Por Talina Cuervo González
A través de un pueblo multiétnico, multilingüistico y multicultural, reafirmado en la cultura.
A la pluriculturalidad que se manifiesta en sus diversos atuendos, lengua, mitos, ritos, costumbres y tradiciones, a ese rostro tan definido y con identidad de un pueblo originario.
A todos los hermanos y hermanas indígenas herederos de una cultura y formadores de pueblos.
Al arte y conocimiento indígena, a las sabias manos de tlahcuilos (los que escriben pintando), zuquichiuhqui (alfarero), teocuitlapitzqui (orfebre), amantécatl (artista de las plumas), tlatecqui (gematista), cuicani (cantores), cuicapicqui (poetas), curanderas, parteras, tejedoras, bordadoras, artesanos y artesanas, campesinos y campesinas, legado vivo de la sabiduría de nuestros antepasados.
A los que han sabido ser dueños de una identidad, de una historia, prueba de su fuerza y lucha de resistencia y consciencia de ese legado que hay que preservar.
Así festejo con ustedes en los caminos de la vida, hermanos indígenas, a través del rostro y corazón de cada uno de ustedes, porque por ustedes aún podemos llamarnos indígenas, que significa “los que han nacido ahí”, y que a pesar de tantas luchas. . . No se han ido de ahí. . . Nacidos todos en el Anáhuac, ombligo de la luna, México.
Con gran respeto a las Grandes Culturas Originarias.
Nahuas, Mayas, Chontales, Téneck, Raramuri, Tarahumaras, Wirarikas, Otomíes, Totonacas, Amuzgos, Purhepechas, por mencionar sólo algunas, a las 62 etnias y a las más de 130 lenguas habladas, de las cuales sólo he tenido el honor de escuchar algunas de ellas, sin entenderlas. . . pero me identifico con ese lenguaje que expresan ustedes a través de sus manos con el arte propio de cada cultura, con la música, la danza, , los mitos y los ritos, a esa cosmovisión y filosofía tan sabia que poseen, y lo que sólo alcanzan mi vista, mi tacto, mi olfato y mi corazón de experimentar con ustedes, sus intenciones, sus anhelos y esfuerzo de vida diaria que comparten al mostrar su corazón en las cosas que crean; a ustedes gracias por conservar sus formas antiguas de cultura, protegiendo a la madre tierra y a las personas; a ustedes campesinos y campesinas, a los y las que con el colorido y las fuentes y formas de vida de la naturaleza, que con su gran creatividad han tejido y formado en el tiempo una historia y una vida compartida, a ese códice maravilloso que tiene miles de mensajes aún por explorar y vivir. . .
A Tonantzin (nuestra madrecita tierra), Ipalnemohuani (el verdadero Dios por quien se vive), Ometéotl (Dios de la dualidad), Tloque Nahuaque (el señor del cerca y del junto), al Gran Espíritu, gracias por vernos y sentirnos reflejados en esta interacción tan rica y tan diversa de las culturas que habitan y viven hoy en el Anáhuac, en la Era del Quinto Sol del movimiento, danos fuerza y sabiduría para caminar orientados hacia una forma humana de vida como la tenían nuestros antepasados, valorando, rescatando y viviendo un pasado, presente y futuro histórico en equilibrio y armonía con el cosmos y con la vida toda..
Tlasokamati. . .
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