México el vecino a minar: primer paso el
TLCANRebecca Arenas
Quien estime hoy por hoy,
que el interés del gobierno estadunidense por apropiarse de aspectos nodales de
México, es una percepción caduca, fuera de la realidad actual, se
equivoca.
El desmembramiento,
privatización y extranjerización de Pemex, CFE y la desarticulación y finiquito
–hace ya más tiempo- de Ferrocarriles Nacionales de Méxicocomo sistema nacional
de arrastre integrado, de puertos y aeropuertos, carreteras y sistema
financiero, adquiere connotaciones especialmente delicadas en las regiones y
estados cercanos a ambas fronteras.
La del sur por la
colindancia con una nación dominada militarmente por Estados Unidos. La del
norte por el accionar político-estratégico de este país sobre los procesos de
“integración silenciosa”, que se vuelven audiblescuando ya es demasiado tarde.
Las modificaciones a la
Constitución y a la ley que regula la inversión extranjera así como su
formalización en el TLCAN; las reformas estructurales en energía,
comunicaciones y transportes, y el establecimiento de un vasto entramado de
redes de interconexióntransfronteriza (eléctrica, gasera, ferrocarrilera, etc.)
a cargo de empresas estadounidenses y cuando mucho binacionales,han venido
creando vulnerabilidadpara México y
problemas de carácter jurisdiccional, que se acrecientan con la masiva
militarización fronteriza impulsada por Estados Unidos.
En la península de Baja California,
por citar un ejemplo, presenciamos un inusitado despliegue de compra de
propiedades por parte de inversionistas estadounidenses y de grandes firmas de
bienes raíces de aquel país, interesados en desarrollar urbanizaciones desde
Tijuana hasta Los Cabos, por el enorme potencial que ofrece la zona para el
turismo y los jubilados, equivalente a la Florida, pero en la Costa Occidental.
Si a esto agregamos la citada integración binacional de los proyectos de
infraestructura de comunicaciones y la baja población mexicana que habita en la
Península, el escenario resulta potencialmente
peligroso, para la integridad territorial de esa importante región de nuestro
país.
En su ensayo La compra-venta de México, una
interpretación histórica y estratégica de las relaciones México-Estados Unidos
desde la perspectiva del sur Ed UNAM2002, actualizado en 2015,el profesor John
Saxe Fernández señala: “La apertura del sector eléctrico, esencialmente en el
norte del país, donde se ponen en marcha ambiciosos proyectos binacionales de
interconexión eléctrica y de infraestructura, ocurre en medio de un cruce de
fuerzas geoeconómicas y geopolíticas, culturales y migratorias, que contempla medidas
y aspiraciones mayores tanto en lo geográfico como en lo temporal, incluyendo
escenarios sobre la reestructuración de las fronteras entre México y Estados
Unidos de cara al año 2050”
Todo forma parte, dice Saxe Fernández, de un
programa impuesto a México hace más de tres décadas por el Fondo Monetario
Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), organismos que representan los intereses del Departamento del
Tesoro de Estados Unidos (sic) Y desglosa los cuatro pasos
del programa: El primero fue la privatización de los bienes nacionales,
que inició el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. El segundo, es la
desregulación del mercado de capitales, que permite que las inversiones entren
y salgan, y que los especuladores incidan en la moneda. El tercer paso es la
regulación de los precios de los productos por el mercado, la eliminación de todo
tipo de subsidios, con lo cual suben desde la comida, el agua, el gas y demás, que
sería la etapa en que nos encontramos, y el cuarto paso, sería una estrategia
de gradual reducción de la pobreza, como un incentivo a la población, para que
apoye al gobierno en turno, solidario amigo de los Estados Unidos.
Otorgándoleel beneficio de
la duda a tan audaz aseveración, lo que queda claro es que el esquema
privatizador que activó el gobierno de México justo al inicio de la puesta en
marcha del TLCAN, ha sido el elemento clave hacia una concepción mayor, de largo
alcance geoeconómico y geopolítico.
Desde esa perspectiva,
estudiosos del Colegio de la Frontera Norte, COLEFpreveían desde antes del
arribo de Trump, que el gobierno de Estados Unidos podría replantear o
suspender porciones del TLCAN con el fin de minar nuestra frontera económica. Habría
que meditar sobre la pertinencia de esta aseveración.
En todo caso, nuestra vecindad
asimétrica nos obliga a tratar de ver más allá de la aparente coyuntura anti-México
que hoy ocurre desde la Casa Blanca.¿Lo estarán haciendo los estrategas del
gobierno?
rayarenas@gmail.com
@RebeccArenas
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