco Rivera, Muralista” La
Palabra y el Hombre. Revista de la Universidad Veracruzana. Octubre – Diciembre
1962. pp. 605-619
Rodríguez Prampolini Ida.
Coordinadora. “Muralismo Mexicano
1920-1940”. UV. FCE. INBA. CONACULTA. UNAM.
Tezontle 2012
*Consejo de la Crónica Municipal
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