sábado, 14 de marzo de 2015

Lengua materna, indigenismo y posmodernidad


Mario Jesús Hernández Pérez

El pasado sábado 21 del presente mes, se llevó a cabo en El Tajín, municipio de Papantla, Veracruz, la ceremonia del Día Internacional de la Lengua Materna, evento al que concurrieron autoridades federales, estatales, representantes de la UNESCO, así como representantes de grupos indígenas de varias entidades del país, incluyendo a los de la región totonaca.
Quizás por ello, es importante que entendamos ¿qué es la lengua materna? Así,  para Irina Bokova, Director General de la UNESCO, considera que “las lenguas locales constituyen la mayor parte de las lenguas que se hablan en nuestro planeta en el ámbito científico. Son también las más amenazadas. Con la exclusión de las lenguas, sus hablantes se ven privados de su derecho humano fundamental al conocimiento científico”.
Y es que la UNESCO, busca educar a los niños en sus lenguas maternas desde su más tierna infancia, ya que considera que a través de ellas, se contribuye a crear bases sólidas de aprendizaje, puesto que, “si los niños utilizan su lengua materna en casa o en la enseñanza preprimaria están bien predispuestos para alfabetizarse en su lengua materna sin dificultades y, a continuación, aprender un segundo idioma (quizá el idioma nacional) en una etapa posterior de su escolarización”.
En este sentido, la importancia que la lengua materna toma como parte del proceso educativo que niños y jóvenes llevan a cabo, se contextualiza de acuerdo al idioma o dialecto que cada región del país tenga, que sin embargo, se ven amenazadas cada día más, por el proceso que la sociedad actual genera a través de la globalización, y las características que la posmodernidad dispone en la relación social de los pueblos.
Pero paradójicamente, en nuestro país, aunque se han llevado a cabo políticas gubernamentales que han buscado darles un posicionamiento a los pueblos indígenas, incluso con rango constitucional, ya que el artículo segundo de nuestra Carta Magna, otorga el reconocimiento pluricultural de la nación, que tiene su origen en los pueblos indígenas, es necesario que reconozcamos que en la actualidad e históricamente, estos pueblos han vivido con un alto grado de exclusión, marginación y pobreza del resto del contexto nacional.
Y es que la historia de los grupos indígenas en México, se remontan a la época de la Colonia, para que posteriormente, producto del movimiento revolucionario de 1910 y la promulgación de la Constitución de 1917, donde se estableció la restitución de tierras comunales a los grupos indígenas, como parte de un lineamiento económico para normar la acción indigenista, que buscó en una parte, “incorporar” y por otra, “integrar”, a los indígenas a los contextos modernos.
Así, por muchos años, se buscó la “aculturación” de los grupos indígenas, dándole mucha más importancia a la enseñanza del idioma español que a las lenguas madres, proceso por el cual, se buscaba consolidar un mestizaje, con una alta participación de indígenas, que se integraran e identificaran de manera directa, con las características de la nación que se formaba en la primera mitad del siglo XX.
Obviamente, que esta sociedad posrevolucionaria, tenía una visión sustentada en la base histórica y cultural de los pueblos indígenas, quizás más como parte del discurso político, y que en sus acciones no lograron consolidar ni desarrollar de manera sustentada a los grupos que seguían conservando arraigadamente sus costumbres, su cultura, su lengua.
Sin embargo, las condiciones que han marcado el mundo de la posmodernidad, han llevado a un cambio radical dentro del contexto indígena, y a pesar que los programas y políticas públicas que llevan a cabo los gobiernos: federal y estatales, no ha cambiado en mucho la perspectiva de estos pueblos.
Aquellas comunidades que han podido integrarse al contexto que la posmodernidad exige, son hoy pueblos con características ambiguas y poliformes, en donde la lengua madre se extingue, producto en una parte, de la expulsión de sus jóvenes hacia el país del norte, por lo que ahora tienen una mezcla de anglicismos y modismos que han venido deformando a la lengua materna y al español, y por otra parte, a la necesidad de incorporarse a los procesos productivos locales o nacional, como jornaleros o en la informalidad: vendiendo artesanías, de limpiaparabrisas, etc.
Y aunque el Día Internacional de la Lengua Materna, fue proclamado por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) el 21 de febrero del año 2000, y se celebra en la misma fecha cada año en los estados miembros y en la sede de la organización para promover la diversidad lingüística y cultural y el plurilingüismo, se tiene mucho trabajo aún por desarrollar, para que los pueblos indígenas de México y del mundo logren finalmente celebrar el día de su verdadera emancipación y logren el reconocimiento y respeto del resto de la sociedad.
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