Gilberto Nieto Aguilar
“Poderoso caballero es don Dinero”
dice un poema, panegírico a los poderes e influencia del dinero sobre los seres
humanos, escrito por Francisco de Quevedo y Villegas, célebre escritor,
dramaturgo y poeta español del Siglo de Oro. El dinero, adorado por muchos, es capaz
de hacer bello al más horrendo de los seres y adorado al peor de los patanes. En presencia del
dinero, deja de importar de dónde es una persona, su aspecto, su conducta, su
inteligencia…
La distribución de la riqueza es
una de las cuestiones sociales y políticas más controversiales y debatidas de
los últimos tiempos, y afecta por igual lo religioso y lo cultural. En su
evolución a lo largo de la historia de la humanidad se percibe, como lo dijo
Marx, que la dinámica de la acumulación del capital privado conduce
inevitablemente a una concentración cada vez mayor de la riqueza y del poder en
pocas personas.
Pregunta Thomas Piketty en “El
capital en el siglo XXI”: ¿Qué lecciones se podrían tomar desde el siglo XVIII
a la fecha para establecer las fuerzas equilibradoras del crecimiento, la
competencia y el progreso técnico que conduzcan a una reducción y «una
armoniosa estabilización de las desigualdades en las fases avanzadas del
desarrollo, como lo pensó Kuznets en el siglo XX?»
En su libro “El choque de ideas
económicas”, Lawrence H. White expone las disputas entre economistas en
relación a los planteamientos teóricos y la puesta en práctica de las políticas
económicas de los últimos cien años. Ofrece una visión del liberalismo
económico, la economía mixta, el socialismo, las teorías del ciclo económico y
la Gran Depresión, la economía institucionalista y el New Deal, la revolución
keynesiana, la influencia de la guerra, la planificación centralizada y otras ideas
más.
Es amplio el pensamiento
económico, pero en la práctica no se ha podido disminuir la pobreza, la
desigualdad, la falta de empleo, la baja producción. Se especula sobre el
crecimiento equilibrado, la austeridad, el gasto público, la regulación, las
privatizaciones, las políticas monetarias, las reformas del mercado laboral,
ahorro, consumo, inversión, sustentabilidad y muchos temas más. Las pugnas por
el poder pueden más que un buen proyecto económico, porque al final se discute
en círculos cerrados.
Cuando los economistas se
preguntan «qué sistema económico va a beneficiar a la humanidad», quizá se
refieren a la satisfacción de las preferencias humanas tal como ya existen, y
no a la mejora moral de los seres humanos. Los principios de proporcionalidad,
equidad y legalidad no se aplican en los criterios de una justicia
distributiva, pues se contribuye al enriquecimiento de muy pocos y se propicia
el empobrecimientos de la mayoría.
Del
trueque, hace miles de años, a la acuñación de las formas del dinero actual,
hubieron de pasar muchas cosas. Dice Yuval Noah, en “De animales a dioses” que «El
dinero es el más universal y más eficiente sistema de confianza mutua que jamás
se haya inventado». La necesidad de intercambiar bienes y servicios se
simplificó con su creación, aunque se corrompieron las costumbres ancestrales y
los valores humanos bajo los efectos de las frías leyes de la oferta y la
demanda.
gnietoa@hotmail.com
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