lunes, 4 de julio de 2011

UNA EDUCACION PARA EL DESARROLLO SUSTENTABLE.

Por Silvio Humberto Bibiano Ventura.
En fechas recientes, entre muchos de los acontecimientos que han sacudido a la opinión pública están los relacionados con los efectos de fenómenos naturales que en diversas partes del mundo, incluyendo nuestro país, han mostrado su fuerza destructiva como una protesta a las agresiones que la humanidad ha llevado a cabo en contra de la naturaleza, durante los últimos 150 años de aplicación del modelo capitalista de desarrollo.
El mencionado modelo económico y social, ha propiciado que las industrias generen miles de toneladas diarias de sustancias que se incorporan a la atmósfera con un efecto contaminante; de la misma manera nuestros mares, ríos, lagunas y fuentes de agua, son afectados continuamente con descargas indiscriminadas de desechos de todo tipo. Al mismo tiempo, el consumo de energía para la producción, el transporte, el servicio en oficinas e incluso en uso doméstico, se lleva a cabo al margen de los criterios de racionalidad. En esa misma línea, tanto en poblaciones pequeñas, medianas y grandes, el manejo de la basura se ha convertido en un problema que aparte de provocar un deterioro de imagen, daña gravemente el medio ambiente ante la ausencia de sistemas de reciclado o de rellenos sanitarios.
Por si esto fuera poco, el consumo de la población no sigue patrones críticos que permitan dar respuesta a las necesidades reales, dicha conducta va desde la costumbre de adquirir alimentos elaborados bajo dudosas normas de higiene, hasta la compra indiscriminada de productos con escaso valor nutritivo pero continuamente promocionado a través de medios publicitarios que invitan a un consumismo irreflexivo.
Mención por separado merece el trato que se hace a determinadas especies de animales como parte de una práctica común en algunos casos, atribuida a la tradición y en otros para la subsistencia o bien como parte de una distracción. En muchas regiones del planeta se realizan prácticas que afectan el entorno ecológico; quemas, uso excesivo de pesticidas y de otras sustancias que contaminan el suelo y los mantos freáticos. En esta breve lista podemos notar que la actitud del ser humano no ha sido de cuidado y de protección al entorno, sino que por el contrario, poco a poco hemos afectado los ciclos y destruido la naturaleza con la idea de que existe una renovación de la misma. Sin embargo, hoy estamos frente a una serie de fenómenos naturales que nos indican lo contrario; el cambio climático con sus variantes ha provocado graves afectaciones a la población mundial y de no asumir las medidas convenientes para detener estas prácticas sociales, muy pronto nos veremos amenazados en nuestra subsistencia sobre el globo terráqueo.
Ante la presencia de efectos del modelo de desarrollo vigente, durante la última década del siglo XX, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se formó una comisión de especialistas para integrar las evidencias de daño ecológico que a la fecha eran una muestra de los graves problemas que estaban por presentarse. Además, efectuar un estudio serio acerca de las medidas que deberían asumir los gobiernos de las naciones con mayores deterioros de su entorno.
Una primera conclusión fue que el actual modelo de desarrollo es el responsable de las problemáticas que el planeta estaba mostrando, que en ese nivel, los efectos tenían una implicación globalizada y que de continuar con ese ritmo, ni la tecnología ni el crecimiento económico de las naciones, en forma aislada, podría resolver esta problemática en un plazo corto. Con esta premisa es posible afirmar que estamos frente a un modelo de desarrollo insostenible si deseamos conservar el planeta, en suma, de continuar igual, está latente la amenaza de la destrucción del sistema biológico y en consecuencia, una alteración del sistema social y por tanto, está en riesgo la supervivencia de la humanidad. En el ámbito de la economía, el modelo ha propiciado un desequilibrio entre las naciones con un trato desigual entre los desarrollados y aquellos que aún no alcanzan tal nivel. En estas condiciones, vivimos en un mundo donde cada día el número de ricos se reduce y el de pobres crece aceleradamente; a partir de esas condiciones, las tensiones sociales serán en poco tiempo insostenibles.
Con este panorama donde se manifiesta la continua degradación ambiental y la creciente expansión de la pobreza, como dos factores capaces de colapsar cada uno los sistemas a los que pertenecen, surge la necesidad de modificar las prácticas de crecimiento y los estilos de vida que fomenta el sistema capitalista. En este sentido, urge asumir una actitud responsable orientada a la transformación de fondo, construyendo una perspectiva global; es decir, una propuesta cuya instrumentación sería para todos los países con la intención de implantar un modelo de desarrollo alternativo, capaz de impulsar al género humano con un ritmo sostenible. De igual manera, el estudio enfatiza la búsqueda de un desarrollo y no de un crecimiento, entendiendo al primero como una vía que supone potenciar capacidades y permite mejorar gradualmente al individuo y a la sociedad bajo nuevas formas de pensar y actuar.
Los resultados del estudio fueron analizados en diferentes espacios como el Foro Internacional de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Rio de Janeiro, Brasil (1992).Más tarde, en 2002 se llevó a cabo la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en Johannesburgo, Sudáfrica (2004). En ambos foros se establecieron las bases para las agendas de atención del tema en los próximos años. Como acción concreta se propuso el Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible (DEDS 2005-2014); cuya organización ha estado a cargo de la UNESCO; el objetivo de la propuesta es integrar los principios, valores y prácticas del Desarrollo Sostenible o Sustentable en todos los aspectos de la educación y el aprendizaje, con miras a abordar los problemas sociales, económicos, culturales y medioambientalistas del siglo XXI.
Con el proyecto mencionado se intenta una gran acción que permita impulsar cambios de comportamiento de población y gobierno en busca de una sociedad sustentable para todos. El planteamiento es integral, pues se considera que centrar la atención sólo en la naturaleza ya no es suficiente; el fenómeno no puede desvincularse de la sociedad, el medio ambiente, la economía y la cultura. Con esta visión integral será posible alcanzar un desarrollo con bases firmes para la sustentabilidad.
En otras palabras, el impulso de una educación por la sustentabilidad está orientado a construir con urgencia un modelo de desarrollo que atienda las necesidades humanas y respete los limites ecológicos del planeta; este nuevo modelo deberá considerar las necesidades del presente, sin comprometer las posibilidades de las futuras generaciones, con la finalidad de que ellas tengan la oportunidad de atender sus propias necesidades con los recursos planetarios y a su vez, evitar las desigualdades sociales.
Esta visión obliga a la sustitución de los valores promovidos por el actual modelo de desarrollo así como la transformación de las estructuras sociales y económicas. El utilitarismo, el consumismo, el economicismo, el individualismo, la insolidaridad, la competitividad agresiva, la acumulación excesiva de capital, entre otros, son conceptos que tendrán que ser revisados y posiblemente sustituidos.
Por otra parte, el modelo de Desarrollo Humanístico, Integral y Sustentable estaría basado en los siguientes principios:
• Socialmente justo; porque busca soluciones a la marginación, a la pobreza y a la desigual distribución de la riqueza.
• Solidario con las futuras generaciones; porque considera que deben heredar un planeta con recursos.
• Integral; porque incluye lo personal, lo social, lo económico y lo cultural.
• Respetuoso y creativo; porque busca desarrollar el respeto a la diversidad y a las alternativas existentes.
• Económicamente viable en materias de energía y servicios; porque estaría basado en fuentes de energía alternas y servicios controlados con uso racional.
• De aplicación universal; porque tendría participación y aplicación en todos los países de los cinco continentes.
• Pacifista; porque busca la solución a las tensiones internas mediante mecanismos democráticos, el diálogo y el consenso para impulsar el desarrollo.
En este nuevo contexto, cobra vital importancia el papel de la educación formal, entendida como un producto social e instrumento de transformación de la sociedad donde tiene lugar, para sumarse al cambio junto a otros agentes sociales que pugnan por transformar las estructuras sociales, económicas y las relaciones de producción e intercambio de bienes, incidiendo en los patrones de consumo para sustituir al actual modelo de desarrollo.
El propósito fundamental de la educación para el desarrollo sustentable es lograr que tanto en lo individual como en lo colectivo, se comprenda cabalmente a la naturaleza en toda su complejidad existente en el planeta; reconocer que existe una interacción de fenómenos físicos, biológicos, químicos, sociales, culturales y económicos. Se pretende que a partir de ese conocimiento, se adquieran valores y habilidades traducidas a prácticas cotidianas de participación responsable y eficaz en la prevención y solución de los problemas ambientales, con una gestión orientada a mejorar la calidad de vida de todas las especies que existen sobre la tierra.
La Educación para el Desarrollo Sustentable (EDS), propone un cambio hacia un modelo de desarrollo humano, ecológico y sostenible en el cual prevalezca la idea de un nuevo estilo de vida basado en un desarrollo entendido no únicamente como crecimiento económico cuya base ha sido una relación agresiva con su entorno, afectando los recursos naturales, especies y al propio ser humano a quien percibe como un ente productivo, con derechos mínimos. Por el contrario, el nuevo modelo de desarrollo busca conciliar los elementos productivos y sociales en un clima de respeto tanto con el medio como con todas las formas de vida, conservándolas para el disfrute de las generaciones futuras.
Los ejes temáticos contenidos en la propuesta a cargo de la UNESCO para impulsar la Década de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sustentable (EDS) son los siguientes:
1. Urbanización sostenible.- Mediante procesos de decisión responsable, las ciudades pueden convertirse en fuentes de oportunidad para el progreso social, económico y de mejora ambiental a nivel local, nacional y mundial.
2. Consumo sostenible.- Se refiere a los modos de consumo de bienes y servicios que no dañen al medio ambiente ni a la sociedad. La EDS promueve una ciudadanía responsable y emprende una lucha contra los efectos de los hábitos y estilos de consumo insostenibles para la sociedad y los recursos.
3. La paz y la seguridad humana.- Estos dos factores son fundamentales para la dignidad y el desarrollo humanos: Las situaciones de inseguridad y conflicto constituyen siempre una amenaza para el desarrollo sostenible de las culturas. La EDS desempeña un papel crucial en la promoción de los valores de paz.
4. El desarrollo rural.- Se pretende incrementar el acceso a la educación básica de las poblaciones rurales; mejorar la calidad de la educación básica en estas regiones; desarrollar planes de educación básica que respondan a las necesidades de aprendizaje de estos grupos.
5. La diversidad cultural.- La educación ha de respetar la diversidad; los valores, el conocimiento, los idiomas y las cosmovisiones asociadas a la cultura, predeterminan la manera en que se abordan los asuntos de la educación para un desarrollo sustentable en cada contexto de las naciones. La propuesta educativa aspira a promover una enseñanza que respete el conocimiento tradicional e indígena y fomente el uso de las lenguas propias, integrando estos elementos a los programas educativos de cada nivel.
6. Igualdad de género.- La discriminación por razones de sexo suele estar implantada de manera estructural. En algunas sociedades las mujeres están excluidas en las decisiones familiares o comunitarias, con una afectación al acceso a fuentes de ingresos. Por ello, es preciso incorporar los temas de igualdad de género en las temáticas educativas; la participación cabal y equitativa de las mujeres resulta esencial para garantizar un futuro sustentable.
7. Promoción de la salud.- La mala salud estorba al desarrollo económico y social. El hambre, la desnutrición, el paludismo, la violencia, el VIH-SIDA, entre otras enfermedades, tienen grave repercusión negativa en la vida de las sociedades. La educación y la información médica, son medios poderosos para inducir cambios en los comportamientos, por ello el entorno escolar debe ser seguro y saludable.
8. Medio ambiente.- Las temáticas ambientalistas abarcan temas de interés público: el agua, el cambio climático, la diversidad biológica y la prevención de catástrofes naturales. No puede haber desarrollo económico y social a largo plazo en un planeta devastado. La tarea de enseñar a la sociedad a comportarse de manera responsable y a respetar el entorno, es el núcleo central de la EDS.
En síntesis, la sociedad mundial tiene que reconocer que formamos parte de un ecosistema global, con múltiples interrelaciones con el medio y que en muchos de los casos es éste quien nos condiciona y que por tanto somos nosotros como género humano los que debemos modificar nuestra actitud hacia el entorno. En este sentido, es urgente establecer una relación de respeto con la naturaleza, de tal manera que mediante una suma de esfuerzos seamos capaces de lograr una reconciliación con ella, conscientes de que está en juego la supervivencia del ser humano y de todas las demás especies que habitan el planeta, es por ello que la EDS de convierte en una alternativa viable para salvar a nuestro entorno. Los gobiernos tienen la última palabra.
Bibliografía:
Documento UNESCO: El Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible. ONU 2004.
Documento ONU (1997): La Situación Social en el Mundo. Departamento de Información Económica y Social y de Análisis de Políticas. Nueva York, USA.
PALOS, José (1998). Educar para el Futuro: Temas Transversales del Currículum. Ed. Desclée de Brouwer. Bilbao.
PALOS, José (2004). Educación y Desarrollo Sostenible. Barcelona, España.
Jiménez, Luis M. (1996): Desarrollo Sostenible y Economía Ecológica. Editorial Síntesis, Madrid España.


Educación en valores para un tiempo indigente.

Marcelo Ramírez Ramírez

Los responsables de la política educativa a nivel nacional plantearon a partir del sexenio del presidente Ernesto Zedillo, la urgencia de dar impulso a la formación en valores. Con ésta se pretende complementar los contenidos cognitivos aportados por las ciencias, con los contenidos axiológicos con que se edifica la personalidad humana. El saber científico-tecnológico complejo y diversificado, reclama un principio que les preste unidad y sentido, principio cuya sede radica en el mismo hombre, en su conciencia que es el lugar donde se juzga qué es bueno y qué es malo. Aunque nadie esté en desacuerdo con la posición oficial, que en este punto se hace eco de una preocupación generalizada, la pérdida de los valores no es un fenómeno privativo de determinados países, ni se debe a circunstancias locales o regionales. Éstas pueden ocultarlo o relegarlo a un segundo o tercer planos por la presencia de problemas acuciantes, o agravarlo aún más; pero la pérdida de los valores es la enfermedad mortal de la civilización moderna como tal. Si se nos permite decirlo en el lenguaje de la medicina, diríamos que el sistema inmunológico del mundo moderno se encuentra debilitado y expuesto a enfermedades que minan instituciones antes establecidas con la firmeza necesaria para darle estabilidad y sentido a la vida de las personas. De esas instituciones hoy en riesgo, destacan la familia donde se reproduce la vida espiritual de la comunidad y el Estado, que garantiza el orden y la seguridad de la misma. Cuando se estudia el fenómeno retrospectivamente, se advierte que las certidumbres básicas que sustentaron la cultura occidental entran en crisis en el origen mismo de la modernidad. En el ocaso de ésta se hacen patentes los resultados lamentables de la decisión del hombre moderno de organizar su proyecto histórico relegando los valores espirituales, por considerarlos un resabio de épocas de fanatismo e irrelevantes para el orden secular fundado en la ciencia y la tecnología. La vertiente dominante de la modernidad desdeñó las fuentes profundas del sentimiento y la intuición. Así, la educación en valores es una empresa que entraña las más serias dificultades, no tanto de implementación práctica sino de fondo. La más compleja de ellas debe formularse con la pregunta acerca de si dicha formación es realmente posible en la sociedad actual, privada de los valores espirituales y en donde han quedado vigentes únicamente aquellos que se relacionan con la esfera de la vida material. En el presente análisis nos ocuparemos de dicho problema, invitando a la reflexión crítica que prepare el camino hacia una posible solución. Definirse polémicamente ante lo establecido ha sido la actitud propia de la reflexión ética y política desde sus mismos inicios. Por ello la forma más adecuada de esa reflexión fue el diálogo, en el que se van exponiendo razones en pro y en contra de tesis antagónicas. Si bien el resultado de dicha dialéctica no es la verdad absoluta, si lo es el esclarecimiento que nos evita caer en errores lamentables y deja abierto el proceso de indagación. Y esto es ya un gran logro en las ciencias de la moral y la política, de las cuales depende la felicidad o, más modestamente si se quiere, la armonía de nuestras vidas, ya se consideren individualmente o como parte de la vida mayor de la sociedad.
La educación en valores se dirige a un tipo humano histórico que es el mexicano actual. A estos hombres y mujeres concretos se les pretende salvar de la crisis en que se encuentran; no una crisis cualquiera, según quedó dicho, sino una que los afecta esencialmente, en su condición misma de seres humanos. Por tanto, lo primero que importa es saber en qué consiste esta crisis, cómo se presentó y qué puede hacerse para combatirla con eficacia. La educación en valores propuesta como remedio habrá de responder, sin duda, a cierta estrategia que contemple, además de los valores que deben inspirar la conducta pública y privada para lograr una convivencia más solidaria, otras medidas encaminadas a reestructurar la economía y la política. En efecto, pensar exclusivamente en los valores es sobre estimar la fuerza de su impacto en la vida de las personas. Los valores inciden sobre la conciencia individual y la modifican, pero esta acción para ser profunda y duradera requiere de condiciones objetivas favorables y son precisamente tales condiciones las que están ausentes en la sociedad de nuestros días. Un breve recordatorio de los rasgos de la modernidad servirá a nuestro propósito de plantear una estrategia integral para la renovación y reorientación de la cultura, pensándolas como el necesario complemento del cambio social y político.
Se habla del hombre moderno como se habla del hombre medieval. En ambos casos se alude a un “tipo humano”, un modo de ser con características especiales. Estas no las encontraremos en idéntica proporción en todos los individuos y, muchos de ellos seguramente no entrarán en la categoría de modernos. No los son, por ejemplo, en el caso de nuestro país, los habitantes de las zonas rurales, ni los de las comunidades indígenas. De éstos últimos se ha dicho reiteradamente, sobre todo después del movimiento revolucionario del siglo pasado, que han quedados rezagados o marginados, razón que explica el atraso en que viven. Los marginados, a su vez, hacen el mismo reclamo, lo cual nos advierte que ellos también reconocen la necesidad de salir de su condición actual para obtener las ventajas de la civilización, sobre todo en lo que se refiere a bienes y servicios materiales. En ello identificamos, por tanto, cuando menos un rasgo, quizá el más importante, que los hace candidatos a quedar absorbidos por el tipo humano denominado hombre moderno. Los miembros de las comunidades étnicas no viven ya en pleno acuerdo con la tradición; un número creciente de individuos busca salir de los límites estrechos de la comunidad tradicional, empezando por adoptar el castellano y la vestimenta de los mestizos.
El contraste de los tipos humanos que conocemos como hombre medieval y hombre moderno, servirá para comprender mejor a éste último. La vida del hombre medieval se organizó bajo el predominio de un ideal trascendente administrado por la Iglesia Católica. Ello no significa que todas las personas realmente aspiraran a la santidad o a una vida cristiana ejemplar. La literatura y el relato histórico recogen infinidad de casos de frailes sibaritas y curas bribones; de nobles entregados a una vida de disipación y felonías; los siervos, por su parte, llevaban una existencia llena de privaciones materiales y estaban expuestos a los agravios que cometían los señores en las personas de sus esposas e hijas. Pero nada de esto invalida la idea de una época impregnada de religiosidad, en la cual la transgresión del ideal sancionado por la tradición recibía el nombre de pecado; término con connotaciones semánticas que hoy son prácticamente desconocidas, como lo hace notar Joseph Piepper. No es lo mismo transgredir la norma absoluta de Dios, que transgredir la ley positiva establecida por legisladores humanos. La primera afecta la conciencia individual y puede volverse algo insoportable de sobrellevar; la segunda una falta que siempre puede ser relativizada por el criterio del juez. En última instancia queda saldada con la multa o la privación de la libertad establecida en el código penal respectivo. Lo importante a destacarse aquí, es el hecho de que con la retirada de Dios de la vida cotidiana, el hombre quedó inmerso en un mundo de realidades relativas. Los intentos de la modernidad para justificar el antropocentrismo han fracasado; sin el temor de dar cuenta a nadie de sus actos, el nuevo amo quedó embriagado de una sed insaciable de poder. La tesis nietzscheana de que sin Dios todo está permitido se ha cumplido ya con las tremendas consecuencias que conlleva. En efecto, todo cuanto existe en la naturaleza adquirió el carácter de lo disponible y esta disponibilidad a su vez, potenció la voluntad de dominio que, en adelante ya no se vería como pecaminosa, sino como una cualidad digna de admiración. Así es como surgió el hombre fáustico, según la atinada expresión de Teodoro Haecker, con su vocación de poseer, dominar y acumular. La tutela de la Iglesia sobre los individuos, omnipotente y plagada de restricciones desde el nacimiento hasta la muerte de aquéllos, cedió su lugar a nuevas instituciones. Una en particular sería clave: la escuela. El ciudadano de la república laica, preparado en las aulas sería el tipo humano libre y maduro de la nueva época que a sí misma se llamó moderna, para señalar con evidente autocomplacencia su lugar en la cúspide del proceso histórico. Esta imagen, empero, no corresponde a la situación en que ha desembocado la modernidad. Como señalábamos, la preocupación en torno a la cual giran y se subordinan todas las demás, es la obtención de ganancias materiales. Este es propiamente el ethos de la civilización actual. En este mundo instrumentalizado la razón ha quedado constreñida a determinar los medios que le permitan el logro de sus fines. La tecnología condiciona el ámbito de la ciencia; el criterio de la verdad es la utilidad.
Si en lo esencial este esbozo de la modernidad corresponde a la verdad histórica, entonces hemos de insistir en que la propuesta de una genuina educación en valores asume proporciones excepcionales. Ante todo, no se trata de injertar en el tronco enfermo de la civilización el pie tomado de un árbol sano, para obtener los frutos de una vida mejor. ¿De dónde se tomaría el injerto más adecuado? ¿Cuáles serían los valores seleccionados y de ellos a cuáles daríamos la prioridad? La respuesta a estas interrogantes nos obliga a recordar que los valores (lo mismo que los antivalores), son parte de la totalidad de la cultura y su aprendizaje se da a través del ejemplo y las experiencias compartidas. La universalidad de que están investidos permite hablar de ellos en abstracto, pero lo cierto es que los valores se nos presentan indefectiblemente como bienes, o sea, encarnados en las cosas, en las conductas, en las actitudes. Con la lengua, vehículo por el que la cultura se trasmite, llegan a los individuos estos imperativos que nos exhortan a realizar los ideales de la vida moral y espiritual. Cabe preguntarnos entonces cómo puede una educación en valores cumplir su cometido, si la cultura dominante sólo conserva los valores en calidad de palabras vacías de sustancia histórica. No advertimos para este problema más que una respuesta: para poder ofrecer una educación en valores es urgente primero adquirir o, si se quiere, recuperar la conciencia de lo que éstos representan para un proyecto de vida humana plena. Enmarcada en la crisis, la educación en valores deberá instalarse por encima del escepticismo axiológico y del conformismo que se ha infiltrado en los espíritus. Lo que se requiere es un ideal de formación humana integral en que se armonicen lo universal y lo concreto. La educación en valores tal como la visualizamos desde la perspectiva crítica de nuestro tiempo indigente, se atreverá a enunciar los fundamentos axiológicos de la convivencia futura, definidos en función de las esperanzas, anhelos y aspiraciones que hoy nos motivan a rechazar el orden establecido y a conquistar un futuro mejor.

En las letras de América

EL FENÓMENO BORGES
Por Lisardo Enríquez L.
Jorge Luis Borges nació entre libros en 1899. Su notable afición a la lectura comienza en la primera infancia, cuando su abuela Fanny Haslam le leía cuentos y otros textos de revistas inglesas. Esto hizo que tuviera como idioma inicial el inglés y que desarrollara un gusto especial por la literatura inglesa. En el seno familiar se hablaba el inglés y el español que él aprendió desde pequeño. Algunos años después aprendió francés, italiano, alemán y latín.
Su padre, Jorge Guillermo Borges, apasionado lector que deseó ser escritor, fue su primer y muy cercano maestro. A su lado conoció desde niño a los clásicos, así como a los grandes poetas, además de hacerse al hábito de leer y consultar con frecuencia enciclopedias. Se sabe que leyó, caso poco usual, la Enciclopedia Británica completa. Gracias a la influencia de su abuela y de su padre, su mundo fueron los libros. A los siete años escribió en inglés un resumen de la mitología griega; a los ocho escribió un cuento al que tituló “La víspera fatal”, relacionado con un pasaje del Quijote; a los nueve años hizo la traducción del inglés al español de “El príncipe feliz” de Oscar Wilde, y la publicó en un periódico de Buenos Aires. Para entonces ya había leído el Quijote, El Poema del Cid, la literatura gauchesca como el Martín Fierro, Las Mil y una Noches, y a escritores como Kipling, Dickens, Mark Twain, Allan Poe y H.G. Wells.
Cuando Jorge Luis tenía quince años la familia se trasladó a vivir a Ginebra. Ahí cursó el bachillerato y diría después: “De todas las ciudades del planeta. . . Ginebra me parece la más propicia a la felicidad. Le debo, a partir de 1914, la revelación del francés, del latín, del alemán, del expresionismo, de Schopenhauer, de la doctrina de Buddha, del taoísmo, de Conrad y de la nostalgia de Buenos Aires. . . Sé que volveré siempre a Ginebra, quizá después de la muerte del cuerpo”. Volvió a Ginebra en varias ocasiones; regresó los últimos meses que tuvo vida, y ahí murió en el mes de junio de 1986, hace veinticinco años.
Cuando tenía veinte años conoció en España a Rafael Cansinos-Assens, principal promotor del ultraísmo y crítico de las vanguardias estéticas, quien ejerció influencia en él. A su retorno a la Argentina, a los veintidós años, estuvo cerca de Macedonio Fernández, de quien también recibió la fuerza del conocimiento, principalmente en aspectos de carácter filosófico. Más adelante surge una nueva influencia que es la del mexicano Alfonso Reyes, en la etapa en que éste fue embajador de México en Argentina. El propio Borges dijo después lo siguiente: “Pienso en Reyes como en el mejor estilista de la prosa española de este siglo y en mi escritura he aprendido mucho de él sobre la simplicidad y la manera directa”.
En la adolescencia leyó, en sus idiomas de origen, a Romain Rolland, Flaubert, Maupassant, Zola, Thomas De Quincey, Carlyle, Chesterton, así como a los poetas Verlaine, Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé y Rilke. De estos escritores, de De Quincey es de quien más influencia reconoció y a quien consideró prototipo de escritor. Leyó y admiró al gran poeta norteamericano Walt Whitman, aquél de luengas y blancas barbas.
A Borges se reconoció una inteligencia sobresaliente, una memoria excepcional, una impresionante erudición y una inventiva inagotable. Su producción como escritor comenzó con la poesía, de la cual quedaron numerosos libros editados; pero logró destacar más aún en el ensayo y en el cuento, aunque también hizo crítica, sobre todo de cine, porque uno de sus pasatiempos favoritos era éste. Realizó igualmente trabajos de traducción, que como ya vimos empezó a temprana edad, y de elaboración de antologías literarias. Sus libros se han traducido a más de veinte idiomas.
Los temas principales en su obra son Dios, el universo, el tiempo y los libros. En su narrativa encontramos esferas, espejos y frecuentemente laberintos. Una de sus biógrafas, Myrta Sessarego, tituló a uno de sus libros “Borges y el laberinto”. Para este escritor universal del siglo XX los laberintos representan, simbólicamente, el universo que los seres humanos pretenden descifrar sin encontrar salidas y sin comprenderlo cabalmente. Borges estudió temas de filosofía oriental y occidental por su cuenta, y esas ideas las llevó al campo de la literatura.
Después de una larga producción poética Borges escribió sus primeros cuentos en 1939, y de esta fecha a 1949 aparecieron publicados los dos libros de relatos que se consideran los más importantes: Ficciones en 1944 y El Aleph en 1949. Este último cuando tenía cincuenta años de edad, y cinco antes de que perdiera por completo la vista. Ficciones está compuesto a su vez por dos libros: El Jardín de los senderos que se bifurcan que contiene siete piezas, como sencillamente él les llamó, el cual fue dado a conocer en 1941; y Artificios que reúne nueve cuentos y corresponde al año de 1944.
El Aleph, el libro más famoso de Borges, está compuesto por diecisiete cuentos, de los cuales el último es el que tiene el título general de la obra. Para tener una idea de la escritura de este autor, si es que alguien no la conoce, transcribiré unas líneas del primer cuento del Aleph, que se llama El inmortal:
“. . . la luna tenía el mismo color de la infinita arena. Un jinete rendido y ensangrentado venía del oriente. . . Me dijo que su patria era una montaña que está del otro lado del Ganges y que en esa montaña era fama que si alguien caminaba hasta el occidente, donde se acaba el mundo, llegaría al río cuyas aguas dan la inmortalidad. Agregó que en la margen ulterior se eleva la Ciudad de los Inmortales, rica en baluartes y anfiteatros y templos. . . En Roma, conversé con filósofos que sintieron que dilatar la vida de los hombres era dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes. Ignoro si creí alguna vez en la Ciudad de los Inmortales: pienso que entonces me bastó la tarea de buscarla. . . La codicia de ver a los Inmortales, de tocar la sobrehumana Ciudad, casi me vedaba dormir. . . La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos conmueven por su condición de fantasmas, cada acto que ejecutan puede ser último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso. Entre los Inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. . .”1
En cierta ocasión, Jorge Luis dijo: “cada mañana la realidad se parece más y más a una pesadilla”. Estas palabras tenían un significado profundo para él y desde luego para la concepción de su obra que iba de la realidad a la fantasía, pero que tomaba cuerpo en ésta para crear un mundo diferente. Pienso que si Dostoiewski pudo decir “Nada hay más fantástico que la realidad”, Borges podría haber dicho, invirtiendo los términos, “Nada hay más real que la fantasía”.
En estos días no es fácil encontrar obras de Borges en las librerías porque muchas de ellas están agotadas y no han tenido edición o reimpresión reciente. Sin embargo, hay la noticia de que con motivo de conmemorarse veinticinco años de su muerte se hará en los próximos meses una edición de sus obras completas, lo cual servirá para que los interesados podamos acercarnos a leer a este autor que tiene la bibliografía más grande que hay de un escritor, después de William Shakespeare.
1 Borges, Jorge Luis, El Aleph, Edición Joaquín Mortiz/emecé, Buenos Aires 1996, 2004, reimpresión exclusiva para México, 2006.pp. 10, 11, 15, 27 y 28.

Memorias Poéticas

de Reinaldo Escobar Ladrón de Guevara

Por Benito Carmona Grajales*


Allá en las primeras estribaciones de la sierra de Chiconquiaco, entre la ensoñación de la niebla, o bien, acariciada por los rayos del sol, después de un breve zigzaguear entre laderas y bosques, aparece Naolinco. Afable como la mayoría de los pueblos veracruzanos, nos recibe con las aguas cantarinas de sus arroyuelos y con el colorido de sus calles. Naolinco de Victoria, la tierra que ha producido artistas, lo mismo que paisajes y artesanos de la piel.

Ahí, el artífice de la palabra, el poeta Reinaldo Escobar Ladrón de Guevara, tenía que hacer honor a su apellido robándole inspiración al bosque, a los cerros y cascadas; a los sembradíos, a las callejuelas y a las calzadas. Así, ya repletos sus canastos de metáforas y versos, lanzó su canto, cual sembrador, a los surcos del espacio y del tiempo.

La cascada, eternizada en las rocas del barranco, aún canturrea las estrofas de su canción y la siguen escuchando los enamorados que, embelesados, adormecen o encienden sus pasiones al ritmo del viento y del paisaje.

Reinaldo ama a su madre como todo buen hijo; pero no todos los hijos, como él, le cantan su amor en una sinfonía de ausencias. Le canta a su padre, a su terruño; a su Naolinco y a su Veracruz; a la mujer, lo mismo que en lo más excelso del amor como en lo más doloroso del abandono, en la bruma y el desencanto.

Le canta a todo, porque su espíritu sensible se inflama ante el primer soplo de la belleza, de la paz y la armonía.

Cómo me hubiera llenado de regocijo estrechar la mano de aquel amigo y poeta, para tener el privilegio de haber convivido con el caballero de la expresión. Claro, este sentimiento podría entenderse como un sueño o como una ilusión; sin embargo, existe una verdad que la siguen cantando las musas allá en el Parnaso en el mismo Olimpo: el poeta nunca muere. Está aquí recobrándole vida a sus versos. Aquí debe estar para desojar sus rimas y lanzarlas al viento. El poeta está en cualquiera de las voces humanas que lo recrean y si no, como las fecundas semillas, esperando las primeras gotas de la lluvia para reverdecer al campo.

Ahí yace la magia de las letras, la magia de las palabras… Ese es precisamente el valor de este libro: Memorias poéticas, porque aquí yacen los pensamientos, los sentimientos, la pasión; la expresión de alegría o el lamento de Reinaldo Escobar Ladrón de Guevara.

Amigos míos, cuando tengan este libro en sus manos, léanlo, porque al recorrer sus miradas sobre las páginas, éstas serán la lluvia que hará reverdecer el surco de los versos. Ese es el verdadero encuentro del lector con el poeta. La lectura los hermana, porque el poeta ahí está, no ha muerto; y ahí sigue la fuerza de sus palabras burilando las ideas.

Al ir al encuentro de las páginas del libro Memorias poéticas, del poeta naolinqueño, podremos percibir aún viva su pasión, sus amores, sus desencantos. Vamos a degustar con él una copa repleta de sentimientos y podremos estrechar su mano amiga, compartiendo el ritmo, la belleza, la ensoñación, la bondad y la melodía. Él será con nosotros como un padre, como un hermano, como un hijo o como un amante, porque él lo fue todo, en su canto, en su voz en su poesía.

El poeta está aquí entre nosotros. Nunca se ha ido. Aquí están su calor y su palabra; porque él vive en el tiempo infinito de sus poemas o meciéndose en el misterioso ritmo del silencio.

La voz del poeta la podremos sentir en cada estrofa, en la sencillez de cada uno de nuestros corazones o en el vibrar de las cuerdas de cada melodía. Sigue aquí compartiendo de sus vivencias y desea que este encuentro literario nos deje lo que tanto anhela la humanidad: un remanso de paz, de fraternidad y de alegría.

*En la presentación del libro que lleva ese título, la cual se realizó en el Ágora de la Ciudad de Xalapa, el 21 de junio de 2011.

domingo, 3 de julio de 2011

lunes, 6 de junio de 2011

Editorial

La libertad de expresión, es y ha sido uno de los reclamos sociales, más aún dentro de esta sociedad de la información y comunicación en la que nos encontramos inmersos.
La información en la actualidad fluye, en los diferentes medios: prensa impresa, radio, televisión y ahora internet, exponiendo a la opinión pública problemas de corrupción, inseguridad, crimen, economía, política…
También las extralimitaciones en la información y comunicación son evidentes, debido, entre otras causas, al mercantilismo, ausencia de ética profesional o sencillamente por tendencias grupales o individuales.
En consecuencia, en el análisis de la información la sociedad debe evaluarla, y uno de los criterios será diferenciar entre los dos tipos de comunicadores con presencia en los medios: periodistas y no periodistas.
Los no periodistas, por denominarlos de alguna manera, son aquellas personas con intereses perfectamente definidos debido a su actividad principal: política o económica. Sin duda, ellos ejercen la libertad de expresión aprovechando los espacios ofrecidos en los medios o con sus propios recursos económicos.
En el caso mencionado, la objetividad de la información es bastante cuestionable en consideración a los intereses representados por ellos, incluso por la propia condición humana.
Dentro de este rubro también se encuentra la sociedad civil, ciudadanos preocupados por problemáticas determinadas, son analistas y desde su perspectiva ofrecen su punto de vista. Análogamente, su óptica en diversas ocasiones es reduccionista, que no sin fundamento por el dominio y conocimiento de su ámbito.
Los periodistas, a su vez, aquellos que han hecho de la información y comunicación su oficio, viviendo de ello y para ello, por lo menos en teoría se deben a la sociedad y la información obedecerá a la objetividad exigiéndoseles profesionalismo.
Precisamente y de manera tradicional el Día de la libertad de expresión se instituyó como una forma de apreciar la labor periodística. Desde el año de 1951 el 7 de junio -siendo presidente de la república Miguel Alemán Valdés-, el Estado a través de sus tres niveles de gobierno, reconoce esta labor galardonando y conviviendo con comunicadores.
La conmemoración del Día del periodista como se le conoce comúnmente, también se lleva a cabo en el seno de una infinidad de organizaciones periodísticas de carácter nacional, estatal y local.
A estos, a los periodistas, por la imparcialidad y objetividad de su criterio, son a los que se ha dedicado el Día de la libertad de expresión. La sociedad exige haya informadores profesionales, pero también sabe reconocerlos.
Si la sociedad reclama información acertada, fidedigna, responsable y el Estado la garantiza en sus artículos 6º y 7º constitucional, entonces el periodista debe ejercer la Libertad de expresión sin cortapisas.

APORTACIONES DEL MEXICANO JOSÉ LUIS MARTÍNEZ A LA CULTURA Y A LAS LETRAS.

Por Lisardo Enríquez L.
Entre los muchos y sobresalientes mexicanos que se han dedicado a la investigación literaria e histórica, y a escribir sus opiniones, reflexiones y juicios, además de obras fundamentales para la cultura literaria e histórica, está, indudablemente, José Luis Martínez Rodríguez, quien nació en Atoyac, Jalisco, en 1918 y falleció en la Ciudad de México en el año 2007. En todos sus escritos aparece simplemente como José Luis Martínez. Fue compañero de estudios de Juan José Arreola en la escuela primaria. Estudió la carrera de letras españolas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Contrajo matrimonio en dos ocasiones, la primera con Amalia Hernández, fundadora y directora del Ballet Folklórico de México, y la segunda con Lydia Baracs, originaria de Hungría.
En la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM se desempeñó como maestro de literatura, pero es ampliamente conocido por su trabajo como ensayista, editor, crítico, historiador, cronista y bibliógrafo. Recibió el doctorado Honoris causa en la Universidad Pedro Henríquez Ureña de Santo Domingo, República Dominicana en 1984, en la Universidad Nacional Autónoma de México en 1996 y en la Universidad de Las Américas en 1997. Recibió también numerosos premios y condecoraciones.
Desempeñó diversos cargos en el servicio público, entre ellos los siguientes: Secretario Particular del Lic. Jaime Torres Bodet, Secretario de Educación Pública, de 1943 a 1946, Embajador de México ante la UNESCO en Paris, Francia, de 1963 a 1964, Director General del Instituto Nacional de Bellas Artes, de 1965 a 1970, Gerente General de los Talleres Gráficos de la Nación entre 1975 y 1976, y Director del Fondo de Cultura Económica de 1977 a 1982. Durante el tiempo en que estuvo al frente de este último se publicaron 701 nuevos títulos y se hizo la Colección de Revistas Literarias Mexicanas Modernas, que fue una edición facsimilar de las revistas literarias mexicanas más importantes de la primera mitad del siglo XX.
De sus escritos anotaré solamente los siguientes: El concepto de muerte en la poesía española del siglo XV; La expresión nacional: letras mexicanas del siglo XIX; La literatura moderna de México; Bernardino de Sahagún; Guía para la navegación de Alfonso Reyes; La literatura mexicana del siglo XX; El mundo antiguo; Unidad y diversidad de la literatura latinoamericana; El ensayo mexicano moderno; Nezahualcóyotl, vida y obra; Hernán Cortés (versión abreviada). En las líneas que siguen haré un breve apunte respecto a las cinco obras que se enlistan al final.
EL MUNDO ANTIGUO.
Se trata de una obra publicada por la Secretaría de Educación Pública en 1976, por encargo del Ing. Víctor Bravo Ahuja, titular de esa dependencia en aquellos años. La idea del Secretario de Educación era tener una versión moderna de las Lecturas Clásicas para Niños que se editaron a iniciativa de Don José Vasconcelos en 1925. La obra consta de seis tomos: el primero está dedicado a la Mesopotamia, Egipto y la India; el segundo a Grecia, el tercero a Hebreos y Cristianos y a Roma; el cuarto a China y Japón; el quinto a Persia e Islam; y el sexto a América Antigua: Nahuas, Mayas, Quechuas y otras culturas.
En la Introducción General que escribió el propio José Luis Martínez, y que aparece en el primer tomo, señala que el propósito es “ofrecer las fuentes de donde surgieron las ideas, los mitos y las ficciones acerca de lo sagrado y acerca de la naturaleza y la historia del hombre”. Más adelante nos dice que “Las secciones correspondientes a cada una de las culturas presentadas se han elaborado cronológicamente con la preocupación de que muestren las creaciones más significativas y, al mismo tiempo, las más hermosas o notables por su valor espiritual, histórico o literario” y que “Al frente de cada sección se ha puesto un resumen introductorio que dé una idea de la historia y la cultura del pueblo correspondiente. . .” Incluye textos seleccionados de lo más representativo de cada una de las culturas que se abordan, con ilustraciones suficientes y adecuadas y con mapas, además de uno o varios estudios al final de cada sección, los cuales tratan aspectos específicos con cierta profundidad. Al final del tomo seis viene una Guía bibliográfica que sirve como referencia para ir a fuentes que proporcionan mayor información.
A pesar de que en cada caso, es decir, en cada sección relativa a una cultura, hay información suficiente, él dice que se trata de una obra de curiosidad y no de consulta. Pero según mi propia experiencia, es una obra sumamente útil para consulta. No lo será, probablemente, en el caso de los expertos. Para los maestros de literatura universal es, o puede ser, un apoyo indispensable. Es esta también una experiencia propia.
En suma, el Mundo Antiguo es una antología de textos dividida en seis tomos, con un total de 2 356 páginas, que proporciona al lector un “panorama cultural” de las civilizaciones más importantes de la antigüedad. La edición se hizo entre el mes de mayo de 1976 en que apareció el primer tomo y el mes de noviembre de ese mismo año, en que salió el sexto tomo. No tengo noticia de nuevas ediciones, que bien harían a las actuales generaciones de mexicanos. Mientras, quienes se interesen por leer y/o utilizar como apoyo docente estas bellas páginas tendrán que ir a las bibliotecas, donde seguramente encontrarán estos libros.

UNIDAD Y DIVERSIDAD DE LA LITERATURA LATINOAMERICANA
Es un libro editado en Cuadernos de Joaquín Mortiz, en México, en el año de 1972. Consta de dos partes: 1. Unidad y diversidad de la literatura latinoamericana y 2. La emancipación literaria de Hispanoamérica. Es un texto que invita a reflexionar en los orígenes libertarios de Latinoamérica en el plano de la cultura, y específicamente sobre el mundo literario. Dice nuestro autor que “En pocas ocasiones, como en el primer tercio del siglo XIX, los hispanoamericanos tuvieron una conciencia más plena de que constituían una unidad y realizaban empresas comunes”, que “La literatura latinoamericana del siglo XIX es la de una época de aprendizaje y de formación. El primer aprendizaje tuvo que ser el de la libertad y el de la identidad”.
Llama la atención en dos hechos fundamentales para el desarrollo de las letras en la América Hispánica, uno que tuvo lugar en la Argentina en 1837, y el otro en Chile en 1842. En el primer caso, se trata del discurso que pronunció Juan María Gutiérrez en la sesión inaugural de la Asociación de Mayo, el cual abrió las puertas para la emancipación intelectual. Dijo: “Si hemos de tener una literatura. . . hagamos que sea nacional, que represente nuestras costumbres y nuestra naturaleza, así como nuestros lagos y anchos ríos, sólo reflejan en sus aguas las estrellas de nuestro hemisferio”. En el segundo caso, se trata también de un discurso inaugural, pero ahora de la Sociedad Literaria de Chile, en donde José Victorino Lastarria señaló: “. . . la nacionalidad de una literatura consiste en que tenga una vida propia, en que sea peculiar del pueblo que la posee, conservando fielmente la estampa de su carácter, de ese carácter que se producirá tanto mejor mientras sea más popular. . .” y agregaba: “No hay sobre la tierra. . . pueblos que tengan como los americanos una necesidad más imperiosa de ser originales en su literatura. . .”
En los dos estudios que integran este libro, va señalando el autor los inicios y el desarrollo de la literatura latinoamericana después de las luchas por la independencia nacional, desde la aparición de la novela en el mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi, las tradiciones que creó el peruano Ricardo Palma, pasando por los primeros pasos de la novela en Brasil con Joaquín Manoel de Macedo primero y con Joaquín María Machado de Assís después, los colombianos José Manuel Marroquín, Jorge Isaacs y Tomás Carrasquilla, así como los mexicanos Manuel Payno, Luis G. Inclán y José Tomás Cuellar. Cita luego la poesía gauchesca de José Hernández, los encuentros sobre el idioma entre Don Andrés Bello y Don Domingo Faustino Sarmiento, y llega a José Martí, del que dice: “Lo mismo en su poesía que en su prosa, Martí nunca se refiere a clisés o a imágenes o sentimientos abstractos sino a vivencias concretas, familiares, pintorescas a veces y llenas de emoción personal, y sabe transmitírnoslas tan cabalmente que, en el torrente de su prosa, se cristalizan de pronto en sentencias palpitantes y perfectas”.
Ya para el último tercio del siglo XIX se desencadena el movimiento literario del modernismo, que José Luis Martínez aborda en algunos detalles, incluyendo al cubano José Martí, al mexicano Manuel Gutiérrez Nájera, al nicaragüense Rubén Darío, al peruano José Santos Chocano, al argentino Leopoldo Lugones, a los uruguayos José Enrique Rodó y Horacio Quiroga, así como a poetas notables de México: Díaz Mirón, Urbina, Tablada, González Martínez y Amado Nervo.
Al presentarse síntomas de agotamiento del modernismo, la poesía de América Latina sigue su curso con nuevas figuras y nuevos movimientos. Viene primero lo que se conoce como poesía de vanguardia y luego poesía contemporánea. En estos casos aparecen el chileno Vicente Huidobro, el peruano César Vallejo y el argentino Jorge Luis Borges. En temas muy específicos surgen poetas como el mexicano Ramón López Velarde y el cubano Nicolás Guillén, y ya por entonces inicia su larga producción el chileno Pablo Neruda. En fin, este recorrido toca los años cuarenta del siglo XX con narradores de la talla de Jorge Luis Borges, Alejo Carpentier y José María Arguedas, y culmina en los años cincuenta del mismo, con los mexicanos Juan Rulfo, Juan José Arreola y Carlos Fuentes, al igual que el argentino Julio Cortázar. Da también un apunte final de autores y obras de los años sesenta del siglo anterior, pero más importante es que los países de América Latina encontraron un camino literario propio, lo cual queda demostrado en este estudio.
Ha dado tanto este continente en hombres y mujeres de letras-que por cierto en una parte el autor se refiere a Alfonsina Storni (argentina), Delmira Agustini y Juana de Ibarborou (uruguayas), así como a Gabriela Mistral (chilena)-que no es posible mencionarlos a todos, sino sólo a los más sobresalientes. En mi caso, hubiera visto con agrado que se incluyera en este estudio al peruano Ciro Alegría, autor de La serpiente de oro, Los perros hambrientos y El mundo es ancho y ajeno, cuyas obras bien se ajustan a lo que proponían Juan María Gutiérrez y José Victorino Lastarria.
EL ENSAYO MEXICANO MODERNO
Esta obra tuvo una primera edición en el año 1958 y una segunda, aumentada, en 1971, a cargo del Fondo de Cultura Económica, en la Colección Letras Mexicanas, Volumen Número 39, cuya selección, introducción y notas realizó José Luis Martínez. Los datos que aquí se registran corresponden a la segunda edición. Aunque breve, la introducción es más bien un estudio sobre lo que es el ensayo. Se trata de una antología que incluye a treinta autores, cuyos textos fueron escritos desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX.
En la Introducción a estos ensayos, el autor nos hace ver que de alguna manera pueden encontrarse huellas de ensayo en libros orientales, en el antiguo testamento, así como en textos griegos y latinos, pero que, desde luego, aparece “plenamente y con todos sus matices y posibilidades en los Ensayos de Montaigne cuya primera versión es de 1580”. El otro antecedente importante que señala es que “Bacon, en sus Ensayos publicados poco después que los de Montaigne (1597), definiría el género naciente como dispersed meditations”. De acuerdo con José Luis Martínez, los rasgos implícitos del ensayo en Montaigne y en Bacon son: exposición discursiva en prosa; extensión variable que puede tener desde pocas líneas hasta algunos centenares de páginas, pero que puede ser leído “de una sola vez”; finalmente dice que, de acuerdo con Burckhardt, el ensayo “determina un múltiple conocimiento de lo individual en todos sus matices y gradaciones, en forma de descripciones espirituales, biografías y descripciones externas del ser humano y de escenas animadas de la vida”. Para decirlo en pocas palabras, el ensayo es “literatura de ideas”.
Al referirse a la temática ensayística mexicana, dice que nuestros autores “se inclinan insistente y tenazmente a explorar una sola interrogante, la realidad y la problemática nacional, cualquiera que sea su personal perspectiva y disciplina-filosófica o histórica, científica o literaria-y su ideología. El tema constante en la mayoría de los ensayos modernos será México; México en su totalidad o algunos de los asuntos que interesan a la formación del país: su historia, su cultura, sus problemas económicos y sociales, sus creaciones literarias y artísticas, su pasado y su presente”.
Los autores seleccionados por José Luis Martínez están entre los más connotados pensadores y escritores de nuestro país. Algunos de ellos son: Justo Sierra, Manuel Gutiérrez Nájera, Luis G. Urbina, Amado Nervo, José Vasconcelos, Antonio Caso, Ramón López Velarde, Alfonso Reyes, Julio Torri, Jesús Silva Herzog, Samuel Ramos, Daniel Cosío Vellegas y 18 más, todos ellos destacados por su trabajo intelectual.
NEZAHUALCOYOTL, VIDA Y OBRA
Esta obra fue publicada por el Fondo de Cultura Económica, en la Biblioteca Americana, Serie de Literatura Indígena, Pensamiento y Acción. La primera edición es de 1972, y cuenta con una primera reimpresión en 1975 y una segunda en 1980. El autor escribió este libro en conmemoración a los quinientos años de la muerte (1402-1472) del Rey poeta de Tezcoco, considerado una figura legendaria de la época prehispánica. Se trata de un estudio de la vida y la obra de Nezahualcoyotl, complementado con un Apéndice documental, así como con textos que se le atribuyen, entre los cuales encontramos poemas (hasta la fecha es el autor del mayor número de poemas prehispánicos que se han encontrado), Arengas, razonamientos y Ordenanzas.
Antes de empezar la obra propiamente dicha, José Luis Martínez nos dice en su página Preliminar que Nezahualcoyotl trascendió a su tiempo por. . . “las instituciones culturales que estableció, como fueron los archivos de los libros pintados, las escuelas y consejos superiores, las academias de sabios y poetas, las colecciones de flora y fauna, y aun por el cuidado de la lengua que distinguía a sus dominios. Dentro del mundo nahua del siglo anterior a la conquista, él representa una tradición moral y espiritual, la herencia tolteca de Quetzalcóatl, que intentó oponerse a la concepción místico-guerrera de los aztecas”.
En lo que se refiere a Nezahualcoyotl como poeta, dice José Luis Martínez: “. . . es el único de nuestros antiguos poetas indios cuyos cantos cubren la casi totalidad de la temática náhuatl: indagaciones sobre la naturaleza y la función de la poesía, cantos de flores o de primavera, meditaciones sobre la relación del hombre con la divinidad, lamentos por la fugacidad de la vida y los deleites, cavilaciones sobre el Más Allá, elogios de guerreros y príncipes y aun profecías”. En esta obra explica que gracias al trabajo directo de traducción del náhuatl al español realizado por Don Ángel María Garibay y Miguel León-Portilla, es que se conocen los textos auténticos de esta literatura. Precisamente el Padre Garibay tradujo estos hermosos versos del Rey-poeta:
Soy un canto en el ancho cerco del agua,
Anda mi corazón en la ribera de los hombres. . .
Estoy desolado, ay, está desolado mi corazón;
Yo soy poeta en la Ribera de las Nueve Corrientes,
En la tierra del agua floreciente.
Oh mis amigos, sea ya el amortajamiento.

HERNÁN CORTÉS (VERSIÓN ABREVIADA)
Es una obra editada en la Colección Breviarios del Fondo de Cultura Económica, cuya primera versión es de 1992, con una reimpresión en el año 2005, dos antes de la muerte del autor. Esta “versión abreviada” de la vida del conquistador Hernán Cortés consta de 619 páginas. Va desde sus orígenes en Medellín, región de Extremadura, España, en 1485, hasta su muerte, en 1547, en Castilleja de la Cuesta, cerca de Sevilla, España.
En la introducción a una entrevista que le hizo Fernando García Ramírez al escritor José Luis Martínez, para la Revista Letras Libres, dice: “Dentro de los orígenes de México ningún tema le atraía más que el de la gesta de nuestro fundador, Hernán Cortés, que se propuso abordar sin apasionamientos ni ideologías cegadoras, haciendo acopio de una gran cantidad de información y luego dándole salida de una forma lógica, clara, elegante inclusive. . . Entró por la puerta grande de la historia, con la biografía de un personaje polémico; lo hizo para tratar de cerrar una herida nacional, y su labor fue calificada, entre otros por Manuel Alvar, como una obra maestra”.
José Luis Martínez fue un amante de México, su país, y de las letras nacionales y universales. Decía: “Es necesario conocernos, saber cuanto sea posible de nuestro pasado, pero sobre todo conocerlo y amarlo”.

¡BASTA!

(Poesía para declamar en coro)
Por Daniel Mario Gómez Alvarado*

(Solista 1) ¡¡¡ Basta ¡!!
(Solista 2) ¡¡¡ Sí ¡!! ¡¡¡ Basta ¡!!
Todos ¡¡¡ Basta ¡!!

(Grupo 1) Las manos no saben
De una caricia.
Los dedos encallecidos
Están adormecidos
De tanta injusticia.

(Solista 1) ¡¡¡ Basta ¡!!
(Todos) ¡¡¡ Sí, basta ¡!!

(Grupo 2) Estómagos vacíos
Y mentes vacías,
Cuerpos golpeados
(Todos) y llagados.

(Grupo 2) Espíritus fustigados
Por la ignominia
(Solista 2) y la soberbia
(Todos) de los hacendados.

(Solista 1) ¡¡¡ Basta ¡!!
(Todos) ¡¡¡ Sí, basta de dolor y muerte ¡!!
(Todos) Tomemos el último aliento de esperanza
Y luchemos.

(Solista 1) Vayamos a luchar con el señor Madero
(Solista 2 que caiga el dictador artero.

(Todos) ¡Basta! , ¡Basta!, ¡Basta!, ¡Basta!
(Todos repiten con voz muy baja y los ojos cerrados la palabra ¡Basta!, mientras un tercer solista dice: )
(Solista 3) Mil voces preñadas
de protesta retumban
en los muros,
en los maizales. . .
(Todos) ¡ Y en los magueyales ¡

(Solista 3) Que el penar de nuestros hijos esclavizados
(Todos) y encadenados,
(Solista 3) nos de fuerzas para derrumbar
al dictador
(Todos) Y se acabe el dolor.
(Solista 1) ¡ Muera la injusticia ¡
(Todos) ¡ Muera ¡
(Solista 2) ¡ Que acabe la opresión ¡
(Todos) ¡ Que acabe ¡
¡ Vayamos a la revolución ¡

*Profesor de educación primaria jubilado y médico, se dedicó durante más de 30 años a trabajar con niños en comunidades del sur y del centro de la entidad veracruzana. Su amor a la docencia le permitió acumular gratas experiencias y lo ha llevado a escribir textos en prosa y poemas como éste que hizo para decir en coro, con motivo del inicio de la Revolución Mexicana. ¡Basta! es un poema que Amanecer recomienda a los maestros de grupo, de cualquier nivel educativo, para el desarrollo de valores cívicos y sociales en los alumnos, así como para el desarrollo de su personalidad en general. El autor radica actualmente en la Ciudad de Veracruz.

SEMBLANZA DE UN ILUSTRE HUATUSQUEÑO: EL DR. DARÍO MÉNDEZ LIMA.

Por Daniel Méndez Vivanco

El Dr. Darío Méndez Lima, a pesar de haber nacido en la ciudad de las aguas alegres (Orizaba) en el año de 1862 y haberse criado allí, es considerado “Huatusqueño Ilustre” en virtud de la honda huella que dejó en su etapa más productiva que fue la profesional, y como ciudadano distinguido en razón de las obras entregadas en beneficio de la sociedad huatusqueña a la que tanto quiso, al igual que a su familia que allá en esas tierras formó.
A los veinticinco años se tituló de médico en el antiguo Colegio Carolino, hoy Universidad de Puebla. En 1887 llegó a la Ciudad de Huatusco donde contrajo nupcias con Rafaela César Córdoba. Desde entonces hasta el día de su muerte, el Dr. Méndez Lima vivió en ese hermoso lugar. Su presencia en Huatusco obedeció a la invitación que le hicieran los jefes del Cantón, Don Carlos A. Hernández y Don Ignacio Canseco (siendo éste compadre del General Porfirio Díaz e integrante del grupo intelectual “Los Científicos”, que como se sabe asesoró al general durante el tiempo que duró su gestión). Don Ignacio Canseco lo invitó a participar de manera directa en la introducción y conformación de la educación liberal que auspiciaba desde el Ministerio de Educación en México Don Justo Sierra, educación liberal cuya inspiración histórica se remonta a la época juarista en que Gabino Barreda trae a nuestro país la filosofía positivista que había obtenido a través de la enseñanza de Augusto Compte en Francia. El Dr. Darío Méndez Lima se incorpora inmediatamente como Secretario de Educación del Ayuntamiento de Huatusco y lleva a cabo la creación de la primera escuela para mujeres en el nivel de educación básica y adulta, primera en su género para la enseñanza del sexo femenino, rompiendo con ello esquemas rigoristas propios de la época victoriana que se vivía, cargada de un excesivo conservadurismo. Además, imbuido por el influjo de la obra educativa de Enrique C. Rébsamen, que ya se dejaba sentir en ese tiempo por todo lo ancho y largo del territorio veracruzano, fortalece la presencia de las primeras escuelas cantonales en Huatusco y la región, terminando de esa manera con el monopolio que por medio de El Colegio Josefino ejercía hasta esos momentos el clero en el aspecto educativo.
Cabe destacar, ya que estamos hablando del contexto cultural del porfiriato, que el Dr. Darío Méndez Lima es también el primero en realizar reuniones regionales pedagógicas entre los estados de Veracruz y Puebla, que sirvieron de marco referencial para que posteriormente y en el mismo régimen de Porfirio Díaz se celebraran los Congresos Pedagógicos que tanta importancia tuvieron para la historia de la educación, no sólo del país sino a nivel internacional, resaltados en diferentes libros sobre política e historia de la educación. Estos congresos, es importante recordarlo, estuvieron organizados bajo la supervisión de Don Justo Sierra, Ministro de Educación. Paradójico-así se ha escrito-que durante la dictadura porfirista la educación experimentase un avance de suma trascendencia.
En lo referente a las escuelas ubicadas en el nivel medio superior y superior, el distinguido galeno creó a fines del siglo XIX la Academia Nocturna Preparatoria, antecedente de los bachilleratos, en donde muchas generaciones recibieron la enseñanza de parte de personajes preclaros como Ernesto “El chango” García Cabral, genial caricaturista de fama internacional que recreó personajes y momentos en testimonios gráficos en el pasado mexicano inmediato; los profesores de origen cubano Atenógenes y Atenodoro Pérez y Soto, que pasarían a ser posteriormente catedráticos renombrados de la Escuela Normal Veracruzana y autores de los libros de texto para lecturas complementarias “Isis” e “Iris”, y que a su paso por Huatusco ejercieron su carrera como mentores; Enriqueta Sehara de Rueda, muy leída en su tiempo en publicaciones tales como la Revista Jarocha, Xalapa y El Correo Ilustrado; también integrantes de una generación de mujeres pensantes y de letras como Lázara Meldiú, María Enriqueta Camarillo y Roa y Pacona García Batle; la soprano Rosario de la Fraga, conocida en el mundo artístico como “el ruiseñor mexicano”, quien recorriera diversas partes del mundo llevando con su voz la representación del país entero; y otros que sería largo citar en este espacio.
Por la tradición oral se sabe también que el Dr. Méndez Lima fue iniciador, en aquel tiempo, de los cursos para maestros rurales en toda esa zona. Es fundador de la primera y única biblioteca de Huatusco, la cual ha guardado el cúmulo de conocimientos en sus vitrinas y anaqueles y ha brindado servicios durante muchos años a las juventudes estudiosas, así como a los adultos interesados en abrevar de la sabiduría de los libros o de los consejos y enseñanzas que él mismo proporcionaba en aquellas tardes pardeadas por el ocaso, cuando acudían al viejo maestro que en amena y gratificante conversación siempre tenía que narrarles. Así lo describe Don Manuel Horta, periodista y prominente columnista de la revista Jueves de Exélsior, en su libro Siluetas en la Neblina, respecto a la impresión que le causa al ser presentado a él por García Cabral.
En este tenor de ideas, olvidaba mencionar que para el sostenimiento de la Academia Preparatoria Nocturna no escatimó esfuerzo alguno, compartiendo el tiempo dedicado a su profesión de médico con las actividades docentes, y se sabe que muchas veces pagaba de su bolsillo a los maestros que le ayudaban a sostener dicho centro de estudios.
Es también creador junto con Adalberto César, familiar de su esposa, de las primeras tipografías o editoras de Huatusco que difundieron literatura de diversos tópicos, pero de manera especial con temática liberal ilustrada.
Es importante subrayar que en todas las actividades de carácter social en las que participó el Dr. Darío Méndez Lima, y especialmente en las que se relacionan con el campo educativo, nunca cobró sueldo sino, por el contrario, siempre costeó obra material y salarios de los maestros de su propio peculio, ganándose con esto la fama y el reconocimiento social de filántropo.
Se pueden citar infinidad de testimonios de gente que vive y lo recuerda con cariño, acerca de las consultas médicas que brindaba gratuitamente a personas que carecían de recursos para pagarlas, a quienes incluso llegaba a regalar los medicamentos que se requerían. En varias ocasiones realizó gestiones propias del encargo de la presidencia del Ayuntamiento, que por circunstancias políticas así lo ameritaban. Fue asesor cultural permanente de varios alcaldes y jefes de Cantón. Aunque su profesión era de médico, como ya se dijo, tuvo de manera paralela una formación humanístico-filosófica que manifestó en los terrenos político, cultural y social de Huatusco y la región.

En 1910 fungió como Presidente del Comité Profestejos del Primer Centenario de Nuestra Independencia, logrando realizar en la conmemoración de este hecho histórico un lucido festival.
En junio de 1937 cumplió sus Bodas de Oro profesionales y se organizó un festival en su honor con la participación de todo el pueblo. El Presidente Municipal, Sr. Manuel Roseros, le otorgó entonces un diploma donde lo nombraron Hijo Predilecto de Huatusco.
El 11 de junio de 1947, cuando el Dr. Méndez Lima cumplió 60 años como médico, el Lic. Miguel Alemán Valdés, Presidente de la República, le otorgó una medalla de oro por sus altos méritos como profesionista y ciudadano, que la familia conserva con fundado orgullo, y en cuya inscripción dice lo siguiente: “Lic. Miguel Alemán Valdés /Presidente de la República/ al Dr. Darío Méndez Lima/ en el 60 aniversario de su labor insigne como filántropo, educador y profesional/ junio de 1947”.
Debido a lo anterior, se hace merecedor de muy justo homenaje que organiza el Ayuntamiento presidido entonces por el Sr. Mario González Sedas, quien tenía como atributos una comicidad muy especial, una amena charla cargada de anécdotas y vivencias entremezcladas por un sentido común que para la época mágica que se vivía resultaba ser un típico personaje; en este homenaje se le entrega otra medalla a nombre del pueblo huatusqueño, en uno de cuyos lados se lee: “El H. Ayuntamiento con cariño y respeto al Sr. Dr. Darío Méndez Lima, con motivo del aniversario de su recepción.
Se llevó a cabo una velada literario-musical inolvidable a la que asistieron altas personalidades, destacándose entre ellas la presencia de su querido exalumno, el genial caricaturista Ernesto “El Chango” García Cabral y la del distinguido poeta cordobés, abogado Don León Sánchez Arévalo, durante la cual el Rector de la Universidad Veracruzana, Dr. Gabriel Garzón Cossa, le entregó una medalla al mérito en la que destaca el lema de esa Casa de Estudios: “Lis de Veracruz: Arte, Ciencia y Luz”.
De manera alterna se editó una memoria en la que contribuyeron con su pensamiento plagado de elogios para el Dr. Méndez Lima, alumnos, ex-alumnos, familiares, amistades, ciudadanos distinguidos, intelectuales, políticos, personas cercanas a él y gente en general; además, fue ilustrada en la portada y contraportada por el propio caricaturista García Cabral. En este testimonial se destacan plumas como la del citado caricaturista, la poetisa Enriqueta Sehara de Rueda, el escritor Pedro Gringoire, articulista de Excélsior, Federico Gamboa, periodista y director de la Academia Mexicana correspondiente a la Española, José Elguero, editorialista de Excélsior, Rosario de la Fraga, reconocida artista de la ópera en México, el respetable abogado Filiberto Vargas Muñoz, familiar muy cercano de la Lic. Rosario Piña Sánchez, ex-directora general de educación media superior y superior en Veracruz, entre otros.
Por la noche se le organizó una serenata espectacular donde la ciudad se engalanó apagando totalmente sus luces, y en lugar de éstas se encendieron faroles para reunirse al pie de su casa y luego concluir con una verbena popular en el parque Zaragoza.
Poseedor de un gran conocimiento acerca de la historia de Huatusco, fundamentado con una amplísima información escrita guardada en libros, revistas y documentos, además de sus vivencias, se le llegó a reconocer como cronista de la ciudad aunque no se le dio el nombramiento de manera formal.
Al hacer referencia a la memoria que se elaboró con motivo de los festejos de su recepción profesional, presento aquí algunos pensamientos que se expresaron y que han quedado para la historia:
“He llegado con Usted maestro, después de una larga jornada, no al campo inculto de malezas donde ocultas se guardan para herirnos las ortigas y los cardos. He llegado al jardín poético que la inspiración sembró para Usted los pensamientos no me olvides y violetas, que en una alfombra acariciadora y ungida de respeto y de amor se pone a sus pies” Enriqueta Sehara de Rueda. Poetisa.
“Bien haya la vejez venerada y generosa del Dr. Darío Méndez, cuyos merecimientos son tantos y tan variados, que ha logrado lo que muy rara vez logran los maestros de veras: que sus discípulos no lo nieguen ni paguen sus enseñanzas con la ingratitud y con el olvido” Federico Gamboa. Periodista y Director de la Academia Mexicana correspondiente a la española.
“¡Honrar al maestro! ¿Puede haber algo más importante que reconocer las virtudes de los forjadores de vidas y escultores del carácter? El merecido homenaje al maestro Méndez, personificación de las austeras virtudes magisteriales, honra a los iniciadores y a Huatusco que lo auspicia”. Pedro Gringoire. Periodista y escritor.
“Sembrador de bondad, modelador de espíritus, forjador de voluntades, el amable Dr. Darío Méndez Lima recoge en este homenaje la semilla de amor que cavó en surcos de gratitud, hombres así y no energúmenos poseídos por cincuenta legiones de demonios con el gesto hosco y el ademán amenazante son los que necesita México, ojalá que en cada pueblo de la república hubiera un Dr. Méndez ¡uno solo!, y el progreso moral e intelectual sería sólido, la cultura de buena ley y el patriotismo sano y robusto”. José Elguero. Editorialista de Excélsior.
De lo anteriormente expuesto se derivan los principales argumentos para otorgarle su nombre a la Escuela Secundaria Diurna “Dr. Darío Méndez Lima” de Huatusco, dependiente hoy de la Dirección General de Educación Secundaria de la Secretaría de Educación de Veracruz y a la Escuela Secundaria Nocturna “Dr. Darío Méndez Lima” del mismo lugar, pero cuya clave fue retirada misteriosamente en 1986, no obstante que cubría una meta social muy importante, al brindarle la oportunidad a muchos jóvenes y adultos que por su condición de trabajadores no podían realizar sus estudios secundarios asistiendo a sus clases en el día.
Vaya un justo recuerdo también para el hijo de tan ilustre huatusqueño al que se ha recordado en estas líneas, me refiero al Dr. Marco Vinicio Méndez César, quien guió los destinos de las mencionadas instituciones educativas en un periodo importante que abarcó los años de 1951 primero y de 1959 a 1985 después, etapa que se destaca por el prestigio que logró darle a dichas escuelas bajo el lema de Disciplina y Estudio.
El hospital civil del lugar también lleva el nombre del Dr. Darío Méndez Lima, en atención a la entrega, desinterés y espíritu altruista que demostró para su edificación. La obra que ahora se aprecia en toda su magnitud, se debe al apoyo que brindó el Gobierno del Estado en ese entonces, encabezado por el Lic. Patricio Chirinos Calero. Este nosocomio entró en la categoría de Hospital Amigo del Niño y de la Madre, como parte del Programa que al respecto promueve la UNICEF. Al frente de los trabajos de remodelación de esta obra se designó, para satisfacción de la familia, al tercero de esta dinastía: el Dr. Marco Vinicio Méndez Vivanco.
Esta otra faceta de la rica personalidad del Dr. Darío Méndez Lima, correspondiente al sector de la salud, merece un estudio aparte. Señalaré solamente como dato interesante que él realizó en Huatusco la primera vacunación masiva contra la viruela, en aquellos años difíciles en que dicha enfermedad era un verdadero problema de salud pública.

FERNANDO SAVATER

EN EL QUINTO CONGRESO NACIONAL DE EDUCACION Y TERCER ENCUENTRO NACIONAL DE PADRES Y MAESTROS.

Alfredo Villa Báez.

Por las importantes aportaciones ideológicas y programáticas que nos ofrece uno de los intelectuales contemporáneos de mayor prestigio nacional e internacional, FERNANDO SAVATER, autor de ensayos político-educativos, filosóficos, literarios y textos narrativos; además de que es parte del “movimiento por la Paz y la no Violencia”, iniciativa de la Sociedad Civil “¡Basta ya!”, y que por la trascendencia de sus trabajos muchas veces ha sido premiado en España, en países de Europa, en Asia, Estados Unidos y de América Latina, siendo relevantes sus obras “Ética para Amador”, “Política para Amador”, “El Valor de Educar”, “El Contenido de la Felicidad”, “La Escuela de Platón”, entre otras; es de reconocer el espacio que Tlanestli brinda a sus colaboradores para la inserción de temas tan trascendentales, como el presente, con el que se retransmite una versión estenográfica de su conferencia magistral Desarrollo Educativo y Progreso Social:

“Queridas amigas, queridos amigos, en primer lugar tengo que agradecer de nuevo la posibilidad de colaborar con los maestros, con los enseñantes mexicanos. Yo me he considerado siempre exclusivamente un maestro, creo que al mundo le hacen falta maestros y por lo tanto, cuando estoy entre ustedes, lo mismo que en mi país, frecuento muchos encuentros de pedagogía, muchos encuentros del magisterio, y por supuesto que estoy feliz de encontrarme entre ustedes, que es, digamos, mi mundo, mi gente.

Efectivamente, hace años tuve el honor de, además de que fue muy útil para mí, debo decirlo, de que se me encargase una obra de reflexión filosófica amplia, sobre el tema de la educación, buscando sus principios, buscando sus motivos y también pensando en cómo debíamos orientarla cara al mundo históricamente transformándose. Para mí fue una experiencia muy importante porque me permitió leer y me permitió estudiar cosas que a mí me interesaban, pero que quizá yo nunca había llegado a (cambio de micrófono).

Les decía que gracias a tener que escribir esta obra yo estudié y me acerqué a una serie de temas que conocía un poco superficialmente, había oído hablar de ellos, pero no había llegado a estudiarlos, entonces me di cuenta de cuántas cosas implica la educación. Es decir, normalmente, fíjense, les digo nada más una anécdota para indicar cómo ha cambiado la apreciación de la educación de los últimos años. Antes la educación era una cosa restringida a los maestros, a los padres con niños pequeños, el resto de la sociedad prácticamente no se interesaba por ello.


Cuando yo escribí El Valor de Educar, el editor me dijo: “hombre, no podías quitar la palabra educación, porque esas son palabras que limitan mucho el alcance del libro, porque eso sólo entonces va a interesar a profesionales o a padres de familia con hijos menores, pero no va a interesar al público en general”
Y yo lo que insistí dije: “No, es que yo lo que quiero es mantener la palabra educar porque quiero que el público en general se interese por educar” Y tiene que ser el público, tiene que ser el pueblo, tiene que ser la ciudadanía, la ciudadanía la que se interese por la educación, porque los políticos normalmente no tienen la visión en el tiempo de la educación. La educación es imprescindible, pero actúa a plazos largos.

Supongamos que mañana, ojalá fuera así, en todas partes, en México, en España, en todas partes se empezase a educar a la perfección, de la manera que todos deseamos y en nuestras utopías más soñadas.
Si a partir de mañana se empezara a educar así, ¿cuándo se notaría el efecto de educación en la vida social, en la vida colectiva? Probablemente hasta dentro de 15 ó 20 años no habríamos llegado a notar los efectos de la educación, porque los efectos de la educación van acumulándose y van creciendo como los propios educados han crecido.

No hay político en el mundo que piense las cosas a 15 ó 20 años vista, la mayoría de ellos sólo la piensa 3 ó 4 meses cuando mucho. Entonces, tiene que ser la sociedad la que exija el interés por la educación, tiene que ser la sociedad la que fuerce de alguna manera a los políticos a preocuparse por la educación, no simplemente a preocuparse por mejorar la tecnología educativa, yo que he frecuentado a muchos ministros de educación en varios países y antes o después siempre salen: “Vamos a dotar a todos los niños de una computadora, bueno me parece muy bien naturalmente que unos niños tengan computadora, y tengan zapatos, y tengan ropa y tengan todas las cosas útiles para la vida. Pero la educación es algo que se hace de persona a persona, cuerpo a cuerpo como otras muchas cosas importantes de la vida, como el amor no se puede hacer de manera virtual, hay que hacerla de cuerpo a cuerpo, porque sólo otro ser humano nos puede enseñar a ser humanos, sólo otro ser humano nos puede enseñar a vivir como humanos, ninguna máquina, ningún aparato.
Evidentemente los aparatos son muy importantes. Hoy tenemos unas fuentes de información extraordinarias, pero no es lo mismo informar que educar. La información es parte de la educación, preparar intelectualmente, laboralmente, científicamente a nuestras juventudes es evidentemente algo imprescindible, en un mundo tecnológicamente avanzado, donde además hay demandas laborales exigentes, etcétera. Pero el objetivo de la educación va más allá, es la formación de ciudadanos; es decir, formar personas capaces de rentabilizar las garantías democráticas, de poder utilizar la democracia.

En Grecia la educación nace precisamente junto con la democracia, para los griegos, educación y democracia iban necesariamente unidos, porque si uno no sabe, si uno no conoce, si uno no tiene una formación, cómo va a poder ejercer su papel como gobernante en una democracia. Hay que recordar a los ciudadanos que en una democracia, gobernantes somos todos, los que mandan en un momento determinado son nuestros mandados, aquellos a los que nosotros les hemos mandado mandar por un período de tiempo, pero los gobernantes somos nosotros.

Por eso, Aristóteles, en su política, cuando habla de estos temas, dice: “Antes de haber sido gobernante, tendrás que haber sido gobernado”. Es decir, el ser gobernado educativamente, es el primer paso para poder llegar a ser gobernante y la importancia de la educación en nuestras sociedades es pensar que hay que educar a cada niño, a cada joven, a cada adolescente, como si el futuro del país dependiera de él, de las decisiones que él va a tomar, porque en último término es así.

La educación en un país democrático es siempre educación de príncipes, educación de quienes van a mandar, que son todos los ciudadanos. Un (Inaudible) economista y sociólogo canadiense, pero que trabajó en Harvard toda su larga vida, en uno de sus últimos libros, Galbraid decía: “Todas las democracias contemporáneas viven bajo el temor permanente a la influencia de los ignorantes”.

Y es efectivamente una preocupación: los ignorantes tienen voto y voz como los demás, pero naturalmente los ignorantes pueden ser manipulados, los ignorantes pueden ser engañados, los ignorantes pueden vetar las transformaciones necesarias que implican algún sacrificio en primer término, poder apoyar propuestas demagógicas, etcétera. Claro que Galbraid dice: “Las democracias temen la influencia de los ignorantes”. Uno sospecha que hay políticos que se aprovechan o confían en los ignorantes para poder realizar sus propuestas políticas.

En cualquier caso, la influencia de los ignorantes a la que se refiere Galbraid, no piensen ustedes que son ignorantes en el sentido científico del término. En ese sentido todos somos mucho más ignorantes e ignoramos muchas más cosas de las que sabemos. No vamos a hablar de la ignorancia, de cuál es la función fanerógama de la plantas, o dónde está exactamente situada Tegucigalpa; no se refiere Galbraid a ese tipo de ignorancia. Se refiere a la ignorancia de quien es incapaz de comprender las demandas sociales inteligibles que otros hacen. Quien es incapaz de expresar de manera argumentada e inteligible sus demandas sociales a los demás, de quien no puede, en una palabra, ni persuadir, ni ser persuadido.

La democracia es un orden social comunitario, instituido sobre la posibilidad de persuadir y ser persuadidos por los demás. Es decir, ese es el juego democrático, el parlamentarismo se base en la capacidad de persuadir y ser persuadidos. Entonces, eso no es un elemento natural, no nace espontáneamente, es algo que hay que desarrollar. Muchas veces oímos esas expresiones de: “Todas las opiniones son respetables”, vaya tontería, por supuesto que todas las opiniones no son respetables, todas las personas son respetables, tenga las opiniones que tengan, eso es cierto, salvo que sean opiniones criminales, pero las opiniones en sí, no son respetables, están precisamente para ser discutidas, para ser validadas si son ciertas y rechazadas si son falsas.

Discutere –en latín--, ustedes recuerden sus leguas clásicas, discutere es tirar de un árbol, para ver si tiene raíces; discutir una opinión es ver si tiene raíces en la realidad o es un capricho, una fantasía o una superstición, y la educación no está para respetar todas las opiniones, sino para aprender a seleccionar entre esas opiniones, las verdaderas, las útiles, y las socialmente necesarias.

Antes, la educación se basó durante mucho tiempo en dar a los niños información sobre temas que desconocían; es decir, los niños se mantenían al margen de ciertas realidades de la vida, por ejemplo, las vinculadas al sexo, a la muerte, a la ambición, etcétera, y poco a poco la educación les iba revelando esas realidades. Hoy los niños vía televisión, Internet, etcétera, están híper informados, ya la escuela no es el lugar de transmisión de la información , porque esa información les está llegando constantemente por todas las vías.

Yo ahora hace unos meses, una amiga mía que tiene una niña pequeña de cuatro o cinco años, me comentaba que la niña llegó un día y le dijo: Mamá, yo cuando sea mayor no quiero tener niños. Mi amiga se quedó un poco sorprendida de esta propuesta y le dijo: ¿por qué? Es que la niña acaba de ver en televisión un parto y había decidido con cierta lógica que era una experiencia muy interesante pero que ella podía pasar sin ella perfectamente.

Hoy efectivamente las noticias llegan así, entonces la educación es el arte de aprender a navegar por la información, es más útil que nunca, porque precisamente en las informaciones que nos llegan a través de redes sociales, de medios de comunicación como la televisión, etcétera, viene todo mezclado lo útil y lo inútil, lo verdadero y lo falso, lo atroz y lo piadoso, todo está junto, todo está revuelto. La educación es el arte de gobernar a los jóvenes, a los niños para que aprendan a manejarse en ese caos informativo.
El problema verdadero en nuestra sociedad es de educación, no es que la gente se quede sin educar, nadie se queda sin ser educado; la educación está tan unida a la condición humana que es imposible que nadie se quede sin ser educado, el problema es quién le va a educar, el problema es si va a ser educado por personas con conocimientos, por personas con una buena voluntad social, por personas que quieren hacer progresar sus comunidades o van a ser educados por la banda de gánsters de su barrio, por los peores ejemplos que ven en la televisión, por los que creen que el triunfo social se base exclusivamente en la acumulación de dinero. Entonces nadie se va a quedar sin ser educado, el problema es quién le va a educar, el problema es si nosotros, los buenos educadores llegaremos antes que los malos y lograremos antes que ellos educar a los niños y prepararlos.

Claro, muchas veces se nos dice a los educadores, y más todavía a los que hemos sido profesores de Ética durante muchos años, se nos dice de qué sirve enseñar principios de solidaridad, de respeto, de cooperación, etcétera, si después ellos van a ver en televisión o en la calle o en cualquier sitio ejemplos de todo lo contrario y van a ver que esas ideas que se le están transmitiendo en la escuela no se reflejan o no tienen un refrendo social como debiera.

Es que por eso tenemos que educar, si la sociedad estuviera formada por émulos de Santa Teresa de Calcuta y San Francisco de Asís, entonces no necesitaríamos educar, simplemente les diríamos a los niños: Hijos, sal a la calle haz lo que veas. Pero como eso no lo podemos hacer, como precisamente lo que tratamos de evitar es que esos malos educadores que van a encontrarse sean los que se apoderen de su futuro; entonces nosotros tenemos que luchar por llegar antes y por llegar de una manera actualizada, de ahí la importancia del papel del maestro.

Uno de los fundamentos del desarrollo educativo es que el papel del maestro esté dignificado socialmente, que esté escuchado socialmente, que el maestro no sea una figura marginal, sino que sea una figura central en nuestras democracias, que por supuesto tenga su reconocimiento económico, social, pero sobre todo que se le escuche, que se escuchen sus opiniones, que se escuche el latido que él nos trasmite de lo que son nuestros hijos, de lo que son aquellos a los que debemos educar. Yo creo que en las sociedades se va avanzando en ese campo, pero todavía queda mucho. En España había hace 40 años refranes terribles como: “pasar más hambre que un maestro de escuela”, lo cual es todo un programa educativo, es decir, eso era lo que se entendía, el maestro era algo como una especie de residuo social; cuando en realidad es la función civilizadora por excelencia.

Todos los que hemos sido profesores de universidad sabemos que en el mundo nosotros somos maestros de segunda, que si los maestros de primera, los que han tomado los niños en primer lugar, no han cumplido bien su función, nosotros no tenemos nada que hacer. O sea, yo recibía muchachos, muchachas, de 17, 18, 19 años, si no venían educados ya en lo básico y en lo fundamental, yo no les podía educar a esa edad, a esa edad yo podía ayudar a los que ya estuvieran educados, pero no inventarme una educación si no la habían recibido.

Entonces la formación primera básica es absolutamente imprescindible, y es imprescindible hoy, no es que los instrumentos sean negativos, no es que sea malo el Internet, no es que sean malas las redes sociales, lo que es malo es la adoración por esos medios, es creer que un instrumento técnico va a resolver lo que no resuelve la preocupación de la sociedad, lo que no resuelve la preocupación de tener unos enseñantes bien dotados y bien preparados. Es verdad, se suele decir “la buena educación es muy cara”, es cierto, una buena educación que tenga grupos de trabajo pequeños, profesores de apoyo, instrumentos, como estamos diciendo, para los alumnos, etcétera, es evidentemente una educación cara, pero yo les aseguro que la mala educación la pagan los países mucho más cara todavía, pagan mucho más cara la mala educación que la buena. Al final la buena educación sale barata en cuanto a rentabilidad y en cuanto a progreso de la sociedad.

De modo que hoy, cara al siglo XXI ya en el que estamos ya bastante avanzados, tenemos que pensar en una educación que no solamente atienda problemas laborales, que no solamente atienda conocimientos científicos, sino que cree cultura humanitaria.

Hay un libro de una famosa educadora americana, Amy Woodman, que se titula “Cultivar la humanidad”. El principal papel de la educación es desarrollar la humanidad, pero la humanidad entendida democráticamente, digamos, a la moderna, siempre se habla de esa especie de sonsonete clerical de la crisis de valores. Lo que existe en nuestras sociedades es la crisis de civismo, es el civismo lo que está en crisis, y es eso lo que la educación tiene que intentar resolver, no predicar moralmente abstracciones que normalmente luego desmiente la propia conducta del predicador, sino buscar el refuerzo del civismo, porque el civismo se apoya en instituciones, porque el civismo se apoya en el reconocimiento social.

Hay dos enemigos fundamentales de la democracia en todas partes, y ustedes lo saben igual que yo: son la miseria y la ignorancia. Lucha por la democracia todo el que combate la miseria y todo el que combate la ignorancia; y en todos aquellos regímenes políticos en que se acepta como inevitable la miseria, y se acepta como inevitable la ignorancia, en realidad no hay verdadero espíritu democrático. Ese espíritu democrático es el que debemos suscitar, ese espíritu democrático es el que el educador tiene que suscitar en los alumnos, en los padres y en la propia sociedad, crear la preocupación de que efectivamente la lucha por la educación es algo que compete a toda la sociedad y que no ocupa sólo un pequeño período de tiempo. Educan, por supuesto, los padres en su casa, en la medida de lo posible, de manera afectiva, de identificación afectiva, etcétera; educamos los profesionales de la educación, también educan los medios de comunicación, además de informar, entretener, tienen una dimensión pedagógica de la cual deberían ser conscientes. Educan las personas de relevancia pública, políticos, deportistas, etcétera, educan para bien o para mal, pero educan, su ejemplo es seguido, impacta sobre mucha gente.

El campo de la educación es muy amplio y permanece a lo largo, prácticamente, de toda la vida de las personas, pero solo hay un momento, el momento de la formación académica, en que nosotros, digamos, podemos controlarlo, podemos planearlo, no podemos elegir los padres de los niños, no podemos elegir probablemente los programas que van a ver en la televisión, ni las compañías que van a tener, ni el comportamiento de muchas figuras públicas célebres, pero nosotros sí podemos elegir lo que vamos a transmitir.


Educar es, en el mundo de los valores, de las propuestas, de los anhelos, de las creaciones humanas, seleccionar lo imprescindible y transmitirlo a las nuevas generaciones. Aquello que queremos que se perpetúe, aquello que queremos que prospere, el mundo en el que queremos vivir, porque en el fondo nosotros estamos preparando el mundo en el que van a tener que vivir todos. Entonces, ¿qué mundo queremos que sea? ¿El mundo de la violencia, de la rapiña, de la extorsión, de la xenofobia o un mundo en el que nosotros pongamos por lo menos todo de nuestra parte porque no lleguen esos males?

Es verdad que la educación no es omnipotente, no todo puede resolverse con la educación, y hay otros factores importantes en el desarrollo y también en el retroceso de los países, pero yo creo que en la solución de cada problema siempre hay una parte de dimensión educativa; puede que la educación no resuelva el problema por sí sola, pero no se resuelve nunca el problema si no se ha atendido a esa parte educativa que hay en la solución de cada problema. Y yo creo que esa es nuestra función, y eso es por lo que nosotros tenemos que esforzarnos.

Por supuesto tenemos que saber cuáles son los objetivos que buscamos, no sólo objetivos a corto plazo, laborales, etcétera, muy respetables, pero que no pueden abarcar toda nuestra preocupación, tenemos que saber qué queremos y tenemos que pedirle a la sociedad que se conciencie de lo que se está proponiendo y de lo que se está buscando. No se está buscando simplemente una salida laboral para que la gente, los niños se coloquen pronto cuando crezcan y empiecen a ganar dinero, si no se está intentando formar ciudadanos capaces de utilizar de una manera solidaria, una manera cooperativa, de una manera creadora las instituciones democráticas, y de transformar esas mismas instituciones de modo que sirvan para luchar por las injusticias, etcétera, que hoy desgraciadamente padecemos en todas partes en una medida o en otra.

Y bueno, ya ven ustedes, estas son las cosas, ya saben ustedes que los filósofos, incluso los simples profesores de filosofía, como es mi caso, somos especialistas en repetir lo que todo el mundo sabe, pero con un tono muy truculento para que parezca que se nos acaba de ocurrir en ese momento. Bueno, eso es lo que yo he hecho ante ustedes, creo que son cosas que ustedes saben, pero que conviene recordar, porque a veces la pelea por la cotidianeidad, por el pequeño detalle nos priva un poco de esa visión a más largo plazo que también es imprescindible. Yo les deseo, por supuesto, que durante este congreso y durante la ejecutoria que van a hacer, alcancen objetivos interesantes, prácticos, tengan unas buenas soluciones y, sobre todo, contagien a la sociedad de esta preocupación que nosotros tenemos.

Es importante que la sociedad se contagie de esto y no de otras cosas negativas, violentas, arrogantes, ambiciosas, que desgraciadamente son las que más suelen extenderse. Y de nuevo, como siempre, yo les agradezco su hospitalidad y su atención. Muchas gracias.”

Derivado de tan atinadas reflexiones del gran Maestro Fernando Savater, se observan los valiosos legados que para el extenso campo de la educación son vitales, novedosos y de imprescindibles saberes que enriquecerán la praxis contemporánea de todos los educadores.

RELÁMPAGO, ES MUY INTELIGENTE

Por Abelardo Iparrea Salaia
Dedicado a mi amigo Mario Ulises Pereyra E.

El caminejo está enfermo de grises peñascales y el caballo bayo, tan entendido como es, tropieza a cada rato y duda, tarda en seleccionar por dónde proseguir, no quiere lastimar sus cascos, ni realizar esfuerzos innecesarios. A mi no me importa que proceda como quiera, mientras pueda pensar lo mío, confío en él; no llevo ninguna prisa y la brisa matutina ayuda al contento que llevo dentro, un contento que ya es viejo, casi tanto como yo mismo que estoy por cumplir cincuenta y cinco años. Por cierto, mi caballo se llama “Relámpago”, porque uno de mis cuatro hijos, el menor, así quiso que se llamara, cuando una tarde lo vio correr sobre el verde pastizal de mi potrero y se le figuró una flecha amarilla que volaba .Ahora, mi hijo va para trece años y Relámpago para diez, lo que quiere decir que el animal se vuelve adulto y el muchacho, adolescente. Pues esa era más o menos, más bien menos, la edad en que me hallaba cuando en casa de mis padres, desde mucho antes, no había más felicidad que la de estar unidos con la fuerza grande del amor que mi madre interponía entre la angustia, la pobreza y la desesperanza.

Los días pasaban con pasmosa lentitud para todos y la escasez de lo más elemental me lastimaba tanto como a mis tres hermanos, pero no tanto como a nuestra madre y nuestro padre, albañil de oficio, que de día ocultaban la desazón con el nerviosismo de los quehaceres hogareños, ella, y él al retirarse muy temprano, a veces sin tomar al menos un café o un atole, en busca de una chamba, ahí en la ciudad aquella, donde abundaban los albañiles. De noche, no sé; digo que no sé por dónde o hacia dónde se iban sus lágrimas si es que lloraban, o los hondos silencios del repensar las cosas. A nosotros, los chamacos, nos bastaba dejar el hambre y las incipientes preocupaciones en el cuenco amable de los sueños, a lo mejor la nueva mañana nos traería algo diferente, cosas gratas, diferentes a esa canija tristeza que por momentos nos invadía.

¡Ah!, cómo le gustaba leer a mi querido viejo. ¿Cómo conseguía libros y más libros? De su maestro, de sus pobres ganancias, de los basureros donde la insensatez los abandona. Otro albañil le había enseñado con la paciencia y la sabiduría de verdadero maestro, maestro pues por dos veces o más, que le hizo llenar en su juventud muchos cuadernos con números, con palabras, con dibujos, con saberes que, en suma, lo volvieron un poco vanidoso, un poco que se volvió nada al entender que eso era un lucimiento innecesario, inútil, ante sus compañeros y conocidos. Desde entonces tomó el vicio de leer y leer, aún con la luz que le prestaban las estrellas, y con el tiempo se convirtió, para nosotros y para sus iguales, en el maestro albañil más sabio de todos; por eso debo sumar a la magia del amor maternal la prudente sabiduría de nuestro padre, pues esas dos fuerzas enormes hicieron que la unidad familiar no cediera ante el hambre siempre presente, ni ante las otras calamidades que, de repente, lo estropean todo. Mi mamá …¡Qué término tan regio para identificar a una mujer! Miles de veces lo pronuncio y nunca termino, ni terminaré, en tu caso madre, de entender la enormidad de su piadoso significado. ¡Mamá cuántas lágrimas has merecido y cuántas risas nos prodigaste con todo y la tensión a que estabas sometida! ¿Cómo es que te dabas tiempo para tejer esos milagros y enseñar semejante prodigio a mis hermanas?... Sí, ¡cómo puedo olvidarlo!, el producto salido de esas manos laboriosas era vendido en las calles de la ciudad y las compradoras citadinas, damas de falso rezo, dueñas de muchas riquezas y de almas pálidas, famélicas, regateaban el trabajo, la dedicación, la creatividad, la belleza, y querían dar cualquier cosa sobre el valor real de aquellas maravillas. Pero mis hermanas, Pureza y Piedad, se enfurruñaban y oponían su inexperta resistencia hasta lograr un precio que sólo llegaba a parecerse al que mi madre les pusiera. Yo era pequeño y asistía al injusto alegato como convidado de piedra pero, por algún hechizo que hasta hoy me es indescifrable, todo drama, todo dolor, toda burla y desdén de que fuimos objeto en esas horas, se me quedó pegado como imborrables manchas sobre la piel de mi creciente dignidad.

Mi hermano, mayor que yo dos años, Rolando se llama, que es a quien llevo mi fraternal visita hasta su rancho, estudiaba sus lecciones elementales en una escuela rural; me tocó después seguir sus huellas y nuestras hermanas más tarde, aunque ya mayorcitas, cuando en casa se entendió su natural derecho a educarse al igual que los varones. Eso me pareció muy bien, ya que siempre me sentí dichoso con la protectora y hermosa compañía de las dos y porque, con mi pequeño entendimiento, presentía su justicia. A Rolando no le apetecía nada estar al amparo ni de las naguas maternales, siempre fue rebelde y hoy lo sigue siendo, pero la suya es una muy generosa rebeldía que siempre fue en auxilio de su familia, de los desvalidos, de sus amigos.

-¡Oh!, ¡oh!- mi buen caballo. Relámpago me rescata con un breve relincho del túnel donde encuentro mis recuerdos; quiere platicar. Su caminante soledad nada tiene que ver con la mía, ¡quien sabe!, a lo mejor también estaba metido en su pasado y lo quiere referir a su equina manera.

-Bien, bien, Relámpago, ¿tú también tienes historia para contar a los demás, aunque no seamos todos caballos? ¡Adelante!

-Brrrrbrrrr- contesta mi amigo bayo.

-Seguro que estás rememorando tus proezas y tus amores: tu magnífica compañera color de humo y tus potrillos, tan apuestos y gallardos como tú. El caballo hace temblar su musculosa y ya sudada corpulencia, indicándome de ese modo que me baje para descansar los dos y platicar así, de mejor manera. La retadora cuesta y los peñascales han sido vencidos, adelante nos esperan sólo las curvas, bajuras que nos llevarán al rancho de mi hermano, donde, casada también desde hace tiempo, vive en casa distinta, pero en el área del fraterno territorio, la menor de mis hermanas, con su esposo y dos hijos. Como yo no guardo en la discreción mis recuerdos, pues los hablo y los actúo de frente al cielo y a todo lo que me va rodeando, confiado en tu virtuoso desempeño cuadrúpedo amigo, y confiado también en la gran serenidad de la montaña, pienso que tienes derecho y hasta una especie de obligación de dialogar conmigo. Es entonces, cuando Relámpago, masticando su decir, me lleva a una increíble levedad para escucharlo:

-El gran caballo que fue mi padre y la noble yegua que fuera mi madre, en mucho se parecían a tus humanos progenitores. Tuve sólo una hermana, blanca y de larga crin, de delicada alzada. Temprano se la llevaron, no volvimos a saber de ella.

-Conociéndote como te conozco, nada dudo de lo que confiesas, ¿y también sufrieron como el sufrir que tocó a los míos?

-Sí, en nuestro mundo, como en el de todos los demás animales, el sufrimiento, la tortura, la desesperanza, entran y atacan lo mismo a grandes y a pequeños, y aunque nuestras lágrimas no son, por lo común, el resultado de esa química que en ustedes se vuelve llanto líquido, lo mismo inundan por dentro con amargos desesperos. El hambre, las enfermedades, las injusticias no nos son desconocidas. Incómodas compañeras de viaje, con frecuencia afligen a muchos animales. Pero, en descargo, asimismo experimentamos esos estados de ánimo que ustedes llaman felicidad.

-¿Cómo pudiste darte cuenta de esas cosas, Relámpago?

-Porque así como tú, antes que me compraras recién que fui potrillo, se me incrustaron en la cabeza las cuestiones que oía referir a mis mayores y otras de que me fui dando cuenta en la corta circunferencia de mi existir y, como a ti te sucedió, en mi también se fueron enredando con el crecimiento. Creo que tú y yo, Generoso, poseemos facultades de captación parecidas. Como no callas cual es debido tus reflexiones, me valgo de ellas para decirte lo que puedo. Y como me tocó en suerte caer en tus manos, lo que he vivido contigo, no hace sino responder al significado de ese nombre que llevas tan bien puesto…

El ollar y el belfo dejaron de moverse y quietas quedaron sus orejas; todo él, mi buen amigo, se enfundó en una cápsula de reparador silencio y se me quedó mirando con esa simpatía que raramente separa de sus ojos. Tomamos agua de un escondido manantial del bosque y reemprendimos la marcha, regresando yo a mi rememorar hablando y Relámpago, a paso calculado, haciendo su tarea de conducirme al rancho de El Robledal. El paisaje todo, es uno de esos que nos hacen sentir la inmensa dicha de pertenecerle a la vida, no importa que por ese sólo instante hurtado a la eternidad. El viento, los verdores, la luz, los colores regados entre las silvestres flores, son caricia y canción, religión que no ofende, bendición que redime verdaderamente. Cada recodo del camino es un mirador de asombro, de hondo regocijo.

Aquellos días, sábados y domingos, de mi adolescencia y de la de mis hermanos, fueron parte, como tuétano en los huesos, que se integró a cada cual y se volvió como querían los viejos -más claramente mi sabio albañil- substancia, esa substancia que de haber faltado no habríamos alcanzado, con el dinero, con el oro que después llegó, la altura espiritual y moral y cultural y social que supimos conquistar, gracias a la suma de esas circunstancias de que se vale el azar para construir la dicha de unos o el infortunio de otros. No, no dejamos de estudiar. Sino mucho, suficiente fue el estudio que hizo de mis hermanas dos maestras de excelencia, y de Rolando y de mi, él un confiable técnico agrónomo y zootecnista, y yo, ingeniero civil proclive a la locura de leer como mi padre, y a escribir, por cuenta propia, todas las verdades y mentiras que como hilos invisibles tejen la urdimbre de la experiencia humana.

Aquella mañana sabatina de un marzo de 19… nos hallábamos sentados, haciendo rueda, mi madre y mis hermanos. Ella nos hablaba con su fresca, hermosa y honrada manera de decir las cosas, y nosotros, concentrados en su lección de vida y en el desgrane de mazorcas que habíamos cosechado. No nos dimos cuenta del tranco de un, caballo que se aproximaba por la cercana vereda que cruzaba el pequeño espacio donde se levantaba la cabaña que, para vivir, nos prestaba un hermano de mi madre, el tío Rubén. Tal vez no atendimos el aviso porque don Eduardo, que era mi padre, solía llegar a pie. Pero él nos gritó, primero a mi madre, enseguida a nosotros:

-Rosaluz… hijos, ¡he llegado para darles hoy la felicidad que siempre han merecido!

Y aquí viene el cómo del fortuito suceso que luego le habría de anteponer a los nombres de mis padres el Don y el Doña, con mayúsculas. ¡Oye bien Relámpago!, que no tardamos en llegar a El Robledal. Don Eduardo, eufórico, maestro ya del decir rápido y bien cuando se lo proponía, nos relata:

-¿Se acuerdan ustedes de Don Rufino, mi maestro y compañero de labores en la ciudad, quien vino hace diez años a despedirse de nosotros? Todos movimos la cabeza en un sí general, pues aunque muy niños mis hermanos y yo, era imposible borrar de la memoria a ese tipo de personas que por más que se apliquen en procurar discreción para sus actos de bien, dejan en la memoria y el corazón de los beneficiados, más que firme su huella generosa.

-… Cuando él se fue, alegre como era, se llevó a su lejano origen norteño sus ahorros y su optimista sabiduría para compartirlos con los suyos. Y en mis manos dejó un sobre con un escrito, y la recomendación de que lo abriera yo hasta la fecha en que lo hice, hace dos meses. Se trata del traspaso legal en propiedad a mi favor, de la casa en que vivía, muy cerca de la ciudad. Pero como el tiempo carcome hasta el acero, aunque no dejaba de vigilarla en las horas que me era posible, en tanto esta fecha llegaba, las paredes, el techo y la cerca se arruinaron. La gente, ya sabemos, cuando carece de educación con frecuencia carece al mismo tiempo de prudencia y honestidad: puertas y ventanas desaparecieron y roto fue todo lo rompible…

El gran padre que fue mi padre hace una pausa, toma agua de limón que mi madre le ofreció, los demás estamos relajados, pero expectantes y con algo que bulle en nosotros como cosa nueva, como gorda esperanza, que no es mas que el contento que me dura hasta este momento en que, tú, Relámpago, tomas cuidadosa nota de mi recordar. Oigo tus pisadas cautelosas, pausadas, armónicas, que en nada me interrumpen, gracias amigo.

-… Lo que hice fue ponerle a mi compadre estas noticias sobre su casa y herboso terreno, en una carta, carta que no tuvo contestación. Luego le puse dos telegramas urgentes, y también no hubo respuesta. Y, finalmente, como no tenía otro medio para hacérselo saber, en mi ausencia de cinco días, fui hasta su pueblo natal, para hallarme con la información tremenda de que mi amigo y maestro había fallecido, y su familia, que no era mucha, se mudó a un punto del que no se tiene la menor idea…

El hombre se volvió buscando el rostro de mi madre, los dos se rieron y hablaron con los ojos como diciéndose versos de nuevo amor para vivir el tiempo que les habría de quedar, y es aquí donde está la raíz de este contento que conmigo va cabalgando…Los hijos queríamos ya el final de la historia, pero el padre, jugando un poquitín con la ansiedad, terminó por tomar su limonada y nos aventó su risa, la risa más feliz que hasta entonces le conociéramos.

-… Pues bien; como en estos últimos días me he dedicado a la roza y aseo del patio de esa casa que ya es nuestra, también hice cuidadosa revisión de las paredes y el techo, con la idea de aprovechar todo cuanto fuera posible para irnos a vivir allá, más cerca de la ciudad y más cómodamente. Al estar revisando y golpeando con martillo las partes que sonaban huecas, me detuve en un espacio en que los golpes hacían un eco extraño y, pues, allí me detuve para calcular el área que tenía que derribar para luego componerla poco a poco, así se tenía que hacer… y empecé la tarea solo, sin más ayuda que mi determinación.

¡Vaya, Relámpago, ya se deja ver El Robledal! Relinchas de alegría ¿verdad? Eres un buen muchacho. Pronto descansaremos de este viaje y de mis remembranzas platicadas en voz alta para ti. Sí, así es, bien que mueves tu cabezota para decirme que lo comprendes. Y, mira, más bien, oye lo que fue el resto:

-… El golpeteo fue constante y poco descansaba yo, hasta que en una oquedad en la base de aquella parte que trabajaba, pude descubrir entre las nubes de polvo que se habían formado, un bulto, una maleta de lona encerada, muy pesada, que me exigió más de una hora poderla extraer. Afuera ya de su escondite el envoltorio aquel ocultaba una caja debilitada por el tiempo y enmohecidos los cinchos de metal con que la habían asegurado. Pero con la renovada fuerza que me daba la sorpresa y la intuición, pude al fin vencerlos y abrirla, llena estaba de hermosísimas monedas de oro y varias joyas con piedras preciosas que, en lo sucesivo, adornarán a las mujeres de esta casa que son las más bonitas y buenas de México. No, de México no, del mundo. Todo está a buen resguardo y disponemos de suficiente capital para, desde hoy, darle a nuestras vidas el viraje que merecen, como lo merecen incontables seres humanos que están, como estábamos nosotros, anclados en la esclavitud de las más injustas circunstancias…

Y tú, Relámpago, no estuviste en los funerales de mis padres. ¡Claro que no!, pues llegas a mi cuando ellos ya tenía años que nos habían dejado con holgado bienestar. En paz murieron, ¡De veras, caballo! Sin pena, sin dolores. Así fue; ella, mi madre, nos dejó primero, después el sabio y afortunado esposo…nuestro maestro-amigo. No, no avances amigo querido, aquiétate tantito mientras el aire seca las canijas lágrimas que se me han soltado desde lo más hondo del alma mía. Sí, te repito, estoy contento pero se vale llorar al mismo tiempo cuando se llora agradecido y orgulloso de ser parte de esta historia.
Los dos acabamos por caminar “codo a codo” el tramo último que nos separaba de El Robledal, pero un poco antes de que se produjeran los abrazos y las palabras cariñosas de mis parientes, Relámpago me atajó y se me quedó mirando con sus brillantes ojos de canicón, ladeando su cabezota de uno a otro lado, y se me ocurrió, en un posible gesto suyo, adivinar una sonrisa cómplice, solidaria, de amigos verdaderos. Por eso sostengo que, Relámpago, es muy inteligente.