Gilberto Nieto
Aguilar
A veces la gente no quiere
saber la verdad, porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas. F. Nietzsche.
Con la llegada de un Nuevo Año,
son imprescindibles las reflexiones personales y familiares sobre las promesas
de cuidar la salud, los éxitos y fracasos laborales, la estabilidad hogareña,
la perseverancia amorosa, los logros y retos personales y colectivos. En el
país, valoramos los cambios políticos y los recuentos de los avances
nacionales. Todo se coloca en la balanza
del ojo crítico y por un momento parece verdad que estamos dispuesto a
modificar nuestros hábitos y actitudes.
El escritor uruguayo Eduardo
Galeano recibió el Premio Stig Dagerman en Suecia, el 12 de septiembre de 2010.
Las palabras que escribió para esa ocasión son relevantes por su gran
profundidad, y alguien las acomodó para darle la bienvenida al nuevo año 2019.
Las transcribo con enorme placer literario:
««“Querido Stig: Ojalá seamos
dignos de tu desesperada esperanza.
Ojalá podamos tener el coraje de
estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve
un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano.
Ojalá podamos ser desobedientes,
cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro
sentido común.
Ojalá podamos merecer que nos
llamen locos, como han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo, por
cometer la locura de negarnos a olvidar en los tiempos de la amnesia
obligatoria.
Ojalá podamos ser tan porfiados
para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la
pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados.
Ojalá podamos ser capaces de
seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones
y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando
ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.
Ojalá podamos mantener viva la
certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que
viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde
nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del
tiempo”»».
Hermosas palabras. Ojalá
cultivemos el temple y el fuego interior con la constancia suficiente para
forjarnos cada día, sin descuidar esta empresa que nos hace humanos y nos
enseña a valorar en su justa medida el mundo mágico de los deseos. Un deseo sin
esfuerzo nunca será realidad, además de que el esfuerzo es el camino de la vida
cuyo recorrido debemos aprender a disfrutar como nuestro proveedor principal.
Deseo tener un buen año, deseo
estar contento, deseo bajar de peso, deseo tener muchas amistades, deseo
mejorar en mi trabajo, deseo ser feliz con mi familia, deseo que me vaya bien.
Son expectativas que se crean en la mente y quizá no alcancemos a comprender
las implicaciones, situaciones y fuerzas que se mueven para hacerlas realidad.
En el mundo mágico de muchos, piensan que caerán del cielo, como regalos
divinos. Y no cuidan el siguiente paso del esfuerzo y la perseverancia que es
la contribución de cada quien en la realización de las esperanzas del mañana.
gilnieto2012@gmail.com
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