sábado, 14 de marzo de 2015

No es el espejo


Héctor Leonel Reyes Mora


No es el espejo que deforma,
las sandalias han sido veneradas por la montaña,
por la oceánica duda del arroyuelo,
contra el árbol el pelo en su sombra es ternura de insectos,
el campo florido concede fotos de flores amarillas,
el cielo es una mancha gris sobre un lienzo de seda blanca,
de rodillas los huecos de los animales subterráneos
desglosan más negrura contra las hormigas,
todo en derredor es azul,

la hora retorna a su lecho terroso,
no es la jaula de culpas una mueca contra la conciencia,
es la paz que se encumbra sigilosa en su perdón conquistado,
no es el odio disperso de la noche en que ya no obedeciste
los estúpidos mandatos,

alguien descubriría lo imposible sintiendo el asfalto caliente
que a lo lejos deja transitar viajeros hacia la nada,

se despierta un íntimo fulgor
sobre el follaje conmovido,
el viento hace rondas infantiles que disipan otra vez la guillotina
instantánea de la conmiseración,
invisibilidad de saberse otra vez diestro en un sinfín de alteraciones,
hay gotas que derraman un dulce desatino,
beber la luz que insiste en borrar la figura que la zahiere,
bastara dar unos pasos,
las huellas marcadas sobre la tela de arenisca convaleciente,
las grietas de las rocas desgastadas por vientres de reptiles
en detenida evolución,

¿la discordia fenece cuando el pan desgranado
alimenta tus labios con el dulce estertor del adiós?

para el cielo apenas un minúsculo ser opta por declinar,
de rodillas sobre la espesura que las mantiene intactas,
si en este momento pensaras en quien dislocó tus certezas
saltarían en esquirlas contra el horizonte que se desteje
con presagios incompletos los terrores más lujosos de tu estirpe,
sin embargo nada, nadie culmina su egoísmo recusando civilidad.
no es el espejo, no son sus miradas sin pestañear
las que incineran mi apariencia,
no hay espejo,
no hay quien se mire,

no hay hoja que palpe esta escritura.

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