Christian W.
Pickup, 2016
Xalapa, Veracruz, México
La pipa es a la vez algo simple y utilitario, y algo de
aquiescencia metafísica. Es, en su
definición más simple, un artículo que se usa para consumir tabaco. Es un hornillo, caño, boquilla.
Pero es, a la misma vez, algo mucho más.
El artesano que hace pipas
decide, en el momento que revisa la madera, que es lo que hay ahí. En sus ojos, no es un pedazo de raíz de algún
árbol de madera fina. En su imaginación
aparece una pipa. En el flujo de la veta
de la madera, creado por años, guiado por piedras, acceso al agua y a los
nutrientes del suelo, un proceso no cambiado desde la creación, el artesano
continua la obra divina, creando algo nuevo y hermoso. Con paciencia y destreza, emerge la pipa de
la raíz, la imagen en su imaginación hecha realidad. Con tinte, o sin tinte, con cera, o con laca,
la pipa recibe sus toques finales, y es lista para pasar a las manos del
pipafumador y a un honrado lugar en una colección.
La pipa, como artículo para
consumir tabaco es un escudo. Ha sido
comprobado muchas veces que fumar en pipa es mucho menos dañino que fumar
cigarro industrial. La pipa, entonces,
protege el fumador contra algunos de los riesgos de fumar. Fumar en pipa es algo ritualístico. Requiere tiempo, tiempo para disfrutar el
momento que la pipa da al fumador. Este
momento es fuera del ajetreo de un mundo sobre-acelerado. En el humo que sale del hornillo, el
pipafumador deja ir su estrés y sus
preocupaciones. Con otros
pipafumadores, el pipafumador encuentra una camaradería que trasciende líneas de
clase y cultura. Es una cofradía
única. Saliendo del bullicio y ajetreo,
los pipafumadores disfrutan un momento, casi fuera del tiempo; en la pipa y sus
humos, transcienden el inminente.
No es por accidente que casi
muchas las religiones tienen humo en sus ritos e incienso en sus ofrendas. El humo es como nosotros. Es efímero, su duración es muy corta, y
cuando se acaba, se dispersa, regresando a los elementos de donde vino. Pero en los segundos que dure, es movimiento,
es hermosura, es paz, es libertad–es vida.
Creado por una chispa, por la neuma y la disposición de su creador, el
humo sale del vientre de la pipa, baila, abraza a su creador, honrándolo con
ofrendas fragrantes, y asciende, antes de terminar, solo por ser seguido por
otros humos creados del mismo aire del creador.
La pipa, fiel aconsejadora, que
nos calma y relaja, es una compañera fiel para la lectura, para los estudios,
para las caminatas, para la oración, y para los momentos de soledad y
quietud. El mundo quiere envolvernos en
ruido, impulsarnos a un ritmo de vida excesivo, y encadenarnos a la
tecnología. La pipa es voluntad. Es resistencia. Es una declaración. Con nuestras luntas, declaramos que queremos
una vida mejor, una vida más libre, una vida más humana, una vida con un atisbo
de lo Divino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario