Wilfrido Sánchez Márquez
Miembro de número de la Sec. Veracruz
de la Academia Mexicana de la Educación A. C.
Han transcurrido 75 años desde aquel glorioso 18 de marzo de
1938. Los hechos acaecidos en esa fecha y en los días inmediatos, son
inolvidables, aleccionadores e intensamente formativos de la personalidad
social de muchos compatriotas, particularmente de quienes tuvimos la fortuna de
haberlos vivido y de haber sido, en cierta medida, copartícipes y testigos
presenciales de aquellos acontecimientos importantísimos para el devenir
histórico de nuestra Patria.
Los alcances de aquel documento histórico y el llamado del
entonces Presidente de la República Gral. Lázaro Cárdenas del Río para que
pueblo y gobierno juntos enfrentaran las
amenazas y las insolencias de las poderosas compañías inglesas, holandesas y
norteamericanas, desencadenaron en toda la nación reacciones jubilosas y unánimes
de apoyo al primer mandatario por su valiente y patriótica determinación de
rescatar, para el bien de México, el control de la explotación y el usufructo
de los yacimientos petrolíferos.
Las respuestas del pueblo al llamado presidencial fueron de
tal naturaleza y magnitud que aún en la actualidad constituyen ejemplos vivos e
imperecederos de civismo, de unidad nacional, de mexicanidad y patriotismo
auténticos, de confianza mutua entre el pueblo y sus gobernantes, de ejercicio
pleno de nuestra soberanía nacional, de dignidad, de autodeterminación y de
rechazo a los intentos de injerencia e intromisión extranjera en asuntos de la
competencia exclusiva del estado mexicano.
Continúan siendo admirables y dignos de encomio: el
desempeño consciente, responsable y organizado de los miembros del Sindicato de
Trabajadores Petroleros antes y después del acto expropiatorio, la
participación entusiasta del pueblo en la gigantesca y vibrante manifestación
de unidad nacional en torno al gobierno de la república, efectuada el 23 de
marzo en la plaza de la Constitución y las espontáneas y conmovedoras
aportaciones de dinero y en especie entregadas por niños, jóvenes y adultos de
todos los estratos sociales, como contribución voluntaria para el pago de la
llamada “deuda petrolera”.
A tres cuartos de siglo, el proceso de independencia
económica iniciado por el general Lázaro Cárdenas y continuado por el
licenciado Adolfo López Mateos, prácticamente se ha estancado y revertido;
parece que los ideales históricos de redención nacional ya no tienen vigencia. Ahora
las cosas suceden al revés y los acontecimientos apuntan hacia el retroceso. En
la actualidad, somos económica y administrativamente más dependientes del
exterior; se imponen al pueblo sacrificios económicos inauditos para pagar
deudas que no son suyas y también se encubre y protege a funcionarios
corruptos, a banqueros, empresarios y especuladores voraces, causantes directos
del desastre nacional; se fomenta la cultura de la mentira; se hipotecan las
utilidades futuras de la industria petrolera nacionalizada; priva un ambiente
de desconfianza entre gobernadores y gobernados; el proyecto histórico de país
por el que lucharon Hidalgo, Morelos, Juárez, Zapata y Cárdenas y se inmolaron millones de compatriotas, ha sido
suplantado por un proyecto neoliberal, amañado y paradójicamente denominado:
“reforma energética”.
El estado de crisis económica, social, política y moral en
el que estamos inmersos, nos induce hacia el ingrato destino de ser
protagonistas de la antihistoria positiva del pueblo mexicano.
Sr. Presidente de la República, C.C. Gobernadores, señores
Senadores y Diputados, los bienes de México y de cualquier Estado soberano no
se negocian ni se venden.
Compatriotas: no permitamos que funcionarios insensatos e
irresponsables contravengan la consigna
contenida en el axioma del Héroe Nacional Gral.
Vicente Guerrero: “LA PATRIA ES PRIMERO”
No hay comentarios:
Publicar un comentario