Aurora
Ruiz Vásquez
Leer La sangre del cordero de Mandiargues, es
vivir la realidad envuelta en lo inimaginable, que despierta sentimientos y
emociones fuertes, impregnados de poesía. Esta novela corta incluye una
introducción de la hija de su autor, Sibylle de Mandiargues titulada Recuerdo de familia, en la cual analiza
la dualidad padre–escritor en forma objetiva y también poética, que vale la pena
detenerse en ella a para reflexionar.
Mandiargues, fue un
poeta y escritor francés (1909-1991), recibió el premio Concour en 1967 con El margen. Combina en sus obras el
surrealismo, existencialismo, impresionismo y el erotismo. Tuvo vínculos con André Bretón y produjo poesías, cuentos, novelas y novelas cortas
como: La sangre del cordero El museo negro, Sal de lobos, Fuego de
brisa, La marea, La sonrisa, El libro de mar, la motocicleta, El margen y
otras. Es una pena que sus obras no se hallan reeditado, y sean difíciles de
conseguir en la actualidad, siendo que sus temas siguen siendo modernos y la
poesía no muere.
La
sangre del cordero es una novela corta de 36 páginas que
podrían leerse en pocos minutos, sin embargo, hay que detenerse para
reflexionar sobre su profundidad. Es una obra ubicada en una costa del
Mediterraneo cargada de oscuro erotismo y religión. Su estilo poético es
maravilloso, donde se tratan temas como: el amor, la injusticia, la inocencia, y
la perversidad.
Se trata de una niña
–catorce años- Marceline Cain, escasa de cariño o mejor dicho, carente de él, que
vive con sus padres y la sirvienta llamada Floka en una gran mansión. Tiene
como mascota un conejo Souci al que adora, juega con él, le platica y se tira
en el pasto del bosquecillo lejano a revolcarse y abrazarse con su amado Souci,
acaricia su pelambre amarillo sedoso, “que hacía temblar sus senos en flor” causándole
gran placer, lo besa en el hocico, lame sus dientes amarillos y es feliz
satisfaciendo su incipiente sexualidad. El padre, el ingeniero Raphaél Caín, un
hombre taciturno de mal carácter siempre
está enojado, no tiene ninguna comunicación con su hija “cachorro indómito” y
menos la señora Caín, que si habla es para ordenar o regañar cuando el conejo
ensucia la casa, por lo que lo mantienen en una jaula de mimbre al aire libre.
En esta paz aparente, sucede algo insólito: la
criada, el papá y la madre conspiran y deciden matar al conejo, y lo peor,
guisarlo sin que Marceline se entere y dárselo a comer. Cuando regresa con su
madre de un día de compras, pregunta por su conejo y le dicen que ya está
encerrado; llegan a cenar conejo bien guisado. Después de comer, el padre
anuncia que han sacrificado al conejo pues causaba muchas molestias Esperan la reacción dramática llantos pataleos,
desmayos, protestas por la canallada, pero Marceline comprende las miradas y
risas cómplices y por no complacerlos, se traga el tremendo “desgarrón que se
estaba produciendo en la intimidad de esa niña muda.” Llena de ira y de odio
que la lleva como sonámbula a alejarse de la casa, al encuentro de su
primigenia experiencia de dolor lacerante y sangre.
Se desencadenan hechos
de suicidio y asesinatos no explícitos pero que se deducen por las pruebas
encontradas. Es un relato dramático apasionante lleno de metáforas y de poesía,
donde la inocencia se transforma en maldad y
crimen.
“Hacia arriba de los
mataderos, veíase el cabaret Corne de
Cerf, una casa grande” con luces deslumbrantes donde se reunían los
pastores para beber y bailar como locos y donde penetró Marceline en su carrera
sin rumbo, huyendo como autómata de la maldad de sus propios padres. Cuando
aquella orquesta infernal empezó a tocar, “la voz de pavo real” del negro se
escucha, entre bailes y acrobacias
espectaculares, cuando su vista se encuentra con Marceline, salta hacia ella y
la arrastra al abismo, la lleva al matadero donde las ovejas y corderos esperan
ser degollados dejándole hilos de sangre entre las piernas. El negro, sintiendo
la culpa de su acción, pasa la cuerda con nudo flojo por su cabeza y se arroja
al vacío. Marceline piensa que es una
acrobacia más, él tira el cuchillo, ella no siente miedo, nota al negro “menos
negro” y débil pero le da la espalda a todo lo sucedido y regresa por el mismo
camino, llega al jardín de su casa al amanecer, las ventanas están un poco
abiertas y sigilosa entra a la habitación de sus padres, donde más tarde se
encuentra el cuchillo del negro tirado en el suelo por lo que fue fácil
identificar al asesino.
En La sangre del cordero se transgrede la inocencia en maldad. El
negro carnicero Petrus con su cuchillo de matarife representa la fuerza bruta
que después se trastoca en débil y la otra fuerza que era débil, ahora es la dueña del poder.
El estilo de la novela
atrapa por completo y halaga el oído, por su ritmo cadencioso y poético que
asombra.
El tema que trata es
fuerte y muestra la metamorfosis de la niña en mujer. El amor sin reservas que
puede inspirar un animal cuando no hay humanos de por medio, expresa el odio y
la venganza hasta sus últimas consecuencias. Un drama humano que no pocas veces
se presenta.
Según opinión de
Octavio Paz, André Pieyre de Mandiargres
“es uno de los escritores en verdad originales… dueño a un tiempo de un lenguaje y un mundo”
MANDIARGUES de Pieyre
André (1995) La sangre del cordero México: Toledo
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