Oswaldo Estrada
"La mujer es la puerta de reconciliación con el
mundo"
Octavio Paz
Presenciar entrega de la presea "Mujer del año
2016" es honroso para mí. Mayor mi satisfacción sea otorgada a una dama
acreedora a ella consecuencia de sus méritos materializados en servicio social
en los entornos: comunitarios, académicos, literarios y familiares.
Es evidente el cambio de rol de la mujer en la sociedad
actual, transformando su estructura. Hoy existe, infinitas oportunidades para
ella, inclusive consideradas en leyes vigentes, sin embargo uno de los méritos
de la maestra Angélica es precisamente constituirse en impulsora de esos
cambios, no desde el poder legislativo sino con ejemplo de consagración a sus
principios, valores y trabajo: felicidades maestra.
La mujer como agente de cambio considerando su naturaleza en
dueña de enorme responsabilidad debiendo asumir formación profesional continua
precisamente debido al cambiante mundo globalizado, tecnogilizado erigiéndose
een una opción el ámbito literario: Angélica consciente de abreva leyendo,
escribiendo y publicando
En una aguda reflexión sobre el ejercicio de la
intelectualidad, publicada en 1965, Rosario Castellanos sostiene que la máxima
misión del intelectual es pensar sin restricciones, pronunciarse, expresar su
concepción del mundo y ejercer la crítica aplicándola a todo tipo de
instituciones, ídolos y consignas. No es fácil, arguye, ser intelectual ante
las preferencias de la mayoría, el gusto común o el deseo de agradar a muchos,
sobre todo a aquellos que podrían retirarle el favor en cualquier instante,
reduciéndolo a la inoperancia y el silencio. Para ser un auténtico intelectual,
anota con firmeza, “se necesita una lucidez insobornable y un temple heroico
para
obedecer al rumbo verdadero que marca la brújula”
(“Esplendor y miseria” 369). El intelectual más genuino, apunta Castellanos
varios años después, es aquel que trabaja en lo suyo dentro de los límites establecidos.
Su espíritu de aventura y búsqueda, su invención fructífera, su afán de
encontrar lo nuevo y la posibilidad de la libertad y la sorpresa no provienen
de la anarquía sino del mayor rigor, de una serie de limitaciones, normas y
demarcaciones escrupulosamente definidas. Además, el receptáculo y vehículo de
sus ideas es siempre el lenguaje. Porque a través de las palabras, insiste,
“eternizamos las formas fugitivas; hacemos patente la armonía del universo;
conjuramos la muerte y la destrucción y el olvido” (“La corrupción” 198).
Este libro gira en
Ser mujer y estzr presente
Oswaldo Estrada
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