viernes, 7 de febrero de 2020

Relevancia de conocer génesis de la Constitución

María Isabel Ibáñez Prieto


Inicio mi participación en este evento, agradeciendo a la Mtra. María Blanca Luz Amezcua su atenta invitación para colaborar en la presentación de su cuarta obra escrita, fruto de su formación académica y de su experiencia en el trabajo docente. Su inquietud por la difusión del conocimiento la ha motivado a arrastrar el lápiz y plasmar en la hoja el producto de sus reflexiones, de sus meditaciones sobre los temas que le atraen, de sus disquisiciones al respecto.
 Y la obra está aquí: “Origen de la Constitución de 1917” dirigida, como ella lo comenta, a los educandos del nivel primario de las zonas marginadas de Xalapa. Buena tarea la de la Mtra. Amezcua, escribir para los niños que es un público muy complejo de enganchar en una aventura intelectual como la lectura ya que su atención es difícil de captar, requiere de un destacado esfuerzo y de gran disciplina.
Pero la autora enfrenta el reto: mediante  301 páginas acompañadas de numerosas ilustraciones que enriquecen el texto, se presentan las biografías de los principales líderes de los movimientos armados en nuestra historia, para exponer, a continuación, la semblanza de los 218 diputados, representantes de los estados integrantes de la República Mexicana en esa época y que fueron los responsables de la elaboración de la Constitución de 1917, la que nos rige en la actualidad. 
Y aquí surge la interrogante, ¿Por qué es relevante que los educandos conozcan  la génesis de la Constitución y  a los mexicanos que realizaron tan trascendental documento  y valoren su acción? Veamos:
Si bien entendemos que para poder vivir en armonía en una sociedad requerimos de normas que regulen nuestras acciones y relaciones con los demás, desconocemos  quiénes han participado en su redacción y cómo se llevaron a cabo las tareas para lograr tan importante documento como lo es la Constitución. 
Sabemos, asimismo, que la Carta Magna es la ley fundamental de una nación, en la que se establecen y determinan el régimen básico de derechos y libertades de los ciudadanos así como los poderes e instituciones en que se organiza políticamente el Estado .En ella quedan asentados los derechos y obligaciones de ciudadanos y gobernantes, así como los alcances de un sistema democrático en desarrollo.
Para poder lograr una Ley General que incluyera todos los anhelos de los mexicanos, la nación tuvo que luchar durante mucho tiempo. El siglo XIX se significó por los numerosos enfrentamientos internos y externos que derivaron en varias  constituciones y que rigieron al país durante ese siglo, promulgadas para regular la vida política de México y darle forma como una república representativa, popular y federal. Poco a poco se iba resolviendo el problema político, se  fundaba la identidad política de nuestro país y se proyectaba la ideología para la construcción del futuro de la Nación. 
Con la Constitución de 1857, la última del siglo XIX, la República mexicana avanzó hacia la modernidad requerida por el constitucionalismo y con la anexión de las Leyes de Reforma, quedó afirmado el carácter republicano y laico del estado mexicano.
La Revolución de 1910 vino a cimbrar el imaginario colectivo, dando paso a una nueva forma de ver a México. El movimiento revolucionario acabó con un sistema totalmente adverso al pueblo, inadecuado para sus necesidades e injusto a todas luces y dio paso a nuevas oportunidades, a un cambio en el que se contemplarían las aspiraciones sociales de los trabajadores y el ingreso a la era moderna
La nación tenía que volver a concebirse, a reinventarse como estado e integrar en su futuro los ideales por los que se había luchado. Se requería una nueva Constitución que incluyera una verdadera reforma social, planteara las reivindicaciones de campesinos y obreros, otorgara una dirección segura a la educación e integrara los derechos de los grupos que no habían sido incluidos en la anterior normatividad.
Para ello, el 14 de septiembre de 1916, el presidente Venustiano Carranza convocó en Querétaro, a un Congreso constituyente que tendría la encomienda de reformar la Constitución de 1857, respetando el espíritu liberal de ella y consagrando los más altos principios del constitucionalismo más avanzado, acomodándolos a las necesidades reales de los mexicanos.
Monumental tarea para los representantes populares del país en tal  momento histórico,  ya que su labor residía en transformar los ideales de la sociedad en hechos contundentes que hiciesen realidad las legítimas aspiraciones de los trabajadores mexicanos del campo y la ciudad, elevar al rango de normas los derechos elementales  del pueblo, por los que había combatido. Tenían que elaborar una nueva Constitución, considerando los principios liberales y reformistas de la anterior.
Un verdadero desafío para los legisladores quienes, además, debían cubrir un perfil determinado. Al respecto la Mtra. Amezcua señala tal perfil y destaca sus características (cito): “hombres que cotidianamente fueran íntegros moralmente en todas sus facetas, familiar, laboral y social, con los mismos ideales de formar una república, que no denigraran los hechos de los héroes genuinos, que no fueran farsantes patrióticos, cuyos propósitos deberían estar encaminados a cuidar que la nueva constitución protegiera, realmente, los derechos humanos, porque se requería integrar un documento en el que se enlazaran el profundo sentimiento patriótico con el esmero que exige la responsabilidad de hombres cabales y respetuosos de las querellas e ideales de aquellos que dieron su vida para lograrlo”. (fin de la cita)
Así, los constituyentes de 1917 tenían el enorme compromiso de incluir en la nueva constitución el ideario de  mexicanos como Hidalgo, Allende, Morelos, Gómez Farías, Ramos Arizpe, Juárez, Madero, Villa, Zapata y tantos héroes desconocidos que se enfrentaron por la independencia, la libertad, la igualdad,  la fraternidad, por la equitativa distribución de la riqueza, por un México incluyente que avanzara hacia su grandeza y desarrollo. Su tarea radicaba en darles voz y presencia a todos estos luchadores sociales y plasmar en el documento sus aspiraciones y anhelos.
El resultado fue prometedor. Gracias a los legisladores de 1917 y a su quehacer normativo, México alcanzó estabilidad política, obtuvo  prestigio internacional como Nación que defiende y aboga por las causas de justicia, libertad y paz, demostrando que sus logros y avances de toda índole se sustentan en un régimen de derecho, democrático y revolucionario. Los adelantos en materia educativa, en la protección de los derechos de campesinos y obreros alcanzaron su sustento jurídico en los artículos 3º., 27 y 123.
Aunque pudiera parecer una exageración, la acción de estos legisladores  determinó lo que hemos sido  como ciudadanos, como mexicanos y como mujeres y hombres  de dignidad y espíritu abierto, dispuestos a renovarse dentro de la libertad, la justicia y la democracia.
Y aquí destaco un punto que me parece relevante: nuestra Constitución  cumplió ayer, 5 de febrero, 103 años de promulgada, lo que la hace la más longeva de nuestra historia. Dado que la vida social es dinámica y está en constante evolución, es claro que nuestra Carta Magna ha requerido modificaciones, reformas o enmiendas según las propias necesidades sociales, considerando que el propósito principal reside en otorgar mayor protección y eficacia a los derechos humanos así como tratar de alcanzar la perfección del sistema democrático. 
No obstante lo anterior, la esencia de la Constitución de 1917 continúa ahí y ello le otorga mayor relevancia al trabajo de sus legisladores. Su capacidad y visión hizo posible que al considerar y valorar las realidades de su tiempo contemplaran, a la vez,  los reclamos populares y los convirtieran en derechos sociales, siendo ésta la primera constitución del mundo que, en el siglo XX,  plasmó tales derechos sociales en su contenido para ordenar y corregir las desigualdades existentes entre las clases sociales, con la intención de proteger a las personas ante las distintas cuestiones que se presentaban en la vida cotidiana.
En esto reside la importancia de conocer a todos y cada uno de los personajes que participaron en la elaboración de la Constitución de 1917, mexicanos que tuvieron la estatura moral e histórica para guiar el camino de México, mediante las leyes, hacia la modernidad, proveyendo a nuestra Ley Fundamental de sustento social y dándole la flexibilidad requerida para que a 103 años de su promulgación y con todas las reformas y adecuaciones realizadas, haya podido adaptarse a la nueva realidad política, siendo compatible con los sistemas democráticos modernos.
Y de tal situación se desprende el valor de la obra de la Lic. Amezcua. El motivar en los adolescentes el reencuentro con el pasado para que puedan entender el presente y sus retos; el recuperar la memoria histórica de esta etapa, con el conocimiento de la semblanza y logros de los representantes populares de 1917 que estuvieron a la altura de su quehacer legislativo y fueron conscientes de la importancia de su tarea, de su responsabilidad; el acercarlos a genuinos diputados  que sin  aspiraciones de otra índole, motivaciones mezquinas o intereses de grupo que los desviaran de su labor legislativa, de su compromiso, fueron capaces de llevar a cabo las reformas jurídicas, sociales y económicas  requeridas y exigidas por la sociedad mexicana, que aún continúan teniendo preeminencia.
El fomentar la lectura en los niños y jóvenes es encomiable pero si además se encamina hacia el conocimiento de nuestra historia se reconoce. Acercar a los chicos  a entender cómo se fue formando la identidad mexicana, su  propia identidad, cómo se luchó para alcanzar la libertad y los derechos fundamentales de los que gozamos en la actualidad, cómo se obtuvo la Ley Suprema del país que orienta el quehacer de los mexicanos como sujetos históricos, es proporcionarles las armas intelectuales para  defenderse de influencias tanto internas como externas que los someten y manipulan, es conocer y ejercer sus derechos elementales y comprometerse con sus obligaciones, es reconocer su esencia como mexicanos y solidarizarse con las acciones que permitan enfrentar los problemas actuales y posibilitar el desarrollo y avance de nuestro país.
¿Qué mejor lectura para los educandos que la que los invita a conocer nuestro proyecto de nación y dentro de él, su propio proyecto como mexicanos?         
Enhorabuena Mtra. Amezcua, por su aportación en beneficio de los educandos veracruzanos y gracias por hacerlo desde el ámbito de la historia y su análisis.                                   
                                                                                                     Muchas gracia


Mtra. María Isabel Ibáñez Prieto.
Formación académica:
Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”.
Licenciatura en Historia. Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana..
Maestría en Historia Latinoamericana. Universidad Internacional de Andalucía.


Actividades profesionales:
Profesora de Educación Primaria.
Catedrática de la Facultad de Historia de la U.V., de la Escuela Normal Superior Veracruzana “Manuel Suárez Trujillo” y de la Maestría en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional.

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