Xareni Reyes Soto
(Xalapa, Veracruz, 1992)
Estudió
la Licenciatura en Matemáticas en la Universidad Veracruzana. En 2009 ganó el
primer lugar en el estado de Veracruz en el IX Concurso Nacional de Expresión
Literaria La Juventud y la Mar organizado
por la Secretaría de Marina-Armada de México con el cuento “Color azul que
me atrae”. Participó en la antología de cuento y poesía Espejismos y sombras publicada por
el Instituto Francisco Xavier Alegre en 2011. Forma parte de las Salas de
Lectura “Lecto-club”, la Red Independiente de Promotores de Lectura y
Divulgación Científica de Veracruz y la Red Independiente de Mujeres
Escritoras. Estudió la Maestría en Matemáticas en la Universidad de Utrecht,
Holanda y actualmente radica en este país.
Tranquilidad
Manantial en la arena
Llevo mi mochila a cuestas.
Una bruma densa se levanta sobre Los
Lagos.
La leve llovizna invita a abrir una
sombrilla.
Mis botas van pisando los charcos.
¡Qué caprichosa es Xalapa!
ayer ardía
y hoy nos congela.
Así es de cambiante,
así de impredecible,
así es de bella, Xalapa.
El jaguar
Sigilosamente
…
por
los estratos bajos de la selva
el
dios de los mayas se desliza,
acecha
a su presa
con
movimientos ágiles e impredecibles.
Tumulto
de manchas
se pierden en la inmensidad
del
paraíso verde.
Sus
ojos, audaces y vivos centellean
y
esperan con cautela,
para
que al mínimo error,
la
presa caiga,
y
este dios robe, sin remedio alguno,
otra
vida, en un ritual interminable.
Una persona especial
Ojos
de miel que me vigilan para no errar. Manos traviesas, nunca quietas, siempre
tratando de mejorar lo que ya está hecho. Su cabello negro como la noche sin
estrellas, me envuelve cuando no consigo detener el llanto. Labios rosa que
guardan dulces palabras y me ayudan a seguir cuando he caído. Su sonrisa es sol
radiante que me alegra. Ella es así, el faro radiante iluminando mi sendero: ¡Te quiero mamá!
Tres de la tarde
Al
abrir la puerta rechinante,
su
estrepitoso ruido
llega
a mis oídos
tortura mi tímpano indefenso
y hacen que voltée
hacia la ventana.
El
canto melodioso
de
los pájaros
lo
neutraliza todo
ahora…
Unos
pasos resuenan
al subir la escalera,
frente al
escritorio aguardan,
un
crujir de un cajón,
se escucha impaciente.
De
repente, una voz resuena
en
la habitación,
me
tranquilizo,
alzo
la mirada:
es mi
papá que saluda,
acaba
de llegar del trabajo.
Mariposa desmembrada I
Pasillo
frío, lúgubre,
viento helado que cala los huesos.
Un ala desprendida flota,
regresa
a la tierra
vuela
y se va.
Sutilmente
me atormenta
con
su misteriosa transparencia.
DESASOSIEGO
Brisa costera
Tus
ojos me roban la razón,
tan
tristes, tan solos,
cubrirlos
de besos,
sería
encantador,
cuidarlos,
tenerlos.
Ese
cabello negro que el viento alborota,
tu
nariz, tu boca y tu cuerpo entero.
Todo
ello, una perfecta
combinación
que me altera.
Te
veo tan cerca,
despierto
y sólo sé
que te poseeré
en sueños.
Tarde en San Luis
No le pregunté cuántos años tenía, si era
soltero, o no. Sólo reímos de las tonterías que decíamos uno al otro. Me invitó
a ir por un libro, caminamos, hablamos y regresamos a la casa donde nos
hospedábamos. No pensé en la palabra amor.
Jamás me pasó por la mente hacerlo con
él. Aunque creo que encontró lago especial en mí, pues aún me escribe.
Callejones
Esperé ansiosa aquella respuesta.
Caminé por esas callejuelas empedradas de casas coloridas con adornos de
cantera. Tomé algunas fotos. Tengo la creencia de que verlas, en un tiempo
lejano, me recordarán los momentos que viví, siendo su estudiante de verano. Es
un hombre alto y hasta casi puedo decir que guapo. Hay algo de él que me atrae.
¿Qué es? Ni siquiera puedo contestarlo.
Estudio
Las
gotas de lluvia caen,
es
medianoche
y
estoy pensando en ti.
Te
escabulles entre los poros,
de
mi ser
te
quiero,
te
necesito.
Pienso
en ti
todo es bello y frágil.
Estudio,
leo
trato
de concentrarme.
Entonces
el corazón reclama
y
aunque quiera evitarlo
sigo
pensando en ti.
Para Max
Cuando contemplaba extasiada
El Caribe mexicano,
Tus ojos me capturaron,
me hechizaron
Llegaron el día
menos esperado,
desperté de ese hechizo
y comprendí
que me gustabas
Era solamente un gusto
Especial por ti? O
¿estaría enamorándome?
¿Qué realmente era?
Sólo sé que tengo
un gran deseo de
estar contigo, verte
y contemplar las
olas
con sus voces nostálgicas
cruzando el mar,
surcando nuevos
horizontes.
PÉRDIDA
Mariposa
desmembrada II
Hay
un viento otoñal.
El
ala de la mariposa sin vida, vuela,
vuela
y se encuentra conmigo.
Un
ojo bellamente pintado
en
medio de la curva figura
llama
mi atención.
Hay
colillas de cigarros
esparcidas
por doquier;
bancas
apiladas oxidándose,
y
hojas que caen
de
un gran árbol al centro.
Hay
clase en un salón,
cuarenta
ojos bien abiertos,
veinte
historias,
veinte
sueños
y mil maneras de convertirlos
en
sueños desmembrados.
Desesperación
El
cuervo abre sus alas
y
me abraza
las
alas ásperas me lastiman,
me
absorben
me
matan.
Un
batir de alas rodea mi cuerpo
asfixiándome.
El simulacro
Hay
un vacío en mí,
no
sé por qué te has ido.
Mis
manos se entumecen,
mis
ojos ya no ven.
Aquel
día funesto
la
tristeza me atrapó
cuando
me diste tu adiós.
Aún
no sé por qué sigo viva,
pues
sin tenerte a mi lado,
estoy
simulando… mi muerte.
Guanajuato
Lo
llaman hogar,
aunque
en ocasiones me aprisiona,
las
puertas con vitrales
encierran
al corazón.
Permanecen
los recuerdos
que
me ahogan.
¿Dónde estás Manuel?
Déjame verte,
déjame tocar tu rostro.
Recuerda que paseamos
por esas
callejuelas empedradas
en una ciudad para enamorados.
¡Regresa!
¡No te esfumes!
Miércoles en el parque
La
mariposa se ha posado frente a mí. El viento mueve unas
cañas a mi lado. El cielo está
oscureciendo. Pronto lloverá. El charco donde una vez vine a cazar renacuajos
se ha secado, así como el amor que había en mi ser.
Mi
vida, ruleta de sentimientos, se vuelca hacia el crepúsculo en busca de un
sueño, hambriento de amor escondido entre la niebla.
Decisiones
Tengo
26 años
y
no te tengo.
Tengo
trabajo, casa, coche
y
no te tengo.
Tengo
toda una vida por delante,
¿para
qué si no estás conmigo?
Arrepiéntete,
vuelve,
escógeme
en lugar de ella.
Y
si no puedes
o
se te hace más fácil,
entonces
vuelve el tiempo.
No
me hables,
no
me escribas,
no
me invites a salir:
Ignórame
pero
no
ahora
que
tanto dueles en mi pecho.
Pretérito simple
Te
busqué
y
te hallé.
Te
hablé
y
me hablaste.
Me
escribiste,
me
invitaste,
me
cuidaste
y
ahora me olvidas.
Reflexiones
Tal vez no eres tú lo que extraño, tal vez simplemente es
la nostalgia de tener a alguien con quien pasar las vacaciones de fin de
semestre. Esa sensación de pasear, disfrutar del tiempo libre después de haber
trabajado tanto. Descubrir cosas nuevas cada día en que no hay tareas ni
maestros, sólo un parque para dos, un taxi para dos, una vida para dos.
Tal vez no eres tú lo que extraño, sino ese sentimiento
de dar y recibir, ese conocimiento de no estar sola, de sentirme amada.
Tal vez no eres tú lo que extraño, aunque tal vez fuiste
lo único que me hacía feliz.
Lejanía
No
quiero sentir hambre, no quiero sentir dolor, no quiero sentir nostalgia. Mi
estómago ruge, mi dedo punza y mi corazón palpita aceleradamente. Estuvimos
cuatro semanas en California ¿Volveré a verte? Mi único deseo es que comience
el vuelo. De esta manera ya no pensaré en ti. Comenzaste a clavarte en mi
mente. Imagino tus ojos, tus pestañas y la piel morena de tus brazos. Quiero
que empiece el vuelo para alejarte de mí y así comenzar el proceso del olvido.
Las turbinas encienden, el avión se perfila y toma su lugar en la pista. Una
línea recta hecha de concreto se pierde a lo lejos. Aquí voy. Ya casi. El avión
comienza a avanzar un aire cada vez más gélido sopla en mi cara. Adiós Eduardo.
Volamos sobre el agua. Ahora un abismo nos separa. No hay marcha atrás.
Sálvame
Sus
ojos claros y abiertos,
piedra
de agua me estaban mirando,
mis
ojos cerrados y tristes
negaron
la soledad.
Siento
que resbalo
caigo
en un abismo.
Me
siento indefensa
las
tinieblas me arrastran,
¡sálvame
tú que puedes!
No
me abandones
no
me dejes,
quédate
conmigo.
ESPERANZA
Postal matutina
Y
aquí estoy otra vez, contemplando el paisaje que olvidé por algún tiempo. A lo
lejos veo unas montañas cubiertas por densas nubes en lo más alto. Las manchas
de la ciudad se expanden. Distingo caseríos a lo lejos. A mitad del escenario
hay una carretera. Veo pequeños camiones y coches que se mueven en la lejanía.
La vida parece no detenerse. Al fondo hay un lago artificial, con una fuente en
medio. Se oye el movimiento del agua. Sube, cae, se renueva y vuelve a subir.
El viento apenas mueve las hojas, las acaricia. Una abeja se posa sobre una
flor rosa y una pequeña ave amarilla se asoma entre las ramas de un ciprés.
Este rincón no parece estar en mi ciudad. Es tan calmado y perfecto. Una pareja
desciende por el camino de grava junto al haya que está muriendo. Se detienen,
toman fotos y continúan. Sigo observando el paisaje, admirando la fila perfecta
de palmeras que sobresale entre los bambúes. El agua deja de caer, la pareja se
sienta en una banca, el ave amarilla vuelve, canta y se marcha, como anunciando
un nuevo comienzo.
Gracias
Me
alegro de estar sola,
no
ver más ojos que los míos
en
esta vida que construí.
Ayer
dijiste adiós
y
lo agradezco.
Libre
y sola, al fin
sin
la prisión que significas,
sin
el dolor que me adjudicas,
libre
y sola, al fin
para
ser feliz.
Día de
muertos
Cada
fin de octubre
la
nostalgia me invade.
El
recuerdo de aquellos días de niña
estudiante
de secundaria
vuelve
cada año.
Disfruto
el viento frío,
admiro
los altares,
observo
las flores amarillas.
El
olor del ambiente
me
envuelve
recupero
la calma.
Sé
que estoy en casa.
Sol de marzo
Una gran palmera me cubre de este sol
de marzo. El viento que ha comenzado desde la mañana se siente más fuerte y me
trae los recuerdos de antaño. Hay una fuente frente a mí. Se siente la brisa
que apacigua el calor del día. Observo los tejados y veo una palmera solitaria que se erige entre dos
casonas. Es esa palmera legendaria que contemplaba desde hace ocho años, cuando
al terminar mis clases de preparatoria bajaba por el antiguo puente Xallitic
rumbo a Catedral. Esa palmera que veía destacarse entre el color rojizo de un
amanecer al caminar hacia la escuela. Esa palmera que se mecía con el viento y
me invitaba a hacer lo mismo. Ella fue testigo de mis pasos durante tres años,
tiempo en el que comenzaba a definir lo que sería mi vida futura, y que sin embargo
no imaginaba que iría a llegar tan
lejos.
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