José Manuel Martínez Vázquez
Promesas
Quisiera decirte que
te querré para siempre pero es una promesa que no puedo cumplir, podré hoy quererte
y sufrir, soñar que un día estarás junto a mí y que yo siempre estaré para ti
pero el tiempo siempre cambiará nuestro destino.
Hoy
te presentas y eres mi todo, aunque no estés conmigo tu recuerdo es el que me
persigue y me hace sentir bien, tu persona a diferencia de tu recuerdo es
distante y fría y la lucha entre tus virtudes y ausencias sale a flote para al
final elegir tus recuerdos que siempre te harán perfecta.
Hoy te quiero pero
no siempre estarás aquí, tal vez mañana conozca a otra persona y a ti tendré
que dejarte ir, esto es, amor mío seguir y escribir nuevas historias, que
aunque ame tanto tu trama sepa reconocer que no hay más camino para el
personaje secundario que fui en una historia donde otra persona protagonizara
la flama de tu más dulce amor.
Eres
un recuerdo hermoso y hoy te quiero, pero no estaré por siempre y así sólo
tendrás que dejarme ir para descubrir si algún día el destino nos pudiera
volver a reunir...
Recuerdos
Me gusta escribir y
perseguir tu recuerdo, recordar esa mirada y esa calidez en una mano que
quitaba cualquier escalofrío en mí, recordar esa mirada y aquellas palabras que
poco a poco se adueñaron de mí.
Me
gusta recordarte tanto y ponerte en la cima, junto a aquella luna y las
estrellas que necesitan tu luz para poder resaltar aún más.
Me
gustas tanto tú, o.. ¿Me gusta tanto tu recuerdo?
Me gusta tanto tu
figura que formó a base de recuerdos...
Mujer Ideal
A veces quisiera
encontrar a una mujer diferente, no aquella que se preocupe siempre por lucir
bien o que zapatillas deba de usar, me gustaría encontrar a alguien con quien
platicar sobre libros, poesía, alguien con quien hablar sobre como disfruta la
vida y no sólo se preocupe por cómo perder el tiempo.
A
veces quisiera encontrar a alguien que se preocupe más por embellecer su
intelecto, ser una mujer interesante por sus ideas y pensar, que su belleza sea
más intelectual que física.
A veces quisiera
encontrar a alguien que ame la música, que sepa interpretar las melodías de
aquellas cuerdas y sepa complementar el canto de mi guitarra que sola se
encuentra, que con su voz me tranquilice y sepa quitar esta máscara para
encontrar y alimentar mi paz interna.
Un
día la encontré... ahora que está lejos y nadie ha llenado su lugar solo me dedico
a recordarla en mi andar.
La luz de mis días.
Era una tarde cálida, los
árboles se mecían bajo el suave compás del viento, las damas de la calle
sufrían por el volar de su cabello y alguna que otra sufría por la batalla sin
fin en contra de sus faldas que a pesar de ser tan cortas, no lo eran más que
la pena producida por dar semejante show. Allí me encontraba yo, luchando por
aquel amor que a pesar de ver tan poco probable mis sueños lo hacían ver
alcanzable, algo que más allá de llegar a ser una verdadera lucha por un corazón,
era una verdadera lucha contra la terquedad, así aferrándome a seguir,
simplemente la mire y decidimos parar en aquel café para platicar como era
costumbre, yo con mi té y ella con una taza de café, solo podía admirarla
mientras ella se dirigía a mí con cierta frialdad a fin de no dar paso a
ninguna posibilidad de interés sentimental.
-¿cómo
te ha ido?
-muy
bien, apenas tengo tiempo de descansar
-tu
siempre estas ocupado, deberías darte un descanso
-el
ritmo me ha dominado, no es nada del otro mundo en verdad
-insisto,
deberías darte un descanso
-algún
día
-¿sigues
escribiendo?
-a
veces lo hago, sólo cuando hay inspiración y tiempo, solo soy un aficionado
más, eso es todo
-me
gusta tu forma de escribir, de hecho tengo una prima que también lo hace… en la
noche te mostrare algunas de sus redacciones
-sería
muy interesante, esperare con gusto
-es
muy buena, ¡te encantara!
La tasa de té quedo vacía, con
ella sabía que también se vaciaba mí tiempo y pronto tendría que dejar aquel
lugar y dar fin a aquel encuentro que tanto había esperado, una parte de mi
quería inmortalizarse en aquel lugar y momento mientras otra buscaba sólo
escapar, era una batalla muda pero de mucho alcance, por una parte la realidad
contra aquel sueño incesante, todo mundo sabía quién ganaría pero no estaba de
más intentar.
-mi
prima escribe cosas muy bonitas, tiene una página que siempre leo, tiene un
estilo único, te cautivara
-hablas
maravillas de ella, yo soy sólo un fanático, me agradara leer algo nuevo, no
todos los días encuentras a personas que sean capaces de escribir
-te
la presentare algún día, ¡siento se llevaran muy bien!
-esperare con ansias entonces
-te
daré la sorpresa cuando menos lo esperes, por cierto se hace tarde y creo es
hora de irnos
-pensaba
lo mismo, déjame hablar al mesero y enseguida nos iremos..
Así tras una seña el mesero nos
atendió, se llevó una hoja y en unos minutos volvió, dejando la cuenta, tome mi
cartera y tras dejar la paga con la propina decidimos ponernos de pie y seguir
nuestro camino, ella tan lejos a pesar de estar tan cerca, un corazón tan ciego
a pesar de tener la verdad en colores fosforescentes.
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