martes, 2 de abril de 2019

Los desafíos de la docencia y la Reforma Educativa de AMLO



Virginia Amelia Cruz Mirón
El pasado 28 de enero, fue presentada por el Secretario de Educación Esteban Moctezuma a las Comisiones Unidas de la Cámara de Diputados, la iniciativa que deroga la Reforma Educativa de AMLO (Gaceta Parlamentaria, 13 de diciembre de 2018, Año XXII, Número 5177-II). En su disertación, Moctezuma afirmó que es un proyecto resultado de la consulta nacional para el Acuerdo Nacional Educativo y de los foros abiertos donde participaron organizaciones civiles, sindicales, grupos académicos, supervisores escolares, docentes y padres de familia. La iniciativa vuelve a poner en el centro del debate nacional el carácter de la educación que imparte el Estado, “a los principios tradicionales se le agrega la universalidad, la integralidad, la equidad y la excelencia”, que orientarán  a la “Escuela Nueva Mexicana”, una escuela abierta, donde el docente será “el agente del cambio en México y  responsable del proceso de enseñanza aprendizaje, promotor, coordinador, facilitador, investigador y agente directo del proceso educativo”.
         Para lograr lo anterior, una de las acciones es abrogar las leyes del Servicio Profesional Docente y la del INEE, para crear el Instituto Nacional para la Revaloración del Magisterio y la Mejora Continua de la Educación, “un organismo con competencias amplias para determinar los estándares e indicadores de desempeño, la emisión de lineamientos para la formación docente y la capacitación magisterial, así como la medición de los resultados  de  la evaluación magisterial”, además, señaló Moctezuma,  el Estado dará “atención prioritaria a las Normales y a la UPN, para actualizar los métodos de enseñanza y aprendizaje”. Sin embargo, en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, hubo un recorte a la Dirección General de Formación Continua, Actualización y Desarrollo Profesional de Maestros de Educación Básica, que pasó de 429.5 mdp en 2018 a 187 mdp., por lo cual quedan dudas de cómo se llevará a cabo este objetivo.
         El titular de la SEP  ha insistido en que la evaluación ya no tendrá un carácter “punitivo”, una exigencia del magisterio que al parecer fue escuchada, pero no hay  ninguna mención para  mejorar las condiciones laborales de los docentes, ni tampoco queda claro si los resultados de la evaluación seguirán teniendo relación directa con los estímulos económicos. Según la OCDE, Panorama de la Educación 2015,  en México las diferencias de los sueldos de los docentes están basadas en los años de experiencia y las calificaciones, esto aplica a quienes se han incorporado al Programa Nacional de Carrera Magisterial (PNCM), pero los docentes que participan en él desde la primera etapa hasta la XXI (367 587 personas) representan apenas 36.5% del total de maestros de escuelas públicas de educación básica registrados al inicio del ciclo 2012-2013 y de cada 100 docentes frente a grupo en el PNCM, aproximadamente la mitad (54%) tenían el nivel inicial A, y sólo 4% se ubicaban en el nivel máximo E. (INEE, Informe 2015, p.64) Un dato que refleja que las desigualdades laborales prevalecen a pesar de su intención de equilibrar los salarios.
         Las autoridades no deben olvidar que la docencia se ejerce en condiciones de  desigualdad,  las diferencias salariales no sólo son por nivel y tipo de servicio educativo; la diversidad geográfica, por ejemplo, marca una diferencia notable en el gasto de los profesores que emplean casi la mitad de su salario para desplazarse a sus centros de trabajo en lugares rurales y de difícil acceso, de aquellos que trabajan en las ciudades o cerca de sus lugares de residencia. Los gastos en materiales didácticos y libros complementarios corren también por su cuenta. Los cursos de capacitación, actualización y profesionalización para los profesores implican una inversión no considerada por la autoridad, son cursos diseñados además bajo criterios homogéneos y en planes curriculares poco flexibles. No se toman en cuenta las necesidades o problemáticas regionales, ni los intereses de los docentes por mejorar en áreas de conocimiento específicas o en cuestiones relacionadas con los conocimientos pedagógicos.  
         La situación laboral de los profesores tiene relación directa con el desempeño y la profesionalización, pero también con la deserción de la carrera por otros empleos que ofrecen mejores salarios; a nivel mundial el 70% del profesorado vive por debajo del umbral de la pobreza y complementan sus salarios con otros trabajos o en turnos dobles (Imbernón, 2017). Mejorar las condiciones salariales y convertir a la docencia en una profesión atractiva es parte de un reto que requiere no solo voluntad política sino medios efectivos para realizarla.

No hay comentarios: