Por Raúl Hernández Viveros
I
Se trata de reflexiones sobre la evaluación educativa y de sus programas. Desde las perspectivas de mejoramiento de la interacción de académicos frente al trabajo de investigación cualitativa. Por lo cual destacan: programa, evaluación de programas, y sobre el examen de programas educativos. Se advierten temas críticos como la labor de especialistas, la factibilidad de la evaluación, aspectos éticos y la comparabilidad de los resultados.
Al mismo tiempo, existe el planteamiento de que el educador como un artista se involucre con principios, enunciados y propuestas pedagógicas, aparte del talento y la inspiración. Con estos saberes pueden ubicarse las regularidades, la dispersión, tendencias, secuencias y ciclos; en forma similar a la aplicación de la creación artística, en la cual siempre destaca la impronta de cada persona.
Dentro del método hipotético-deductivo-experimental la educación representa el objeto de un conocimiento propio de las ciencias humanas o sociales, y parte de un saber tecnológico, en búsqueda de una educación de calidad. Destaca el principio de complementariedad metodológica porque vincula los métodos cualitativos y cuantitativos. La cultura evaluativa permite el mejoramiento de los planes, proyectos, procesos y resultados, con la misión de lograr la calidad de la educación y la creación de teoría.
La investigación evaluativa es una actividad fundamentalmente externa, pero que requiere del rigor crítico exterior. Hay que apoyar el reconocimiento hacia la educación permanente. Existe la preocupación por alcanzar la calidad y los resultados en ámbitos educativos. Por lo cual está la actuación planificada organizada y sistemática de un plan de acción que impacta en el programa, evaluación y evaluación de programas.
Donde un plan sistemático y sistémico, funciona en las metas educativas. Los procesos toman en consideración la armonía y la coherencia. Por lo tanto, un programa contiene metas y objetivos, debe estar especificado y detallado sin limitaciones para su evaluabilidad. Además incorpora medios y recursos, suficientes, adecuados y eficaces, con un sistema de apreciación de metas y objetivos.
A partir de criterios y diferencias se integran los procesos que permiten la toma de decisiones. Los componentes de la evaluación son los contenidos a evaluar, la información a recoger, la valoración de la misma y la finalidad de llevar a decisiones de mejoramiento. Los criterios para valorar la información corresponden a exactitud, claridad, precisión, profundidad y variedad. Las referencias fundamentales: normativa criterial y personalizada o idiosincrásica. La evaluación de programas es un proceso sistemático que obtiene información valiosa, válida, fiable, rigurosa, orientada a valorar los logros de un programa. El grado de eficacia contempla la finalidad de la sintonía en los actos educativos, donde la información es rigurosa, valiosa y útil en la toma de decisiones. La valoración debe ser coherente para definir con claridad el contexto.
Por otra parte, se toma en consideración el tamaño o amplitud y la complejidad del programa. La responsabilidad del evaluador. Las unidades de análisis, la relación entre el programa y su evaluación, y los datos de la información. En el programa se consideran los objetivos y metas, el proceso de implantación y desarrollo, la realidad como una nueva aplicación, o la realidad dinámica que ofrece consecuencias sobre los contenidos educativos. Los componentes de la evaluación del programa: funciones condicionantes, calidad técnica, diseño de la evaluación. Métodos a utilizar, información a recoger, momentos de recolección de datos, técnicas o instrumentos, sistema de registros, análisis, criterios para valorar. Se elabora un formato del informe para su difusión o debate.
La evaluación representa aportaciones y optimización del programa que tiene como finalidad la calidad, viabilidad y condiciones optimas. La función corresponde a la anticipación de las decisiones que promuevan las potencialidades. La metodología analiza el contenido de los momentos, estudios prospectivos y técnica Delphi[1]. Hay que recurrir al juicio de expertos multidisciplinarios, y a los registros de pruebas de evaluación, con la finalidad de recoger información.
Los criterios: calidad, pertinencia, realismo y adecuación se integran a la suficiencia de apoyos en el logro de objetivos, principalmente en la formación, implicación y compromiso. Destaca la factibilidad sobre planteamientos de evaluación, que se concreta en procedimientos prácticos, viabilidad política y coste-efectividad. De esta manera se permite desembocar en una cultura auto evaluativa y participativa. e acuerdo con planteamientos éticos, se pueden emitir, con la participación en la toma de decisiones, y los juicios valorativos. Acompañados por la honradez o probidad para sustentar que la evaluación tuvo sustento y fundamento legal y ético. Aunque se llega al problema de la comparabilidad de los resultados que es la manifestación de una visión globalizada con que se pretende enfrentar las exigencias sobre los planes de estudio a nivel internacional en centros de estudios superiores.
En este aspecto se pretende un diseño curricular base que compagine los datos de resultados de diferentes instituciones educativas. Sin embargo, existen dificultades sobre la homologación de títulos universitarios, principalmente en las naciones europeas. Aunque se trata del mejoramiento basado en la superación, avance, y progreso, y ya no se trata del campo de la competitividad. Pero se requiere del esfuerzo y respaldo decisivo por parte de las administraciones públicas y dependencias a nivel federal y estatal, con la normativa de las exigencias de calidad por parte de instituciones mundiales.
Por supuesto que parecieran buenas intenciones desde los organismos internacionales que manejan las medidas adecuadas para el impulso de estos criterios de calidad, pero la falta de recursos económicos y los recortes presupuestales han impedido obtener una educación de calidad. A veces los objetivos y metas no se alcanzan por la falta o cancelación de recursos, y entonces las actividades de evaluación se transforman en ejercicios simulados.
Frente al alto crecimiento de la población y la crisis de la globalización, el rezago educativo se acompaña con el desempleo, y con el impacto de la macroeconomía que ofrece nada más salarios mínimos que no requieren de estudios de nivel superior. Junto a la visión catastrofista está el espacio de los millones de jóvenes ni-nis que ni estudian ni trabajan, que se suma a otros millones de adolescentes integrados al mercado informal y al servicio del crimen organizado. Por lo tanto resulta bastante valioso el estudio de la evaluación de programas educativos, y se pueda intentar plantear el rescate del bienestar de la educación en México, a través del reconocimiento en el diagnóstico de los puntos débiles y en las medidas para la toma de decisiones sobre la educación como una actividad humana.
II
A través de la revisión sobre la evaluación como disciplina del conocimiento se orienta la elaboración de los programas sociales y educativos. De acuerdo con Catalina Martínez Mediano al verificar los procesos y las metas de la realización práctica y resultados, se logra el mejoramiento de los programas, y al mismo tiempo se contribuye en definitiva, a la construcción del conocimiento. Por lo cual se plantea la evaluación como disciplina del conocimiento. La metateoría1[2] de un nuevo campo de investigación y espacio de resultados. Frente a la cual hay que identificar y desarrollar una metodología basada en pasos como instrumentos generadores de resultados adecuados.
La obtención de una base de datos que se produzcan con las investigaciones y aparezcan en informes descripciones, ilustraciones, principales teorías. Detrás de esquemas conceptuales se representan múltiples modelos evaluativos, con una mejor aproximación a los conceptos teóricos y procedimientos. En su ensayo “La teoría de la evaluación de programas”, Catalina Martínez Mediano propone que con el desarrollo de una metateoría se ofrezca un método de trabajo practico que identifica y define su propio espacio de reflexión critica sobre la diversidad de modelos evaluativos. En la evaluación de programas se emplean métodos y técnicas de investigación de las ciencias sociales, derecho, lógica, ética, y de la misma teoría para la evaluación de programas.[3]
Con la producción de conocimiento se comprueba y considera la evaluación como ciencia que aporta conocimiento sobre el resumen de las disciplinas, tecnológicas y se parte del pensamiento racional. Por lo tanto se involucra con otras disciplinas, a través de las cuales se estudia la naturaleza de la evaluación.
Dentro del marco teórico se menciona a Scriven que señala a la acumulación y síntesis de importantes en la toma de decisiones, y propone las premisas o criterios evaluativos para verificar los valores y normas de la evaluación. La cual incluye ampliamente productos, personas, control de calidad, y políticos. Con la meta metodológica se desarrollaran proceso lógicos de evaluación y temas cualitativos y de metateoría sobre la naturaleza de la investigación.
En el marco teórico, Tyler involucra las metas generadas y los objetivos conductuales comparando los resultados con las metas. Stuffebeam identifica, obtiene y proporciona información útil y descriptiva del valor y mérito, también el valor del objeto de la evaluación, con un informe descriptivo. Stake descubre el mérito y las deficiencias de un programa. Scriven considera que la ciencia de la valoración determina el mérito y valor del objeto. Para Stake funciona para descubrir el mérito y las deficiencias de un programa.
En cambio, Guna y Lincoln observan que es un proceso de recogida de datos, en continua interpretación bajo consenso de la unidad de hechos y valores. Gronbach vincula la recolección y uso de los datos. Para Pérez Juste es un proceso sistemático de recogida de información Campbel y Stanley y Cook defienden el paradigma experimental. Todas estas aportaciones sustentan criterios suficientes dentro de la complementariedad metodológica y de sus propios modelos.
Chen y Rossi respaldan la teoría de programas y enfocan la evaluación comprehensiva adoptada y conducida por la teoría; por lo cual se basan en la interpretación de la conceptualización y diseño, bajo el asesoramiento para la realización del programa, y en la valoración de la utilidad del programa. Bickman se refiere a una práctica, y una ciencia que se construye con su propia teoría. Weiss incluye un análisis de las premisas; la especificación de los procesos, el análisis de realizaciones o resultados, y un informe.
Chen sustenta la idea de Weber sobre el desarrollo social, y separa la racionalidad formal con la sustantiva, o los valores. Shadish, Cook y Leviton sustentan la programación social, la construcción del conocimiento, los valores, la utilidad, el conocimiento, y la práctica evaluativa. Las teorías descriptivas explican un fenómeno; la prescriptiva lo que se debe hacer o mejorar. Chen anticipa el término teoría normativa que necesita la vinculación de la estructura teórica del programa con la del funcionamiento del mismo. La teoría causativa recoge información sobre el impacto del programa y cómo se crearon.
Resulta interesante conocer el desarrollo que ha tenido la evaluación de programas porque se observan los procesos, metas de evaluación, y se comprueba su realización con los resultados y con esto se impulsa el espacio del conocimiento. Se trata de una completa revisión sobre la evaluación como disciplina de conocimiento, donde la investigadora Catalina Martínez Mediano se permite agotar el estudio de todas las fuentes bibliográficas relacionados con el tema “La teoría de le evaluación de programas”.
[1] Su objetivo es la consecución de un consenso basado en la discusión entre expertos. Es un proceso repetitivo. Su funcionamiento se basa en la elaboración de un cuestionario que ha de ser contestado por los expertos. Una vez recibida la información, se vuelve a realizar otro cuestionario basado en el anterior para ser contestado de nuevo. Finalmente el responsable del estudio elaborará sus conclusiones a partir de la exploración estadística de los datos obtenidos. Es una forma de análisis lógico que conduce a conclusiones sobre el futuro de atributos tecnológicos
[2] Es una teoría que se dedica al estudio de otra teoría o conjunto de teorías. En sentido general podría ser llamada teoría de las teorías.
[3] El propósito permite considerar las diferencias teóricas con especial énfasis en el concepto de racionalidad. Representa la disciplina de le evaluación de una teoría metodológica y guías generales para dirigir la práctica y una metateoría hacia los estudios y aplicación de otros procedimientos (tecnológicos, medios fisiológicos, control de calidad). Al mismo tiempo que enfrenta los espacios de la evaluación y programas, productos, prácticas, calidad, o personal, dentro de un marco de referencia participativo, y de ubicación en la comprensión de la investigación.
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