jueves, 6 de abril de 2017

EL MAGO (CUENTO)

Carlos Bernal Romero

                                                                    Para Roberto Ramírez Garza

El  inolvidable   Beto “El Boticario”
¡Eres  grande  magazo!

Sus  novias  dicen  que  hace  magia  con  las  manos
Oído  en  la  Prepa


          
         El éxito de un mago se encuentra en una frase que pocos saben y nadie recuerda cuando está frente a uno, sobre todo en fiestas infantiles:
“La mano es más rápida que la vista”
           Este axioma (Abuelo Geno dixit), aplica a todos los magos del mundo, en especial a los que trabajan en lugares pequeños y con el público frente a ellos para engañarlos mejor.
           De esta manera los prestidigitadores son colegas de los carteristas, porque dependen totalmente de su habilidad y rapidez manuales, ante sus posibles víctimas.
           Paco “El Farmacéutico”  (1)  (Nombre heredado del negocio y oficio de del papá), era casi un dios con los dedos, ni teniéndolo a cinco centímetros los espectadores podían descubrir sus trucos.
           Por tal motivo la expresión que más exclamaban, los que tenían el privilegio de verlo en vivo era:
             “¡Eres grande Magazo!”
           De esta manera durante 20 años consecutivos (1994-2014), fue considerado: “El mejor mago del mundo”:
           “Y de la Colonia Roma” (Como a él mismo le gustaba decir)
           La grandeza que tenía como artista, era solo comparable con la sencillez que mostraba como persona, porque después de actuar en El Vaticano frente al Papa, era capaz de presentarse en las fiestas de los hijos de sus amigos.
           Era tanta y tan bien ganada su fama, que cuando un visitante extranjero distinguido:
           Político, deportista, escritor, empresario, artista
 venía a la capital, pedía que Paco “El Farmacéutico”, le hiciera una demostración.
           Porque estar en la Ciudad de México y no disfrutar de su magia, era literalmente como:
           “Ir a Acapulco y no meterse al mar”
           El sábado 4 de febrero del 2017 el día que cumplió 60 años y con un  notorio “Mal de Parkinson” realizó su última función en una transmisión a nivel mundial, pero únicamente ante 20 afortunados espectadores, que lo tenían a sólo 10 centímetros; dio una exhibición tan genial como en sus mejores días de gloria.
           A Paco “El Farmacéutico” se le olvidó su “Párkinson”
            Porque también tenía “Alzheimer”.

         (1).- Pequeño  homenaje  al  gran  e  inolvidable  Beto “El Boticario”

Vips Montevideo
12:00 – 13:00 p.m.
4/III/2017




 UN EXTRAÑO ENEMIGO  



                                 Para el Maese Armando Rodríguez Ramírez

                                                Y retiemble en sus centros la tierra
Oído en Tlatelolco

         La letra del Himno Nacional Mexicano es anacrónica y resulta obsoleta por diferentes razones, sobre todo por el mensaje bélico y el lenguaje poético de la misma.
         Debemos recordar que surgió a raíz de una convocatoria lanzada en una de las tantas presidencias de Antonio López de Santa Anna en 1853 cuando México apenas se recuperaba de la guerra contra los Estados Unidos.
         Pero en tiempos de paz con el extranjero la frase principal:
         “Mexicanos al grito de guerra”
         está completamente, parafraseando al Abuelo Geno:
         “Out to day”
         Todo esto lo pensaba también el maestro de primaria Alberto Romano Rosas  (2)  que era el encargado de enseñarlo en la escuela:
         “Maestro Javier Duarte de Ochoa”
         Además del espíritu bélico de la letra, otro problema con el que se enfrentaba, eran varias  palabras que hasta para un mexicano promedio de 30 años eran inentendibles y eso sólo en la versión corta que actualmente se canta:
         Osare, aprestad, bridón, ciño. aras, profane…
         Entonces para el Profesor Romano sólo había de “Dos sopas”:
         Antes de la letra y entonación, enseñarles el contexto histórico en que se escribió y el significado de los términos arriba señalados o:
         Que se lo aprendieran como las tablas de multiplicar, repitiéndolo como pericos, aunque no lo entendieran en su cabalidad.
         Como no quería repetir lo que a él le sucedió de niño, se decidió por lo primero. Así cuando empezaba a explicar quién había sido el Santa Anna, entró a su salón el Director y le indicó:
         “Recuerde Maestro el concurso del Himno es en 15 días y deben sabérselo de memoria”
         Ante tal recomendación, Alberto “Tiró los libros al mar” y puso el disco compacto con la versión de:
         Jorge Alberto “El Coque” Muñiz Gardner
         hasta  el cansancio, para que sus alumnos memorizaran la letra.
         Un día antes del concurso invitó al Director para que los oyera y quedó maravillado por la interpretación, entonación y armonía vocal de todos y cada uno de ellos.
         Cuanto terminaron, el alumno: Fernando Rafael Martínez Mendoza, preguntó:
         -¿Profesor qué es un Masiosare”
         Antes de que Alberto Román Rosas, sacara de su error al estudiante, el Director se adelantó y muy seguro de si mismo, respondió:
         -Un extraño enemigo.
        
         (1),- Cuento basado muy libremente en la genial novela ¡Pantaletas! (2001) de Armando Ramírez.
         (2).- Nombre con las iniciales del nombre completo de este escritor Armando Rodríguez Ramírez.

Sala de mi casa
22:00 – 23:00 p.m.
18/II/2017

 UN EXTRAÑO ENEMIGO  (1)


                                 Para el Maese Armando Rodríguez Ramírez

                                                Y retiemble en sus centros la tierra
Oído en Tlatelolco

         La letra del Himno Nacional Mexicano es anacrónica y resulta obsoleta por diferentes razones, sobre todo por el mensaje bélico y el lenguaje poético de la misma.
         Debemos recordar que surgió a raíz de una convocatoria lanzada en una de las tantas presidencias de Antonio López de Santa Anna en 1853 cuando México apenas se recuperaba de la guerra contra los Estados Unidos.
         Pero en tiempos de paz con el extranjero la frase principal:
         “Mexicanos al grito de guerra”
         está completamente, parafraseando al Abuelo Geno:
         “Out to day”
         Todo esto lo pensaba también el maestro de primaria Alberto Romano Rosas  (2)  que era el encargado de enseñarlo en la escuela:
         “Maestro Javier Duarte de Ochoa”
         Además del espíritu bélico de la letra, otro problema con el que se enfrentaba, eran varias  palabras que hasta para un mexicano promedio de 30 años eran inentendibles y eso sólo en la versión corta que actualmente se canta:
         Osare, aprestad, bridón, ciño. aras, profane…
         Entonces para el Profesor Romano sólo había de “Dos sopas”:
         Antes de la letra y entonación, enseñarles el contexto histórico en que se escribió y el significado de los términos arriba señalados o:
         Que se lo aprendieran como las tablas de multiplicar, repitiéndolo como pericos, aunque no lo entendieran en su cabalidad.
         Como no quería repetir lo que a él le sucedió de niño, se decidió por lo primero. Así cuando empezaba a explicar quién había sido el Santa Anna, entró a su salón el Director y le indicó:
         “Recuerde Maestro el concurso del Himno es en 15 días y deben sabérselo de memoria”
         Ante tal recomendación, Alberto “Tiró los libros al mar” y puso el disco compacto con la versión de:
         Jorge Alberto “El Coque” Muñiz Gardner
         hasta  el cansancio, para que sus alumnos memorizaran la letra.
         Un día antes del concurso invitó al Director para que los oyera y quedó maravillado por la interpretación, entonación y armonía vocal de todos y cada uno de ellos.
         Cuanto terminaron, el alumno: Fernando Rafael Martínez Mendoza, preguntó:
         -¿Profesor qué es un Masiosare”
         Antes de que Alberto Román Rosas, sacara de su error al estudiante, el Director se adelantó y muy seguro de si mismo, respondió:
         -Un extraño enemigo.
        
         (1),- Cuento basado muy libremente en la genial novela ¡Pantaletas! (2001) de Armando Ramírez.
         (2).- Nombre con las iniciales del nombre completo de este escritor Armando Rodríguez Ramírez.

Sala de mi casa
22:00 – 23:00 p.m.
18/II/2017





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