viernes, 12 de junio de 2015

Paisajes


Y la nave va….

Juan Fernando Romero Fuentes


A Miriam, Everardo, Polo, Gabriel, Luis Manuel, mi sobrino Donato y a Jorge Octavio
Humo blanco perdió el/ Encanto viajando en tiempo fugaz./Pica el viento sobre las venas/
Lagrimas sin peso caen./Me voy corriendo la carretera/Que asfalto cuando hecho a andar/
Golpean los baches, joden las ruedas/Con calma voy a acelerar/.
Buenos muchachos.

El embajador de China en México, Qiu Xiaoqi, recientemente publicó en El Financiero (29 abr. 2015) una nota bajo el título "Perspectivas de la economía china siguen siendo optimistas". Dijo: “Es verdad que la economía china ha cambiado de marcha, pero no ha perdido la fuerza”. A continuación lo cito en extenso:
¿Cómo debemos ver objetivamente la actual situación económica china e interpretar correctamente sus datos económicos? […] Es de señalar que la "nueva normalidad" del desarrollo económico chino con una ligera desaceleración ha sido resultado de las medidas de macrocontrol adoptadas por las autoridades chinas por iniciativa propia y ha mostrado ante el mundo que China es un país responsable.
[…] El avance del PIB de China se ha desacelerado levemente, pero el crecimiento del 7 por ciento es uno de los mayores en el mundo y con ello China seguirá haciendo grandes contribuciones para la economía global. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2014, año en que la economía china creció un 7.4 por ciento, el país más poblado de nuestro planeta aportó un 27.8 por ciento al crecimiento económico mundial y más del 50 por ciento al avance económico asiático. […] Por otro lado, es cierto que la economía china se ha ralentizado al reportar un avance del 7 por ciento en comparación con la subida de dos dígitos registrada durante más de 30 años transcurridos desde la aplicación de la política de reforma y apertura al mundo exterior.
[…] En la próxima etapa, las alentadoras perspectivas de la economía china se basarán en tres aspectos […] China está profundizando de manera ininterrumpida las reformas en los ámbitos más diversos en conformidad con el plan estratégico de completar la construcción de una sociedad modestamente acomodada en todos los sentidos, profundizar de manera integral las reformas, gobernar el país con apego a la ley en todas las áreas y ser estricto con los militantes del Partido Comunista de China (PCCh).  […] Por lo tanto, China seguirá siendo el motor del crecimiento económico mundial.
Me parece que una buena metáfora para describir la evolución económico social de los últimos treinta y cinco años de China es la de compararla con un cohete espacial: a fin de la década de los setenta del siglo veinte, la nave despegó de la tierra –del pasado maoista- (lo cual podría categorizarse como un W.W. Rostow muy acelerado, sólo que para él no era metáfora), y por sucesivas etapas fue en  un continuo ascenso que se desprendió de lastres y describió una trayectoria ascendente que incluso se puede “fotografiar” en las innumerables gráficas que muestran el crecimiento exponencial de muchos indicadores de la economía y la sociedad de China, incluso el demográfico.
Después de alcanzar una determinada altura (veinte años), el cohete de China comenzó a orbitar la tierra –y sus mercados- desde la elevación necesaria para permanecer como un satélite en ese sitio. Esta estabilidad aerostática duró unos doce años, hasta el momento en que sus cosmonautas decidieron regresarlo cerca de la tierra –aún no aterrizar-, razón por la cual los motores de la nave redujeron la velocidad e ingresaron a una atmósfera diferente, más cercana a la de sus vecinos. Está reducción aerodinámica (de los últimos tres años) implica un conocimiento extremo de las leyes de la física y pleno dominio de la aeronáutica, pues el enorme vehículo (1350 millones de pasajeros) no sufrió ya no se diga caídas abruptas, sino nadie ni siquiera mareos. La presión está debidamente controlada en cabina y muchos pasajeros de business class pueden por el contrario disfrutar en su largo vuelo al consumir un catering de variedad y clase mundial y al poder exhibir a sus compañeros de vuelo las prendas de vestido, calzado, joyas, relojes, lentes, todo tipo de accesorios de distinción social, que fueron adquiridas en el mayor Duty Free internacional.
La nave pues, ahora permanece en vuelo, sólo que en una órbita a menor altura, pues la intención no es todavía regresarla a tierra, sino que permanezca por décadas en ese espacio intermedio, que desde luego consume enormes cantidades de combustible (y por lo tanto sigue generando contaminación), pero es un viaje que sus pasajeros disfrutan cada vez más. Ahora los ingenieros de vuelo tienen que encontrar la forma de no intoxicar aún más el espacio exterior entre muchas otras responsabilidades que hoy les son propias, debido a la continua internacionalización de su viaje: los continentes, todos, se están sinizando.
Por todo ello se enfrentan a enormes desafíos para estabilizar el vuelo de la pesada nave: mantener equilibrios en las presiones internas y externas, evitar las depresiones, combatir las tormentas en algunas zonas de la tierra (recesiones), como la reciente de la Unión Europea (y en el 2008 la de EUA), razones todas por las cuales, los arquitectos náuticos han diseñado métodos de cooperación con sus proveedores -esto es, expresado en forma sintética: cargar combustible en pleno vuelo, no desperdiciarlo tampoco ni lo más mínimo, estabilizar la velocidad de crucero, aprovechar los movimientos terráqueos a su favor (movimientos de liberación nacional, defensas de la soberanía, rebeliones contra imperialismos yanqui y ruso). En fin, manejar con instrumentos que informen con alta precisión sobre el estado general, el rumbo, la temperatura, la presión, los comandos, los posibles choques con aerolitos coreanos o japoneses, las depresiones del mar de China (las depresiones de su bolsa de valores).
La logística del viaje, el suministro de alimentos, el permanente mantenimiento del vehículo, los nacimientos (controlados) a bordo, el relevo periódico del equipo de pilotos y toda la tripulación, la conservación del oxígeno interno, la flotación de la moneda (no es metáfora), son pues, decisiones, procesos, macro y micro-acciones cuyos resultados son en extremo fundamentales para el Consejo Político del Partido quien desde la cabina es el responsable del curso (y discurso) de la nave-nación: ellos lo saben muy bien, un posible fallo ocasionaría no solo el  desplome de la nave, sino el colapso de todos sus suministradores, simples terráqueos que desde el suelo testifican las hazañas de la velocidad y acrobacias de los aero-astro-cosmo-cibernautas chinos  No obstante en el XXI otras fuerzas entran en juego: la gravitación de los mercados no necesariamente responde a las cartas de vuelo y la autoridad del piloto se limita al territorio de la nave.     
En el primer trimestre de este año, China creó un nuevo multimillonario cada semana, según UBS y Price Water House Coopers. En el 2015 tienen más de un millón de millonarios, y aunque muchos nos preguntamos donde están los pobres, una posible conclusión de esta mini-ficción, podría ser: ¿bonito viaje, no?
No obstante es necesario enfriar la máquina de mi metáfora (pues la fricción de entrada a la atmósfera produce demasiado calor): mi generación recibió varios baños de sovietismo, ideológicamente identificado como “marxismo”, un viento que empujó las velas del 68.  Ese mundo “científicamente utópico” fue proveído desde la URSS para las masas: el sueño del hombre nuevo y el paraíso en la tierra, que por supuesto tocó también a China, timoneada por el muy estudioso camarada Mao. Como es sabido, una facción de su grupo comandada por Zhou Enlai y Deng Xiaoping (cuya preparación incluyó una temporada en la Renault de Francia), se encargó de construir paradojas hacia el interior del Partido: fueron ellos los que fincaron las bases de la modernización, precisamente con ese espíritu o pensamiento chino inclinado al desarrollo y la convivencia de las contradicciones. Ya es parte de la historia lo que identificamos como despegue, las dos últimas décadas del siglo XX. Y ya es parte de la ciencia ficción el resto: ¿a dónde va China? ¿a dónde llegará con todas esas dicotomías  -ya manifiestas en el viaje, aún latentes en su sueño-? ¿El oxímoron es solo una percepción del pensamiento occidental? ¿Llegarán algún día al Utrópico? No lo sabemos, y tampoco lo saben ellos; sin embargo, allá cuentan con un plan de vuelo.

Xalapa, Ver. 30 de mayo del 2015.

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