Al MagisterioValorarlo en su justa dimensión
El profesor a
diferencia de otros intelectuales, probablemente a excepción de comunicadores,
sin constituirse en su pretensión, objetivo o misión –término actual
proveniente de las ciencias administrativas y filosofía de la calidad-, más
bien por la propia naturaleza de su trabajo, influye de manera determinante en
la formación del individuo el establecer un diálogo permanente con el alumnado
a través de los diferentes niveles educativos desprendiéndose enorme
responsabilidad para él ante la cambiante realidad social, de ahí, se le impute
las consecuencias de las diferentes problemáticas más allá del entorno
educativo.
Sin soslayar tal
responsabilidad, evidentemente compartida, urge reconocer al Magisterio desde
el ámbito gubernamental, político, social y familiar. Esa actividad
privilegiada, reclama el apoyo en diversos aspectos para el cumplimiento de su
práctica docente: ser respetado y no utilizado –corrompiéndolo aprovechando su
precaria situación económica; valorar en toda su dimensión su actividad
considerando lo ya expuesto, o sea, la influencia en la formación del
individuo; escucharle para el diseño del modelo educativo reclamado por las
necesidades sociales, y; reconocerle económicamente para promover su formación
profesional continua, esto entre otros apoyos.
Indudablemente la
difícil responsabilidad en estos tiempos la comparte, además de los medios de
comunicación y la sociedad en general, con los padres de familia, muy
especialmente con las Madres a quienes este 10 de Mayo refrendamos merecido
reconocimiento y quienes unidas con el Magisterio pueden hacer posible
construir el país al que se aspira vivir, en consecuencia una nación más justa
y equitativa.
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