Mario
Jesús Hernández Pérez
El pasado sábado 21 del
presente mes, se llevó a cabo en El Tajín, municipio de Papantla, Veracruz, la
ceremonia del Día Internacional de la Lengua Materna, evento al que
concurrieron autoridades federales, estatales, representantes de la UNESCO, así
como representantes de grupos indígenas de varias entidades del país,
incluyendo a los de la región totonaca.
Quizás por ello, es
importante que entendamos ¿qué es la lengua materna? Así, para Irina Bokova, Director General de la
UNESCO, considera que “las lenguas locales constituyen la mayor parte de las
lenguas que se hablan en nuestro planeta en el ámbito científico. Son también
las más amenazadas. Con la exclusión de las lenguas, sus hablantes se ven
privados de su derecho humano fundamental al conocimiento científico”.
Y es que la UNESCO,
busca educar a los niños en sus lenguas maternas desde su más tierna infancia,
ya que considera que a través de ellas, se contribuye a crear bases sólidas de
aprendizaje, puesto que, “si los niños utilizan su lengua materna en casa o en
la enseñanza preprimaria están bien predispuestos para alfabetizarse en su
lengua materna sin dificultades y, a continuación, aprender un segundo idioma
(quizá el idioma nacional) en una etapa posterior de su escolarización”.
En este sentido, la
importancia que la lengua materna toma como parte del proceso educativo que
niños y jóvenes llevan a cabo, se contextualiza de acuerdo al idioma o dialecto
que cada región del país tenga, que sin embargo, se ven amenazadas cada día más,
por el proceso que la sociedad actual genera a través de la globalización, y
las características que la posmodernidad dispone en la relación social de los
pueblos.
Pero paradójicamente,
en nuestro país, aunque se han llevado a cabo políticas gubernamentales que han
buscado darles un posicionamiento a los pueblos indígenas, incluso con rango
constitucional, ya que el artículo segundo de nuestra Carta Magna, otorga el
reconocimiento pluricultural de la nación, que tiene su origen en los pueblos
indígenas, es necesario que reconozcamos que en la actualidad e históricamente,
estos pueblos han vivido con un alto grado de exclusión, marginación y pobreza
del resto del contexto nacional.
Y es que la historia de
los grupos indígenas en México, se remontan a la época de la Colonia, para que
posteriormente, producto del movimiento revolucionario de 1910 y la
promulgación de la Constitución de 1917, donde se estableció la restitución de
tierras comunales a los grupos indígenas, como parte de un lineamiento
económico para normar la acción indigenista, que buscó en una parte,
“incorporar” y por otra, “integrar”, a los indígenas a los contextos modernos.
Así, por muchos años,
se buscó la “aculturación” de los grupos indígenas, dándole mucha más
importancia a la enseñanza del idioma español que a las lenguas madres, proceso
por el cual, se buscaba consolidar un mestizaje, con una alta participación de
indígenas, que se integraran e identificaran de manera directa, con las
características de la nación que se formaba en la primera mitad del siglo XX.
Obviamente, que esta
sociedad posrevolucionaria, tenía una visión sustentada en la base histórica y
cultural de los pueblos indígenas, quizás más como parte del discurso político,
y que en sus acciones no lograron consolidar ni desarrollar de manera
sustentada a los grupos que seguían conservando arraigadamente sus costumbres,
su cultura, su lengua.
Sin embargo, las
condiciones que han marcado el mundo de la posmodernidad, han llevado a un
cambio radical dentro del contexto indígena, y a pesar que los programas y
políticas públicas que llevan a cabo los gobiernos: federal y estatales, no ha
cambiado en mucho la perspectiva de estos pueblos.
Aquellas comunidades
que han podido integrarse al contexto que la posmodernidad exige, son hoy
pueblos con características ambiguas y poliformes, en donde la lengua madre se
extingue, producto en una parte, de la expulsión de sus jóvenes hacia el país
del norte, por lo que ahora tienen una mezcla de anglicismos y modismos que han
venido deformando a la lengua materna y al español, y por otra parte, a la
necesidad de incorporarse a los procesos productivos locales o nacional, como
jornaleros o en la informalidad: vendiendo artesanías, de limpiaparabrisas, etc.
Y aunque el Día
Internacional de la Lengua Materna, fue proclamado por la Conferencia General
de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (UNESCO) el 21 de febrero del año 2000, y se celebra en la misma fecha
cada año en los estados miembros y en la sede de la organización para promover
la diversidad lingüística y cultural y el plurilingüismo, se tiene mucho
trabajo aún por desarrollar, para que los pueblos indígenas de México y del
mundo logren finalmente celebrar el día de su verdadera emancipación y logren
el reconocimiento y respeto del resto de la sociedad.
Comentarios y
sugerencias: mariojesushp@gmail.com
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