A la memoria del Dr. Oseas Camarillo (mi hermano)
Tito Domínguez Lara
Sábado 31 de diciembre de 2016
Este 27 de diciembre en la mañana, falleció Oseas Camarillo López. Se fue tranquilo, leyendo se quedó
dormido para siempre. Colaborador de este Diario que formaba parte de la
corriente (minoritaria), crítica e
intransigente al gobierno y al sistema.
Nacimos políticamente bajo la influencia de la Revolución Cubana, también con
el Dr. Alfredo Zárate Mota; éste asesinado en 1974 junto con otros cinco
compañeros en Nepantla, Estado de México, por la Dirección Federal de Seguridad
(la policía política del gobierno de Luis Echeverría y comandada por Miguel Nazar Haro). Alfredo y
su movimiento son los precursores del Movimiento Zapatista (EZLN). Por Oseas
tuvimos la oportunidad de acercarnos más
a la literatura, los discursos de Fidel Castro y conocer a través del consulado
cubano lo que pasaba en la isla. Defendimos modestamente
la Revolución Cubana, acosada e invadida por mercenarios apoyados por
Estados Unidos en abril de 1961 en Playa Girón. Cuando el general Lázaro
Cárdenas se aprestaba para partir a la isla en su defensa; no fue necesario, en
tres días de combate la liquidación de los invasores fue fulminante y total
Con Alfredo ya cultivábamos una amistad
desde la preparatoria aquí en Xalapa, conocimos a Oseas en una asamblea de estudiantes donde se
trataban problemas internos de la escuela, nos gustó su discurso directo y
combativo, por lo que hicimos contacto con él, un año después ocuparíamos la
mesa directiva de estudiantes. En congresos estudiantiles universitarios, Oseas
destacó siempre por su combatividad y claridad en su discurso. Por él y a
través del Dr. Librado Trujillo, tuvimos la oportunidad de conocer y dialogar
con el general Heriberto Jara, y en una ocasión
fuimos invitados a una reunión amistosa con el general Cárdenas, ahí
mismo en la casa del general Jara.
Oseas hizo el internado en el hospital “Colonia”, entonces de los
Ferrocarriles Nacionales. En el año de
1963 a Alfredo y un servidor, nos tocó enfrentar medidas que afectaban a los
estudiantes de medicina, tales como maestros faltistas, falta de material para la impartición de clases, aumento de
cuotas de inscripción y otros dos o tres puntos más. La dirección que ocupaba
el Dr. Horacio Díaz Correa, no cedió a nuestras
peticiones y la asamblea resolvió por mayoría, hacer la huelga y que los
que estuvieran de acuerdo firmaran los cinco puntos petitorios, así firmamos
512 y solo ellos podía entrar al
edificio de la escuela. Debo aclarar que nunca pedimos la renuncia del
director, ni éste se presentó al diálogo, el Dr. Horacio Díaz renunció a su
puesto. Hubo diálogo respetuoso con el gobernador Fernando López Arias, el
rector Fernando Salmerón y con el diputado local Beto Ávila. Y quien sufrió la represión, acusado de director
intelectual del movimiento fue Oseas, que lo hicieron preso en la Ciudad de
México.
Gracias a
Oseas que por su excelente papel como interno, hicimos nuestro internado
en ese mismo hospital “Colonia”. Al
final del año de 1964, Oseas como residente y Alfredo y yo como médicos
internos, nos tocó el principio del Movimiento Médico, cuyo fin, inicialmente,
fue la solidaridad con los residentes del Hospital “20 de Noviembre”, que les
negaban su aguinaldo por lo que se declararon en asamblea permanente y en un
arranque de torpeza y autoritarismo, el director del ISSSTE, un doctor De la
Cueva cesó a más de 200 residentes y ahí prendió el Movimiento de los Médicos
de 1964–65 que hizo historia, porque revolucionó y dio orden a la formación de
especialistas y hubo mejoras salariales, sobre todo para los médicos de base
del IMSS. A Oseas como dirigente destacado, le costó su salida del hospital y
ser fichado para que no ingresara a ningún otro hospital, razón por la
cual se fue a hacer la especialidad de
cardiología a Cuba que ejerció hasta su muerte en la ciudad de Huatusco.
Seguidor de la idea del Dr. Ignacio Chávez:
“El que solo sabe de medicina, ni medicina sabe”. Practicó la docencia por más de 30 años a 40
generaciones, en la escuela preparatoria de Huatusco, impartiendo materias de
química y física, destacando la importancia del valor revolucionario que tiene
el estudio, no para obtener una calificación, sino para adquirir una ideología
crítica ligada a la sociedad. Con esa filosofía ejerció la docencia. El día del
sepelio los estudiantes, maestros y algunos ya profesionistas le rindieron un
homenaje.
Los lectores del Diario saben de su
ideología y posición crítica al gobierno y al sistema, no es un desconocido.
Siempre defendió con franqueza y abiertamente sus ideas. Por eso siempre
polémico y consecuente en un medio donde la apatía y la despolitización a veces
desespera. Alguna vez se preguntó y me
preguntó: ¿“Vale la pena seguir escribiendo como mula de noria sobre lo mismo,
repetir al infinito los desmanes de los gobiernos sin que llegue la respuesta
contundente del pueblo que más los
sufre? Le decía que ya hay respuestas que el camino es largo y que aunque todavía insuficientes y desarticuladas las
luchas y protestas son permanentes y que en algo podemos ir armando nuestras
convergencias y en él estaba haciendo su parte su parte y así lo hizo hasta su
muerte. Su actividad política no lo separó de sus hijos, formó a sus diez hijos
como buenos profesionistas y ciudadanos
críticos.
Indudablemente que nos hará falta, que
sentimos su partida con pesar y con tristeza, pero nos queda su ejemplo.
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