José Vitelio García
Actualidad de Carlos A. Carrillo y Manuel
García Morente
Muchos conceptos de los postulados universales
que integran el corpus de las ciencias siguen vigentes aún en
el devenir del tiempo. Tal es el caso de las ideas de Don Carlos A. Carrillo,
pedagogo mexicano, y de Don Manuel García Morente, filósofo español. A pesar de
su existencia en siglos pasados XIX y XX, sus conceptos en pedagogía y en
filosofía, respectivamente, siguen siendo infrangibles y deberían ser
considerados por quienes ejercen la docencia en la actualidad.
A menudo encontramos compañeros profesores que
con expresión desdeñosa se refieren a principios y teorías que ellos consideran
pasadas de moda. ¡Eso era antes! ¡Ya no sirve! ¡Lo actual es distinto!
Sin embargo, olvidan que las ciencias en
general, entre ellas la pedagogía, conservan postulados universales que son
valederos en la actualidad, independientemente de la época en que fueron
formulados por conspicuos investigadores y teóricos de la educación.
Por eso nos atrevemos ahora a rememorar
algunos pensamientos sueltos que sobre la moral expusiese en su tiempo el
eminente maestro Don Carlos A. Carrillo.{1}
«Enseñanza moral. Educación moral. He aquí dos
cosas muy distintas. Un hombre puede saber muy bien todas las reglas de la
moral y ser un redomado bribón.
A la sociedad poco le interesa que yo conozca a las mil maravillas todos mis deberes, si nunca los cumplo.
La sociedad tiene, pues, derecho de exigir a la escuela que haga de los niños hombres honrados y virtuosos, aunque no sean pozos de ciencia moral.
Enseñar la moral es bueno, es necesario sin duda; pero no es bastante: la escuela no llena su misión, sino educando moralmente al niño.»
A la sociedad poco le interesa que yo conozca a las mil maravillas todos mis deberes, si nunca los cumplo.
La sociedad tiene, pues, derecho de exigir a la escuela que haga de los niños hombres honrados y virtuosos, aunque no sean pozos de ciencia moral.
Enseñar la moral es bueno, es necesario sin duda; pero no es bastante: la escuela no llena su misión, sino educando moralmente al niño.»
Si a estas consideraciones básicas, hechas por
un pedagogo, quien distingue entre enseñar y educar, agregamos algunas
reflexiones filosóficas del profesor universitario Don Manuel García Morente{2}, veremos
porque Carlos A. Carrillo tenía razón.
Para García Morente los valores se descubren
al igual que las verdades científicas. Pudiese acontecer que en cierto tiempo
el valor no fuese reconocido como tal, hasta que alguien o algunos hombres
tuviesen la posibilidad de intuirlo y entonces lo descubren en el sentido pleno
de la palabra. El valor no se manifiesta como algo que antes no era y ahora si
lo es, sino como algo que antes no era intuido y ahora es intuido.
Los valores no son cosas, tampoco son
impresiones puramente subjetivas. Los valores no tienen la categoría de los
objetos reales, ni de los objetos ideales. Las cosas son, las impresiones
también, pero «los valores no son, sino que valen». Cuando decimos que algo
vale, no decimos nada de su ser, decimos que no es indiferente. La no
indiferencia constituye así una variedad ontológica que contrapone el valor al
ser.
El valor es no ser indiferente, pero debemos
precisar que la cosa que vale no es por eso ni mayor ni menor que la que no
vale. Poseer valor no es tener una realidad entitativa más ni menos, sino
simplemente no ser indiferente, tener ese valor.
El valor no es un ente, sino siempre algo que
se adhiere a un objeto y por consiguiente es una cualidad.
Los valores no se pueden demostrar, lo único
que puede hacerse es mostrarlos. Advertimos así que por su estructura
ontológica los valores son valentes y no son entes, son cualidades extrañas a
la cantidad, al tiempo y al espacio, por esto último, son absolutos.
García Morente, acerca de los valores, nos
dice además que todo valor tiene su contravalor, esto quiere decir que en la
entraña misma del valer está contenido el que los valores tengan polaridad; un
polo positivo y un polo negativo.
Finalmente, como los valores son modos del
valer y las cosas son modos del ser, es lógico que exista una multitud de
ellos. Al ser modalidades de la no indiferencia, se conforma una trama de sus
relaciones mutuas. Unos con respecto a otros se pueden ordenar estableciéndose
así una jerarquía entre ellos.
En la práctica podemos encontrar: valores
útiles (adecuado, inadecuado; conveniente, inconveniente), valores vitales
(fuerte, débil), valores lógicos (verdad, falsedad), valores estéticos (bello,
feo; sublime, ridículo), valores éticos (justo, injusto; misericordioso,
despiadado), valores religiosos (santo, profano), etc.
Y por qué toda esta digresión, si empezamos
hablando de las ideas pedagógicas de Carlos A. Carrillo acerca de los valores
morales y proseguimos con las disquisiciones filosóficas de Manuel García
Morente.
Pues, porque nuestra meta es llegar a
concatenar la parte aquella en que el pedagogo asienta que la moral no es cuestión
de enseñanza, sino de educación, lo que el filósofo expresa de otra manera, los
valores morales no se pueden demostrar, lo único que puede hacerse es
mostrarlos para que alguien los haga propios. Y en el caso del quehacer
docente, el maestro no puede quedar satisfecho con sólo informar sobre los
valores morales, políticos, etc., sino que debe formar, educar, inducir a sus
alumnos a la vivencia dentro de un entorno, en un ambiente de práctica de los
valores. En la clase, dentro del grupo, en el trato con sus compañeros, con
otros grupos dentro de la escuela, se debería inducir y proyectar una conducta
permeada con los valores que trasciendan hasta su ámbito familiar y
comunitario.
La escuela debe educar a las generaciones en
formación, moldeando su voluntad para que motu proprio se
conduzcan positivamente en la esfera de los valores (hodegética).
Hasta aquí conjuntamos el pensamiento de dos
grandes pensadores, uno mexicano, otro español, sus ideas, sus conclusiones,
sus teorías, siguen siendo válidas, aún en nuestros tiempos.
Nota
{1} Carlos A. Carrillo. Eminente maestro
veracruzano. Nació en Córdoba, Ver. el 27 de julio de 1855 y murió en la ciudad
de México el 3 de mayo de 1903.
{2} Manuel García Morente. Filósofo español (1886-1949),
nació en Arjonilla (Jaén), España. Decano de la Facultad de Filosofía en Madrid
hasta la Guerra Civil. Transterrado hasta Argentina fue catedrático en la
Universidad de Tucumán. Murió en Madrid.
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