Ana
Marcela Montero Aldana
En
el mundo del cine los superhéroes son figuras de gran valentía y proeza,
siempre con súper poderes que les ayudan a derrotar el mal, el mundo se vuelve
loco de admiración y para los niños son un gran ejemplo de valentía y
fortaleza. Si bien eso sucede en la fantasía del cine o los comics; el mundo
real no se encuentra tan alejado de dichos héroes, la mayor parte del tiempo
vivimos cerca de ellos o incluso somos ellos.
Cada
día que suena nuestra alarma y sobresaltados la interrumpimos para levantarnos
enérgicamente, los trabajos, los niños a la escuela, los servicios que pagar,
la despensa que surtir y lo peor, la delincuencia que sortear; todo esto ha
hecho que nos volvamos superhéroes; no de ahora sino también de antes, nuestros
padres y abuelos ellos también han fungido como héroes, siempre tratando de
cumplir con las necesidades de la familia, preocupados de sobremanera por
llevar sustento a casa, siempre agobiados por trasmitir los valores de familia,
la moral y el respeto.
Tanto
esfuerzo a cada instante, tanto trabajar para darnos educación; decía mi abuela
en paz descanse. “Que tengan lo que yo no he podido disfrutar” la oí decir una
tarde hace años, preocupada hasta por los nietos.
Mis
padres; que decir de ellos, se han pasado la vida cuidando de mis hermanos y de
mí. Papá caminaba 3 horas con los zapatos en la mano, enlodado hasta la
pantorrilla para asistir a dar clases a una primaria rural y mi madre hace poco
miré una foto en la que ella embarazada de mí, daba clases a niños de
preescolar. Incluso mis hermanos vendían cuanta chuchería hacía mi madre para
apoyar a mi papá, que no únicamente sostenía a su familia sino también algunos
estudios de sus hermanos. Los años siguen transcurriendo siguen dándonos los
mejor de ellos y ahora veo a mis hermanos son el ejemplo de mis padres en
versión actual, pero claro no menos importante ya que el presente está lleno de
retos y vicisitudes.
Con
todo el corazón amemos a nuestras familias porque vivimos con héroes reales de
carne y hueso, que sufren o enferman, que ríen y que lloran…
Apreciemos
tener a nuestros héroes porque no serán para siempre.
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